sábado, 13 de diciembre de 2008

- Pretendemos acercarnos a la crisis económica desde la teoría económica anticapitalista - Europa- España -

Crisis económica : causas, pronósticos y respuestas oficiales.ICEA1

(Extraído de la Gaceta sindical y económica del Periódico cnt nº350, noviembre de

2008)

En este artículo pretendemos acercarnos a la crisis económica desde la teoría

económica anticapitalista, estudiando sus causas y su propagación hasta nuestras vidas,

y exponiendo las consecuencias que previsiblemente tendrá sobre nuestras vidas en

tanto que trabajadores.

Acabaremos este artículo proponiendo un programa que tiene por objetivo exclusivo el de evitar que una vez más sea la clase

trabajadora la que tenga que pagar el alto precio de una crisis que no sólo no ha

originado, sino que está basada en relaciones de explotación capitalista que lleva

padeciendo desde hace siglos.

Los orígenes de la crisis: causas externas

El origen primigenio de la crisis hemos de buscarlo en la propia dinámica de

funcionamiento del sistema capitalista, que origina crisis periódicas a consecuencia del

mecanismo cíclico que sigue en su evolución. En la que ahora nos ocupa concretamente,

se registra una caída de la rentabilidad del capital productivo (es decir, no financiero)

que estimula al capital a recurrir a otros ámbitos de actividad, en este caso las

actividades financieras, con el fin de ganar esa rentabilidad perdida.

Así pues, el desencadenante de esta crisis en Estados Unidos lo encontramos en las

famosas hipotecas subprime o "hipotecas basura". Se trata de hipotecas concedidas a

personas que estaban en condiciones económicas que hacían difícil su devolución. Pero

esas hipotecas fueron transformadas en productos derivados para hacer menor ese

riesgo. ¿Cómo? Los bancos que las tenían las unían a otros productos financieros de

menor riesgo creando un nuevo producto (un derivado) que luego ponían a la venta en

los mercados internacionales. En un contexto en que como hemos señalado, la

rentabilidad era más baja en otros mercados, el capital optó por este tipo de productos,

más arriesgados pero que ofrecen beneficios mucho mayores precisamente por ese

riesgo mayor. Y la compra-venta de este tipo de productos tiene lugar porque existe un

vacío legal que el capital puede aprovechar, pues aunque era evidente que estas jugadas

ponían en riesgo la economía mundial, tras los procesos de desregulación que tuvieron

lugar en todo el mundo, eran perfectamente legales. No sólo legales, sino que algunas

medidas los estimularon, como la derogación de la Ley Glass-Steagal de la

Administración Clinton en 1999 u otras similares durante la etapa de Bush hijo (lo que

se denominó la "ingeniería financiera").

Como consecuencia de todo este proceso, ha tenido lugar un incremento notable de

la inestabilidad económica internacional. Esto se debe a esa propagación de productos

con alto riesgo pero cuya composición exacta era difícil de discernir en muchos casos.

Al aumentar la falta de transparencia de los productos con que se negocia, aumenta la

incertidumbre. Y en el momento en que los precios de las viviendas bajaron y los tipos

de interés subieron, y por tanto, las personas con poca capacidad de pago que habían

1 E. Alabort, L Buendia, G. Fuster, M. Obispo y Ll. Rodríguez. Economistas y miembros del Instituto de

Ciencias Económicas y de la Autogestión (ICEA). Este artículo es una resumen del número 1 de

Cuadernos del ICEA: "Crisis económica y resistencia obrera: la crisis mundial y sus efectos en España".

Esta publicación podrá descargarse en breve gratuitamente desde http://iceautogestion.org

(Publicaciones).

contratado las "hipotecas basura" dejaron de ser capaces de asumir los pagos que

debían, la crisis se empezó a propagar. Entre 1998 y 2007 las deudas incobrables

pasaron en Estados Unidos de 211.000 millones de dólares a 920.000 millones según

datos de la Reserva Federal.

Los impagos hicieron que esos productos derivados no valieran nada, así que

algunos bancos y entidades financieras se encontraron con más pérdidas que ganancias,

entrando en bancarrota. El resto de bancos, conscientes como eran de que esos

derivados estaban por toda la economía (dado que ellos mismos se habían estado

beneficiando de ellos) temían prestar dinero tanto a personas, como empresas u otros

bancos, y que éstos no fueran capaces de devolverlos. Esto ha hecho más difícil

conseguir créditos para todo el mundo.

Al mismo tiempo, dentro de esa incesante búsqueda de nuevas inversiones

rentables, algunas fracciones del capital financiero optaron por buscar nuevos espacios

de ganancia. Como las burbujas inmobiliarias estaban empezando a estallar (en Estados

Unidos, pero también en Reino Unido o España), llegó el momento de asaltar el

mercado de materias primas. Y fue entonces cuando subieron los precios del petróleo o

de los alimentos en todo el mundo. A lo que contribuyó también el habernos

aproximado al cénit de la producción del petróleo o el aumento de la demanda por parte

de otros países.

En consecuencia, los precios suben en la mayoría de los países. Dada la

dependencia que tienen muchas economías (incluyendo Estados Unidos) del petróleo

para funcionar, esos incrementos de precios se trasladaron a toda la economía. Y las

subidas en los precios de los alimentos no hicieron sino agravar estas condiciones. Las

autoridades monetarias, por ejemplo en Europa, para combatir esa nueva inflación

decidieron subir los tipos de interés, puesto que al encarecer el precio del dinero en la

economía, hay menos transacciones puesto que el dinero es necesario para que funcione.

