martes, 11 de marzo de 2008

EL PELIGRO DE ESPAÑA, SUS TRANSNACIONALES Y ZAPATERO- UN ESTUDIO DE LA EXPANSIÓN DE LAS MULTINACIONALES ESPAÑOLAS EN LATINOAMÉRICA Y EN COLOMBIA




La agenda con Latinoamérica

José Luis Rodríguez Zapatero anunció ayer que en su segundo mandato su política hacia América latina se centrará en dos principios: contribuir a la estabilidad política y la cooperación. “Contribuiremos a la estabilidad política para consolidar las democracias y las relaciones entre los distintos países de Latinoamérica”, precisó. En segundo lugar, “la cooperación en el ámbito económico, social y cultural, para hacer más ricos todos los lazos que nos unen, para aprovecharnos tanto los países latinoamericanos como España de ese capital común que es tan poderoso”, añadió Zapatero. El líder socialista, que en abril iniciará su segundo mandato al frente del Ejecutivo (2008-2012), previa investidura en la Cámara, destacó que la prioridad de España es la Unión Europea (UE) y abogó por un mayor protagonismo europeo en política internacional. “Al decir que deseamos una mayor relevancia económica y política de la UE en el concierto internacional, estoy pensando en Latinoamérica”, afirmó Zapatero. El presidente recordó que la UE cuenta con una agenda con Latinoamérica, que tendrá “un momento culminante en cumbre UE-América latina de Lima”.

La pelea por el monopolio

Telefónica de España compró parte de Telecom de Italia, lo que puede reflejarse en Argentina, donde quedaría un monopolio de facto. El Gobierno tiene que decidir si lo bloquea e instaló dos veedores a estudiar la empresa. Su informe puede ser determinante, es crítico del nivel de poder de los españoles y revelador de las peleas internas.

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Por Fernando Krakowiak

Es la batalla empresaria más importante de los últimos años. El ingreso de Telefónica de España en Telecom Italia generó un terremoto en el mercado local de las telecomunicaciones. Si el Gobierno autoriza la operación en el país, los españoles tendrán participación en su único competidor relevante. La estrategia de los europeos es quitarle trascendencia al hecho al asegurar que la porción accionaria de Telefónica es minoritaria y no implica una toma de control. Sin embargo, el Grupo Werthein, socio local de Telecom, sostiene que la operación provocará un monopolio en el sector. En octubre, el gobierno designó dos veedores dentro de la empresa para evaluar la situación. Página/12 informó el miércoles en exclusiva que los observadores oficiales elevaron su informe final a fines de febrero avalando la posición de Werthein. Ahora este diario revela los detalles de ese documento donde no sólo interesan las conclusiones sino también la descripción de los enfrentamientos novelescos que se están dando dentro de la corporación. Allí se pueden leer los cuestionamientos del vicepresidente, Gerardo Werthein (“La compañía utiliza una metodología igual a la de un gobierno de facto”), la réplica de quienes creen que actúa para la tribuna (“Son agravios para mostrarse ante los veedores”) y hasta un impensado reconocimiento de Carlos Felices, presidente de la corporación, quien sostiene que “la presencia de Telefónica en Telecom Italia puede significar un riesgo”. El informe no es vinculante, pero el Gobierno se podría basar en su contenido para exigirle a Telecom Italia que se desprenda de Telecom Argentina o forzarla a realizar algún tipo de desinversión. En las gateras esperan pesos-pesado como el Grupo Clarín y Telmex, holding del mexicano Carlos Slim Helú, el tercer hombre más rico del planeta, quienes aspiran a incrementar su participación en un mercado que mueve más de 20.000 millones de pesos por año, con perspectivas de un incremento constante en la facturación (ver aparte).

La “intervención”

Los veedores oficiales estuvieron cuatro meses dentro de la empresa, durante los cuales participaron de reuniones de directorio, realizaron entrevistas y consultaron documentación interna para tratar de establecer el impacto que puede generar a nivel local el ingreso de Telefónica en Telecom Italia. El recibimiento que tuvieron no fue el mejor. En la primera reunión de directorio de la que participaron, el presidente de la empresa, Carlos Felices, cuestionó la resolución oficial que los habilitaba a ingresar a la firma por “juzgar imprecisas algunas de las facultades que la misma les asignaba”. Incluso en una de las entrevistas que tuvo con ellos les reconoció que los veía “como dos policías sentados en la mesa de mi casa”. Sin embargo, la decisión oficial no fue apelada.

La primera discusión relevante que presenciaron fue un encuentro informal de directores donde se revisó el proyecto del balance trimestral que se debía presentar ante la Bolsa de Comercio. Los hermanos Gerardo y Adrián Werthein plantearon allí que el documento estaba incompleto y solicitaron advertir sobre el efecto que podía provocar en Telecom Argentina el ingreso de Telefónica de España.

–Nosotros tenemos que informar lo que sabemos, informar fehacientemente para los inversores. La nota debe ser suficientemente explícita. El mayor daño es no exteriorizar lo que se sabe –aseguró Gerardo Werthein.

–La introducción de dicha moción perjudicaría el aspecto comercial y financiero de la compañía, provocando incertidumbre en el mercado –replicó Eduardo Garrido, director nombrado por Telecom Italia. Luego sostuvo que la Comisión de Defensa Europea y Anatel en Brasil, se habían expedido al respecto y consideraba que con eso era suficiente, lo cual no fue aceptado por los Werthein.

–La presencia de Telefónica en Telecom Italia, puede significar un riesgo –reconoció Carlos Felices, presidente de Telecom, también en representación de los italianos.

Según el informe de los veedores, esa sorpresiva respuesta fue “aceptada con beneplácito por Adrián Werthein, quien le contestó que se ponía contento porque luego de tanto tiempo escuchaba de su parte, lo que el Grupo Werthein venía sosteniendo”. Sin embargo, las diferencias no se saldaron.

