Ahora bien, la pregunta que la revista Times y  otras revistas hacen a la población es la siguiente: “¿Se considera vd. miembro  de la clase alta, de la clase media, o de la clase baja?”. Tal como se hace la  pregunta, invita a que la mayoría se defina como clase media. Supongamos que  alguien le pregunte: “¿Usted es miembro de la clase baja?”. Es probable que tal  tipo de pregunta le molestara, pues parece implicar que estamos en una sociedad  de castas, preguntándole si pertenece a una casta inferior. Pues bien, el gran  número de estudios que en EEUU llegan a la conclusión de que la mayoría de  estadounidenses se definen como clase media, se basan en este tipo de preguntas.  Un tanto semejante ocurre en España.
Si a la población estadounidense se le  pide, sin embargo, –como se ha hecho en raras ocasiones– “Vd. se considera  miembro de la clase alta (en Estados Unidos se utiliza el término Corporate  Class, la clase de los empresarios de las grandes corporaciones del país), de la  clase media o de la clase trabajadora”, la respuesta es muy diferente. Hay más  ciudadanos y residentes de EEUU que se definen como clase trabajadora (54%) que  como clase media (38%). Y estas cifras de autopercepción de clase se aproximan  bastante a la estructura social que se deriva del último Censo de la Población  de EEUU, la cual es, por cierto, muy semejante a la existente en la mayoría de  países de la UE-15, incluyendo España, donde se da una situación semejante. En  las pocas ocasiones que se le ha preguntado a la ciudadanía española su  pertenencia de clase, las respuestas señalan que hay más personas adultas que se  definen como clase trabajadora que como clase media. A pesar de ello, muy pocas  personas (incluyendo dirigentes de izquierda) utilizan el término de clase  trabajadora para dirigirse a tal clase, temerosos de que los medios de  información los consideraran “anticuados”. Se ignora en esta percepción que un  término y una categoría científica puede ser antigua sin ser necesariamente  anticuada. La ley de gravedad es muy antigua, pero no es anticuada, y si lo  duda, salte de un cuarto piso y lo verá. Me preocupa que las izquierdas, al  ignorar esta distinción entre antiguo y anticuado estén saltando de un cuarto  piso, suicidándose.
En realidad, estudios realizados en EEUU muestran que  la clase social de una persona es la categoría más importante para explicar  desde los gustos culturales a la actitud hacia las políticas públicas (sólo el  8% de las clases pudientes considera que las desigualdades de renta son  demasiado altas oponiéndose a políticas públicas redistributivas, mientras que  el 82% de la clase trabajadora considera que el Gobierno debiera redistribuir  mucho más de lo que hace a fin de reducir las desigualdades). La clase social de  una persona no es sólo la característica que permite explicar mejor cómo la  gente vive, sino también cómo y cuándo muere. Así, en Estados Unidos, un miembro  de la Corporate Class vive 15 años más que un trabajador no cualificado con más  de cinco años en paro. En España son 10 años, y en el promedio de la UE-15 son  siete años.
También el comportamiento político está altamente  influenciado por la clase social. En la medida que sube el nivel de renta, la  población estadounidense vota al Partido Republicano. La mayoría de la clase  trabajadora, sin embargo, no vota, y cuando lo hace, vota más al Partido  Demócrata que al Partido Republicano. La elevadísima abstención de la clase  trabajadora en EEUU se basa en la percepción generalizada de que las  instituciones políticas no representan sus intereses, sino los intereses de la  Corporate Class, los grupos empresariales y financieros que financian las  campañas electorales de los candidatos a puestos políticos. En realidad, los  demócratas pierden o ganan las elecciones debido, primordialmente, al grado de  abstención de la clase trabajadora. La victoria del Partido Republicano desde  los años 80 se basó principalmente en el distanciamiento de la clase trabajadora  hacia el Partido Demócrata como consecuencia del abandono del New Deal (el  programa de expansión de los derechos sociales y laborales) por parte de tal  partido. El cambio significativo que está experimentando ahora tal partido se  debe precisamente a su intento de redescubrir el New Deal a fin de recuperar  aquella base electoral perdida.
El abandono del compromiso de expandir los derechos sociales y laborales por parte de muchos partidos europeos de centro izquierda, transformándose en partidos socioliberales, ha causado también el creciente incremento de la abstención de la clase trabajadora o su voto a otras tradiciones políticas más radicales, bien a su derecha (el fascismo con base trabajadora está expandiéndose en Europa) o a su izquierda (tema de un próximo artículo).
Vicenç Navarro es Catedrático de Políticas Públicas de la Universitat Pompeu Fabra y profesor de Estudios Políticos en The Johns Hopkins University.
http://blogs.publico.es/dominiopublico/1129/%C2%BFexisten-clases-sociales/
 