De esa forma se hace que los precios no crezcan tanto (puesto que se consume menos)

y, de paso, se les conceden mayores remuneraciones a los propietarios del dinero

(bancos y demás) para intentar que vuelvan a prestar dinero como antes. Pero como el

dinero es más caro, otro efecto es que se invierte menos y que se crea menos empleo,

además de subir los costes de las hipotecas, lo que genera de nuevo impagos y echa más

leña al fuego de la crisis económica.Causas internas

La economía española se ha caracterizado tradicionalmetne por tener una

productividad muy baja. Los bajos salarios han facilitado que las empresas hayan

preferido utilizar trabajo en vez de maquinaria en su actividad económica. Por otra

parte, la burbuja inmobiliaria hizo que el sector de la construcción fuera mucho más

rentable para el capital que otros sectores con más productividad, como aquéllos

intensivos en tecnología, por ejemplo. Además, tal y como mencionamos en otro lugar2,

esto benefició a las autoridades públicas pues permitió a los gobiernos de todos los

niveles y de todos los colores hacer y cumplir promesas populistas de reducción de

impuestos (sobre la renta), mientras financiaban las actividades públicas con las tasas

vinculadas a las nuevas construcciones. Por eso no sólo no se hizo nada contra este

modelo productivo sino que encima se le incentivó con ventajas fiscales o

liberalizaciones de suelo.

La otra gran actividad económica española es el turismo, igualmente caracterizado

por salarios bajos y condiciones precarias, y también intensivo en mano de obra. Este

2 Véase "Gente sin casa, casas sin gente. ¿Cómo se entiende? (II)", en CNT nº 332, marzo de 2007.

sector tuvo su vínculo con el de la construcción pues los apartamentos en la costa

formaron parte de esa ola especulativa, reforzándose así mutuamente.

Esto explica en buena medida la especialización en actividades poco productivas,

pero además supone un factor de vulnerabilidad al depender el crecimiento económico

(y las finanzas públicas), sobre todo, de la construcción. Por otra parte, el turismo en

España no es ya tan boyante como lo fue en su momento, pues al abaratarse los

transportes de larga distancia como el avión, han surgido otros destinos más atractivos y

más baratos, como algunos en el Sudeste asiático o el Caribe. Allí la conjunción de unos

sueldos aún más bajos y una moneda más débil contribuye a hacer más atractivo el

turismo desde países desarrollados.

Con este patrón productivo se construyó el modelo del "España va bien", que se

caracterió por la creación de empleo (precario), la congelación de los salarios mientras

los beneficios subían galopantemente (un 73% entre 1999 y 2006, según datos de la

OCDE3) y un notable crecimiento económico (del que se beneficiaban quienes se

quedaban con esos beneficios, claro está). Pero donde la productividad, de acuerdo con

Eurostat, se redujo casi un 7% entre 1997 y 2007, es decir, al socaire de la burbuja

inmobiliaria.

Esa estrategia de salarios reducidos hace complicado el funcionamiento económico

si se pretende que el consumo interno sirva de motor de la economía. En efecto, esto

requiere que los salarios sean lo suficientemente elevados como para sustentarlo. Sin

embargo, como hemos dicho, la estrategia ha sido de salarios bajos, por lo que el

consumo ha dependido del endeudamiento. En ello influyeron también los precios de la

vivienda, que hicieron necesario para mucha gente hipotecarse para poder adquirir la

suya (véase el Gráfico 2), así como el contexto de tipos de interés reducidos. Los bancos

junto con las grandes empresas constructoras, fueron los grandes beneficiarios del

modelo, mientras los trabajadores en su conjunto salieron perdiendo.

El contagio de la crisis

Como se ha mencionado antes, el endurecimiento de las condiciones para conseguir

créditos afectó a la financiación de nuevos proyectos, incluyendo los de la construcción.

Al mismo tiempo, el Banco Central Europeo elevó los tipos de interés, haciéndoles la

vida más complicada a las personas que estaban endeudadas, que eran muchas. Esto ha

tenido además omo consecuencia directa una reducción en el consumo, pues mucha

gente tiene más problemas para llegar a fin de mes.

El hecho de que hubiera en España esa dependencia tan alta del sector de la

construcción hace que la subida de tipos de interés implique que la gente compre menos

viviendas (además del hecho de que si los precios de las viviendas subían más se volvía

insostenible el endeudamiento necesario para adquirirlas). Por lo tanto, el principal

motor de la economía deja de recibir gasolina con la que alimentarse. Y las empresas

que estaban metidas en muchas construcciones y necesitaban de nuevas compras para

conseguir dinero con que financiarlas (como Martinsa-Fadesa) entran necesariamente en

quiebra. Como la principal fuente de nuevos empleos es el sector de la construcción,

estos acontecimientos implican también un mayor desempleo, por lo que el consumo

vuelve a resentirse. Todo ese menor consumo tiene como consecuencia que otras

empresas se vean por tanto afectadas por la crisis.

Así pues, ésa es la forma en que tanto los factores internos (como la construcción)

como externos (la crisis de las hipotecas basura) llevan a la economía española a la

crisis. Y así la burbuja especulativa estalla y el aterrizaje es mucho menos suave de lo

que pronosticara el Ministro de Economía Pedro Solbes allá por enero de 2008.

Pero existe además otro factor que actúa como agravante, que es el de la inflación.

Los precios, como hemos señalado, han subido debido al encarecimiento del petróleo

(en una economía tan dependiente del crudo como la española) y los alimentos. A ello

hay que añadir el nada desdeñable papel jugado por las grandes empresas españolas, que

al tener un gran poder de mercado pueden subir los precios casi a su antojo por

encontrarse en situación de oligopolio, es decir, por la ausencia de competencia. De

hecho, éste ha sido otro factor que ha ayudado a que crecieran los beneficios tanto como

lo han hecho en España en los últimos años.

Previsiones económicas

A la luz de toda esta información no está de más echar un vistazo a las previsiones

que desde el poder se hacen respecto a la evolución de la crisis económica. Realmente

todas las instituciones económicas coinciden en mayor o menor medida en sus

predicciones para, al menos, los próximos dos años. Por ejemplo, el secretario general

de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) afirma que

la "normalización" de la economía en España no llegará hasta 2010 ya que las

turbulencias financieras internacionales que se han centrado en el sector inmobiliario no

terminan de resolverse. Por otro lado, Joaquín Almunia (comisario europeo de Asuntos

Económicos) anunció unos pronósticos de crecimiento actualizados no muy diferentes

de los que, por ejemplo, ha transmitido recientemente el Banco Central Europeo (BCE).

