"Donde la liberación financiera ha tenido lugar, a menudo resulta ser desastrosa, un hecho que debe ser suficientemente familiar en América Latina", dijo el lingüista y profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
"Este modelo intelectual ha sufrido un duro golpe. Ha sido modificado radicalmente por la intervención del Estado, el mismo tipo de intervención que ha sido prohibida para los países pobres. El modelo será objeto de nuevas modificaciones de acuerdo a los intereses de los centros de poder económico que en gran medida controlan la política estatal".
Estados Unidos (EU) ha destinado 700 mil millones de dólares para salvar a los bancos, el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan dijo que cometió un error al confiar en el libre mercado, el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz comparó la caída del sistema financiero con la caída del Muro de Berlín, a diario pierden las bolsas de valores y se dice que lo peor está por llegar.
-¿Cuál es la magnitud de la actual crisis económica?
Nadie sabe qué tan grave será. Y no es una sola crisis: hay varias. Una es la crisis financiera que se encuentra en las primeras páginas. Otra es la recesión en la economía real, es decir, la economía productiva. Una tercera, en EU, es la inminente crisis del ineficiente y costoso sistema privado de atención a la salud, que socavará el presupuesto federal a menos que se aborde en serio. Estos interactúan de manera compleja.
No veo ninguna utilidad en compararla con el Muro de Berlín. Ese fue un paso crucial para la caída de la URSS. No hay indicios de que las instituciones del Estado capitalista estén enfrentando un destino similar, excepto sectores como los bancos de inversión y algunas otras en el sector financiero, y por muy diferentes razones, sectores industriales como el automotriz en EU.
-¿Cuáles son las lecciones de esta crisis?
La más inmediata es que el fundamentalismo de mercado fue un desastre, lo cual no debería sorprender a los latinoamericanos o a otros sometidos a esta disciplina. Más específicamente, la liberalización financiera conduce al desastre. También, que la liberalización es un serio golpe c ontra la democracia. Otra lección subraya la sensible observación del principal filósofo social estadounidense del siglo 20, John Dewey: la política es "la sombra que las grandes empresas proyectan sobre la sociedad".
-¿Será el ocaso del poder de los Estados Unidos y el inicio de la hegemonía de China o la India?
Es muy poco probable, a pesar de que la crisis puede llevar adelante el proceso de diversificación de la economía mundial. Los EU tienen enormes ventajas, aparte de su abrumador poderío militar. Europa tiene una economía de escala comparable, pero es heterogénea, y ha sido renuente a dar un paso adelante en los asuntos mundiales, prefiere permanecer bajo la sombra de EU. China y la India han estado creciendo, al igual que otros países de Asia que desafían la ortodoxia neoliberal, pero tienen enormes problemas internos. Un indicador está dado por el Índice de Desarrollo Humano de la ONU: China ocupa el lugar 81; India, el 128 (apenas por encima de Laos y Camboya). Y eso es sólo la superficie.
-¿Es la crisis de las finanzas o la crisis de un modelo cultural?
Es la crisis de un "modelo cultural" si por esto nos referimos a un sistema doctrinal: el fundamentalismo del libre mercado. Pero, a pesar de las pretensiones, esa doctrina nunca fue aceptada por los mismos centros de poder occidentales, pese a que fueron felices en predicarlo a los demás. Esto es un patrón histórico que se remonta por siglos, y es un importante factor en la creación del Tercer Mundo en las regiones colonizadas.
Autor de "Hegemonía o supervivencia. La estrategia imperialista de EU", Chomsky menciona que Ronald Reagan, quien es reconocido como el "sumo sacerdote de los libres mercados", incrementó el tamaño del gobierno, rescató el Continental Illinois Bank y fundó el consorcio Sematech para salvar a la industria de semiconductores estadounidense, entre otras acciones.
La crisis económica también ha evidenciado el "desmantelamiento" que sufre la democracia a causa del sistema del libre mercado, consideró Chomsky, quien se ubicó en la onceava posición de la lista de junio pasado sobre los intelectuales más influyentes del mundo. En la lista elaborada por Foreign Policy, editada por el Fondo Carnegie para la Paz Internacional, los primeros 10 fueron musulmanes. "En una democracia, las organizaciones populares, sindicatos, partidos políticos y otros, podrían estar formulando soluciones y presionando a los representantes políticos para ponerlas en práctica y no hay ninguna señal de eso", sostuvo.
Es sorprendente, agregó el icono de la izquierda internacional, que los principales medios de comunicación estadounidenses insistan en invertir recursos públicos para salvar a los bancos, sin ningún tipo de control público, mientras que condenan el rescate de la industria automotriz.
Los empleados de la industria del auto ganan 56 mil 650 dólares al año, casi lo que gana en un día Robert Rubin, actual presidente del Comité Ejecutivo de Citigroup, y uno de los responsables del actual desastre económico, en su calidad de ex Secretario del Tesoro de Bill Clinton, apuntó.
-¿Qué puede esperar el mundo y Estados Unidos si Barak Obama gana las elecciones?
Las bases de Obama parecen ser las de un demócrata centralista, tal vez no como Clinton. Un análisis más detallado tendría que considerar caso por caso.
-¿Qué representa el que un afroamericano pueda llegar a ser presidente de EU?
Es bastante significativo, como el hecho de que en las elecciones del partido Demócrata los candidatos fueron una mujer y un negro. Hace 40 años habría sido prácticamente inconcebible. Este es uno de los muchos indicios de la militancia popular de la década de 1960 y sus secuelas.
-¿Cuáles serán las consecuencias de la crisis económica en el ámbito cultural?
Eso es impredecible. Las crisis económicas a menudo se han visto acompañadas por la aparición del gran arte.
Cuando los colonizadores europeos se dieron cuenta de que no tenían de otra más que entregar el poder a la población originaria del lugar, muchas veces se enfocaron en despojar a la tesorería local de su oro y llevarse el valioso ganado. Si eran realmente desagradables, como los portugueses en Mozambique a mediados de los años 70, vertían concreto por los huecos de los elevadores. La pandilla de Bush prefiere instrumentos burocráticos: subastas de “activos en riesgo” y el “programa de adquisición de acciones”. Pero no se vayan con la finta: la meta es la misma que la de los derrotados portugueses: un último frenético saqueo de la riqueza pública antes de entregar las llaves de la caja fuerte.
¿De qué otra manera serían lógicas las bizarras decisiones que han dominado la asignación del dinero del rescate? Cuando la administración de Bush anunció que inyectaría 250 mil millones de dólares a los bancos estadunidenses a cambio de acciones, el plan fue descrito por muchos como “nacionalización parcial”: una medida radical que se necesitaba para que los bancos comenzaran de nuevo a prestar dinero. De hecho, no ha habido ninguna nacionalización, parcial o no. Los contribuyentes no han adquirido un control significativo, razón por la cual los bancos pueden gastarse su inesperada ganancia como quieran (en bonificaciones, fusiones, ahorros…) y el gobierno no puede hacer otra cosa que rogar que utilicen una parte en préstamos.
Entonces, ¿cuál es el verdadero propósito del rescate? Me temo que es algo mucho más ambicioso que un regalo que se da una sola vez a los grandes negocios: este rescate está diseñado para seguir saqueando al Departamento del Tesoro durante años. Recuerden, la preocupación principal entre los grandes jugadores en el mercado, en específico los bancos, no es la falta de crédito sino los maltrechos precios de sus acciones. Los inversionistas han perdido la confianza en la honestidad de los bancos, y con razón. Aquí es donde el capital del Departamento del Tesoro rinde frutos.
Al comprar acciones en estas instituciones, el Departamento del Tesoro lanza el mensaje al mercado de que son una apuesta segura. ¿Por qué segura? Porque el gobierno no puede darse el lujo de que fracase. Si estas compañías se meten en problemas, los inversionistas pueden suponer que el gobierno seguirá encontrando más dinero, ya que permitir que se derrumben significaría perder sus primeras inversiones de capital (nomás miren a AIG). Esa atadura del interés público a las compañías privadas es el verdadero propósito del plan de rescate: el secretario del Tesoro Henry Paulson le está entregando a todas las compañías que son admitidas en el programa –que podrían ser miles– una implícita garantía del Departamento de Tesoro. Para inversionistas asustadizos en busca de lugares seguros para meter su dinero, estos acuerdos de capital serán aún más reconfortantes que una calificación Triple A de Moody’s.
Un seguro como ese no tiene precio. Pero para los bancos, la mejor parte es que el gobierno les paga –en algunos casos miles de millones de dólares– por aceptar su aprobación. Para los contribuyentes, en cambio, todo el plan es muy riesgoso, y podría costarle significativamente más que la idea original de Paulson de comprar 700 mil millones de dólares en deuda tóxica. Ahora los contribuyentes no solamente están enganchados por las deudas sino, podría decirse, por el destino de cada empresa que les vende capital.
Resulta interesante que tanto Fannie Mae y Freddie Mac disfrutaron de este tipo de garantía tácita. Durante décadas el mercado comprendió que, debido a que estos jugadores privados estaban enredados con el gobierno, el Tío Sam siempre saldría al rescate. Era el peor de todos los mundos. No sólo se privatizaban las ganancias mientras los riesgos se socializaban, sino que además el respaldo gubernamental implícito creaba poderosos incentivos para hacer imprudentes inversiones.
Ahora, con el nuevo programa de adquisición de acciones, Paulson tomó el desacreditado modelo de Fannie y Freddie y lo aplicó a una enorme franja de la industria bancaria privada. Y una vez más, no hay razón alguna para rehuir de apuestas riesgosas: sobre todo ya que el Departamento del Tesoro no le ha exigido a los bancos que dejen los instrumentos financieros de alto riesgo a cambio de los dólares de los contribuyentes.
Para documentar nuestro optimismo, el gobierno federal también reveló ilimitadas garantías públicas para muchas cuentas de depósito bancarias. Ah, y por si esto no fuera suficiente, el Departamento del Tesoro promueve que los bancos se fusionen entre sí, asegurándose así de que las únicas instituciones que queden en pie sean “demasiado grandes como para fracasar”. Se le está diciendo, de tres maneras distintas, al mercado fuerte y claro que Washington no permitirá que las instituciones financieras del país se responsabilicen de las consecuencias de su comportamiento. Puede ser que ésta sea la innovación más creativa de Bush: el capitalismo sin riesgos.
Hay un atisbo de esperanza. En respuesta a la pregunta del senador Corker, al Departamento del Tesoro se le dificulta distribuir los fondos del rescate. Pidió cerca de 350 mil millones de los 700 mil millones de dólares, pero la mayor parte de éstos todavía no sale por la puerta. Mientras tanto, cada día queda más claro que el rescate fue promovido de manera fraudulenta. Nunca consistió en conseguir que los préstamos fluyeran. Siempre en convertir el Estado en una gigantesca compañía de seguros para Wall Street: una red de seguridad para la gente que menos lo necesita, subsidiado por la gente que más lo necesita.
Esta grotesca duplicidad es una oportunidad. Quien sea que gane la elección del 4 de noviembre tendrá una enorme autoridad moral. Puede ser utilizada para hacer un llamado a frenar la distribución de los fondos del rescate, no después de la toma de posesión sino ahora mismo. Todas las acuerdos deben ser renegociados inmediatamente, y que esta vez sea el pueblo el que obtenga las garantías.
Es riesgoso, claro, interrumpir el rescate. Al mercado no lo gustará. Nada podría ser más riesgoso, sin embargo, que permitir que la pandilla de Bush le dé este regalo de despedida a los grandes negocios, el regalo del que continuaría tomando.
* Naomi Klein es autora de La doctrina del shock. www.naomiklein.org.
Copyright 2008 Naomi Klein. Este texto fue publicado en The Nation.
Traducción: Tania Molina Ramírez.