Pelea por el balance

Una semana después, el 8 de noviembre, tuvo lugar la reunión formal de directorio para definir cómo se reflejaría el desembarco de Telefónica en el balance del tercer trimestre. Allí Gerardo Werthein aseguró que Felices no estaba cumpliendo bien su rol de presidente y volvió a reclamar que se tomen medidas concretas para proteger a la compañía, pues “hasta ahora se estuvo actuando de manera dilatoria”.

–Sus palabras son agraviantes y son hechas para mostrarse ante los veedores (...) hemos actuado por el bien, me siento tranquilo y seguro –le respondió Garrido, quien sostuvo que, mientras la autoridad de aplicación no sancione a Telecom Argentina, resultaba innecesario incluir en las notas al balance todo tipo de mención al tema.

–Vinieron los italianos (refiriéndose a que Telecom Italia envió abogados para redactar las notas adjuntas al balance) y recién cinco minutos antes de la reunión me pasaron la nota. No hay voluntad de trabajar haciendo saber los hechos que afectan o inciden en la compañía. Se utiliza una metodología igual a la de un gobierno de facto –respondió Werthein.

Luego sostuvo que las decisiones de la empresa no las estaba tomando Telecom Argentina sino Telecom Italia y volvió a cuestionar directamente a Felices:

–Muchas cosas me dijiste, que vienen de Italia, y que teníamos que manejarlo.

“Frente a ello, el presidente Felices guardó silencio”, dice el informe de los veedores.

Werthein insistió en remarcar los riesgos que supone el ingreso de Telefónica y cuestionó el informe externo elaborado por el abogado Juan Carlos Cassagne, quien recomendó no notificar la operación ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia.

–Cassagne fue director de Telefónica. Todo lo que toca intereses de Telefónica tiene un trato distinto. ¿Eso es una práctica transparente para los accionistas? Lo cuestiono profundamente –afirmó.

Luego de varios cruces más, Garrido volvió a remarcar que la operación es externa y no afecta a Telecom Argentina. A los pocos minutos, decidieron votar y los tres directores que representan a Telecom Italia rechazaron incorporar al balance una nota propuesta por Werthein, haciendo valer el voto doble del presidente. En ese momento, Werthein comunicó que se negaba a aprobar el balance en su conjunto y dejó expresado por escrito que consideraba insuficientes las explicaciones que brinda la compañía sobre las implicancias que supone el ingreso de Telefónica. Según su visión, ese vínculo societario le podría generar a la empresa la pérdida de la licencia para operar en el país.

La influencia italiana

Además de presenciar las reuniones de directorio, los veedores entrevistaron a los directivos de la firma en privado. Sus declaraciones sirven para precisar la incidencia que podría tener Telefónica en Telecom Argentina a través de Telecom Italia.

Jorge Gamaleiro, gerente de compras de la firma, les informó a los veedores oficiales que Telecom Italia aporta los precios de referencia de las compras que pueden realizarse y algunos listados de productos sugeridos. Javier Padusek, gerente de innovación tecnológica, reconoció que los italianos tienen intervención en la incorporación de tecnología. El director Eduardo Garrido manifestó que Telecom Italia “no decide cuestiones de inversión en detalle, sino en términos generales”. Mientras que Valerio Cavallo, director de administración, finanzas y control, aseguró que todos los meses Telecom Italia recibe información contable y presupuestaria desde Buenos Aires, algo que resulta obvio dado que es el accionista mayoritario, pero que resquebraja el discurso de supuesta “independencia” de la filial respecto de su casa matriz.

Otro vínculo se da a través de los “expatriados activos”, directivos que trabajan en Telecom Argentina, pero están a sueldo de Telecom Italia. El listado incluye a Cavallo, director de la estratégica unidad de finanzas; Simone Batiferri, director de la unidad de telefonía fija residencial y pyme; y Luca Varvello, director de tecnología informática personal.

El Grupo Pirelli también nombró personal de su confianza mientras controló Telecom Italia. Entre ellos se destacan Oscar Cristianci, director titular; Jorge Firpo, director suplente; Guillermo Gully, director general corporativo; y José María Peña Fernández, director de Abastecimiento, entre otros. Los veedores le preguntaron a Cristianci si creía que Telefónica de España podía llegar a aplicar la misma política de nombramientos ahora que había reemplazado a Pirelli. “Es posible”, aseguró.

Conclusiones

A partir de la información recopilada durante sus cuatro meses de trabajo, los veedores concluyen al final del documento que “la cadena de co-control sobre Telecom Argentina, no termina en Telecom Italia, Olimpia y Telco. Telco, se encuentra a su vez sujeta a la influencia sustancial de Telefónica de España. Tal circunstancia se encuentra, entre otros elementos, corroborada por los especiales derechos que Telefónica de España tiene en Telco, que no los tienen sus restantes socios de la misma”.

Además, en otro fragmento del informe, se sostiene que “aun prescindiendo del co-control que Telco ejerce sobre Telecom Argentina, y la influencia dominante y sustancial de Telefónica de España en Telco, es evidente que la operación de concentración económica en análisis permitirá que una de las compañías, para el caso Telefónica de Argentina, acceda asimétricamente a información sensible y estratégica de su principal competidor en Argentina”. Por último, destacan que “ese dato insoslayable de la realidad económica de los negocios, conllevaría graves riesgos a la libre competencia y provocaría un daño a la economía general y al consumidor por sobre todo, ya que en estas circunstancias, las ganancias de eficiencia no llegarían para beneficio del mismo”.

En el Gobierno afirman que todavía no hay un dictamen oficial sobre el caso. Sin embargo, el costo político que supone convalidar un virtual monopolio en el mercado de las telecomunicaciones no es menor, sobre todo ahora que los propios veedores oficiales certificaron ese riesgo.