Ante la crisis económica por la que está atravesando España, el Fondo Monetario

Internacional (FMI) califica la situación como de "trance económico profundo", pero

augura que será breve y que en 2010 ya se crecerá al 3,1%.

Según las previsiones del Ministerio de Economía y Hacienda, el crecimiento del

PIB para este año se sitúa en el 1,6%, y seis décimas porcentuales por debajo en 2009,

con un 1%. En relación al empleo, se reduce en un 0,5% durante el próximo año,

mientras que la tasa de paro presenta tasas de variaciones anuales crecientes tanto para

2008, con un 10,4%, como para 2009, con un 12,5%.

El vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes ha asegurado que el

Estado español está atravesando un duro ajuste, que la economía seguirá débil hasta el

año que viene, con un paro en aumento y alta pero decreciente inflación, pero que

estaba convencido de que en 2010 la economía española entrará en un nuevo período de

fuerte crecimiento sostenible (¿?) que se beneficiará de nuestra transformación

estructural.Previsiones Económicas para España

Por otro lado, las últimas previsiones para la economía española en el período 2008-

2010, elaboradas por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), revisan a la baja

las previsiones relativas al crecimiento del PIB hasta el 1,1% en 2008 y el -0,5% en

2009. La recuperación, según la Fundación, no comenzará a notarse hasta 2010,

situándose la previsión para ese año en el 1,5%. Esto es debido a que los factores que

explican el fuerte deterioro de las condiciones económicas desde mediados de 2007 van

a seguir actuando en los próximos trimestres. El ajuste en el sector de la construcción

aún se va a prolongar durante bastantes trimestres y el consumo va a mantener su

debilidad a causa de la caída del empleo, la pérdida de poder adquisitivo, el elevado

endeudamiento, los altos tipos de interés, la restricción crediticia y un aumento en la

propensión a ahorrar por motivo precaución. En cuanto al empleo, no retrocederá tanto

en 2010 como en 2009, mientras que la tasa de paro continuará con una tendencia

creciente en los dos próximos años, hasta situarse en un 16% en el año 2010 según las

citadas previsiones.

Como hemos venido indicando, las crisis son utilizadas por los capitalistas para

reestructurar la economía de modo que la lucha de clases, gracias a la abulia social

generalizada, se resuelva de manera aún más favorable para ellos. Como decía El Roto

en una de sus viñetas "si nada ganamos cuando se forraban, ¿por qué hemos de (volver

a) perder cuando se la pegan?". Esto nos lleva a ver qué medidas se adoptan ante estos

pronósticos.Respuestas oficiales: PSOE, UGT y CCOO ante la crisis

José Luis Rodríguez Zapatero declaró en el acto organizado por UGT en Riodezmo

(Léon) que dedicaría los recursos "a apoyar a los ciudadanos" y "no a salvar empresas

que han tenido grandes beneficios" en los últimos años4. Dicho acto contó

evidentemente con la presencia de la UGT. Tras las declaraciones, se anunciaban las

ayudas de 3.000 millones de euros a empresas españolas, y no hay constancia a fecha de

hoy de queja alguna por parte de la central sindical.

Esto nos hace ver las luchas que están llevando a cabo los sindicatos mayoritarios

ante esta crisis económica. Complacencia respecto al partido en el gobierno y retórica

son las únicas acciones previstas y previsibles de un sindicalismo que padecemos hace

ya más de 30 años en nuestro país. A un nivel más concreto, la UGT presiona para que

los Presupuestos del Estado de 2009 se dirijan hacia la reactivación de la economía y la

creación de empleo, creando e impulsando un nuevo modelo productivo y recolocando

los desempleados en dichos sectores5. Paralelamente, CCOO defiende que se proteja a

los parados y se potencie la actividad productiva6.

Los sindicatos mayoritarios no hablan de una mayor intervención estatal en la

economía, ni de mayor presión fiscal a las empresas, a la vez que se crea la duda de que

al querer potenciar la actividad productiva se financie con dinero público a dichas

empresas, algo que no debería defender precisamente una central sindical. De esta

manera, y en vez de saltar al cuello del empresariado por esta crisis económica que han

provocado pero que pagamos todos, los grandes sindicatos de este país tuvieron como

única iniciativa la de convocar un paro parcial para el 7 de octubre en defensa de "un

trabajo decente"7. Mientras tanto las cifras de paro y de impagos como hemos visto

anteriormente siguen creciendo.Hacia unos Nuevos Pactos de la Moncloa

La patronal española está presionando con cada vez más éxito para conseguir

aquello que no pudo obtener del todo en los años de bonanza económica. El

empresariado exige y promueve una reforma laboral que bajo la excusa del desempleo

busca aumentar la flexibilidad del mercado de trabajo. Ése es el caballo de batalla de la

patronal española8. Para conseguirlo se desarrollan diversos aspectos, como el

mencionado abaratamiento del despido, igualándolo al de países de nuestro entorno

(más de uno nos imaginamos que pensarán más en Marruecos que en Francia). La

4 Véase la propia web del PSOE en

http://www.psoe.es/ambito/saladeprensa/news/index.do?action=View&id=216887

5 Véase la web de UGT en http://www.ugt.es/actualidad/2008/octubre/d02102008.html

6 Véase la web de CCOO en http://www.ccoo.es/csccoo/menu.do?Inicio:36058

7 Véase la web de CCOO en http://www.ccoo.es/csccoo/menu.do?Inicio:36060

8 Citado en Actualidad Económica, núm. 2603, pág. 22-25.

agilización de la negociación colectiva, permitiendo que las cúpulas sindicales obtengan

más poder ejecutivo para decidir y acelerar las reformas que es "necesario" aplicar, sería

otros de los ejes a "negociar".

