29 De agosto de 2008
DEBATE: ¿Se puede frenar la ofensiva de la derecha?
Así fue el debate
Panelistas: Stella Calloni, Humberto Tumini, Edgardo Depetri y Patricio Etchegaray. Y Herman Schiller, que pondrá el peso de su figura como presentador.
Los panelistas convocados son Stella Calloni, Humberto Tumini, Edgardo Depetri y Patricio Etchegaray. Y Herman Schiller, que pondrá el peso de su figura como presentador.
Reseña de las exposiciones de ese encuentro. Para desentrañar esta nueva situación, donde después de años, la derecha ha retomado un protagonismo que muchos, inocentemente, creyeron que había perdido.
Cuál es el rol de los movimientos sociales, culturales, partidarios para recuperar el protagonismo y lograr un entramado capaz de sostenerlo.
Herman Schiller
“Nos hemos encontrado para dialogar sobre un tema ¿Se puede frenar la ofensiva de la derecha? Este es el tema.
El lockout patronal agrario que se desencadenó furiosamente a partir del 11 de marzo, con apoyo de un gran sector de las capas medias y el empuje arrollador del terrorismo mediático; y el lockaut, finalmente resultó victorioso y así lo entiende buena parte de la sociedad, tanto de los que están de un lado como los que están del otro e incluso aquellos que están en contra de los dos. Pero,
En los últimos días el inefable De Angelis, luego de visitar al innombrable de Anillaco por su voto en el Senado, señaló que estamos peor que el 10 de marzo y seguiremos en las rutas. En las últimas horas Eduardo Buzzi adujo, que estas nuevas movilizaciones son una advertencia porque los tiempos se agotan, Si pudiéramos titular este momento que estamos viviendo podríamos decir que se trata de un nuevo capítulo de la ofensiva de la reacción; ellos saben que ganaron el primer round por puntos, ahora van por el Nock-out.
“… y esto significa preguntar si es posible frenar la ofensiva de la llamada Mesa de Enlace; si es posible frenar la ofensiva de Duhalde; si es posible frenar la ofensiva de la derecha oficial; si es posible frenar la ofensiva de los fascistas que están irritados porque al fin se ha podido sentar en el banquillo de los acusados a alguno de los genocidas; si es posible frenar la ofensiva de la derecha.
Para tratar de responder a estos interrogantes, están con nosotros cuatro destacadísimos luchadores: Stella Calloni, Humberto Tumini, Edgardo Depetri y Patricio Etchegaray.”
Stella Calloni
“Esta batalla la ganaron por los medios de comunicación masiva, inclusive fue tan brutal que si hacemos un estudio detenido de todo esto que ocurrió en los medios, nos damos perfecta cuenta de lo que significa el esquema de guerra psicológica”. Es Stella Calloni. Habla, hablará del accionar de los medios durante el conflicto.
Y hablará de lo que no fuimos capaces.
Nosotros fuimos incapaces de unirnos y salir al frente con un medio de comunicación poderoso que nos permitiera dar una batalla al nivel que se necesitaba. No al nivel de las catacumbas, no al nivel del entre nosotros, sino a nivel frontal que necesitábamos hacerlo contra estos sectores. Estos sectores tendieron una red, que tampoco hemos analizado y eso es gravísimo para nosotros, para el gobierno.
Luego Stella agrega: Y para los Estados, que tienen que armar su defensa y su propia inteligencia; ¿qué está haciendo
“Porque también en el campo, y esto nunca se analizó, se produjo un cambio muy fuerte en las clases sociales del campo con lo de la soja. No lo analizamos, no sabíamos cómo habían saltado del viejo chacarero que se levantaba al alba, el hombre bueno, trabajador y humilde, a estos nuevos ricos que avanzan con una brutalidad que hay que ver…
Ellos habían decidido ya el paro indefinido, que era igualito en el esquema al paro patronal que le hicieron a Chávez en Venezuela. Idéntico, en sus elementos básicos. Y ellos, los patrones decidieron antes que
Y en otra parte dice:
Tenemos que ser efectivos para cortarles el camino hacia el golpismo que viene y que está en todas partes. Como está en Bolivia y como lo estamos viendo. Lo que nosotros tenemos que ver es las fuerzas que componen esta ofensiva. Y podemos frenarlos. Claro que podemos. Tenemos un montón de armas que no las usamos. Armas ofensivas en el sentido intelectual. Hemos visto cómo asomaban cosas que estaban dormidas frente a la amenaza contra la democracia.