Veamos en primer lugar lo que no es una crisis capitalista.
Que haya 950 millones de hambrientos en todo el mundo, eso no es una crisis capitalista.
Que haya 4.750 millones de pobres en todo el mundo, eso no es una crisis capitalista.
Que haya 1.000 millones de desempleados en todo el mundo, eso no es una crisis capitalista.
Que más del 50% de la población mundial activa esté subempleada o trabaje en precario, eso no es una crisis capitalista.
Que el 45% de la población mundial no tenga acceso directo a agua potable, eso no es una crisis capitalista.
Que 3.000 millones de personas carezcan de acceso a servicios sanitarios mínimos, eso no es una crisis capitalista.
Que 113 millones de niños no tengan acceso a educación y 875 millones de adultos sigan siendo analfabetos, eso no es una crisis capitalista.
Que 12 millones de niños mueran todos los años a causa de enfermedades curables, eso no es una crisis capitalista.
Que 13 millones de personas mueran cada año en el mundo debido al deterioro del medio ambiente y al cambio climático, eso no es una crisis capitalista.
Que 16.306 especies están en peligro de extinción, entre ellas la cuarta parte de los mamíferos, no es una crisis capitalista.
Todo esto ocurría antes de la crisis. ¿Qué es, pues, una crisis capitalista? ¿Cuándo empieza una crisis capitalista?
Hablamos de crisis capitalista cuando matar de hambre a 950 millones de personas, mantener en la pobreza a 4700 millones, condenar al desempleo o la precariedad al 80% del planeta, dejar sin agua al 45% de la población mundial y al 50% sin servicios sanitarios, derretir los polos, denegar auxilio a los niños y acabar con los árboles y los osos, ya no es suficientemente rentable para 1.000 empresas multinacionales y 2.500.000 de millonarios.
Lo que demuestra la superior eficacia y resistencia del capitalismo es que todas estas calamidades humanas -que habrían invalidado cualquier otro sistema económico- no afectan a su credibilidad ni le impiden seguir funcionando a pleno rendimiento. Es precisamente su indiferencia mecánica la que lo vuelve natural, invulnerable, imprescindible. El socialismo no sobreviviría a este desprecio por el ser humano, como no sobrevivió en la Unión Soviética, porque está pensado precisamente para satisfacer sus necesidades; el capitalismo sobrevive y hasta se robustece con la desgracias humanas porque no está pensado para aliviarlas. Ningún otro sistema histórico ha producido más riqueza, ningún otro sistema histórico ha producido más destrucción. Basta considerar en paralelo estas dos líneas -la de la riqueza y la de la destrucción- para ponderar todo su valor y toda su magnificencia. Esta doble tarea, que es la suya, el capitalismo la hace mejor que nadie y en ese sentido su triunfo es inapelable: que haya cada vez más alimentos y cada vez más hambre, más medicinas y más enfermos, más casas vacías y más familias sin techo, más trabajo y más parados, más libros y más analfabetos, más derechos humanos y más crímenes contra la humanidad.
¿Por qué tenemos que salvar eso? ¿Por qué tiene que preocuparnos la crisis? ¿Por qué nos conviene encontrarle una solución? Las viejas metáforas del liberalismo se han revelado todas mendaces: la “mano invisible” que armonizaría los intereses privados y los colectivos cuenta monedas en una cámara blindada, el “goteo” que irrigaría las capas más bajas del subsuelo apenas si es capaz de llenar el cuenco de una mano, el “ascensor” que bajaría cada vez más deprisa a rescatar gente de la planta baja se ha quedado con las puertas abiertas en el piso más alto. Las soluciones que proponen, y aplicarán, los gobernantes del planeta prolongan, en cualquier caso, la lógica inmanente del beneficio ampliado como condición de supervivencia estructural: privatización de fondos públicos, prolongación de la jornada laboral, despido libre, disminución del gasto social, desgravación fiscal a los empresarios. Es decir, si las cosas no van bien es porque no van peor. Es decir, si no son rentables 950 millones de hambrientos, habrá que doblar la cifra. El capitalismo consiste en eso: antes de la crisis condena a la pobreza a 4.700 millones de seres humanos; en tiempos de crisis, para salir de ella, sólo puede aumentar las tasas de ganancia aumentando el número de sus víctimas. Si se trata de salvar el capitalismo -con su enorme capacidad para producir riqueza privada con recursos públicos- debemos aceptar los sacrificios humanos, primero en otros países lejos de nosotros, después quizás también en los barrios vecinos, después incluso en la casa de enfrente, confiando en que nuestra cuenta bancaria, nuestro puesto de trabajo, nuestra televisión y nuestro ipod no entren en el sorteo de la superior eficacia capitalista. Los que tenemos algo podemos perderlo todo; nos conviene, por tanto, volver cuanto antes a la normalidad anterior a la crisis, a sus muertos en-otra-parte y a sus desgraciados sin-ninguna-esperanza.
Un sistema que, cuando no tiene problemas, excluye de una vida digna a la mitad del planeta y que soluciona los que tiene amenazando a la otra mitad, funciona sin duda perfectamente, grandiosamente, con recursos y fuerzas sin precedentes, pero se parece más a un virus que a una sociedad. Puede preocuparnos que el virus tenga problemas para reproducirse o podemos pensar, más bien, que el virus es precisamente nuestro problema. El problema no es la crisis del capitalismo, no, sino el capitalismo mismo. Y el problema es que esta crisis reveladora, potencialmente aprovechable para la emancipación, alcanza a una población sin conciencia y a una izquierda sin una alternativa elaborada. Se equivoque o no Wallerstein en su pronóstico sobre el fin del capitalismo, tiene razón sin duda en el diagnóstico antropológico. En un mundo con muchas armas y pocas ideas, con mucho dolor y poca organización, con mucho miedo y poco compromiso -el mundo que ha producido el capitalismo- la barbarie se ofrece mucho más verosímil que el socialismo.
Por eso hay que auparse en los islotes de conciencia y en los grumos de organización. Cuba bloqueada, Cuba azotada por los vientos, Cuba pobre, Cuba incómoda, Cuba a veces equivocada, Cuba improvisada, Cuba disciplinada, Cuba resistente, Cuba ilustrada, Cuba siempre humana, mantiene abierta una tercera vía, hoy más necesaria que nunca, entre el capitalismo y la barbarie. Si no podemos ayudarla, podemos al menos ayudarnos a nosotros mismos pensando en ella con alivio y agradecimiento.
Recuerdo que en la época de los años sesentas y setentas en mi barrio se puso de moda el peinado african look y todo el mundo se encrespaba el pelo que parecía algodón azucarado. Liando un canuto de maría nos sentábamos a escuchar música de Bob Marley o blues a la salud del black power. Allá en California, y más concretamente en la universidad de Berkley, una profesora de filosofía comenzó a adoctrinar a los negros con mensajes revolucionarios. Se llamaba Ángela Davis quien al cabo del tiempo se convertiría en la líder del partido comunista de los EE UU. Una negra comunista con esos pelos de cafre, el colmo, ¿no? Todos los blancos se rasgaron las vestiduras pues el enemigo soviético se había infiltrado en las entrañas del imperio. Ronald Reagan, por entonces gobernador de California, la tildó de terrorista y apatrida. En 1971 el FBI y LA CIA la acusaron de asesinato en un montaje sin precedentes del que salió absuelta.
Además tengo bien grabada en mi mente esa imagen de los juegos olímpicos de México 68 cuando los atletas afro-americanos Carlos y Smith, ganadores del oro y el bronce en los 200 metros lisos, al recibir las medallas en el podium, levantaron el puño en alto en un acto de protesta contra el apartheid y la segregación racial que sufrían los negros en los EE.UU. De inmediato fueron despojados de los títulos y expulsados de la villa olímpica. Por tamaña osadía cayeron en desgracia y tuvieron que vivir proscritos. Qué tiempos aquellos en los que había gente con huevos y dignidad, no como ahora que el personal parece que lo han castrado y sólo piensan en engordar su cuenta corriente. Yo tengo más confianza en los activistas del movimiento gay que en esos comunistoides de pacotilla que nos han vendido al mejor postor.
En ese entonces los discursos incendiarios de Malcom X y Farrakan incitaban a la revolución, despuntaba el amanecer de una nueva era y un entusiasmo sin igual se palpaba en el ambiente. El reverendo Martín Luther King convocaba a millones de incondicionales que pisando fuerte estremecían los cimientos del imperio. Cualquiera apostaría que otro mundo era posible. Pero con el paso de los años esa dulce primavera se transformó en un otoño gélido y gris, aquella insurrección en ciernes se marchitó y blowin in the wind. Los hippies envejecidos se volvieron reaccionarios y pragmáticos absorbidos por el “establishment” Esto demuestra que la condición humana es impredecible. La sociedad se ha ido aburguesando controlada por los medios de comunicación y la propaganda. Sólo restan los últimos mohicanos que nostálgicos se amotinan al grito de ¡no pasarán!
En la actualidad la negritud no es ni sombra de lo que fue. El síndrome de Michael Jackson domina el panorama. Se imita la belleza aria por encima de todas las cosas. Atrás quedaron esos días en que los estudiantes negros con su peinado african look y una arrogancia del carajo le hacían un corte de mangas al sistema. Estas fotos amarillentas aún las conservo en el álbum de los recuerdos como constancia de tan humillante derrota.
Hoy me da vergüenza observar a las negras paseando por las calles con esos pelos alisados con lejía y todos pintorreteados de rubio. El diablo blanco se les ha metido al cuerpo. Sin ningún reparo las barbies achocolatadas se blanquean la piel o se colocan lentillas azules en sus ojos en un vano intento por borrar el pecado original. Qué falta de dignidad, es increíble la sumisión al White Power.
Como en una película de Walt Disney Barak Obama, el negrito bueno y humilde, conquista el reino de la bruja malvada. El amo le ha entregado el látigo nombrándolo mayoral. Este simpático “blacky” es el mejor candidato para aplicar la ley del garrote y la zanahoria sobre sus congéneres; ya sean negros, inmigrantes, clandestinos o el grass roots norteamericano. Claro, es un hombre inteligente y políticamente correcto, se expresa a las mil maravillas, es muy seguro de si mismo y tiene las ideas claras, tan claras que no parece negro.
En la cabaña del Tío Tom, esa genial novela de Harriet Stowe, el protagonista era un esclavo negro sumiso que se pasó toda la vida trabajando de plantación en plantación. Un negro que nunca rechistó pues su fe le prohibía llevarle la contraria a los designios divinos. Su fidelidad fue premiada por el amo que lo nombró capataz. Hasta que un día, ya anciano, Tom recibe de regalo la libertad, pero en ese preciso instante muere. No se sabe bien si de la emoción. Qué irónica es la vida.
Barak es un mestizo fruto de la relación de una gringa con un inmigrante keniata. Es la clásica historia que serviría para escribir un guión hollywoodiano. El papel estelar lo representa un mulato de rostro afable y esbelta figura quien con su carisma se roba todos los aplausos de la fanaticada. Tiene un don o un ángel que lo hace muy atractivo al común de los mortales. En fin es un nuevo producto lanzado con éxito al mercado, un icono más de la sociedad de consumo y un ejemplo para millones de ciudadanos que desean hacer realidad el sueño americano.