QUIENES DISPUTAN ESTE NEGOCIO

La pelea por las redes

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Por Fernando Krakowiak

La pelea entre el Grupo Werthein y sus socios italianos por el control de Telecom Argentina es sólo la punta del iceberg. Por debajo subyace un enfrentamiento de mayores proporciones que tiene como protagonistas a Telefónica de España, la mexicana Telmex, propiedad del magnate Carlos Slim, y al Grupo Clarín. Estos tres jugadores se están disputando el control de las redes en un escenario de potencial convergencia tecnológica que les permitirá ofrecer telefonía, Internet y televisión. Para ellos los 20.000 millones de pesos que se facturan por año en el mercado de las telecomunicaciones son sólo el punto de partida.

Actualmente, Telefónica es la empresa mejor posicionada porque domina las telecomunicaciones locales y tiene un respaldo financiero extraordinario. Por ese motivo, viene haciendo un fuerte lobby para que el Gobierno le permita ofrecer televisión, servicio que sumado a la telefonía fija, la celular y a Internet conforma el cuádruple play. El Grupo Clarín, principal jugador del mercado de la televisión por cable a través de Cablevisión y Multicanal, hasta ahora frenó con éxito el desembarco español argumentando que la legislación no los habilita. Sus directivos saben que la ventaja financiera de Telefónica les permitiría comprar los mejores contenidos en exclusiva para utilizarlos como una zanahoria y así sacarles los clientes. De hecho, ésa es la estrategia que el propio multimedios utilizó en el pasado para consolidarse en el mercado del cable. Si telefónica se queda con Telecom las esperanzas de Clarín para poder competir en igualdad de condiciones en un escenario desregulado desaparecerían definitivamente, pero si Telecom Italia es obligada a desprenderse de Telecom Argentina y el Grupo Clarín logra poner un pie ahí la situación cambiaría radicalmente.

Telmex también está a la espera, pero su problema no es financiero. El mexicano Carlos Slim tiene los millones suficientes para dar pelea. El problema es que no controla una empresa fuerte donde hacer pie. Su compañía se asoció con Techint a fines de los noventa para participar a través de Techtel en el mercado local, apostando por la desregulación. Luego de la devaluación, el proceso de apertura fue congelado de hecho por los sucesivos gobiernos, pero la firma decidió seguir expandiéndose a la espera de una oportunidad. En julio de 2003 compró CTI a través de América Móvil y en octubre de ese mismo año se quedó con AT&T Latin America. En 2004 amplió su participación en Techtel al 80 por ciento, compró MetroRed y fusionó Techtel, AT&T y MetroRed bajo el nombre Telmex. Su última adquisición la concretó en agosto del año pasado cuando se quedó con la firma Ertach. Sin embargo, desde hace tiempo su objetivo es comprar Telecom para competir de igual a igual con Telefónica, pues las barreras que le imponen a la competencia las dos firmas dominantes hacen muy difícil llegar de otro modo a una posición de liderazgo. La pelea por el control de Telecom representa para Telmex un peligro, pero también una oportunidad. Si Telefónica entra ahí su sueño de competir de igual a igual en Argentina desaparecerá definitivamente, pero si el gobierno obliga a la flamante sociedad de españoles e italianos a desinvertir su esperanza se agiganta.

En el medio de todo este entramado se encuentra el Gobierno, quien deberá definir a quien termina por beneficiar en la pelea por Telecom. Sobre este punto las versiones son múltiples y encontradas. Algunas fuentes sostienen que se inclinará por los Werthein y propiciará la alianza de ese grupo con un jugador fuerte (¿Clarín?, ¿Telmex?), pues los dueños de La Caja no están en condiciones de competir solos en las ligas mayores. La buena relación que tiene el jefe de gabinete, Alberto Fernández, con los Werthein desde que era superintendente de Seguros de la Nación en la década del 90 puede ayudar a que se opte por este camino. De hecho, el gobierno ya se inclinó por ellos en 2003 cuando apoyó su ingreso a Telecom. La otra opción es jugar todas las fichas a Telefónica para que los españoles inviertan fuerte en el país. En este caso, quien tiene mejor relación con los empresarios de la “madre patria” es el ministro de Planificación, Julio De Vido, y su ladero, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. En las próximas semanas se sabrá hacia dónde se inclinó la balanza.



LA EXPANSIÓN DE LAS MULTINACIONALES

ESPAÑOLAS EN AMÉRICA LATINA

En la actualidad, las empresas multinacionales españolas son líderes en los sectores de los

hidrocarburos, la electricidad, la banca y las telecomunicaciones en América Latina. Tres corporaciones

de nuestro país se encuentran entre las doce mayores transnacionales de la región y dos bancos

españoles son los mayores de la zona. Esta situación se ha producido recientemente y apenas tiene

una década y media de existencia. En este corto período, tanto la economía española como las

economías de los países de América Latina debieron sufrir profundas transformaciones para poder

subirse al tren de los procesos de globalización económica, lo que contribuyó a que las operaciones

de las multinacionales y las sociedades en las que desarrollan sus actividades se vieran asimismo

reconfiguradas.

En América Latina, 225 millones de personas —el 43,9% de la población— viven en la pobreza.

Tras dos décadas de políticas neoliberales, el saldo es desolador: las desigualdades no se han

reducido, existen enormes carencias en educación y sanidad y gran parte de la población no tiene

acceso a los servicios básicos. Asimismo, se observa una preocupante concentración de la riqueza

económica: el 10% más rico de la población latinoamericana concentra el 48% del ingreso, en

tanto el 10% más pobre sólo recibe el 1,6%. En el mundo, solamente el África subsahariana tiene

peores niveles de distribución del ingreso1 .

01.1

El poder de las empresas transnacionales

La intensificación del capitalismo a escala mundial ha traído consigo la redefinición de los actores

que participan en el mercado global. Los estados-nación han ido cediendo parte de su soberanía

y, en paralelo, las compañías multinacionales2 han venido adquiriendo mayor influencia y poder.

Desde que, en el siglo XV, se creó la que fue la primera empresa transnacional —la Banca de los

Médici en Florencia, con 18 sucursales repartidas por Europa— hasta nuestros días, estas grandes

corporaciones han evolucionado mucho3. Las empresas transnacionales, que diversifican y distribuyen

su cadena de producción en distintos países con la perspectiva de producir para el mercado

mundial, acumulan hoy en día una capacidad económica mayor que la de muchos países: Wal-

Mart tiene un volumen de ventas superior al Producto Nacional Bruto de Austria, mientras que

el de ExxonMobil es mayor que el de Argentina y Colombia juntas4.