Hay muchas cosas que están dormidas, pero hay una debilidad muy grande. Hay una falta de encontrarnos los que estamos en un lugar o en otro. Todavía no podemos hacer ese frente unido. No podemos superar esos individualismos feroces. La desculturización que nos dejaron.
Entonces, si ellos nos están ganando por la guerra cultural, porque nos están ganando por los medios, fueron los medios los que marcaron las posiciones y las situaciones, ya llegó el momento que sepamos lo que tenemos que hacer. Tenemos una especie de lujo de políticos, sociólogos. Entonces no podemos dejar que se nos pierda este sueño independentista que anda en América Latina, mucho más fuerte que nunca en la historia política de América Latina.
Nunca hemos tenido este mapa.
Entonces, empecemos a festejar las victorias que tenemos. No podemos estar siempre marcando que nos derrotaron. En todos los pozos de derrota hemos escarbado para volver a salir. Derrotaron a Sandino, pero Sandino vive hoy. En ese sentido soy Jauretchiana. Jauretche decía que a los pueblos no se les puede hablar desde la derrota, la tristeza, la opresión. A los pueblos tenemos que darle salida. No hablarles desde la derrota.
Y culmina Stella: agradezco muchísimo esta oportunidad de hablar con ustedes. Tenía otras ideas. Pero me fui por este lado y ya. Hasta aquí quedó.
Humberto Tumini
Me parece que para poder analizar un poco mejor qué tenemos que hacer en estas circunstancias, es bueno hacer una pequeña historia, los años recientes, porque allí se tuvieron aciertos y errores que de alguna manera tienen que marcar lo que debiéramos hacer ahora. Quién lo debiera hacer. Creo que pusimos a la derecha a la defensiva durante varios años.
Esa situación empezó el 19 y 20 de diciembre del año 2001 cuando la movilización popular echó a Fernando De
Los primeros años del gobierno de Néstor Kirchner contribuyen a mantener a esa derecha a la defensiva, porque se toma en ellos una cantidad de medidas que van directamente contra el proyecto neoliberal y el proyecto de la derecha. No voy a nombrar a todas, pero hay alguna sumamente importante: la política de derechos humanos; la bajada de los cuadros del Colegio Militar; el ingreso a
El despertar de la derecha
Y no la pudimos mantener a la derecha en una situación de defensiva, como la habíamos mantenido hasta ese momento. El primer embate fuerte, la primer derrota fuerte que tenemos en esto, es la derrota del intento reeleccionista de Rovira, en
La recuperación de la iniciativa de la derecha, con un fuerte impacto mediático. Y a pesar que ganamos las elecciones presidenciales en primera vuelta, con resultados bastante contundentes, con un 45% de los votos, esas elecciones se ganaron de esa manera, no tanto por la fuerza política que conservara el gobierno en ese momento, si no por la debilidad que todavía manifestaba la oposición.
Perdimos el apoyo de las clases medias urbanas en esas elecciones. En los seis principales conglomerados urbanos del país, Carrió le ganó a Cristina Kirchner. Y si tomamos las capitales de provincia, en todos los casos, salvo excepciones, el resultado del interior de la provincia, fue mucho más fuerte que el de la capital de las provincias.
Otro detalle: comenzó en el ámbito internacional, una crisis financiera que nos empezó a elevar la taza de interés para la refinanciación de la deuda. Es decir, que el famoso viento de cola económico que tuvimos en los primeros 4 años de gobierno, comenzamos a perderlo y lo perdimos más todavía en el inicio de este año. En ese contexto es que nosotros vamos al conflicto con el campo. Y en el conflicto con el campo, perdemos. Con lo cual, la ofensiva política queda en manos de la derecha, y nosotros quedamos a la defensiva.
Analicemos qué es lo que tenemos que hacer ahora.
En primer lugar, porque la derecha argentina existe, y es fuerte. Y cualquiera que haya pensado lo contrario, se equivoca. Y porque los sectores dominantes de este país tienen conflictos entre ellos, pero históricamente han operado en alianza. Entonces, tenemos una derecha fuerte, que a su vez, como bien explicó Estela, está sumamente apuntalada por la principal derecha del mundo, que es la derecha de los Estados Unidos.
El campo popular argentino se debilitó. Es decir, que en una situación sumamente favorable desde el punto de vista de los intereses nacionales y populares, el campo popular argentino se dividió. Y también se dividieron las fuerzas políticas. Agravado esto, en alguna medida, porque los que participamos en el apoyo al gobierno y del gobierno, a pesar de tener en muchos casos visiones y políticas comunes, y propuestas comunes, no pudimos conformar un todo.