En los debates televisivos en los que enfrentó a McCain el gatito Obama se transformó en una fiera indómita; enseñó los dientes y afiló sus garras: “el gasto militar es insoportable para el fisco y es necesario retirarse de Irak , si así lo reclaman las autoridades iraquíes”- subrayó, “ se van a aumentar el número de tropas en Afganistán porque la situación cada día empeora” “ el verdadero talón de Aquiles es Pakistán y no descartó una invasión de ese territorio si no se cumplen las metas del actual gobierno” “un ataque preventivo contra Irán , país que encarna el eje del mal, sería muy saludable”. “Dialogaremos con ellos pero sólo para advertirles que los tenemos en el punto de mira” Una y otra vez repitiendo lo del terrorismo, que si Bin Laden y los Talibanes y hasta el juicio final para impresionar a los votantes “Israel es nuestro aliado y hay que defenderlo a como dé lugar” -en un incondicional apoyo al estado sionista. El gatito Obama es muy astuto y sabe muy bien que la economía americana la manejan los judíos. A Los palestinos y los territorios ocupados ni los mencionó. Qué curiosas ideas las de este demócrata progresista.
“América es el pueblo elegido por Dios, Dios bendiga a América” La ocupación de Irak continuará pues no por nada el hijo de Joe Biden, el candidato a la vicepresidencia, salió en el ultimo contingente con destino a Bagdad .Y no iba precisamente con las brigadas de Paz. Su padre estaba eufórico despidiéndolo en el aeropuerto: “ha jurado dar su vida por la patria y debe cumplir como cualquier hijo de vecino”- expresó. Mambrú se fue a la guerra a pegar tiros en la cruzada de la libertad. El ejército norteamericano es un monstruo insaciable que se alimenta de muerte y de dolor, son unas hienas sanguinarias y no se van a detener hasta saciar su voraz apetito. Aquellos que pensaban que la llama de la paz alumbraría el mundo, se equivocan. El imperialismo ambiciona dominar el planeta y ahora más que nunca va a continuar con mayor ímpetu su tarea. El discurso belicista de Obama es más radical que el del propio McCain, un discurso que ni el más perverso de los halcones del Pentágono hubiera imaginado. Henry Kissinger lo apoya, el mulato de Collin Powell, también, los medios de comunicación, los empresarios, los artistas, los intelectuales, Rambo y hasta el Papa de Roma le ha dado su bendición. Aquel estudiante hippie amante de la marihuana y la cocaína que gritaba “peace and love” en la universidad de Columbia hoy pregona Oil and War. Su porte de predicador evangélico rompe con todo, dicta cátedra a sus anchas y ha hipnotizado a medio mundo con su labia. Es un piel negra con máscara blanca como lo describiera en su libro el psicólogo Franz Fanon. Este gatito negro se ha erigido como el más patriota de los patriotas, un cipayo, un converso que tiene que demostrar que es más cabrón que el amo. Y es que no hay peor patrón que el propio obrero.
El sistema capitalista devora lo que le echen, putas, travestís, mafiosos, sabios, negros, mestizos, arios, no importa pues todo lo deglute y lo convierte en un negocio. Por todas partes se vende a manos llenas su foto, un pin, un banderín, un muñeco o un afiche. El éxito está asegurado y da igual las ideas políticas que tenga el negrito pues las ganancias son infinitas.
La clase media le entrega a ojos cerrados su voto de confianza. Obama ha jurado y perjurado que mantendrá su estatus indemne, que les bajará los impuestos y se los subirá a los millonarios. Pero a pesar de estos caramelitos de menta el futuro no es nada promisorio: las bolsas se tambalean, el PIB se desmorona y la recesión es inminente. Han sonado las alarmas y el barco está a punto de naufragar. Se necesita un valeroso capitán que lo guíe a buen puerto. “Ha llegado la hora derrocar la dictadura de Wall Street”- reprocha Barak, “esos especuladores son los verdaderos culpables de la catástrofe financiera” “millones de millones de dólares desviados del erario público para salvar a los banqueros e inversionistas de la bancarrota” Y a los contribuyentes no les alcanza ni para pagar las hipotecas, con una mano adelante y otra atrás viven de prestado. La situación es masacrante y la espada de Damocles pende de un hilo El desempleo se agudiza, existen millones de ciudadanos sin seguridad social, otros tantos millones son tan miserables o más que en África. Para el país más poderoso de la tierra esto es una afrenta inadmisible contra sus propios ciudadanos. Tanta opulencia y derroche y a la vuelta de la esquina los home less buscando la comida entre los tachos de basura. No es el terrorismo islamista, lo preocupante es el enemigo interno, ese es el máximo peligro para la estabilidad del sistema. Aunque por ahora la represión policial y los grilletes en las prisiones lo controlan en cualquier momento puede haber una violenta conflagración.
El gatito Obama se presenta en la tribuna del Yankee Stadium junto a su mujer Michelle (¿Jakcson?), una negra con el pelo alisado y sonrisa de diseño, vestida al mejor estilo Jackie Kennedy. Es refinada y discreta. Quien lo diría pero con esa imagen de negra moderna, insípida e incolora ha conquistado el corazón de los americanos. Barak alza los brazos y sonríe satisfecho pues ya siente la corona de laurel ceñida a sus sienes.
“La soberanía energética es deficitaria, EE.UU consume el 20% del petróleo del mundo y sólo produce un 5% del mismo”. Necesitamos energías renovables, apretarnos el cinturón pues el recalentamiento global así lo demanda” “Si de veras tenemos amor por la tierra debemos impulsar el uso de las centrales nucleares” “Nosotros somos el cambio que necesita América, los demás son el pasado, mejor dicho, el fracaso”
Obama no sólo ambiciona cambiar América sino al mundo entero, como lo ha hecho google, según sus propias palabras. El quiere ser el líder de una revolución tecnológica en la que ningún ser humano quede excluido. “Porque los desheredados de la tierra merece una oportunidad para integrarse en la maquinaria productiva. Es la mejor forma de prevenir las revoluciones y el terrorismo”- concluye. “Las naciones subdesarrolladas no pueden permanecer en la inopia, la tecnología debe ser el catalizador de la democracia”
Las masas histéricas lo adoran, todo el mundo quiere darle la mano, felicitarlo. Lo elevan a los altares y llueven las donaciones de millones de dólares para su campaña. Un negro va a ser por primera vez el presidente de la nación más poderosa del universo. Pero que nadie se asuste pues las estructuras del poder en EEUU son intocables. Todo está atado y bien atado. Los principios fundamentales del estado por ningún motivo se van a alterar. Habrán algunos cambios de cara a la galería pero luego seguirá la misma rutina de siempre: habrá que levantarse temprano, comprar el pan para el desayuno, trabajar como robots en la factoría, pues time is money, y pagar cumplidamente las facturas a fin de mes antes de que lo embarguen a uno.
Para alcanzar las reivindicaciones políticas y las conquistas sociales la lucha ha sido sin cuartel, porque esto no es una dadiva y ha costado miles y millones de vidas. Si Obama está de pie en los estrados dictando cátedra es porque los esclavos cimarrones se rebelaron y rompieron las cadenas para otorgarle la palabra, es porque el rugir de las panteras negras se hizo sentir con rabia, desde los insumisos de la guerra de Vietnam, al clamor de un hombre un voto, queremos tierra, pan, vivienda, educación, vestido, justicia y paz, el I have a dream, y hermano, levanta el puño y apunta para arriba que tu eres de abajo. ¿ y todo para qué?, para presenciar esta parodia o mascarada con un bufón bien amaestrado que le hace las gracias al amo.
El gatito Obama no para de maullar y no es para menos. Ya le tienen preparada la habitación en la White House a la mascota y la alacena bien surtida de whiskas. La crisis económica y los ocho años de gobierno del republicano George Bush lo van a elevar al trono. Su aire juvenil se impone ante un McCain momificado y carca. Este martes por una cómoda mayoría será elegido el nuevo presidente de los EE UU, a no ser que haya un fraude, se realice un violento atentado como los del once de septiembre o lo asesine algún francotirador del kukux klan.
Petras: Estamos bien.
Chury:Te pregunto lo siguientes sobre la expectativa que plantea la elección de mañana.
Petras: Hay muchos comentarios ya en todas partes. Lo significativo para mí en estas elecciones es la gran intensidad del debate y las pocas diferencias que hay en la forma de hacer política y los programas de los dos candidatos.
Es decir, la pelea aquí es muy dura, muy costosa 1000 millones de dólares por lo menos y hay enorme sentido partidario, mucha gente cree que la votación podría ser importante por la política económica del país pero mientras tanto, mientras hablamos de gran competencia e intensidad, interés, si uno examina las propuestas de Obama por ejemplo no hay ninguna indicación de que va a terminar las guerras, incluso han dicho que debe aumentar las tropas en Afganistán no hay ningún programa para parar o limitar la recesión, no hay ningún plan alternativo a tomar control del sistema financiero, etc. tenemos un enorme contradicción entre altos niveles de votación, altos niveles de interés, intensidad de campaña pero como consecuencia de que no son programas de alternativas, no hay una polarización política en términos reales de los candidatos.
La fachada es algo significativa en este país. Mientras una mirada de los asesores y los principales personajes próximos en la administración de Obama no muestran una ruptura en ningún caso.
Chury: Esto quiere decir que el pueblo en realidad tiene un discernimiento a los programas bastante poco claros. ¿El pueblo norteamericano se da cuenta que no hay diferencias entre uno y otro?
Petras: Un porcentaje yo creo que unos 40%, 30% no cree que los resultados van a ser muy significativos por lo menos en su vida, pero hay un alto porcentaje entre 60 y 70% creen que pueden cambiar en alguna forma sus condiciones a partir de esta elección, que es muy alta porque normalmente la gente en EEUU no espera mucho de los político, no espera mucho de las candidaturas, incluso aquí mañana el día de votación no es fiesta, no es un día de participación. La gente que trabaja van a trabajar, todas las ocupaciones, todos los sectores están en los trabajos, entonces los obreros tienen que encontrar entre la hora que abren a las 7 de la mañana hasta las 7 u 8 en la tarde tiene que encontrar alguna forma de votar. Los que trabajan temprano después de las tres y media, los que trabajan más el horario de 8 a 5, después de las 5 o si tienen suerte antes de ir al trabajo que es una hora.
Eso hasta ahora no ha afectado el electorado, pero esta vez mucha gente ha ido a registrar y votar antes, hace dos semana que hay gente que están votando, incluso dicen un 25, 30% del electorado ya han votado.
La gran mayoría de ellos son en favor de Obama. Yo creo que es casi un 99% seguro que Obama gana las elecciones mañana.
Todas las encuestas afirman lo mismo, pero dicen que el 60% del electorado va a votar que es algo de record para este país donde normalmente en presidenciales es entre 45% y 51% con altísimas tazas de abstención, pero la crisis la gente esta buscando una salida, un cambio, un rechazo de lo que existe y entonces esta canalizando su votación, su actividad, sus perspectiva.
Es muy interesante considerar el aspecto psicológico en esta elección. El hecho que la gente esta votando contra es un gran voto contra de Bush, contra la crisis económica, contra la mala política, contra lo que existe.
Es más que nada los demócratas y Obama se esta beneficiando del voto negativo, el voto de protesta que es gran parte de lo que ayuda a Obama y a los demócratas a ganar no-solo la presidencia pero también el senado y el congreso.
Chury: Voy a dejar por un momento la elección para preguntarte algunas cosas de lo que tiene que ver con la crisis económica que afecta al mundo en este momento.
El otro día llegó una información que decía que después de la burbuja inmobiliaria lo que se venía en EE.UU. era la burbuja de las tarjetas de créditos, por ejemplo entre otras cosas eso es tan así con las informaciones lo ven, ¿cómo estás analizando ese tema?
Petras: Hemos leído los informes de Visa, de American Express, Master Card las tres principales compañías de tarjetas y según sus informes a accionistas muestran un enorme aumento de declaraciones de no pagar, es que la deuda acumulada en la tarjeta por millones de consumidores ya no lo van a pagar, mucha gente ha retirado o declarado banca rota y ya no pagan. Eso indican que las compañías de tarjetas las grandes monopolios van a tener perdidas en el valor de sus acciones incluso en ingresos negativos.
Yo creo que el hecho es que eso va a afectar la compra en automóviles y toda una gama de productos de consumo generalizado.