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1 Guillermo P. Perry. et al., Poverty Reduction and Growth: Virtuous and Vicious Circles, Washington, Banco Mundial, 2006.

2 Para que se considere multinacional, una empresa debe tener instalaciones de fabricación o de gestión directa de los servicios en un país

extranjero; no es condición suficiente que distribuya o exporte productos a otros países.

3 Antoni Verger, El sutil poder de las transnacionales, Observatorio de la Deuda en la Globalización, Barcelona, Icaria, 2003.

4 Comparación entre los ingresos de las mayores transnacionales del mundo [“Global 500”, Fortune, julio de 2006] y la lista de países

ordenados según su Producto Nacional Bruto [Base de datos en línea del Banco Mundial].

De las cien corporaciones transnacionales con mayores activos en el extranjero, 85 tienen su casa

matriz en Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, y más del 60% de ellas se dedica a los sectores

del petróleo, automóvil, farmacia, telecomunicaciones o electrónica5.

Por lo que respecta a las multinacionales españolas, se puede decir que poseen un tamaño mediano

a nivel mundial. Según su volumen de ingresos, entre las 500 mayores transnacionales del planeta

hay nueve de nuestro país: Repsol YPF, Santander, Telefónica, Endesa, Cepsa, BBVA, Altadis, ACS

e Iberdrola. Eso sí, si únicamente se tienen en cuenta los activos en el extranjero, las empresas

españolas suben muchos puestos en la lista: hay tres (Telefónica, Repsol YPF y Endesa) entre las

cincuenta mayores del mundo. Y si hablamos de las grandes corporaciones financieras, la situación

es similar (véase la tabla 1). Por lo tanto, aunque se pueda atribuir a las multinacionales españolas

un tamaño medio en el contexto mundial, su importancia cualitativa es notablemente superior si

el criterio de clasificación atiende a su grado de internacionalización.

01.2

El proceso de internacionalización de las empresas españolas

Un país como España, que hasta finales de los años ochenta era básicamente receptor de

inversiones extranjeras, llegó a convertirse en el mayor inversor en América Latina en los años

1999 y 2000. La profunda metamorfosis que sufrió la economía española en apenas una década

obedeció a la necesidad de incluir al país dentro de las dinámicas de la globalización económica

que se estaban desarrollando.

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5 UNCTAD, Informe sobre las inversiones en el mundo 2006, Nueva York y Ginebra, Naciones Unidas, 2006.

Echando la vista atrás, en los sesenta, las inversiones españolas en el extranjero se centraban en

la búsqueda de materias primas, en los sectores de la pesca y alimentación, en la construcción y

en los bancos. En los años sucesivos se fueron produciendo diferentes cambios regulatorios, que

culminaron con la entrada del Estado español en la entonces llamada Comunidad Económica

Europea, en 1986. Bajo la presidencia de Felipe González, el Gobierno puso en marcha un proceso

de liberalización económica para cumplir con los criterios de pertenencia a este nuevo mercado6.

Ya en ese período se produjeron algunas adquisiciones en el extranjero, fundamentalmente en

América Latina y Estados Unidos, si bien hasta 1992 las entradas y salidas de IED (Inversión

Extranjera Directa) fueron sobre todo hacia países de la propia Unión Europea.

A principios de la década de los noventa, momento en el que se encontraban en pleno auge las

políticas neoliberales, tuvieron lugar simultáneamente dos procesos complementarios que

coadyuvaron para situar a las multinacionales españolas como las mayores de América Latina. La

coincidencia temporal de estos dos fenómenos no fue casual, sino que ambos respondieron a una

misma lógica global: la aplicación de las recetas económicas auspiciadas por la ortodoxia neoliberal.

En primer lugar, fue decisiva la puesta en práctica de un nuevo paradigma económico en América

Latina a partir de 1989: el Consenso de Washington7. Entre las medidas propugnadas en él estaban

la privatización de las mayores compañías estatales de la región y la liberalización de los mercados

con el fin de facilitar la entrada a las transnacionales extranjeras. Además, se proponía la reducción

de la intervención gubernamental en la actividad productiva. Siguiendo este ideario, los gobiernos

de la región pusieron en marcha procesos drásticos de liberalización comercial y financiera, de

venta de empresas que eran propiedad del Estado y de fuerte contracción de la inversión pública.

La IED quedaba pues como una de las principales vías de financiación para estos países. Así, las

corporaciones transnacionales llegaron a la región y se adueñaron de los servicios públicos, las

empresas estatales y los recursos naturales. En esos años se dio un boom privatizador: entre 1986

y 1999 hubo 396 ventas y transferencias al sector privado en América Latina, lo que supone más

de la mitad del valor de todas las privatizaciones realizadas en los países del Sur en el mundo

entero. Por su relevancia, conviene destacar que el 57% de las privatizaciones en la región tuvieron

lugar en el sector de los servicios públicos8.

Al mismo tiempo, en el Estado español se produjo en esos años una sucesión de fusiones,

reestructuraciones y privatizaciones que hizo que las empresas del país crecieran en tamaño y

capital y pudieran estar en disposición de lanzarse a competir en otros mercados. En este sentido,

el gran impulso a las políticas neoliberales tomó forma con el Tratado de Maastricht y la Estrategia

de Lisboa, que establecieron como objetivo hacer de la economía de la Unión Europea «la más

dinámica y competitiva del mundo en tan sólo diez años». La búsqueda de una mayor competitividad

se tradujo en la disminución de la protección a las economías locales y la apertura de los mercados

a las inversiones y multinacionales de otros países europeos, así como en acelerar las privatizaciones

de la mayoría de las empresas públicas, que iniciaron a continuación un proceso de fuerte

concentración empresarial. Las reformas estructurales, que ya se habían implantado con los

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6 Ramón Fernández Durán, La compleja construcción de la Europa superpotencia, Barcelona, Virus, 2005.