Es un dato objetivo. Si nosotros por ahí analizamos las organizaciones en términos individuales, probablemente -por lo menos de las que participamos del proyecto del kirchnerismo- haya habido un fortalecimiento importante. Pero ningún fortalecimiento individual pudo reemplazar el papel colectivo que debimos haber jugado al interior del proyecto y la falta de unidad de los que quedaron en contra del proyecto.
Y debilidades y errores del gobierno nacional. De la misma manera que de 2003 hasta el 25 de mayo de 2006, el elemento determinante de lograr seguir poniendo a la derecha en retirada fue el gobierno nacional. No fue el campo popular el elemento dominante en ese interín. Podríamos haberlo sido del 2001 al 2003, cuando lo sacamos a De
El proyecto del gobierno de Néstor Kirchner y que continúa hoy Cristina Kirchner es un proyecto de transformación de
Ese proyecto tenía una debilidad, su talón de Aquiles. Contemplaba y contempla que un sector concentrado del poder sea parte de la alianza. El grupo Techint es parte. Son alianzas policlasistas, que si no fueran así difícilmente podrían derrotar a un enemigo tan poderoso como el que enfrenta permanentemente.
El problema que tuvo fue el no tener una política de acumulación en el campo popular, propia, mucho más vigorosa de la que tuvo. Es decir, que cuando derrotamos a Duhalde y al PJ, ir a la construcción de una nueva fuerza política con fuerte peso de los sectores populares. Allí, a nuestro entender, la preocupación principal fue cómo se recuperaban dirigentes del Duhaldismo para que fueran parte del gobierno. Eso fue debilitando al gobierno para las batallas que se avecinaban y que pensaban que no iban a ser tan duras.
Creo que en el gobierno nacional predominó la visión de que el conflicto con los sectores poderosos no iba a ser tan fuerte. Y cuando fue el conflicto del campo, se puso negro sobre blanco esas debilidades. La debilidad de priorizar el Partido Justicialista como columna vertebral de este proyecto. ¿Cómo vamos a tener de columna vertebral un partido que en una parte significativa de su dirigencia tiene vínculos con los que vamos a enfrentar tarde o temprano?
Entonces, ¿qué se verificó con el conflicto del campo?
Que la reacción logró montar una posición social grande, entendida, entusiasmada y nosotros no pudimos meter el mismo entusiasmo en los sectores sociales que objetivamente apoyan este gobierno. ¿Por qué nos ganan los actos? ¿Porque son más ellos socialmente que nosotros? Acá los pobres suelen ser más que los ricos y las clases medias. Sin embargo los actos de ellos eran más grandes que los nuestros. ¿Por qué? Porque en los sectores sociales que nos apoyan había pasividad y escepticismo.
Esto someramente, fueron las Palabras de Humberto Tumini, quién concluyó diciendo que el gobierno: “Tiene que profundizar el rumbo hacia la redistribución de la riqueza. Esencialmente hacia los sectores populares y volver a entusiasmar a los trabajadores, a los humildes. Lo cual implica tocarle los recursos a los sectores más concentrados, porque lo que ceda de esa política, no va a poder tener política para los sectores populares. Esta es la idea. Recuperar la iniciativa pero con un pie en el campo popular.
Edgardo Depetri
Analicemos el presente sin dejar de ver el pasado.
Porque me parece que el frenesí de los medios de comunicación también nos hace analizar mucho el presente. Y no el pasado. Entonces, este nuevo tiempo que vivimos con crisis, dificultades, pero nuevo tiempo al fin, ha tenido hitos, escenarios de discusiones de confrontación, que nos da mucha identidad ante los trabajadores, los movimientos sociales, los sectores populares.
Nos da muchas de las ideas fuertes que venimos sosteniendo durante los últimos 25, 30 años y que nos permite discutir en todos los ámbitos: En el gobierno, algunos de nosotros; en el campo popular; en el movimiento sindical, cultural. Me parece que eso, que está planteado como hitos, como tiempos nuevos, son una fortaleza para todos nosotros. Uno puede hoy sentir que está muy bien que el gobierno estatice Aerolíneas Argentinas. Ahora, eso sucede porque el pueblo argentino peleó por eso. Los sindicatos también.
O poder decir que está bien que hayamos votado una ley de Educación y del Fondo de Financiamiento Educativo, y es responsable el gobierno. Pero hubo una Ley porque hubo carpa docente, porque hubo paro de todos los docentes de todo el país. Uno puede decir que está bien que estén en el banquillo de los acusados todos los que están hoy, a pesar de la vergüenza de
Está muy bien. Hay una política de derechos humanos del gobierno. Pero si no hubiese habido Madres de Plaza del Mayo, Hijos, si no hubiese habido pelea del pueblo argentino, no hubiese habido una nueva política.