La gente no esta acostumbrada a pagar en efectivo. Yo en un supermercado me sorprende que gente compra con tarjetas 2 kilos de papas y un kilo de manzanas. Mucha gente de aquí vive de las tarjetas y obviamente al declarar que la tarjeta ya esta cancelada por no pagar va a bajar todo la economia que en 75% depende de consumidor ..Vamos cayendo por lo menos –1.5 por el año 2008 y peor, yo estimo la taza negativa para 2009 puede tocar –3, -4%...
Chury: Esas son cifras fuertes Petras.
Petras: Sí. Son cifras fuertes pero hay una cadena aquí.
Por ejemplo las empresas después de esta caída en el pago de tarjetas no están dando tan fácil la tarjeta de crédito por lo menos en relación con el pasado, cualquier fulano podría conseguir una tarjeta de crédito, comprar cualquier cosa y ahora después de la experiencia de excesiva facilidad ahora la cosa se están pasando para el otro lado.
Es muy difícil para alguien conseguir nuevas tarjetas si no muestra un cuenta en el Banco.
Chury: La última preguntarte algo que de alguna manera Uruguay esta involucrado porque tiene parte de sus Fuerzas Armadas allí ¿cómo ves el conflicto actual en el Congo?
Petras: No tengo mucha idea sobre el Congo. No es una lucha entre progresistas y reaccionario, mucho menos de izquierda o de derecha.
El gobierno actual en la capital es un gobierno corrupto de la derecha tanto pro capitalistas como los opositores los más llamados guerrilleros que vienen de Ruanda.
Hay problemas de mezcla de tribus, hay grandes temas del control sobre los ingresos de minerales preciosos.
Ahora los que están sufriendo son los pueblos allá que entre el cruce de fuego están siempre perjudicados por la falta de protección, por la violación de mujeres, el hambre, el desplazamiento.
Es una enorme crisis humanitaria pero como los grandes compañías minerales y los grandes poderes occidentales tienen intereses allá ellos varían, depende en que sector militar tiene más fuerza y se desplazan hacia allá, si el gobierno oficial esta ganando la guerra se prestan a apoyar ellos, si la oposición empieza a tomar control de diferentes regiones ellos empiezan a relacionar con los otros.
Yo no veo ninguna decisión aquí en iniciativa en favor de los pueblos.
Chury: Muchas gracias Petras.
Petras: Un abrazo Chury.
Una detallada observación del desarrollo de la campaña nos permite reforzar esas teorías, ya que tanto Obama (por razones obvias de distanciamiento ideológico), como McCain (tal vez por estrategia electoral) han manifestado su disposición ha terminar con el reinado de esa nebulosa ideológica formada hace bastantes años.
La historia más reciente de la materialización de la ideología neoconservadora (neocon) abarca un período de más de cuatro décadas. Desde los años sesenta del pasado siglo, esta maquinaria ha ido avanzando en una única dirección, hacerse con el control del poder en Estados Unidos. Las decepciones de los sesenta dieron paso a un surgimiento clave en torno a la época presidencial de Ronald Reegan, que aunque su actuación gubernamental en la práctica no supuso la materialización de la ideas neocon, sí dio un importante impulso retórico a las mismas.
La desaparición del espacio soviético, el fin de la Guerra Fría y la llegada al poder de Clinton supusieron un serio revés para los neocon, y algunos, como lo hacen ahora, anticiparon su “muerte política”. Una afirmación que pronto se demostraría errónea, ya que en esa misma década (los años noventa) asistiremos a lo que algunos han definido como “la resurrección del movimiento neocon”. La elección de George W. Bush, como presidente será la oportunidad para llevar a cabo el asalto definitivo por parte del neoconservadurismo.
Finalmente, el 11-s supuso un punto de inflexión, ya que en esa época muchos de los ideólogos e impulsores del neoconservadurismo ocupaban puestos clave en la Administración norteamericana, lo que les permitió hacerse con la maquinaria militar de EEUU, una pieza clave para poner en marcha su ideología.
Poco tiempo antes, el movimiento neocon había sido capaz de hacerse con el control de todo un abanico de ideologías dispares en al ámbito del conservadurismo estadounidense. Así, pudo situarse al frente de tendencias tan dispares como los libertarios, evangélicos, nacionalistas radicales, sectores económicos o las bolsas de trabajadores tradicionalistas.
Esta corriente ideológica se presenta como una realidad diversa y compleja. Más que un representante o dirigente de la misma, los neoconservadores han sabido tejer toda una red ideológica más que la formación de un movimiento de corte clásico. Así, en lugar de grandes mítines o convenciones, prefieren aunar sus esfuerzos en la creación y agrupamiento de personas o instituciones que les permitan una “homogeneización de las ideas de la derecha norteamericana”, buscando nexos entre las diferentes familias ideológicas y acuerdos sobre unas bases mínimas. Toda un aserie de editores y escritores, periodistas, think tanks, fundaciones… se pondrán al servicio de esta nueva causa.
El llamado “síndrome DMA” refleja uno de los pilares de esa ideología neocon. Dualista, al presentar el mundo dividido entre EEUU y los otros, sin espacio para posiciones neutrales; Maniquea, el bando de Estados Unidos es el de os, mientras que los “otros” son el del diablo, el eje del mal; Armageddon, sólo hay una opción, la batalla final.
Junto a ello, la llamada “superioridad de América”, enraizada en la “excepcionalidad” de la misma, la importancia de mantener la seguridad doméstica, sobre todo tras los ataques del 11-s, impulsar la hegemonía estadounidense ante una nueva realidad unipolar en el mundo, el indiscutible liderazgo de EEUU en esta nueva fase histórica, anulando o minusvalorando organizaciones como Naciones Unidas y otras alianzas del pasado, impulsando si fuera necesario la unilateralidad en algunas ocasiones (Iraq).
Desde los años sesenta hasta la actualidad el movimiento neocon ha sabido evolucionar, y ha culminado su andadura con la instrumentalización de la política exterior para lograr afianzar sus intereses.
Probablemente tras las elecciones del próximo martes, se abra un nuevo ciclo que a corto plazo no despejará el devenir de la experiencia neoconservadora. Algunas voces ya se han alzado dentro del Partido Republicano, solicitando un nuevo giro ideológico que signifique el abandono de la actual política dirigente del mismo. En el pasado, en noviembre del 2006, tras la derrota republicana ante los demócratas en algunas elecciones, algunos quisieron anticipar el final del ciclo neocon, además los reveses de las ocupaciones en Iraq y Afganistán, columnas del intervencionismo estadounidense, también han ahondado esa percepción.
Pero más allá de certificar la defunción o no del neoconservadurismo, lo cierto es que podemos asistir en los próximos meses a una pugna dentro de la derecha de aquel país para hacerse con las riendas de algún nuevo proyecto. La derecha cristiana, los conservadores internacionalistas (la línea defendida por Colin Powell, y que ha pedido el apoyo para Obama), los propios neocon, los libertarios, los militaristas, la nueva derecha, los paleoconservadores…están afilando sus armas para ocupar el puesto de los defenestrados.
Y sin olvidarnos tampoco de las maniobras en torno al llamado movimiento patriota (las milicias) que aunque minoritarias en algunos lugares tiene un peso cualitativo importante, y sobre todo de la pugna entre los corporativistas (cuya línea central gira en torno a la economía), los triunfalistas (en torno al neoconservadurismo) o los fundamentalistas (la derecha religiosas y la red de predicadores). Todo ello anticipa un invierno muy caliente dentro de las filas conservadoras de EEUU y las maniobras de unos y otros se sucederán independientemente del resultado electoral.
Mañana será un día de gran importancia. La opinión mundial estará atenta de lo que en Estados Unidos ocurra con las elecciones. Se trata de la nación más poderosa del planeta. Con menos del 5 por ciento de la población del mundo succiona cada año enormes cantidades de petróleo y gas, minerales, materias primas, bienes de consumo y productos sofisticados procedentes del exterior; muchos de ellos, en especial los combustibles y los extraídos de las minas, que no son renovables.
Es el mayor productor y exportador de armas. El complejo militar industrial cuenta, además, con un insaciable mercado en el propio país. Sus fuerzas aéreas y navales se concentran en decenas de bases militares ubicadas en el territorio de otras naciones. Los cohetes estratégicos de Estados Unidos, portadores de cabezas nucleares, pueden alcanzar con total precisión cualquier punto del mundo.
Muchas de las mejores inteligencias del planeta son sustraídas de sus países de origen y puestas al servicio del sistema. Es un imperio parasitario y saqueador.
Como se conoce, la población negra introducida a través de la esclavitud en el territorio de Estados Unidos a lo largo de siglos, es víctima de una fuerte discriminación racial.
Obama, candidato demócrata, es en parte de origen negro, y en él predominan el color oscuro y otros rasgos físicos de dicha raza. Pudo estudiar en un centro de educación superior donde se graduó con notas brillantes. Es sin duda más inteligente, culto y ecuánime que su adversario republicano.
Analizo las elecciones de mañana cuando el mundo sufre una grave crisis financiera, la peor desde los años 30, entre otras muchas que a lo largo de más de tres cuartos de siglo han afectado seriamente la economía de numerosos países.
Los órganos internacionales de prensa, los analistas y comentaristas políticos, emplean parte del tiempo en el tema. Se considera a Obama como el mejor orador político de Estados Unidos en las últimas décadas. Su compatriota Toni Morrison, Premio Nobel de Literatura del año 1993, la primera de su etnia nacida en Estados Unidos que obtiene ese laureado título, y excelente escritora, lo califica de futuro Presidente y poeta de esa nación.
He observado la lucha entre ambos contendientes. El candidato negro, que tanto asombró al obtener su nominación en la pugna frente a fuertes adversarios, tiene bien articuladas sus ideas y golpea una y otra vez con ellas en la mente de los votantes. No vacila en afirmar que por encima de todo, más que republicanos y demócratas, son estadounidenses, ciudadanos que califica como los más productivos del mundo; que reducirá los impuestos a la clase media, en la que incluye a casi todos; los eliminará a los más pobres, y los elevará a los más ricos. Los ingresos no estarán destinados a salvar a los bancos.
Reitera una y otra vez que los gastos ruinosos de la guerra de Bush en Iraq no deben ser costeados por los contribuyentes norteamericanos. Le pondrá fin y traerá de regreso a los soldados de Estados Unidos. Tal vez tuvo presente que ese país nada tuvo que ver con los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Ha costado la sangre de miles de soldados de Estados Unidos, muertos o heridos en los combates, y más de un millón de vidas a esa nación musulmana. Fue una guerra de conquista impuesta por el imperio en busca de petróleo.
Ante la crisis financiera desatada y sus consecuencias, a los ciudadanos norteamericanos les preocupa más en estos instantes la economía que la guerra de Iraq. Los atormenta la preocupación por sus puestos de trabajo, la seguridad de los ahorros depositados en los bancos, los fondos de jubilación; el temor de perder el poder adquisitivo de su dinero y las viviendas donde residen con sus familiares. Desean la seguridad de recibir en cualquier circunstancia los servicios médicos adecuados y la garantía del derecho a que sus hijos reciban educación superior.
Obama es desafiante, pienso que ha corrido y correrá crecientes riesgos en el país donde un extremista puede adquirir por ley un arma sofisticada moderna en cualquier esquina como en la primera mitad del siglo XVIII al Oeste del territorio de Estados Unidos. Apoya su sistema y se apoyará en él. La preocupación por los agobiantes problemas del mundo no ocupan realmente un lugar importante en la mente de Obama, y mucho menos en la del candidato que, como piloto de guerra, descargó decenas de toneladas de bombas sobre la ciudad de Hanoi, a más de 15 mil kilómetros de Washington, sin remordimiento alguno de conciencia.