7 John Williamson (dir.), Latin American Adjustment, How Much has Happened?, Washington, Institute for International Economics, 1990.

8 Ramón Casilda Béjar, La década dorada. Economía e inversiones españolas en América Latina, Madrid, Servicio de Publicaciones de la

Universidad de Alcalá, 2002.

ejecutivos de Felipe González, se impulsaron aún más bajo la presidencia de José María Aznar,

cuyo Gobierno puso en marcha uno de los mayores programas privatizadores de Europa, en el

que se llegaron a vender casi 50 empresas públicas9.

Telefónica, que pudo disfrutar de una situación de monopolio hasta diciembre de 1998 —en que

se liberalizó definitivamente el sector de las telecomunicaciones—, ya había empezado a comprar

empresas en América Latina antes de culminar su privatización en 1997. A partir de ese momento

incrementó sus inversiones en la región y se convirtió en el líder del mercado de habla hispana:

entre 1990 y 2002, Telefónica destinó 30.500 millones de dólares a la adquisición de otras empresas.

En el sector bancario español, que hasta mediados de los años ochenta fue uno de los más

protegidos del mundo, ya que siete corporaciones se repartían el mercado10, se produjo también

una acelerada sucesión de procesos de concentración, quedando finalmente dos grandes grupos:

el BBVA —resultado de la fusión de los bancos Bilbao y Vizcaya y de la estatal Argentaria— y el

Banco Santander Central Hispano —resultado de la fusión del Central, el Hispano-Americano y

el Santander—, que más tarde adquiriría también el Banesto y dejaría como nombre corporativo

el de Santander. Entre 1997 y 2002, el BBVA invirtió 7.800 millones de dólares en la adquisición

de 34 entidades financieras en América Latina, mientras el Santander gastó 12.300 millones en

la compra de 27 bancos en la región.

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9 Mauro F. Guillén, El auge de la empresa multinacional española, Fundación Rafael del Pino, Madrid, Marcial Pons, 2006.

10 Estos siete grandes bancos eran el Banco Español de Crédito (Banesto), el Banco Central, el Banco Hispano Americano, el Banco de

Vizcaya, el Banco de Bilbao, el Banco de Santander y el Banco Popular.

ACTIVOS B

Por lo que respecta al sector energético, Repsol, que había sido creada por el Gobierno español

en 1986 como sucesora del INH11, comenzó su proceso de privatización tres años después y lo

completó en 1997. Por su parte, Gas Natural se empezó a privatizar en 1996 y, en el sector de la

electricidad, las fusiones y reestructuraciones dieron como resultado tres grandes empresas: Endesa

—que se comenzó a privatizar en 1988—, Iberdrola y Unión Fenosa. Con los recursos, el capital

y el conocimiento que habían acumulado, las empresas energéticas no dudaron en echar el resto

en su expansión latinoamericana: Endesa invirtió 8.100 millones de dólares entre 1992 y 1999,

comprando en 1997 el 29% de la empresa estatal chilena de electricidad Enersis, y Repsol adquirió

en 1999 el gigante petrolero argentino Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) por 15.000 millones

de dólares.

La IED española pasó de representar el 0,9% del PIB en 1996 a suponer el 9,6% en 2000. España

fue nada menos que el sexto mayor país inversor del mundo en 1999, año en el que precisamente

concentró el 66% de sus inversiones extranjeras en América Latina (véase el gráfico 1), y el séptimo

en 2000. En definitiva, y siguiendo la terminología empleada en la bibliografía por algunos

economistas, se puede concluir que fue entonces cuando las empresas españolas alcanzaron «la

mayoría de edad», es decir, se hicieron multinacionales.

01.3

Las razones y las preferencias del desembarco

Que el principal destino de la expansión de las multinacionales españolas haya sido América Latina

es consecuencia de motivaciones meramente económicas. El desembarco en esta región respondió

sobre todo a que se buscaban mercados con una competencia prácticamente nula, en los cuales

era mucho más asequible la disponibilidad de recursos y los costes laborales y ambientales se

minimizaban para atraer la inversión. En este sentido, no se sostiene el tópico de que las empresas

españolas eligieron expandirse en América Latina porque había una lengua y una cultura comunes.

La realidad es que la coincidencia temporal de los procesos de cumplimiento de las medidas

neoliberales a ambos lados del océano se lo puso muy fácil. Y es que, tras las fusiones y

privatizaciones, las grandes corporaciones de nuestro país acumularon capital y experiencia para

poder invertir en el extranjero. Excepto Iberia y Telefónica, todas las demás empresas (Unión Fenosa,

Endesa, Repsol, Gas Natural, Iberdrola, BBVA y Santander) pusieron en marcha sus inversiones

después de sufrir ellas mismas los procesos de concentración empresarial.

Otra razón esgrimida por las propias empresas es que la liberalización de los mercados europeos

generó una mayor competencia, con lo que los márgenes de beneficio se redujeron. Por ejemplo,

en el mercado español de la electricidad se bajaron los precios del consumo eléctrico para cumplir

con los criterios de convergencia que exigía la pertenencia a la Unión Europea, lo que hacía

imprescindible la implantación en nuevos mercados para poder mantener el crecimiento económico.

Además, hay otros argumentos que explicarían el porqué del desembarco en América Latina. La

saturación del mercado interior, donde ya era imposible mantener los niveles de crecimiento, sería

uno de ellos. Asimismo fue importante el hecho de que, en un modelo capitalista, es imprescindible

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11 El Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH) se creó en el año 1981, con objeto de agrupar las participaciones estatales de las compañías

del sector de los hidrocarburos en el Estado español.

aumentar el volumen de la empresa como una estrategia defensiva ante las amenazas de adquisición

por parte de otras compañías transnacionales.