Finalmente y en relación a la flexibilización del mercado, en consonancia con las

empresas de trabajo temporal (ETT), se vislumbra, por un lado, la posibilidad de

aumentar la tipología de los contratos de trabajo temporal, a la vez que el aumento del

papel de las ETT's en la recolocación de parados en detrimento de organismos públicos

como el INEM.

Pero no sólo de flexibilizar el mercado de trabajo se habla. Las políticas de

desempleo también están encima de la mesa. Con la disminución de las llamadas

"políticas pasivas" de desempleo se pretende disminuir el subsidio de paro, ya de por sí

raquítico, por políticas de formación activa de desempleados. Esto supone un problema

para el trabajador al reducirle esas prestaciones sociales (el subsidio de desempleo) y

endurecer las condiciones de acceso a ellas. Otra opción a desarrollar sería la obligación

por parte del trabajador desempleado de aceptar el puesto de trabajo,

independientemente de las condiciones laborales de dicho puesto.

Las subidas salariales son también objeto de batalla de la patronal española.

Cuestión fundamental que lleva sonando desde hace años, se retoma ahora

aprovechando la situación de crisis. Si ya de por sí los aumentos salariales, si es que se

aplican, son ridículos; se presiona ahora para que éstos estén vinculados a la

productividad del trabajador y de la empresa. Esto supone, por ejemplo, que puestos de

trabajo del sector servicios, donde la productividad es baja ya que depende en gran

medida del trabajo humano y la probabilidad de aumentarla por parte del trabajador es

nula, se verían gravemente afectados. Como consecuencia de la vinculación salarioproductividad,

el salario se mantendría constante a lo largo de los años mientras que el

nivel de precios seguiría aumentando a la luz de las tendencias actuales. En conclusión,

asistiremos a una disminución drástica del poder adquisitivo de los trabajadores de

sectores productivos donde hay menor productividad. Esa productividad podría

estimularse como vimos anteriormente por medio de la inversión empresarial en bienes

de equipo y tecnología. Pero ya hemos visto adónde ha acudido el capital ante la

perspectiva de otras alternativas más rentables. ¿Cómo se puede sostener, pues, que los

trabajadores son culpables de la crisis cargando sobre ellos las medidas para

"resolverla"?Los Presupuestos Generales del Estado para 2009

El vicepresidente Solbes afirmó que serían unos presupuestos austeros y rigurosos

si bien incurrirán en déficit (1,5% del PIB). Según el primer borrador y en las

declaraciones hechas públicas por el gobierno, se priorizará la recuperación económica

y la protección de los más débiles. En relación a los gastos destinados a "la recuperación

económica" podemos destacar las partidas para infraestructuras, las cuales aumentan un

4,5% llegando a los 22.120 millones de euros. El gasto en I+D+i (investigación,

desarrollo e innovación) aumenta un nada despreciable 6,7% hasta llegar a la cifra de

8.192 millones de euros. Dentro de los gastos de infraestructuras hay que destacar la

inversión en ferrocarriles. Dentro de ella está el presupuesto para las líneas y el

mantenimiento del AVE de tan tristes consecuencias para los distintos pueblos y

paisajes de Iberia. A todo ello hay que añadir la construcción de autopistas y carreteras

por valor de 3.451 millones (un 15,7% más). Estos gastos representan en la mayoría de

los casos transferencias masivas de capital público hacia grandes empresas como

Ferrovial, FCC o ACSA, con lo que el erario, escaso y necesario en épocas de crisis se

destina al pago de obras contrarias a los intereses de los trabajadores, como lo sería un

aumento del empleo público en servicios sociales, por ejemplo.

La otra gran prioridad del gobierno español en cuanto a los presupuestos es la de

"proteger a los más débiles" mediante el aumento del gasto de desempleo, pensiones y

dependencia. Si bien se aumentan las pensiones mínimas en un 6% y el salario mínimo

aumenta entre un 2% y un 3% para el año que viene (por debajo de sus propias

promesas electorales)9, no parece que exista una protección adecuada por parte del

gobierno hacia las clases sociales más desfavorecidas. Recordemos que el SMI (salario

mínimo interprofesional) está en unos ridículos 600 euros mensuales a la vez que las

pensiones mínimas para el año que viene se situarán en la cantidad de 9.709 euros

anuales. Además, respecto a estas partidas de gasto conviene destacar que algunas de

ellas crecen simplemente con el empeoramiento de la situación económica. Es el caso,

por ejemplo, de las dedicadas al desempleo que aumentan al mismo ritmo que aumenta

el número de parados. Por eso no podemos dejarnos engañar con anuncios como el del

aumento del gasto en desempleo de un 24,4%: de hecho, como hemos visto

anteriormente, las propias previsiones del Ministerio de Economía prevén para 2009 un

incremento en el porcentaje de parados superior a dicha cantidad, lo que hace pensar

una vez más en nuevas restricciones que endurezcan el acceso al subisidio de

desempleo.

Los primeros síntomas de la crisis económica ya se están empezando a notar:

vuelta de trabajadores a sus países de origen, impagos crecientes de las cuotas de las hipotecas

y préstamos, aumento del desempleo, desesperación laboral, etc. Nada nuevo bajo el sol

dictatorial de una economía que está a favor de una élite y en detrimento de los intereses

de la gran masa social de este país. En el próximo número analizaremos las

consecuencias que todo esto tiene para la clase trabajadora y haremos nuestras propias

propuestas de cara a encontrar una salida a la crisis que no nos perjudique.

9 Véase la notica que dio Europa Press el 6 de septiembre de 2008, en Internet:

http://www.europapress.es/economia/noticia-trabajo-no-descarta-atenuar-2009-subida-pensionesminimas-

smi-crisis-20080906113642.html. Curiosamente las promesas de ventajas fiscales para quienes

más tienen permanecen intactas, como hemos señalado.