Cuando el pasado jueves 30 le escribí a Lula, además de lo que conté en la reflexión del 31 de octubre, le expresé textualmente en mi carta: "El racismo y la discriminación existen en la sociedad estadounidense desde que nació, hace más de dos siglos. Negros y latinoamericanos han sido allí siempre discriminados. Sus ciudadanos fueron educados en el consumismo. La humanidad está objetivamente amenazada por sus armas de exterminio masivo."
"Al pueblo de Estados Unidos le preocupa más la economía que la guerra de Iraq. McCain es viejo, belicoso, inculto, poco inteligente y sin salud."
Finalmente le añadí: "Si mis cálculos estuvieran equivocados, el racismo de todas formas se impusiera y el candidato republicano obtuviese la Presidencia, el peligro de guerra se incrementaría y las oportunidades de los pueblos para salir adelante se reducirían. A pesar de todo, hay que luchar y crear conciencia sobre esto, gane quien gane esas elecciones."
Cuando esta opinión que sostengo se publique mañana, nadie tendrá ya tiempo para decir que escribí algo que pueda ser utilizado por alguno de los candidatos en favor de su campaña. Debía ser, y he sido, neutral en la contienda electoral. No es "una injerencia en los asuntos internos de Estados Unidos", como diría el Departamento de Estado, tan respetuoso de la soberanía de los demás países.
Más allá de tales consideraciones, la trascendencia de estos comicios no se limita al ámbito de la política interna estadunidense: se extiende también al escenario internacional por cuanto en la jornada de hoy habrá de definirse la proyección de la superpotencia hacia el resto del mundo durante los próximos cuatro años y, en consecuencia, el destino de millones de personas que viven fuera de ese país.
En ese sentido, y si bien es cierto que tanto Barack Obama como John McCain aspiran a gobernar una nación imperialista y con afanes hegemónicos en el mundo, lo peor que puede ocurrirle al planeta en la circunstancia actual es que triunfe el aspirante republicano. Por más que lo ha intentado, el senador por Arizona no ha podido sacudirse las inercias nefastas del cada vez más impopular George W. Bush y, para colmo, su campaña se ha ido decantando hacia los sectores más reaccionarios de la nación vecina. Existen, por tanto, elementos suficientes para pensar que el arribo de McCain al poder, en enero próximo, implicaría la continuidad de la catástrofe planetaria en que se han traducido los dos ciclos de gobierno de Bush: la proliferación de las violaciones a los derechos humanos, la debacle de la paz y la seguridad internacionales, el auge del unilateralismo, el injerencismo, la xenofobia; el racismo y la arbitrariedad características del político texano, el desastre político, diplomático, militar y moral de Estados Unidos, y la crisis de la economía mundial a consecuencia de las directrices económicas características de los republicanos, basadas en el neoliberalismo de Hayek y en el monetarismo de Friedman.
Por lo demás, resulta paradójico que una decisión de tal importancia y trascendencia mundial deba ser tomada en el contexto de un sistema electoral deficiente y obsoleto, que no se fundamenta necesariamente en el mandato popular y que posibilita la subversión de ese elemental principio democrático. Cabe recordar que el propio George W. Bush arribó a la presidencia en el año 2000 a contrapelo del voto de las mayorías –el aspirante demócrata Al Gore lo aventajó con más de 500 mil sufragios–, tras un largo conflicto poselectoral, que tuvo que ser dirimido en la Suprema Corte estadunidense, y bajo fuertes sospechas de fraude en Florida, gobernada entonces por su hermano Jeb. Cuatro años más tarde, un escenario similar en Ohio ratificó la permanencia del texano en el cargo. Así pues, la administración Bush se inició, en sus dos periodos, con dudas de legitimidad; al final del primero, la mayor potencia de la Tierra arrastraba ya los saldos de desastre de guerras ilegales, inmorales y depredadoras, y al término del segundo, se encuentra, para colmo, en el huracán de una crisis económica de grandes proporciones que ha arrastrado al mundo a una circunstancia angustiosa.
En suma, los comicios presidenciales de hoy constituyen, además de una prueba para la institucionalidad y la democracia en Estados Unidos, una oportunidad para que los votantes de ese país cobren conciencia de la importancia de su decisión, sufraguen en consecuencia y permitan que hoy por la noche el mundo pueda respirar con alivio y felicitarse por el fin inminente de ocho años de pesadilla.
Un gran producto
Así definía un consultor político a Obama en Público el 10 de octubre: “Obama es un gran producto. Te diría que es inmejorable. Sólo hace falta compararlo con candidatos anteriores. Es muy bueno con la oratoria y su mensaje llega con mucha facilidad. Conecta muy bien con el ciudadano de pie”. Pues eso, el presidente ideal, qué más da la política que defienda.
Obama el comunista
Para hacernos una idea de la interpretación política de los republicanos anticastristas de origen cubano, basta ver estas declaraciones del senador de La Florida, Mel Martínez, según recogía un teletipo de dpa del 20 de octubre: “El senador republicano Mel Martínez calificó de ‘comunismo’ los planes fiscales del aspirante demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Barack Obama, y los comparó con el sistema económico cubano”.
Vayan a votar
Todas las televisiones emitieron el 29 de octubre las imágenes de unos astronautas estadounidenses que, desde el espacio, hacían una llamada a sus compatriotas para que acudieran a votar, pero lo que no decían ni ellos ni las televisiones, es que el plazo de inscripción para poder votar en la mayoría de los estados se acabó el seis de octubre a las cinco de la tarde, es decir, hacía 24 días.
Todos a la cárcel
Leo en Público el 2 de noviembre las declaraciones del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, quien afirma que McCain “ha servido al país más tiempo en un campo de prisioneros de guerra que su rival en el Senado de EEUU”. Quizás quería decir que los senadores de Estados Unidos son más útiles si estuvieran todos encarcelados.
Chávez, Obama y El País
Esto es lo que dijo Hugo Chávez en referencia a Obama el 2 de octubre en la televisión venezolana:
Y esto es cómo lo tituló el diario El País el día siguiente: “Chávez: ‘Quiero hablar con el negro’”Que un negro llega a la presidencia de Estados Unidos no es poca cosa, que esté a la altura de la historia, esperemos, ojalá, no le pedimos que sea revolucionario, no le pedimos que sea socialista, sólo que el hombre negro que esta a punto de llegar a ser presidente de EEUU, ojalá se ubique a la altura del momento que vive el mundo, desde ahora le envío señales al hombre negro, desde aquí nosotros que somos raza india, caribeña, sudamericana.
Pascual Serrano es autor de "Perlas 2. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación" Agosto 2007. Barcelona. El Viejo Topo. Acaba de publicar Medios violentos. Palabras e imágenes para el odio y la guerra. Mayo 2008. El Viejo Topo
Guillo Pistonesi: Estamos en comunicación con el sociólogo norteamericano James Petras desde Nueva York, con quien vamos a hablar sobre un acontecimiento que sucederá dentro de muy pocas horas en Estados Unidos. Se va a decidir quién va a ser el Presidente por los próximos cuatro años, en el marco de una bancarrota financiera y económica, de una crisis política y un empantanamiento militar. ¿Cómo estas James?
James Petras: Estamos muy bien. Preocupados con estas elecciones porque son muy importantes frente a la catastrófica situación económica y a los grandes desafíos tanto en Medio Oriente como en otras partes del mundo. Son elecciones que van a tener enormes consecuencias. El gran tema es que los candidatos de los principales partidos no ofrecen una salida progresista.
GP: Hay un hecho que no podemos dejar de soslayar que es que sería -si es que ganara Barack Obama como todas las encuestas lo indican- la primera vez que un hombre afroamericano accede a la Casa Blanca. ¿No significa esto un importante cambio?
JP: Yo creo que esta ideología posmoderna sobre la “diversidad”, como la llaman, la diversidad como un paso adelante, para mí está equivocada. Porque la diversidad mientras la injusticia sigue siendo el marco principal no significa un avance. Hemos tenido un canciller aquí, Condolezza Rice, que ha apoyado las peores políticas hacia América Latina, hacia los palestinos, hacia Irak. Hemos tenido un afroamericano Comandante en Jefe del Ejército que no ha parado los bombardeos en Irak... Colin Powell, Condolezza Rice. Hemos tenido personajes de origen latinoamericano, hemos tenido muchos judíos que han apoyado la misma política reaccionaria que cualquier blanco de origen europeo. Yo creo que esta mitología de poner el factor de color antes que el tema de clase, del tema de la ideología o base social es un gran error que ha mistificado, confundido a mucha gente y los resultados son un desastre.
GP: ¿Cómo se esta viviendo por estas horas previas a los comicios al nivel social? ¿Hay expectativa en las elecciones? ¿O hay apatía?
JP: Bueno, yo creo que hay una anticipación de que las elecciones pueden resolver algunos de los grandes problemas que hemos encontrado últimamente, hay un aumento de la desocupación: 493.000 más desocupados en el último mes, hemos visto la pérdida de más de 2 millones de hogares por parte de personas que no pueden pagar la hipoteca y lo peor son las amenazas que vienen, la inseguridad. Entonces, más que en otras elecciones, hay mayor intervención, más registración para votar. Ahora, todo es relativo, lo que parece un aumento de participación aquí en Estados Unidos está en relación con el pasado donde menos del 50% del electorado vota. Entonces, si sube de 48%, 49% a 58%, la gente cree que estamos entrando en una fase de alta participación, pero estas cifras en Europa son el mínimo de participación. Son mal vistos allá.
Tenemos otro fenómeno que es la alta registración de negros pobres. Y eso sí es diferente por el hecho de que Obama ha creado una imagen de apertura para los negros. Ha recibido mucha publicidad de la burguesía negra que ve una apertura para entrar en círculos de elite y de privilegiados aquí. Spike Lee, el director de cine, dice que eso marca un punto de ruptura con la historia racista de Estados Unidos. Mientras que si uno hecha una mirada a las estadísticas sobre ingresos, hay sobre-representación de negros entre los más pobres, los que reciben menor atención médica o viven en peores casas. Lo mismo con los hispanos. A pesar de que hay muchos alcaldes, por ejemplo mexicano-americanos, y hay un aumento de representación de negros en diferentes gobiernos estatales, las condiciones de las masas de estos grupos étnicos siguen siendo lo peor entre la población. No debemos confundir el ascenso de la pequeña burguesía étnica o racial con lo que pasa entre las masas. En otras palabras, hay una polarización de clase entre las etnias, en la que algunas capas sociales se están aprovechando de la diversidad para avanzar, abandonando a las grandes mayorías que por varias razones económicas no tienen la misma oportunidad, y se quedan peor. Voy a dar una cifra: aquí en los últimos diez años, el 0,1% de la población ha aumentado sus ingresos un 230%, mientras que el 20% más pobre ha perdido un 10% . Entonces tenemos no sólo la sociedad más desigual entre los países capitalistas avanzados, sino que en algunas ciudades, por ejemplo Nueva York, las desigualdades están entre las peores en todo el mundo, incluyendo países como Guatemala, Honduras, etc. Hemos tenido la peor distribución de ingresos del mundo, en las grandes ciudades de EEUU. Esas son cifras compiladas por organizaciones internacionales, nada de eso aparece como problema en la campaña de Obama, que habla de un impuesto mayor para los que ganan más de 250.000 dólares al año, pero el aumento de impuestos es ridículo en relación a las cláusulas de escape que pueden utilizar para no pagar los impuestos. Es una campaña que utiliza la retórica del cambio y se aprovecha psicológicamente de la frustración y del sentido de crisis que vive la gente
GP: Ahora vos, entre otras cifras impresionantes, planteaste que ya hubo 2 millones de hogares que han sido desalojados porque no han podido pagar sus hipotecas. ¿Cuál es la política que propone o que promete Barack Obama para este desastre de la vivienda en los sectores populares norteamericanos?