Estas motivaciones condujeron a la ampliación de horizontes, pero ¿por qué justamente centrarse

tanto en la región latinoamericana? La explicación la proporcionan las propias multinacionales:

según el Servicio de Estudios del BBVA, ganar un punto de cuota de mercado en Alemania en

1999 costaba 2.200 millones de dólares, mientras que la misma cuota suponía un coste de 196

millones de dólares en Argentina o 205 en México12. Es decir, en los años noventa se presentaron

muchas oportunidades de crecer en América Latina y muy pocas en Europa.

La mayor parte de las inversiones españolas se centraron en Brasil y Argentina: estos dos países

fueron el destino del 60% de la IED. De hecho, sólo cuatro países —los dos citados más México

y Chile— concentraron el 86% de las inversiones españolas13. En Argentina, las multinacionales

se aprovecharon de que durante el Gobierno de Carlos Menem (1989-99) se privatizaron más de

60 empresas públicas, con activos superiores a los 60.000 millones de dólares, entre las que se

encontraban la compañía petrolera YPF, la de telefonía Entel y Aerolíneas Argentinas, que fueron

adquiridas por Repsol, Telefónica e Iberia, respectivamente. Por su parte, Colombia ha sido el

quinto país latinoamericano que más IED del Estado español recibió hasta 2006, con el 3% del

total.

Las empresas españolas han mostrado preferencia por invertir en países cuyos gobiernos tienen

discrecionalidad, esto es, no están sujetos a controles de otras instituciones como el parlamento

o el poder judicial. Esta tendencia es especialmente acusada en empresas que antaño eran públicas,

como Telefónica, Repsol y Endesa14. Sin embargo, con este hecho se produce una paradoja porque,

después de efectuar su entrada en el país, las multinacionales requieren un gobierno que sí esté

sujeto a controles externos, para así evitar que se cambien las condiciones que posibilitaron su

implantación.

El grueso de la inversión española se centra en unos pocos sectores. En el período comprendido

entre 1998 y 2001, dos terceras partes se destinaron al sector servicios: el 20% a los servicios

financieros, el 19% a los transportes y telecomunicaciones y el 18% a la energía, petróleo y agua.

Los sectores más importantes en los que invirtieron las multinacionales españolas fueron los de

banca, seguros, energía, telecomunicaciones, transporte y hostelería, esto es, sectores fuertemente

concentrados y regulados, que son los que proporcionan mayores beneficios15. En contra de la

tendencia global que orienta la producción de las transnacionales hacia el mercado mundial, en

este caso se ha tratado de una orientación hacia los servicios destinados al mercado interior. Fueron

operaciones que sólo tuvieron sentido en el marco de los procesos de privatización, desregulación

y apertura al capital extranjero. Por lo tanto, éste ha sido un proceso singular e irrepetible, porque

sólo se puede privatizar las empresas públicas y comprar las compañías locales una vez.

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12 William Chislett, La inversión española directa en América Latina: retos y oportunidades, Madrid, Real Instituto Elcano de Estudios

Internacionales y Estratégicos, 2003.

13 Base de datos de la Secretaría de Estado de Turismo y Comercio, Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, 2006.

14 Mauro F. Guillén, 2006, op. cit.

15 Ibíd.

01.4

Las multinacionales españolas, líderes de la región

En América Latina, únicamente ocho empresas (BBVA, Santander, Endesa, Iberdrola, Unión Fenosa,

Gas Natural, Telefónica y Repsol YPF ) monopolizan alrededor del 80% de toda la inversión española

realizada en la región. La facturación de estas ocho multinacionales supone aproximadamente el

20% del PIB del Estado español16. Cuatro de ellas —Telefónica, Repsol YPF, Endesa e Iberdrola—

están entre las 30 empresas más grandes de la zona (véase la tabla 2), y son líderes en sus respectivos

sectores: Repsol YPF es la mayor empresa petrolera de América Latina; Telefónica lidera el sector

de las telecomunicaciones; Endesa domina el mercado de la electricidad y el Santander es el mayor

banco de los que operan en la región.

Para constatar la importancia de las compañías españolas, basta decir que su participación en el

grupo de las mayores empresas transnacionales ha ascendido hasta el 14% en 200517. Además,

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16 Juan Manuel Ramírez Cendrero, “Inversiones de las multinacionales españolas en Mercosur”. Boletín OMAL, nº11, diciembre de 2005.

17 CEPAL, La inversión extranjera en América Latina y el Caribe. Santiago de Chile, Naciones Unidas, 2006.

24

%B

hay muchas más empresas multinacionales de menor tamaño que desarrollan sus actividades en

el continente: ENCE, PRISA, Aguas de Barcelona, Mapfre, ACS, FCC, Ferrovial, Acciona, OHL,

Cepsa, Prosegur, Pescanova, Inditex, Abengoa, Alsa, Roca Corporación, Barceló, Sanitas, CAF,

Cintra, RiU y Sol Meliá, entre otras.

Telefónica es ya la segunda empresa transnacional no financiera más fuerte de América Latina,

sólo es superada por General Motors. Por su volumen de ventas en la región, Telefónica duplica

a la mayor multinacional española a nivel mundial, Repsol YPF. Este liderazgo no sorprende si se

observan los espectaculares datos de la compañía: tiene presencia en 19 países del continente

americano, y América Latina supone para la empresa el 41,5% del beneficio total. En definitiva,

la que hace diez años era una empresa estatal ahora se ha consolidado plenamente como una

gran corporación transnacional.

Según su capitalización bursátil, el Santander es el primer banco de España y la décima entidad

financiera del mundo. El Santander consiguió 6.220 millones de euros de beneficios en 2005, una

cifra que nunca antes había logrado ninguna empresa española, lo que supone un aumento del

72,5% respecto al año anterior. El 35% de los beneficios del banco en 2004 provinieron de

América Latina. En la región está presente en 15 países, y desarrolla sus principales actividades

en Brasil, México, Chile, Argentina, Puerto Rico, Venezuela y Colombia.