Crisis económica : consecuencias y soluciones.ICEA1

(Extraído de la Gaceta sindical y económica del Periódico cnt nº351, diciembre de

2008)

Esta vez vamos a analizar y exponer las consecuencias que dicha crisis

puede tener sobre los trabajadores teniendo en cuenta su grado de organización. Para

ello veremos los efectos tanto en forma de desempleo e inflación como, vinculado a

esto, la influencia que puede tener sobre la igualdad. Finalmente esbozaremos las

propuestas (por falta de espacio no podemos exponer aquí más que un breve resumen)

que, desde el ICEA, hacemos para evitar que la crisis la paquen los trabajadores.

Clases sociales y clase trabajadora

A lo largo de la historia del capitalismo, la estructura de clases se ha venido

reproduciendo de forma más o menos inalterable con alrededor del 5% de la población

perteneciendo a las clases dominantes (entre el 10% y el 20% de ellos formando parte

de los grupos hegemónicos de la sociedad, es decir entre el 0’5% y el 1% de la

población activa), entre el 15% y el 20% formando las "clases medias" y entre el 75% y

80% las clases dominadas. Es preciso señalar pues que las transformaciones en la

estructura de clases del capitalismo se han dado en el interior de las mismas clases

sociales. En cuanto a ese 80% de clases dominadas, los cambios básicos y su

fragmentación se pueden englobar en tres grandes bloques. El primero sería la clase

trabajadora "tradicional", que llega a su máximo en los años 1950-1960 y luego va

disminuyendo, aun manteniéndose un núcleo básico. La clase trabajadora "tradicional"

está en regresión y vendría definida por los perfiles de trabajadores manuales, hombres,

de la industria, construcción, minería y algunos servicios, (ferrocarriles, transporte

urbano, administración pública), empleados en grandes empresas y con contrato fijo.

Este bloque representa en la mayoría de países alrededor de un 30% de la población

activa pero está disminuyendo. Actualmente en España es menos, entre el 11’5% y el

14’5 de la población activa, sin embargo este grupo (1 de cada 7 asalariados) sigue

siendo la referencia y la base de actuación de los sindicatos de clase. El segundo bloque

es el de los asalariados que más crecen en los últimos años, que son los de alta

calificación y entre ellos los llamados trabajadores intelectuales, que pueden alcanzar el

20% de asalariados. El modelo del profesional liberal independiente juega también un

papel destacado. Por último, en el tercer bloque encontramos los asalariados que están

en situaciones de precariedad/marginación que representan un 50% de los asalariados y

que han crecido espectacularmente en los últimos años.

Los cambios operados dentro de la estructura de la clase trabajadora han resultado

en el incremento de la precariedad y marginación de una mayoría de los trabajadores.

Esto se ha visto facilitado por la segmentación laboral (la división de los trabajadores en

segmentos del mercado laboral). Los trabajadores, divididos y desorganizados, pueden

oponer menor resistencia a sucesivas ofensivas de precarización de sus condiciones de

1 E. Alabort, L Buendia, G. Fuster, M. Obispo y Ll. Rodríguez. Economistas y miembros del Instituto de

Ciencias Económicas y de la Autogestión (ICEA). Este artículo es la segunda parte del resumen del

número 1 de Cuadernos del ICEA: "Crisis económica y resistencia obrera: la crisis mundial y sus efectos

en España". Esta publicación podrá descargarse en breve gratuitamente desde http://iceautogestion.org

(Publicaciones).

vida y trabajo. Esto no impide que la clase trabajadora siga teniendo unos aspectos

comunes que la definen como por ejemplo la dependencia del empleo asalariado y la no

posesión de los medios de producción, la incapacidad de gestionar la incertidumbre o la

ausencia de poder real para configurar las cosas de otro modo (a no ser que haya un

sindicato fuerte detrás).Modelo sindical

El deterioro de las condiciones laborales no se ve contrarrestado por respuestas

contundentes de la clase trabajadora o con afiliación y organización de los trabajadores

en los distintos sindicatos. En relación a este último aspecto, conviene recordar que las

centrales sindicales no dan, en la mayoría de los casos, respuesta a las expectativas de

los trabajadores. La afiliación sindical total en España es de apenas el 15% de los

asalariados. Como se comentó con anterioridad los trabajadores afiliados a los

sindicatos son los que pertenecen a la clase trabajadora "tradicional" y se encuentran

mayormente en los sectores laborales mejor remunerados (metal, sanidad, enseñanza,

banca,...) o con mayor seguridad laboral para la actividad sindical (sector público). Es

pues en estos términos de debilidad organizativa de los trabajadores como podemos

valorar el impacto de esta crisis económica sobre los trabajadores y sus posibles

respuestas.

La mayoría de crisis económicas afectan a los trabajadores no cualificados, a los

jóvenes, a las mujeres y a los inmigrantes, por ser los trabajadores con menos poder de

negociación de todo el mercado de trabajo (si no están sindicados). La cuestión es que

en esta crisis se da la situación que se arrastra al paro a multitud de trabajadores que

vendrían a conformar esa "clase media" cada vez más inexistente.Descenso de la actividad económica y paro.

La consecuencia directa de la crisis económica es la caída de la actividad

económica, teniendo como consecuencia el incremento del paro. Cuando aumenta el

desempleo, tienden a empeorar las condiciones de demanda (los trabajadores no pueden

comprar tanto) y mejorar las de costes (bajan los salarios). El efecto global del aumento

del desempleo en la tasa esperada de beneficios dependerá de cuál de los dos efectos sea

mayor: el efecto negativo para los empresarios de las condiciones de demanda o el

efecto positivo para ellos, de las condiciones de costes.