JP: Muy pobre. Por ejemplo lo que dice es que se deben congelar los desalojos por tres meses para que los habitantes puedan negociar el pago de los intereses a los bancos. Es una propuesta que no trata el problema de fondo, de congelar o por lo menos proteger a los habitantes por un tiempo de la recesión que estamos viviendo ahora. Es simplemente un parche, una solución temporal. Porque terminan los 3 meses y nada, la gente queda igual. Y es sólo una propuesta, no es legislación. Lo que uno tiene que calcular es que Obama apoya una distribución de 700.000 millones para salvar los bancos.. No está a la altura de proponer una medida similar para salvar a la gente que está a punto de ser echada de su casa. Hay un criterio de clase, si sos suficientemente rico y grande, recibes subvenciones de Estado, si sos de clase media, clase media baja, obrero no recibes nada del Estado
GP: Seguimos hablando con James Petras desde los Estados Unidos a pocas horas de las elecciones presidenciales del martes. Y nos quedaba la pregunta James, si Barack Obama está a la altura de resolver la crisis política de la burguesía norteamericana frente a una crisis financiera y económica del sistema, de las más graves en los últimos 65 años.
JP: Yo creo que en primera instancia para dar respuestas hay que identificar a los principales candidatos para ocupar los diferentes ministerios de Hacienda, de Economía, de Comercio, el Banco Central. Yo creo que va a elegir entre los principales representantes de Wall Street, candidatos que ya servían en el gobierno de Clinton. En este sentido no hay ninguna nueva cara con nuevas ideas, con nuevas propuestas. Hay un gran continuismo entre los principales candidatos a manejar la economía y el pasado. En segundo lugar, uno tiene que pensar que un candidato que recibe 700 millones de dólares tiene algunas obligaciones: obligaciones con los grandes financistas que van a exigir que todo el costo de la crisis caiga sobre las espaldas de los obreros. Y no es esta una simple deducción, el candidato a Vicepresidente José Biden, ha dicho a un grupo de financistas de la campaña de Obama que deben prepararse para defender a Obama porque Obama va a tomar algunas medidas duras y no populares, y deben estar preparados para respaldar a un gobierno que va a utilizar la presidencia y la popularidad de las elecciones para lanzar programas de recortes sociales. Ya hemos visto en el estado de Nueva York la propuesta de cortar programas de educación, de salud, para los pobres, etc. Yo creo que la posibilidad de inyectar dinero es a partir de la teoría de primero inyectar el dinero entre el gran capital y esperar que el gran capital genere nuevas riquezas que puedan ir bajando hacia las clases populares. Entonces, no hay ningún esfuerzo por reconocer que el capitalismo ha fracasado. Van a tratar de reflotar un capitalismo que no muestra ningún dinamismo, que está dirigiéndose hacia la depresión, la deflación. Es decir, no tenemos ni la política de Franklin Roosevelt, que generó una serie de empresas públicas con grandes proyectos de obras públicas, una política que se haya dirigido directamente a generar millones de empleos.
GP: Cuestión ésta, la de la crisis del ’30, que terminó resolviendo el capitalismo a su manera con la masacre y la carnicería que significó la Segunda Guerra Mundial.
JP: Ahora, es otro tema la guerra. ¿Cómo se pueden realizar programas progresistas de recuperación cuando Obama apoya la extensión y aumento de tropas en Afganistán, cuando dice que va a mandar tropas a invadir Pakistán para destruir supuestamente las bases de apoyo en Afganistán, cuando dice que va a presentar una propuesta a Irán para terminar con su programa de uranio y si no cumple dice que habrá una confrontación militar sobre la mesa? Entonces no se puede continuar y aumentar los gastos militares y hablar de recuperación económica, es monetariamente imposible.
GP: ¿Nada bueno podemos esperar entonces los pueblos del mundo de un eventual triunfo de Barack Obama el martes?
JP: Para nada, yo creo que es uno de los grandes fraudes de muchos intelectuales de Norteamérica que creen que con Obama van a tener alguna apertura para que se puedan proponer medidas progresistas. Personajes supuestamente progresistas como Noam Chomsky, como Howard Zinn, supuestamente críticos y apoyan a un candidato que apoya la guerra en el Medio Oriente, que es incondicional con Israel, que canaliza dinero a Wall Street. Podríamos decir que estos “libertarios”, estos “anarquistas” que proclaman problemas con el comunismo o el marxismo porque son autoritarios, ahora abrazan a un burgués respaldado por los más grandes capitalistas y que proyecta nuevas guerras. Eso son los libertarios, los progresistas con los que tenemos que tratar aquí.
GP: Clarísimo James Petras, como siempre. Te mandamos un gran abrazo desde Argentina y seguramente pronto nos volveremos a reencontrar telefónicamente para que nos des tu visión desde la izquierda en el seno de los Estados Unidos sobre lo que allí acontece.
JP: Bueno, muchas gracias por la invitación, chau.
GP: Un abrazo.
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
El período en el que vivimos es el gobierno Bush-Obama-McCain. Bush inició gustosamente la campaña de bombardeo de Obama en Pakistán. Los tres se coludieron en la reciente transferencia de riqueza (unos 840.000 millones de dólares) del pueblo estadounidense a Wall Street.
La gramola de los medios que funciona 24 horas/7 días a la semana nos distrae del estudio demasiado preciso de esos elefantes blancos. El circo es tan bullicioso e hipnotizador en lo visual que oculta la estructura más profunda de la sociedad. EE.UU. es una dictadura militar con relaciones públicas científicas. Parte de esas relaciones públicas científicas es el cuidadoso cultivo y exaltación de los atavíos democráticos de EE.UU. Lo importante que hay que recordar es que McCain y Obama fueron cuidadosamente seleccionados por los gobernantes acaudalados y no es ningún secreto en particular. Se llama “donaciones a la campaña”. Después de eso, nosotros, el pueblo, tenemos derecho a elegir entre esos dos candidatos aprobados.
El arreglo está hecho. McCain es un mentecato. Obama ha sido repetidamente ungido soberano en la primera plana de Time (Es de Time-Warner el conglomerado mediático que Obama no va a disgregar.)
No queda una izquierda de la que valga la pena hablar en EE.UU. Existen motivos materiales para esto: sindicatos débiles, pocas huelgas. (El motivo por el cual los sindicatos son débiles va más allá del alcance de esta discusión.) Así que estrellas izquierdistas como Ralph Nader y Amy Goodman no están atadas a nada, como globos inflados para desfiles de las grandes tiendas que han ascendido y que se inflan aún más. Sus esfuerzos, por bien intencionados que sean, no tienen fuerza que los respalde y a veces son totalmente ineficaces.
La Sociedad del Espectáculo encuentra a la sociedad neototalitaria de la percepción total de la información. El Estado tiene la tecnología necesaria y ha asignado los recursos para espiar a todos con 16 o 18 agencias de “inteligencia” y nos controla lo más posible con los medios de cinco corporaciones que están bastante bien unidas en cuanto a cómo y en qué medida la plebe debe ser “informada.” Por otra parte, la plebe está atomizada (privada de vínculos comunes que tengan sentido); las únicas otras importantes instituciones no corporativas o no gubernamentales son las iglesias cooptables.
El hermoso príncipe y su complemento, la malvada, pero atractiva, reina. Son superhéroes de historieta – perfectos para la televisión, el instrumento clave de la opresión y la ignorancia. (Nótese el inmenso esfuerzo por asegurarse de que todos tengan televisión digital para febrero próximo. Quisiera que se preocuparan tanto por darle agua a nuestros prójimos en Nueva Orleans.)
Barack Obama y Sarah Palin son demasiado buenos para ser verdad:
Barack Obama – ese nombre que es más extranjero que lo extranjero, su madre, una hippy que tuvo un hijo negro, un verdadero africano (boqueo). Suena tan espantoso para muchos blancos como parecen a ansiosos liberales y justicieros activistas los excesos orquestados del Estado policial tales como la policía, con equipos de ciencia ficción con sus garrotes al estilo norcoreano, en la convención republicana.
Sarah Palin – mamá superhéroe, te servirá leche y galletitas mientras va camino a gobernar y arruinar el mundo. No es una pro-rifle, pro-iglesia, etc. normal. Es la versión de historieta – en realidad dispara a los lobos desde helicópteros; se asocia con, para decir de un modo algo cortés, “nacionalistas blancos.”
Esta dicotomía sirve sólo a los gobernantes. Lo que necesita la vasta mayoría de ambos lados es exactamente lo mismo: paz, ayuda económica, y libertad de un Estado intrusivo.
Divide y vencerás. Los gobernantes han estado fomentando la guerra racial como su contraataque en la lucha de clases desde el Siglo XVII. Tienen mucha experiencia.
Después de la elección la economía puede empeorar aún más y habrá más aventuras militares. A medida que se desarrollan las cosas el juego será: –Culpad al negro. Ese proceso ya ha comenzado.
En cuanto a los planificadores militares de EE.UU., el ciclo electoral y los sentimientos del público constituyen sólo un factor en la determinación de la oportunidad y el anuncio de acciones agresivas, como si fuera el estudio del clima para un tiempo óptimo para el desembarque en Normandía en la Segunda Guerra Mundial.
Es una dictadura militar con Presidentes Bien Parecidos. La elección es un chiste, pero más importante es que es un desperdicio del tiempo de la gente (excepto, tal vez, en algunas contiendas locales). Terminad con eso. Pensad y encontrad maneras efectivas de rebelaros.
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Morton Skorodin vive en Oklahoma. Para contactos, escriba a
Bush se va y estamos felices, más porque ya no tendremos que escuchar sus patéticos discursos del teleprompter que ni siquiera leyéndolos en letra grande era capaz de pronunciar y articular bien. También estamos contentos porque con Bush se va Dick Cheney, el verdadero poder del duo dinámico. Cheney es uno de los arquitectos de la última perversión de la política imperial con su sed insaciable para la dominación mundial. Junto a sus compatriotas Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz, Robert Zoellick, John Negroponte, Elliot Abrams y otros del club de neoconservadores, lograron implementar el plan del Proyecto para un Nuevo Siglo Americano (PNAC) que habían diseñado desde el año 1994. Su objetivo era asumir control sobre las reservas energéticas mundiales, enfocándose en el Medio Oriente. Los miembros del PNAC, que incluían a Condoleezza Rice, Cheney, los otros mencionados anteriormente, George H.W. Bush (papá del actual presidente) y otros de la misma ideología, abogaban por la invasión a Irak, el asesinato de Saddam Hussein y la occupación de sus pozos petroleros. Cheney también fue el impulsor de la “privatización de la guerra”, entregando contratos multimillonarios a empresas del Complejo Industrial Militar, incluyendo a su empresa personal, Halliburton, cuyas ganancias han asegurado Cheney y su familia una vida lujosa.
Se va Bush y su combo, pero lamentablemente con ellos no se va el sistema capitalista-consumista. No se va el Complejo Industrial Militar que controla la política internacional de Washington, ni se van las grandes multinacionales y corporaciones que controlan el mercado global. Entonces, ¿cuál es el cambio?