El BBVA opera en 14 países de América Latina y obtuvo en 2005 un beneficio de 3.806 millones

de euros, un 30,2% más que en el ejercicio anterior. El 45% de su beneficio tiene su origen en

América Latina, mientras que el obtenido en el mercado español representa el 40%. Hasta tal

punto se encuentra asentado en la región que el propio consejero delegado del BBVA, José Ignacio

Goirigolzarri, ha declarado que su entidad es fundamentalmente latinoamericana si se atiende al

origen del beneficio, tendencia que se refleja en su plantilla: 51.370 trabajadores en América,

1.982 en el resto del mundo y 30.765 en España, donde el objetivo es reducirla aún más18.

Endesa se sitúa entre las diez primeras multinacionales de América Latina y es la primera en el

sector de la electricidad en la región. Está presente en Chile, Argentina, Colombia, Perú, Brasil y

en toda Centroamérica. La actividad en estos países le reporta un 31% del beneficio total, el cual

se construye a partir de varias líneas de negocio: la compra de empresas clave del sector, la

subcontratación de las tareas menos rentables y la construcción de megaproyectos. La entrada

en la compañía chilena Enersis, en 1997, le permitió iniciar su andadura privatizadora en toda

América Latina. Actualmente, la expansión internacional de la multinacional, junto con los sucesivos

intentos de absorción por parte de otras grandes corporaciones eléctricas, ha hecho que en la

bolsa de Madrid sus ganancias se hayan incrementado un 80% en los últimos 4 años19.

Iberdrola, la segunda empresa eléctrica española, tuvo un beneficio de 1.382 millones de euros

en 2005, un 15,6% más que el año anterior. La compañía realizó su primera inversión en América

Latina en 1995, con la adquisición de Electropaz y Elfeo en Bolivia, y califica la etapa comprendida

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18 Mariano Guindal, “Así se roba al Sur”. La Vanguardia, 2 de mayo de 2006.

19 Cono Sur Sustentable, Endesa en América Latina: impactos en la matriz energética y la sustentabilidad regional, Santiago de Chile,

2006.

entre 1992 y 1999 como «la apertura de los mercados». En la actualidad, está presente en México

—donde es líder en el sector eléctrico—, Guatemala, Brasil, Bolivia y Chile.

Después de un agitado período de fusiones y alianzas en el mercado eléctrico español, Unión

Fenosa continúa como la tercera compañía eléctrica del país. En el año 2006, obtuvo unos beneficios

operativos que se incrementaron el 41,4% respecto al año anterior20. Opera en once países del

mundo, siete de ellos en América Latina: Panamá, Guatemala, República Dominicana, Costa Rica,

Nicaragua, México y Colombia. En concreto, una cuarta parte del beneficio que entró en sus arcas

durante ese año se debió a sus actividades en estos dos últimos países. No es de extrañar el origen

latinoamericano de una parte importante de sus ingresos si se tiene en cuenta que, del total de

la potencia que tiene instalada para producir electricidad, el 27,4% procede de fuera de las

fronteras españolas y está prácticamente centrada en esa región. La expansión de la multinacional

eléctrica se ha basado en la apuesta por el control de la cadena integrada del gas —desde su

extracción hasta su comercialización— y la consolidación de sus negocios internacionales. Este

carácter internacional se refleja en que algo más de la mitad de los profesionales de la corporación

prestan sus servicios fuera del Estado español21.

La multinacional española Repsol YPF desarrolla sus actividades en el mundo. Sólo en América

Latina y el Caribe, opera en 14 países. La compañía obtuvo en 2005 un beneficio récord de 3.120

millones de euros, un 29,2% más que el año anterior. En 2006, Repsol ha sido de nuevo la primera

empresa transnacional española por ingresos, a la vez que ocupa el puesto 84 entre las mayores

multinacionales del planeta. En el sector de los hidrocarburos, es la vigésimo primera petrolera

del mundo pero, si descontamos las empresas estatales, es la novena mayor transnacional en esta

actividad22. América Latina es el lugar donde se ha hecho más fuerte: Repsol es el líder del sector

del petróleo y gas en la región. El 95% de sus reservas de hidrocarburos en 2005 y el 88% de

sus resultados de explotación del año 2004 provinieron de América Latina23. La integración de las

actividades de Repsol y de YPF le dio a la empresa resultante un enorme poder de expansión en

América Latina24. Desde entonces, concentró gran parte de su actividad en Argentina, pero también

fue extendiendo sus operaciones por casi todos los países del continente: Bolivia, Brasil, Chile,

Colombia, Cuba, Ecuador, Guyana, México, Perú, Surinam, Trinidad y Tobago y Venezuela.

01.5

Los efectos de las inversiones extranjeras

Toda esta recolonización de América Latina lleva implícita una lista de enormes consecuencias

sociales, ambientales y culturales sobre los pueblos de la región25. Aunque son destacables algunos

casos de otras empresas —como los de la papelera ENCE en Uruguay o la compañía Aguas de

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20 Los beneficios globales de Unión Fenosa fueron un 23% inferiores a los del año anterior, porque en 2006 no se realizó ninguna venta

de activos. Y es que el ejercicio de 2005 arrojó un aumento del beneficio del 109,7% gracias a la venta de Auna. Por eso, se han tenido

en cuenta los beneficios operativos, para descontar la influencia de este hecho y poder comparar los datos.

21 Unión Fenosa, Informe Anual, 2006.

22 Según el ranking elaborado por la revista Petroleum Intelligence Weekly en 2006. Esta lista mundial de empresas se confeccionó teniendo

en cuenta la ponderación de varios criterios: reservas, producción, capacidad de refinar, ventas, ingresos, beneficios, activos y empleados.

23 Según cálculos realizados a partir de los informes anuales de Repsol YPF de los años 2005 y 2006.

24 Con la compra de YPF, la producción de hidrocarburos de repsol creció el 169% y sus reservas aumentaron el 364%

25 Miquel Ortega (coord.), La deuda ecológica española. Impactos económicos y sociales de la economía española en el extranjero, Sevilla,

Muñoz Moya Editores, 2005.