Ahora disputamos la distribución de la riqueza nacional o, disputamos que hay que avanzar y consolidar la democratización de la sociedad argentina, en todos los ámbitos. Está muy presente en el debate político, en la derecha, la izquierda, en los sectores populares. Pero esto está porque hubo un pueblo que peleó fuertemente por la distribución del ingreso nacional. Ahora, la pelea del pueblo argentino y los representantes del pueblo argentino, creo que fuimos minoría siempre.
Aunque juntemos a todos los del campo popular somos minoría. Porque la derrota fue muy profunda. No sólo por los 30.000 desaparecidos, si no porque cambiaron el país. La desocupación, la pobreza, la exclusión. Esto de no sentir cuál es el proyecto nacional. Porque para mí, es soberanía estatizar Aerolíneas. Para la mayoría de los pibes, no es soberanía. Para los pibes es el teléfono celular, se pueden comunicar, en eso están. Y tenemos que transmitirle a esos pibes que sí es soberanía nacional y que es importante recuperar una aerolínea de bandera y tener una posibilidad de uno de los instrumentos centrales para poder discutir.
Ha habido una derrota muy profunda que hoy sentimos.
Ante la confrontación con el poder real, la sentimos. Sentimos todo lo que nos falta y empezamos a ver los cuadros, los medios de comunicación, los recursos propios. Empezamos a ver el Estado. Ver donde estamos.
Tenemos a Néstor y Cristina Kirchner, a algunos ministros, pero después, todo el Estado se fue para otro lado. Incluso muchos de los que están en el Gobierno nacional. Muchos gobernadores, intendentes, concejales. El Estado no se ha recuperado. La mayoría está del otro lado. Este es un análisis que venimos haciendo hace 30 años.
Este fue el Estado montado por los grupos económicos. Y fue el Estado que consagró el genocidio que nosotros sufrimos durante los últimos 40 años. Este Estado no es nuestro Estado. Nosotros ganamos una elección, tenemos un gobierno. Pero no tenemos el Estado y mucho menos el poder. El poder es otra cosa que tener una parte del Estado y tener algún instrumento. El poder, parece que en este país son las 200 empresas formadoras de precio, que promueven el aumento de precios para sacarnos salario y trasladarlo a la ganancia. Parece que todavía el poder, en este país, son quienes todavía matan.
Probablemente les hemos dado de baja en el Ejército, en
Y la verdad, yo siento que el pueblo argentino, el campo popular, aún con todas esas dificultades, con escasos instrumentos de poder, le hemos dado una batalla formidable. Y voy a reivindicar la movilización porque para mí hubo muchísima movilización popular. Masiva y multitudinaria. Y creo, que incluso algunas movilizaciones, defendidas por los compañeros, de querer venir a la movilización porque entendían que la movilización ya no era por el tema retenciones sino por el clima destituyente. A pesar de que el discurso dominante lo negara.
Pero a mí me parece que el grado de movilización y politización que hubo en
Y ¿perdimos por el voto de Cobos?
No, perdimos porque toda la institucionalidad se alineó representando el poder. Y perdimos, también, a mi juicio, por una incorrecta estrategia del Gobierno nacional. La verdad, siento que la pelea que hemos dado, aún con la mayoría de los instrumentos del otro lado, ha sido positiva en toda la organización y en la conciencia de muchos sectores de la población. Sí hay una clara división en la sociedad argentina y hay muchos sectores medios y medios altos que han sido militantes de esos sectores y hoy están polarizados. Hay algunos que saludan por la calle diciendo “muy bien lo que hicieron con las retenciones” y otros que dicen “qué asco”. El grado de disputa y división en la sociedad es muy importante, que me parece que tenemos que tomar como dato importante para ver qué hacemos. Pero, me parece que la decisión de NO a Kirchner, o NO a Evo Morales, reconociendo procesos completamente diferentes, o el NO a Chávez, a Correa, es una decisión del poder económico, comandado por el gobierno de los Estados Unidos.
Y es una decisión imperial. Por sus problemas en oriente, su crisis en Afganistán, en Irak, en Irán, por la confrontación que incluso hoy se plantea en Rusia con toda la discusión del mapa mundial y la disputa a esos niveles. Los Estado Unidos han virado fuertemente sobre América Latina y necesitan voltear y derrotar no al Gobierno de Kirchner, sino frenar el proceso político en marcha, que siento que es maravilloso, espectacular y que tiene dificultades.