Si John McCain ganara la presidencia de Estados Unidos el próximo 4 de noviembre significaría un gran retraso ante la posibilidad de mejorar la imagen de Washington en el mundo. McCain traería consigo asesores y políticos de la vieja guardia, como Henry Kissinger, James Woolsey (antiguo Director de la CIA y ex presidente de Freedom House), Richard Armitage (ex Subsecretario de Estado del 2001-2005 bajo George W. Bush, miembro del PNAC), William Kristol y Robert Kagan (directores del Proyecto para un Nuevo Siglo Americano “PNAC”). McCain también favorecería un aumento de tropas estadounidenses en Irak porque ve ese conflicto como parte de una lucha mayor contra el extremismo islámico que según él y sus asesores, “amenaza la seguridad de Estados Unidos”. Su candidata a la vicepresidencia, la gobernadora del Estado Alaska, Sarah Palin, abogaría por una invasión en Venezuela para derrocar “ese dictador Chávez” y garantizar el control sobre las reservas petroleras en el país suramericana (para no tener que explotar más las de Alaska). Entonces, con un McCain, Washington seguiría el camino de la guerra y la destrucción de la humanidad. Sería más de lo mismo, una continuación de la era Bush-Cheney, sin los mismos personajes, pero con el mismo espiritu guerrerista e imperialista. Y aunque McCain como Presidente de Estados Unidos sería un retraso para los pueblos del mundo, sería un paso adelante para la caída el imperio.
Si Barack Obama ganara la presidencia de Estados Unidos el próximo 4 de noviembre cambiaría la cara de Washington ante el mundo, pero no necesariamente cambiaría lo demás. Claro, con Obama haríamos historia: primer presidente afro-americano de Estados Unidos; primer político con tan poca experiencia en llegar al cargo más poderoso de la nación; uno de los más jóvenes en llegar a la presidencia; y primer presidente de Estados Unidos con un nombre tan extranjero. Si, Obama sería un cambio fresco con su gran intelecto y discurso inteligente y poético (que también lee del telepromter) sobre la “esperanza” y el “cambio”. Cualquier presidente que puede pronunciar una palabra con más de dos sílabas sería un gran cambio para Estados Unidos después de ocho años de lenguaje vaquero.
Pero un Obama no podría detener el Complejo Militar Industrial, ni lo va a querer hacer, porque pronto se daría cuenta que las empresas, personas y agencias que componen esa industria son quienes lo mantendrían a él en el poder. Y Obama tampoco podría controlar las transnacionales y corporaciones que manejan la economía global; tendría él que subordinar su política a los deseos de Exxon, Chevron, Coca Cola, Disney, Warner, Monsanto y otras multinacionales que dominan el mercado internacional.
¿Y su política exterior? Pués, su asesor principal es Zbigniew Brzezinski, antiguo Asesor de Seguridad Nacional del Presidente Jimmy Carter y arquitecto de la política de dominación mundial de Washington. Brzezinski es miembro fundador de la Comisión Trilateral, entidad compuesta por grandes empresarios, políticos, dueños de medios de comunicación y gobernantes de Europa, Asia y Estados Unidos, que formulan las estrategias que manejan la economía y la política mundial. Es miembro también de instituciones y centros de estudios (think tanks) como Freedom House, International Crisis Group, Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) y Council on Foreign Relations (CFR), que promueven la política imperial de Washington en el mundo. Todas esas organizaciones también son críticas de Venezuela y el Presidente Chávez y abogan por una acción más directa y efectiva de Estados Unidos para “detener” la influencia y la amenaza del jefe de estado venezolano en la región.
Entonces, tal vez Obama buscaría retirar las tropas estadounidenses de Irak dentro de unos años, pero no pararía la Guerra Mundial que ejecuta Estados Unidos contra la humanidad. No transformaría el sistema capitalista-consumista que está devorando el planeta tierra y acabando con los recursos naturales a algo más decente y amistosa para los pueblos del mundo. No, Obama no cambiaría mucho en el final, al menos si bajo su imagen oportunista y ambiciosa existiera un verdadero radical revolucionario que solo estaba esperando su juramentación en la Casa Blanca para quitarse la cara del establishment y romper con las cádenas del imperialismo. Esa es la esperanza que tenemos muchos; queremos, deseamos un verdadero cambio profundo en Estados Unidos. Por eso me duele decirlo a los que están agarrándose de esa esperanza, que lamentablemente el próximo líder de Washington simplemente sería el mismo de antes: el capitalismo.
El próximo 4 de noviembre se celebrarán elecciones “libres” en el país al que tanto le gusta impartir clases de democracia al mundo entero. Ese día, en los Estados Unidos habrá gente que vote dos veces; gente que, aunque quiera y por haber sido excluida del censo –parte de la población negra, latinos, aborígenes, inmigrantes, pobres de la ciudad y del campo…-, no podrá votar ni la vez que realmente le corresponde. Tampoco podrán votar muchísimos trabajadores, porque las elecciones en aquel país siempre se celebran en martes –día laboral-, y muchos patronos no conceden permiso a los obreros para salir de las empresas a ejercer su supuesto derecho. Habrá gente que, mediante el “voto ausente”, votará estando encarcelado e incluso muerto. Y no sería la primera vez si se llegasen a comprar boletas de votación por unos pocos dólares o por un plato de comida, lo que demostraría, una vez más, que en el país de la “democracia” existe un por ciento muy elevado de inocultable miseria caminando por sus calles: un Tercer Mundo de muchísimos habitantes.
Pero parece que lo hasta ahora dicho no importa demasiado, el próximo 4 de noviembre insistirán en el carácter libre y democrático de las elecciones estadounidenses. ¿Obama o McCain? ¿Alguien sabe o ha oído hablar de más candidatos? Sé que los hay, pero, aun así, ¿podemos hablar de pluripartidismo en el país imperialista? Nada más lejos de la realidad ¿Bipartidismo? Tampoco, pues lo cierto es que con verdaderas posibilidades de éxito electoral sólo concurre un partido con dos facciones: la demócrata y la republicana, ambas grupos de inversionistas y representantes del gran capital, ninguno de la clase obrera o algo que minimamente se le parezca.
Por eso cuando leo o escucho ciertos comentarios de gente de izquierdas, esa que yo nunca entrecomillo cuando la escribo porque la considero tal, no hacen sino dejarme perplejo. Algunos llegan a decantarse por el demócrata para que no gane el republicano, “el del partido de Bush”. Y con eso ya se quedan tan anchos. E incluso hay quien se arroga el derecho de pedir a “candidatos menores” que retiren sus candidaturas para no restar votos a Obama, como si apoyando a éste estuviesen realizando un importante acto de rebeldía.
En noviembre de 2000, Ralph Nader fue acusado de hacer perder las elecciones a Al Gore, cuando todo el mundo sabe que Bush las “ganó” de manera fraudulenta y que el candidato demócrata, casi de inmediato, reconoció el falso triunfo del republicano. Cuatro años después, Nader repitió como tercer candidato en discordia. Pero conocidas e influyentes personas pidieron educadamente –algunos no tan educadamente- que retirara su candidatura para no restar votos a John Kerry, el candidato demócrata de entonces a la Casa Blanca. Se trataba, según ellos, de que George W. Bush no gobernara otros cuatro años. ¡Vaya una alternativa más “alentadora” la propuesta realizada por aquellos sesudos individuos! En vez de trabajar por crear unas sólidas bases para que algún día, aunque lejano, se pueda dar un vuelco a tan nefasto panorama actual, estos individuos, con su actitud, contribuyen seriamente a perpetuarlo. “El corrupto sistema político no ofrece otra opción”, argumentan algunos, obviando que con esa actitud tan derrotista nunca se habría hecho ni una sola revolución en ninguna parte del mundo.
Cierto que invertir el orden establecido con enemigos tan poderosos es un objetivo muy difícil de alcanzar. Pero difícil no es sinónimo de imposible. Por contar con amplios sectores de desfavorecidos, Estados Unidos posee un potencial revolucionario nada desdeñable y que, a día de hoy, está prácticamente abandonado. Se trata de trabajar con las masas, que son las llamadas a hacer las revoluciones. Otorgarles el papel que les corresponde, organizarlas, sumarlas e instruirlas –y no digo con esto que carecen de inteligencia- es la tarea que urge si se quiere acabar con la hegemonía de los dos grupos de inversionista que representan única y exclusivamente al gran capital. Y para que esto suceda algún día, no se puede seguir jugando a apostar por los demócratas “para que gane el menos malo de los dos”.
¿Apoyar a Barack Obama? ¿Por qué? ¿Porque promete cambio y es el primer negro de la historia con posibilidades de ser presidente? ¿Quién está financiando el elevadísimo y vergonzoso costo económico de su campaña electoral? El gran capital, sin duda, y a éste deberá devolver el favor con intereses bien altos si finalmente consigue instalarse en la Casa Blanca. Sabemos de sobra que los intereses de los grandes capitalistas chocan de frente con los de la clase obrera. ¿Qué les hace pensar, pues, a aquellos artistas e intelectuales –supuestamente de izquierdas- que Obama va a ser mejor gobernante para el conjunto de los estadounidenses y, por ende, para la población de todo el mundo?
Si hacemos un poco de memoria nos daremos perfecta cuenta de que, al igual que los republicanos, los presidentes demócratas tampoco han sido precisamente hermanitas de la caridad. Entonces, ¿por qué pensar que Obama va a ser diferente?
De los cuatro presidentes estadounidenses que quisieron comprar la isla de Cuba a los españoles, tres eran demócratas: en 1848 James Knox Polk (1845-1849); en 1853 Franklin Pierce (1853-1857); y en 1857 James Buchanan (1857-1861). El cuarto presidente que quiso comprarla, William McKinley (1897-1901), era republicano, e hizo la oferta de compra en 1898, pocos días antes de la injerencia militar estadounidense en la Guerra de Independencia de 1895-1898.
Bajo la administración de John F. Kennedy –demócrata-, el 17 de abril de 1961 Estados Unidos invadió Cuba por Playa Larga y Playa Girón. El 3 de febrero de 1962 ordenó el bloqueo económico total de la Isla. Y el 22 de octubre del mismo año, con la conocida “Crisis de Octubre” en marcha, se anunció públicamente el bloqueo naval contra la Isla. También puso en marcha la Operación Mangosta, un proyecto del imperialismo yanqui contra Cuba después de su derrota en la citada invasión. Este proyecto, que buscaba desestabilizar a la Revolución cubana y que costó la vida de no pocas personas y grandes pérdidas económicas, se inició en noviembre de 1961 y concluyó el 3 de enero de 1963, aunque extraoficialmente continuó por mucho más tiempo.
Al Che lo asesinaron el 9 de octubre de 1967 en La Higuera, Bolivia, luego de ser herido y apresado un día antes. Sabemos que Barrientos, el presidente del país andino por aquel entonces, mandó asesinar al Guerrillero Heroico por órdenes del gobierno de los Estados Unidos. El presidente imperialista en aquel momento era Lyndon Baines Johnson, el principal impulsor de la Guerra de Vietnam, y, qué casualidad, pertenecía al partido demócrata.
Si nos centramos en el hasta ahora último presidente demócrata, William Clinton, podremos observar que más y más de lo mismo. El 27 de junio de 1993, Clinton ordenó un ataque de proyectiles contra Bagdad. Se lanzaron veintitrés misiles Tomahawk, con el nefasto y buscado resultado de ocho civiles muertos –entre los que se encontraba la conocida artista en el mundo árabe, Layla al-Attar- y una docena de personas heridas. Al día siguiente, camino de la iglesia, el presidente demócrata expresó a la prensa: “Me siento bastante bien respecto a lo que sucedió y pienso que el pueblo estadounidense debe sentirse igualmente bien al respecto”.
Su administración se involucró en los repetidos ataques aéreos a Iraq, donde las sanciones impuestas por la ONU, forzadas por Estados Unidos, se cobraron la muerte de cerca de 2.000.000 de personas por enfermedad, desnutrición y otras causas, en su mayoría niñas y niños.
Curiosamente, el belicista Clinton eludió el Servicio militar obligatorio en plena Guerra de Vietnam –recordemos que buena parte de ella con el demócrata Johnson en el poder-, marchándose a estudiar a Europa. Tiempo después, cuando trató de llegar a la Casa Blanca, se defendió diciendo que lo hizo por motivos políticos y morales, ya que, según él, estaba en contra de aquella guerra y era “objetor de conciencia”.