Desde la perspectiva estrictamente empresarial es interesante apuntar que las crisis

económicas refuerzan a algunas empresas, las que tienen mayor liquidez, absorbiendo

parte del mercado de ventas de otras empresas, y en ocasiones a las propias empresas

competidoras. Además, en contextos de crisis económica muchas empresas aprovechan

el impacto psicológico para imponer ajustes de plantilla que les ayuden a mejorar sus

beneficios en un futuro inmediato. Según datos del Ministerio de Trabajo e Inmigración,

el número de expedientes de regulación de empleo (ERE) autorizados por las

autoridades laborales entre enero y septiembre de este año es de 3.059 (un 8% más que

en el mismo período de 2007). Los trabajadores afectados por estos EREs son 45.295 en

estos nueve primeros meses de año. A éstos habría que añadirles los expedientes de

importantes empresas automovilísticas como Nissan (1.680 trabajadores afectados).

Casi 50.000 personas afectadas, de los cuales, un 95% han terminado en acuerdo entre

empresa y sindicatos según el Ministro de Trabajo. Es decir, desde sindicatos como

CCOO y UGT se aceptan los despidos masivos, negociando y consiguiendo en el mejor

de los casos condiciones económicas menos desfavorables para los despedidos, a la vez

que desalientan con su proceder la realización de cualquier tipo de acción sindical

(conflicto, huelga u ocupación).

Pero a pesar de la notoriedad informativa que tienen EREs, la mayoría de los

despidos son individuales, en forma de no renovación de contratos temporales o del fin

de contratos de temporada. En consecuencia, el total de desocupados registrados ha

pasado entre enero y octubre de 2008 de los 2.048.600 de personas a los 2.818.000 de

personas, con una tasa de paro en el tercer trimestre del año del 11,33%, llegando al

12,28% a finales de octubre. Para maquillar la tasa de desempleo, como se lleva

realizando desde hace años por gobiernos de distinto pelaje, existen mecanismos

estadísticos, como la propuesta de que los prejubilados no engrosen las listas del paro.

Esta propuesta, que casualmente aparece cuando el desempleo está aumentando de

forma exagerada fue una de las propuestas que el Ministro de Trabajo e Immigración

Celestino Corbacho realizó en Sabadell (Barcelona)2.

Por sectores, son los servicios y la construcción los que engrosan en gran medida

las cifras del paro en estos últimos meses3, es decir, como dijimos el mes pasado, los

sectores sobre los que se ha centrado la economía española en los últimos años. Pero

además, conviene recordar que los datos del paro tienen una repercusión a nivel

personal y social, mucho más allá de cifras inmediatas. Si hablamos de 3.000.000 de

parados, estamos hablando de que cómo mínimo el doble serán las personas afectadas

por el desempleo (familias de 2 ó 3 miembros), es decir la afectación del paro se

multiplica entre la población trabajadora. Ya hay a día de hoy 638.000 familias (el 5%

del total) en que están todos los miembros en edad de trabajar en paro4.Consecuencias del paro

Las consecuencias son evidentes, aunque es interesante profundizar un poco en sus

efectos sobre los trabajadores. El más conocido efecto del desempleo es la pérdida de

ingresos, ya que en las sociedades capitalistas en las que la mayor parte de los

ciudadanos vivimos directa o indirectamente del salario percibido por el trabajo

dependiente, la pérdida del empleo supone la interrupción de nuestros ingresos. La

magnitud de la pérdida depende del tiempo que se tarde en encontrar otro trabajo y del

grado de cobertura y duración del seguro de desempleo.

Junto a este efecto, que frecuentemente lleva a situaciones de pobreza y

marginalidad social, se producen otros muchos que también deben tenerse en cuenta,

como son los que afectan a la pérdida de la identidad individual y social de los parados,

el cambio en su estatus social, la reducción de bienestar, la descalificación de los

expulsados de la actividad laboral, los cambios radicales en la forma de vida, en el lugar

de residencia o en los planes educativos, y las perspectivas de carrera del trabajador y su

familia y amigos, y a menudo una perdida de confianza en uno mismo. Cuando aumenta

el desempleo, por ejemplo, aumenta no sólo el número de suicidios sino también los

malos tratos a los niños, las desavenencias conyugales, los problemas familiares y las

enfermedades mentales o el número de infartos y ataques de corazón. Asimismo

aumentan el número de personas que cometen delitos como robos callejeros u otros para

cubrir necesidades básicas y, de esta forma aumentan, las personas que van a la cárcel.

En este sentido los desempleados se sienten irritados y frustrados por vivir en una

sociedad ostentosa, con clases sociales que tienen de todo mientras ellos lo pueden

perder todo.

2 Véase el diario Expansión del 17 de noviembre de 2008. En Internet:

http://www.expansion.com/2008/11/17/economia-politica/1226943061.html

3 Véase El País del 4 de noviembre de 2008. En Internet:

http://www.elpais.com/articulo/internacional/recesion/economica/provoca/octubre/mayor/subida/paro/hist

oria/elpepuint/20081104elpepuint_8/Tes

4 Actualidad Económica nº 2629, del 31 de Octubre al 6 de Noviembre del 2008.

Por otra parte, una consecuencia muy importante del desempleo es que sirve como

instrumento para disciplinar a los trabajadores y para debilitar sus organizaciones

naturales que son los sindicatos. Para los trabajadores la posibilidad de no encontrar

trabajo y por ende no poder alimentarse a uno mismo ni a su familia es una doble carga.

No sólo deben soportar costes personales y psicológicos, sino que como consecuencia

de la misma se encuentran en una débil posición negociadora. El efecto negativo que

produce el desempleo en la posición negociadora es inmediato. Si la tasa de desempleo

es elevada pero hay perspectivas de que disminuya pronto, es menos probable que los

trabajadores cedan ante los empresarios, que si se espera que sea elevada y dure cierto

tiempo. Con tasas altas de paro es probable que se influya en el esfuerzo laboral, en la

reducción de las bajas comunes, etc. Cuando los trabajadores temen perder el puesto de

trabajo, tendrán menos posibilidades de hacer frente a los intentos de los empresarios de

acelerar el ritmo de trabajo, bajar salarios, reducir las normas de seguridad y elevar el

nivel de esfuerzo con otros métodos.Inflación y redistribución de la renta

Desde agosto de 2007 la inflación ha ido escalando puntos de forma acelerada,

pasando el IPC de una tasa interanual del 2,2% en agosto de 2007 a un 5,3% en julio de

2008. Además, hay que tener en cuenta el estancamiento progresivo que se está dando

en la economía, con previsiones de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB)

inferiores al 1%. Este estancamiento, unido a la inflación creciente, nos da esa situación

de estanflación mencionamos el mes pasado, es decir, de aumento de precios

generalizado con bajo crecimiento económico.