Podemos perder, por supuesto. Soy conciente que podemos perder. Pero depende qué pensamos nosotros, que tenemos que seguir discutiendo, construyendo y trabajando en una dirección, que haga que nuestro pueblo siga creciendo, se organice y resuelva su crisis de poder. Tenemos una crisis de poder. Para mí, el gobierno tiene que hacer muchas cosas para recomponer en ese sentido y tiene una responsabilidad importante.
Tal vez la mayor. Porque tiene más poder. Tiene más poder que nosotros. De nosotros no depende la personería a
Discutir en el Estado, qué va a hacer en el gobierno, es muy difícil. Son instrumentos muy difíciles de democratizar a fondo y que sean para el conjunto de la población. Creo que hay que darse una política para tratar de abrir ese Estado.
Y creo que ahí también se agotó, en los sectores populares, que si ponemos a alguien en el gobierno, en el parlamento, hay avance del campo popular. Sí, es probable que eso nos lleve a un paso más. Pero eso resuelve muy poco. Lo que hay que discutir con el gobierno son iniciativas de políticas públicas que pongan en discusión el tema de la distribución. Esa puede ser una profundización, una mirada más de fondo de un Estado presente en la sociedad argentina.
Creo que una iniciativa del movimiento popular debería ser que no avance la derecha. Debería ser nuestra prioridad máxima. Creo que hay que hacer un esfuerzo muy grande por la unidad. Esa unidad, me parece no va a ser electoral. Pero sí puede ser política y luego puede ser electoral.
Tenemos que hacer un esfuerzo a convocarnos para discutir la salud, la vivienda, la lucha contra el paco o la formación de cuadros. O integrarnos con
En eso hay, fundamentalmente, una responsabilidad nuestra.
Fueron las palabras de Edgardo. Unidad y lucha.
Patricio Etchegaray
Lo que me queda a mí, aparte del agradecimiento, es hacer algunos comentarios. Creo que todos compartimos esa gran consigna que ha utilizado Fidel: un mundo mejor es posible. Algo que nos une a nosotros, que somos luchadores de un mundo mejor. Un mundo mejor sin las taras que ha producido la explotación del hombre por el hombre. Es un mundo sin guerra, más humano. Eso significa una revolución. Plantearse el tema no del gobierno, sino del poder, que es una cosa grande.
Y los que estamos en una cosa grande, tenemos la obligación de ser optimistas. Venimos de sufrir una derrota táctica importante, en el marco que venimos recuperándonos de una derrota estratégica en el plano nacional. Golpe del 76, terrorismo de Estado, 30.000 desaparecidos. Contrarrevolución preventiva. Y una derrota internacional. La contrarrevolución conservadora con Reagan, Tatcher, como vanguardia y la derrota en
Una Tercera Guerra mundial que perdimos, se desarticuló lo que creíamos que era el mundo nuevo y un mundo vincular que pese a todos sus defectos era propicio para el desarrollo de las luchas de los pueblos para ir produciendo cambios progresivamente. Es muy difícil pensar que Vietnam no hubiese ganado si el mundo no hubiese sido bipolar en ese momento. Pasar a un mundo unipolar, bajo el eje dictatorial del capitalismo mundial, vanguardizado por los norteamericanos, ha sido una cosa difícil. Porque el capitalismo sin freno dio rienda suelta a sus principales tendencias.
Uno de los daños principales que nos hizo el modelo neoliberal en su acepción principal, que es la de guerra cultural contra los pueblos, fue generar la ilusión y sobre todo golpear la subjetividad de la izquierda, diluyendo la visión del enemigo. No hay enemigo. O el enemigo es muy difuso, está muy lejos o está disimulado. Cosa que facilita extraordinariamente que el enemigo comience a ser buscado en nuestras propias filas, en nuestros propios espacios. Ahí surge uno de los principales problemas que tenemos nosotros para generar esa nueva fuerza política que ha estado planteada acá desde Estela, Humberto, Edgardo y el propio Herman en su apertura. Creo que teniendo más claro al enemigo, que la derecha existe y que incluso puede estar dentro del gobierno, que está activa. Esa frase de que el enemigo nunca duerme y que Humberto la demostraba recordando cómo han sido los pasos que se dieron, son puntos de partida interesantes para empezar una nueva etapa política del campo popular, una nueva etapa política en la solución de la crisis más grave que tenemos nosotros. Porque tenemos una crisis de gobernabilidad, de defensiva de la derecha, una crisis del capitalismo, que nos acosa por todos lados. Pero tenemos una crisis del proyecto alternativo, que es nuestra.
Es la crisis que tenemos que enfrentar y resolver y que, creo, podemos hacerlo.