Clinton endureció el bloqueo norteamericano a Cuba con la ley Helms-Burton de 1996, que es una flagrante violación del Derecho Internacional. Y con el Plan Colombia llenó de armas e instructores militares el país sudamericano, facilitando la práctica sistemática del terrorismo de Estado.
En mayo de 1998, Fidel hizo llegar un mensaje a William Clinton a través de Gabriel García Márquez. Producto de aquel mensaje, los días 16 y 17 de junio del mismo año, una delegación de oficiales norteamericanos del FBI recibió, en La Habana, amplia información documental sobre las actividades de terroristas de Miami en territorio cubano. La única respuesta que Cuba recibió por parte del gobierno norteamericano, casi tres meses después, fue la detención de los informantes cubanos en Estados Unidos. Era el 12 de septiembre de 1998, y los Cinco antiterroristas cubanos fueron condenados a injustas y alucinantes penas, incluidas varias cadenas perpetuas. Hoy, diez años después, Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero y René González siguen presos en las cárceles del imperio.
Clinton combinó la penetración económica abierta y la captación de nuevos clientes políticos con la intervención militar y de inteligencia encubierta. Con él como presidente, el imperialismo yanqui se expandió bastante más que con ningún otro presidente desde Harry Truman –otro demócrata, que además ordenó el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki-, estableciendo numerosos estados–clientes que actualmente son miembros de la OTAN. A través de esta alianza, Clinton declaró dos veces la guerra a Yugoslavia –primero Bosnia y después Kosovo-, y los sangrientos resultados de sobra se conocen. Envió tropas a Somalia, que tuvo que retirarlas precipitadamente del país africano, para volver a enviarlas otra vez y bombardearlo despiadadamente. También Haití supo lo que es una invasión norteamericana, en el intento yanqui de incluir a la nación caribeña entre sus nuevos estados-clientes. Terrorífico historial el del demócrata presidente para ser un “objetor de conciencia”. Son sólo algunos ejemplos, creo que no es necesario añadir nada más.
Este siniestro individuo, descartada su mujer como candidata a la presidencia de Estados Unidos por el partido demócrata, está ahora haciendo campaña y pidiendo el voto para Barack Obama, porque “representa el futuro de Estados Unidos”.
Por otra parte, el candidato demócrata está recibiendo en los últimos días de la campaña electoral apoyos y adhesiones tan curiosas como sospechosas, como es el caso de Colin Powell –republicano-. Powell aseguró que su apoyo a Obama obedece a que su partido republicano “ha girado hacia el radicalismo ideológico”.
Para percatarse de que Powell tiene el sentido de la vergüenza completamente perdido sólo hace falta hacer un breve repaso a su reciente trayectoria político y militar. Consejero de Seguridad con el “carnicero” Ronald Reagan, este nuevo fichaje fue general en el Ejército de los Estados Unidos y Presidente del Estado Mayor Conjunto -el cargo militar de más rango en las Fuerzas Armadas- entre el 1 de octubre de 1989 y el 30 de septiembre de 1993. De modo que, con Bush padre como presidente del gobierno, dirigió la “Operación Tormenta del Desierto” en la Guerra del Golfo Pérsico en 1991. En diciembre de 2000, el todavía presidente George W. Bush nombró a Powell Secretario de Estado, permaneciendo en el cargo durante toda la legislatura. Como jefe de la diplomacia norteamericana, mintió descaradamente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aportando pruebas falsas sobre un arsenal de armas de destrucción masiva, supuesta y peligrosamente en manos del Ejército iraquí. Estas armas, por su inexistencia, nunca aparecieron, y fue la excusa utilizada para invadir Iraq en busca de su petróleo, con una guerra hoy todavía inacabada y que ya se ha cobrado la vida de casi 2.000.000 de personas.
Debido a que su mentira no fue respaldada por el Consejo de Seguridad de la ONU, el gobierno de Estados Unidos inició la guerra de manera ilegal, con el apoyo de la Inglaterra de Blair y la España de Aznar, aunque la población de ambos países rechazó la respuesta bélica de manera contundente. La imagen pública de Powell salió mal parada, tanto que Bush no contó con él para su segundo mandato que ahora concluye, sustituyéndolo por Condoleezza Rice.
Hace unos días, agradecido por el apoyo recibido, Barack Obama afirmó que de ganar las elecciones incluirá a Colin Powell en su administración nombrándole asesor, al parecer en materia de defensa.
Otro individuo que ha mostrado su apoyo público a Obama es el ex secretario de prensa de Bush, Scott McClellan, “porque tiene posibilidades de cambiar Washington”, y también el presidente de Google, Eric Schmidt. Obama cuenta, igualmente, con el alineamiento –y lo que ello supone- de diarios como The Washington Post, Los Angeles Times, The Miami Herald, The Philadelfiphia Inquirer, The Boston Globe y The San Francisco Chronicle.
En plena crisis financiera, los dos candidatos han tentado al multimillonario inversor de 78 años, Warren Buffett, para ocupar el cargo de secretario del Tesoro. John McCain aboga por mantener las tropas en Iraq hasta que Estados Unidos gane la guerra, y Barack Obama prefiere retirar sólo a una parte de las tropas yanquis en Iraq para enviarlas a Afganistán. Los dos candidatos coinciden en que mantendrán el ilegal y genocida bloqueo contra Cuba. En no pocas ocasiones, un mismo donante millonario “invierte” su dinero en financiar a ambos candidatos...
¿Hacen falta más pruebas para poder afirmar que en el fondo -y en la superficie- demócratas y republicanos son exactamente lo mismo? Personalmente no quiero que gane McCain, pero si gana Obama no sentiré ni un ápice de alegría. Al fin y al cabo, gane quien gane, será el gran capital quien gobierne en los Estados Unidos, y de alguna manera también en el resto del mundo.
http://baragua.wordpress.com
El cambio está muy cerca. Salvo que se repita el prolongado recuento de votos del año 2000 en Florida, pronto habrá un vencedor en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
En tiempos de crisis económica, el cambio es algo que uno guarda en el bolsillo y que quiere conservar.
Las campañas electorales, sin embargo, no funcionan con monedas de pocos centavos. Sus arcas, especialmente la de los demócratas, se están llenando de más y más fajos de dinero, lo que asegura que los políticos quedarán en deuda con los intereses especiales y los donantes adinerados. No esperen que las cadenas de televisión planteen grandes discusiones sobre esto, porque precisamente son las cadenas televisivas las que más se benefician de esta coyuntura.
Barack Obama batió un nuevo récord de recaudación de fondos durante el mes de septiembre, según lo indicó su campaña recientemente, que ha superado todas las predicciones, alcanzando los 150 millones de dólares. Dado que Obama decidió no acogerse al sistema público de financiación de campañas, puede gastar libremente todo lo que sus arcas le permitan hasta el día de las elecciones. John McCain aceptó la financiación pública y eso significó para su campaña la imposición de un máximo de 84,1 millones de dólares de dinero público para gastar en las elecciones generales. La campaña de Obama ha gastado en publicidad cuatro veces más que la de McCain.
La campaña de Obama ha “inundado la zona” con publicidad. Tiene un canal llamado “Obama Channel” que emite ininterrumpidamente durante las 24 horas en Dish Network. Anuncios de Obama aparecen en videojuegos como “Guitar Hero”. La campaña compró media hora de tiempo de aire de máxima audiencia en NBC, CBS y Fox para que Obama se dirija a la nación seis días antes de la elección. Fox cambió el horario de inicio de las Series Mundiales para acomodarse al espacio de publicidad vendido a la campaña de Obama.
La campaña de Obama se atribuye haber recibido una cantidad sin precedentes de donaciones pequeñas de parte de sus históricos 3,1 millones de donantes. El director de la campaña, David Plouffe, afirma que la donación media de la campaña es de menos de 100 dólares. Un análisis realizado por el Washington Post de los datos de la Comisión Federal Electoral (FEC, por sus siglas en inglés) demuestra, sin embargo, que solamente la cuarta parte de esa gran cantidad de donantes entra en la categoría de “pequeños” donantes (menos de 200 dólares), lo que supone un porcentaje menor que el conseguido por George Bush en su campaña de 2004.
Según el Center for Responsive Politics, un grupo sin fines de lucro que realiza un seguimiento de las contribuciones económicas aportadas a las campañas, los fondos recaudados por las campañas presidenciales se han incrementado enormemente. La campaña electoral de 1976, la primera que incluyó la financiación pública, registró una recaudación total de 171 millones de dólares (alrededor de 570 millones de dólares, ajustando la cifra de acuerdo a la inflación). La campaña actual ya alcanzó casi los 1.600 millones de dólares, y el Center for Responsive Politics prevé que el total alcance los 2.400 millones de dólares. A pesar de que supuestamente las donaciones a los candidatos no pueden ser mayores de 2.300 dólares por persona para las elecciones generales (se permite otros 2.300 dólares para las elecciones primarias por cada candidato), existen enormes vacíos legales. Los más dignos de mención son los “comités conjuntos de recaudación de fondos”, en los que el candidato a la presidencia se asocia con su partido para formar una organización de recaudación de fondos. El formado por McCain y el Comité Nacional Republicano se llama McCain Victory 2008 (Victoria de Mcain 2008) y puede recibir donaciones de hasta 70.000 dólares, que después son distribuidas entre la campaña presidencial, el partido a nivel nacional y los comités partidarios de los estados clave. Obama y el Comité Nacional Demócrata crearon el Obama Victory Fund (Fondo para la Victoria de Obama), al que los donantes le podían aportar hasta 28.500 dólares. Según informó recientemente el Washington Post, los demócratas encontraron esa suma demasiado restrictiva, así que crearon el Committee for Change (Comité para el Cambio), que permite a los donantes aportar hasta 65.000 dólares. ¡Qué gran cantidad de cambio!
Bill Buzenberg, Director Ejecutivo del Center for Public Integrity, me dijo: “Lo que está mal de todo esto es que, luego de las elecciones, la gente que ha aportado grandes cantidades de dinero va a acudir a la persona que resulte elegida, y querrá tener acceso e influencia sobre él.”La carrera por la presidencia de 2.000 millones de dólares también garantiza grandes ganancias para los medios de comunicación, las cadenas de televisión nacionales y los canales de televisión locales. Cientos de emisoras de televisión están haciendo uso de las ondas radioeléctricas, que son de todos, y colocándose a sí mismas entre los candidatos y el público.
El acceso al espacio radioeléctrico público debería ser gratuito para los candidatos políticos. Buzenberg continuó: “A todas las emisoras locales de televisión a las que voy les pregunto, ‘¿Qué tal les va en los años de elecciones?’ Me responden, ‘Compramos cámaras nuevas, equipos nuevos’. Supone un beneficio enorme para ellos. Los medios comerciales están ganando este año como nunca, y jamás los vas a escuchar cuestionando al sistema que permite que tanto dinero vaya a parar a ellos”.
¿Ha muerto la financiación pública de las campañas? Hace un año, el senador Obama dijo: “Siempre fui un defensor de la financiación pública de las campañas, en combinación con tiempo gratuito de aire en televisión y radio para los candidatos, como una forma de reducir la influencia de los poderosos grupos de intereses especiales”. Gane quien gane las elecciones, el próximo presidente entrará a la Casa Blanca con una larga lista de donantes a los que agradecer.
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Denis Moynihan colaboró en la investigación para esta columna.
Amy Goodman es presentadora de “Democracy Now!” un informativo diario internacional de TV y radio de una hora que se emite en más de 550 emisoras en inglés y 200 emisoras en español. Ha sido galardonada con el Premio “Right Livelihood 2008”, también llamado el “Nobel alternativo”, y recibirá el premio en el parlamento sueco en diciembre.
© 2008 Amy Goodman
Texto en Inglés. Traducido por: Ángel Domínguez y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org