La inflación afecta de muy diversas maneras a los ingresos. El colectivo al que

afecta de manera más directa es a las personas con rentas fijas o las que no tienen

capacidad de aumentarlas proporcionalmente a la inflación. Aquí se encuentran los

colectivos de pensionistas y asalariados sin capacidad de incluir la cláusula de revisión

en sus contratos, pese a que estos últimos parecen ser minoría en el colectivo de

trabajadores. En Catalunya, por ejemplo, el porcentaje de asalariados con cláusula de

revisión era de más del 80% en junio de 20085.

Pero aunque la inflación aumente en una tasa o porcentaje dado, los diferentes

productos que lo componen tienen aumentos de precios que no tienen por qué coincidir

con la tasa interanual del IPC. Un ejemplo lo tenemos en la Ilustración 1, donde se

observa la evolución del IPC y varios de sus elementos desde comienzos de 2006.

Podemos observar que el aumento del IPC se ha reflejado de manera más notoria en los

productos de alimentación, vivienda6 y transporte (con aumentos situados entre el 7 y

10% en julio de este año), y cómo en los productos de vestido y calzado, ocio y cultura

y comunicaciones ha sido menor el aumento o incluso negativo.

La cuestión es que el aumento de estos productos afecta de manera directa a las

rentas más bajas y a la masa de asalariados, esto es, a la clase trabajadora que gasta la

mayor parte de sus rentas en productos de consumo diarios, mientras que a las clases

sociales con mayores rentas les afecta de menor manera. Además, dada la situación

actual de estanflación y de aumento progresivo del paro, va a ser muy difícil compensar

esas subidas de precios con subidas salariales. Ante esta posibilidad, tanto el Banco

Central Europeo, el Banco de España como diferentes asociaciones patronales están

exigiendo que no se den subidas salariales para compensar la disminución de capacidad

de compra de los salarios, para poder evitar un mayor repunte de la inflación. Lo que no

5 Véase La Vanguardia del 15 de junio de 2008, p. 28

6 Aquí se incluye el alquiler de vivienda, la distribución de agua, recogida de basura, alcantarillado y

otros servicios, la electricidad, el gas y otros combustibles, pero no la compra-venta.

explican son las razones de fondo del actual proceso inflacionista, intentando cargar la

responsabilidad a los trabajadores mediante su denominada moderación salarial, a la

que ciertos sindicatos ya se han unido. Pero existe una vinculación directa entre una

estructura empresarial oligopolizada como la española y ese incremento de precios.

Esto presenta malas perspectivas si tenemos en cuenta que la situación de la que

partimos. Durante los últimos ocho años se ha dado un crecimiento del PIB sostenido,

siendo la media entre 2003 y 2007 del 2,88%, superior a la media europea. Durante ese

periodo, según diversos estudios de la OCDE y otros organismos internacionales7, los

salarios han ido perdiendo poder adquisitivo, situándose el salario real (la capacidad de

compra del salario) en el año 2007 en los mismos niveles que diez años atrás. Así pues

se entiende ahora lo que dijimos del importante crecimiento del 73% que ha tenido

lugar en los beneficios entre 1999 y 2006.

Una imagen de todo esto se refleja en la distribución funcional de la renta.-

La distribución funcional de la renta recoge la forma en la que se reparten

los recursos materiales fruto de la actividad económica, en este caso, entre el trabajo y

el capital. La parte superior de la gráfica corresponde a la porción de la renta que se

queda el capital, y la parte inferior la que se queda el trabajo. Se puede observar que

7 Growing Unequal? Income Distribution and Poverty in OECD Countries. OECD, 2008; Estudio

General de Remuneraciones, Watson Wyatt, 2008

pese a que el PIB haya aumentado considerablemente en las últimas décadas, la

distribución de éste ha ido en constante empeoramiento para la clase trabajadora.

Hay varios factores que explican esta tendencia. Como se puede observar en la

ilustración, a partir del final del franquismo y de la transición, la tendencia a la baja de

la porción de la renta que pasa a manos de la clase trabajadora toma fuerza, pese a que

la distribución de la renta entre los años 1990-1993 fue favorable al trabajo. Una de las

razones por las que la distribución empeoró fueron los Pactos de la Moncloa en 1977,

en los que se establecían medidas negativas para la clase trabajadora (moderación

salarial, reflejada en cierta manera en la vinculación de los aumentos salariales a la

inflación pasada y no a la prevista). Esos pactos fueron uno de los vehículos en que se

materializó el ajuste económico sobre el salario en España.

A partir de 1994 la proporción que va a parar a los trabajadores ha ido en constante

descenso. Uno de los factores que ha acelerado el proceso de distribución de la renta a

favor del capital ha sido el proceso de integración en Europa, pues ha supuesto la

introducción de determinadas políticas que han sido desfavorables para los trabajadores

(los famosos Acuerdos de Maastricht). A esto habría que añadir el efecto del euro ya

entrados en el siglo XXI, pues desde entonces la inflación real ha aumentado de una

manera mayor que la que se ha reflejado en las estadísticas: aunque la inflación general

se haya encontrado en niveles relativamente bajos, el aumento de los precios de los

productos de consumo básicos ha sido mayor, repercutiendo en mayor medida en las

rentas más bajas, ya que para el aumento de los salarios se toma como referencia el

índice general.

A todo esto también hay que sumarle la subida de tipos de intereses que está

llevando a cabo el Banco Central Europeo para poder frenar la inflación8. Aplicando

subidas de los tipos de interés se están reduciendo las rentas de los sectores de

población que están pagando hipotecas y se aumenta las de la banca. Junto a estos

problemas hay que incluir el del aumento del desempleo debido al encarecimiento de las

inversiones por medio del precio del dinero. El desempleo, junto a la precariedad

laboral (promovida por las diferentes reformas laborales), se convierte así en un arma de

control de la clase trabajadora en manos de los empresarios, con la que pueden

conseguir que los salarios no suban o lo hagan por debajo del aumento de la inflación,

perjudicando así a la clase trabajadora.

Para concluir, la inflación afecta de una manera más grave a la clase trabajadora, ya

que además de estar dándose en los productos básicos, hay que sumarle el contexto de

crisis y el aumento progresivo del desempleo, que impide que se puedan dar subidas

salariales que compensen la subida generalizada de precios. De esta manera, se puede

concluir que debido a la inflación en el contexto actual, los sectores sociales con

menores rentas van a sufrir en una mayor medida los efectos de la inflación, dándose

una disminución relativa mayor en las rentas de estos sectores que en las capas sociales

de rentas altas.Entonces, ¿qué podemos hacer?

No podemos dejarnos engañar por los mensajes que nos llegan sino que debemos

difundir la idea de que la crisis tiene que recaer en quienes se han beneficiado durante la

época de crecimiento. En ese sentido, es necesario asesorarse bien y organizarse, y una

buena herramienta organizativa es la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).

Es el momento de hacer propuestas para que quienes provocan las crisis, los

capitalistas, sean quienes paguen por ello. En ese sentido hemos elaborado unas

propuestas que tienen por objetivo expreso evitar que la crisis afecte a los trabajadores9.

Estas propuestas son de tres tipos: reformistas, progresivas y progresivasrevolucionarias.

Las medidas reformistas tratan de hacer explícito el carácter de clase

del Estado dejando en evidencia que su objetivo es la defensa del empresario. Las

medidas progresivas pretenden hacer ganar poder a los los sindicatos revolucionarios en

ámbitos concretos. Y las medidas progresivas-revolucionarias van encaminadas a

sustituir la gestión económica y social a manos de los capitalistas y del Estado por otra

dirigida por los trabajadores y la sociedad. Porque tenemos claro que la única forma de

acabar con la explotación, las clases sociales y las crisis económicas, es acabar con el

capitalismo sustituyéndolo por un sistema económico basado en la autogestión obrera

y social.

Nuestras propuestas, a modo de plan de choque, van encaminadas, pues, a

solucionar seis aspectos que consideramos fundamentales:

1) Libertad sindical;

2) Paro;

3) Inflación;

4) Redistribución de la renta;

5) Recuperación económica;

6) Gasto público e Impuestos.

En el primer caso incluimos medidas como la desaparición de los

comités de empresa y su sustitución por secciones sindicales, el aumento del poder de

los delegados sindicales para inspeccionar las empresas y el incremento de recursos para

Inspección de Trabajo, entre otras. Respecto al paro, proponemos repartir el empleo,

8 La principal función de este organismo es la lucha contra la inflación, lo que denota su carácter de clase,

pues el principal objetivo de política económica que conviene a los trabajadores es la lucha contra el

desempleo.

9 Presentamos aquí solamente una pequeña muestra de las propuestas que hemos elaborado. El resto

aparecen de forma más sistemática en el mencionado Cuaderno del ICEA nº 1 (véase nota 1).

prohibir el prestamismo laboral (ETTs) y pasar el control de la oferta de fuerza de

trabajo a los sindicatos, o la eliminación de todas las formas de contratación que no sean

fijas, además de otras medidas similares.

Para combatir la inflación, sugerimos el control de los precios y la auditoría por

parte de los sindicatos para que los productos cumplan condiciones de calidad y de

respeto a los derechos laborales. Proponemos asimismo incidir en la distribución de la

renta mediante subidas de salarios y pensiones mínimas, compresión de las diferencias

salariales por convenio y eliminación de los intereses de las hipotecas. Para la

recuperación económica sugerimos aumentar el gasto en servicios públicos

financiándolo con mayores impuestos a los beneficios y a los ricos, el control de la

inversión para que ésta sea más equilibrada entre sectores o la creación de un impuesto

sobre los movimientos de capitales, además de otras medidas. Finalmente, respecto al

gasto público creemos que, entre otras cosas, se deben reducir los gastos militares y

policiales, acabar con la evasión fiscal e ilegalizar las opacas sociedades de inversión de

capital.Conclusiones

Desde el ICEA entendemos que una crisis económica provocada por los capitalistas,

por el sistema capitalista, tiene que ser pagada por ellos. No es tolerable que los

trabajadores tengamos que cargar con las consecuencias de la crisis, graves

consecuencias que ya hemos tratado de explicar (paro, inflación, marginación, pobreza,

etc.) y que significan una experiencia vital desastrosa para la mayoría de la población de

este país. Es necesario organizarse, es necesario plantar cara a la crisis, al paro, a los

abusos empresariales, con las medidas adecuadas, las que podamos proponer o

cualquier otra medida que devuelva un poco de justicia y dignidad a los trabajadores. Es

necesario denunciar la vergüenza que supone que el Estado regale con nuestros

impuestos dinero a la banca, dinero que no van a dar para los subsidios de paro diciendo

que no lo hay en las arcas públicas y que es necesario recortar gastos.

Sólo con la organización en sindicatos de clase, con la recuperación de la

conciencia de clase social, de clase explotada por el capital, sólo con la unidad de los

trabajadores independientemente del sindicato al que pertenezcan, se puede conseguir el

objetivo de parar la ofensiva capitalista que pretende hacernos pagar la crisis, que

pretende someternos cada vez más. Como reza el viejo lema es cada vez más necesaria

la unión, la acción y la autogestión.