Barcelona en Argentina y Colombia—, son las multinacionales españolas de la energía las que

han coleccionado una mayor cantidad de méritos en su currículum. Por ejemplo, Endesa, que ha

sido mundialmente conocida por los impactos originados con su megaproyecto de la presa de

Ralco en el alto Bio Bio, en Chile, cuya construcción supuso un gravísimo impacto ambiental,

social y cultural, y donde varios años de presión de la compañía al gobierno permitieron su puesta

en marcha, con el consiguiente desplazamiento y desarraigo de las comunidades mapuchepehuenche

de su tierra ancestral. Pero quizás sean Repsol YPF26 y Unión Fenosa las transnacionales

españolas que han generado unos mayores efectos negativos, como se verá en el estudio del caso

colombiano.

En general, se ha extendido una mala imagen de las transnacionales extranjeras en la mayor parte

de los países de América Latina. Y, dentro de ellas, se encuentran las españolas por ser las que

tienen una mayor presencia en el continente. En este sentido, en 2004, sólo el 29% de la población

latinoamericana creía que las inversiones foráneas eran beneficiosas para su país, frente a un 35%

que se manifestaba abiertamente en contra27. Las quejas de la población obedecen a que se

responsabiliza a las multinacionales de ser las causantes del expolio y el saqueo de los recursos

naturales, la privatización de los servicios públicos o la desregulación del mercado laboral. Las

protestas han llegado a ser de gran calibre, como por ejemplo en la llamada Guerra del Agua, que

tuvo lugar en Cochabamba (Bolivia) en el año 2000. Allí, la resistencia popular impidió que un

consorcio encabezado por la multinacional Bechtel y la corporación española Abengoa se hiciera

con la compañía local y se privatizara así el servicio de agua de la ciudad.

Por otra parte, se han venido produciendo críticas a las multinacionales porque se les acusa de

ser las únicas beneficiarias de las reformas neoliberales implementadas en la región. Además,

existe la percepción de que las promesas que se hicieron para justificar las medidas de ajuste

estructural no se han hecho realidad. Lejos de contribuir a solucionar las desigualdades, lo que

han hecho las empresas transnacionales es aprovecharse de éstas en su propio beneficio en los

países empobrecidos donde han realizado sus inversiones. Y es que las motivaciones de las

inversiones españolas en América Latina no han respondido a los objetivos de mejorar la cobertura

de las necesidades materiales básicas, sino a la lógica del máximo beneficio económico. En este

sentido, es elocuente comprobar que la pobreza y la indigencia no han descendido en América

Latina en las dos últimas décadas, a pesar de que, supuestamente, la región se ha modernizado

al abrir sus economías a los capitales extranjeros.

Con todo ello, América Latina sigue siendo un lugar preferente para las multinacionales españolas,

por lo que la mayoría de ellas no va a abandonar la zona. A pesar de que las crisis económicas

de principios de este siglo hicieron que disminuyeran sus cuentas de resultados y cotizaciones

bursátiles, las compañías se quedaron en la zona y la mayoría no salió de los países en los que

parecía que la situación se complicaba. Ahora, ha repuntado el crecimiento económico de la región

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26 Marc Gavaldà, La recolonización. Repsol en América Latina: invasión y resistencias, Barcelona, Icaria, 2003.

27 Informe del Latinobarómetro del año 2004, citado en: “El regreso al continente latinoamericano”. El País, 14 de marzo de 2006.

y están recogiendo los frutos de su apuesta latinoamericana. Por ello, ya preparan una segunda

oleada de inversiones, que no va a ser de la magnitud de la de finales de los noventa pero sí va

a ser realmente apreciable: hasta 2010, el Banco Santander, Telefónica, Repsol YPF y Endesa

dedicarán, en conjunto, 20.700 millones de euros a realizar inversiones en la región28.

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28 “Latinoamérica empieza a lucir en los resultados”. El País Negocios, 12 de noviembre de 2006.

COLOMBIA EN LA GLOBALIZACIÓN

Con 45 millones de habitantes, Colombia es el tercer país más poblado de América Latina, tras

Brasil y México. Disfruta de una situación estratégica privilegiada para las relaciones comerciales,

puesto que tiene salida al mar por el Océano Atlántico y por el Pacífico, además de ser la llave

para la conexión entre América Central y Sudamérica. Cuenta con diferentes climas y ecosistemas,

y es el segundo país con mayor biodiversidad del mundo.

Colombia pasa por ser una de las democracias más asentadas de América Latina: sus gobernantes

han sido elegidos democráticamente por sufragio universal y únicamente ha tenido una corta

dictadura militar en los años cincuenta. Sin embargo, el país vive el conflicto social y armado más

antiguo de todo el continente, lo que ha dejado una enorme lista de personas asesinadas y

desaparecidas. A pesar de ello, este hecho no ha sido obstáculo para que tengan lugar las mismas

dinámicas que en el resto de los países latinoamericanos a la hora de poner en marcha las políticas

neoliberales. Eso sí, con un detalle añadido: en Colombia, la inclusión del país en los procesos de

globalización económica se ha llevado a cabo en un contexto de violencia estatal y paraestatal,

del cual las empresas transnacionales no sólo no se han desmarcado, sino que se han aprovechado

para desarrollar sus actividades.

02.1

El conflicto armado

En Colombia, las épocas más duras de violencia están ligadas a los procesos de modernización

económica. Así, haciendo una breve aproximación histórica, se puede decir que en el país se

produjeron dos períodos de violencia contra cualquier forma de expresión social y popular.

La primera etapa, a principios del siglo XX, estuvo caracterizada por un tardío proceso de

industrialización y de integración a las dinámicas del capitalismo, que dio origen al nacimiento del

movimiento obrero en los sectores del banano y del petróleo. Tras la huelga de los trabajadores

bananeros, esta incipiente clase obrera fue masacrada: en 1928, más de 3.000 obreros y sus

familiares fueron asesinados por el ejército para proteger los intereses de la multinacional

estadounidense United Fruit Company. Posteriormente, el asesinato del líder popular Jorge Eliécer

Gaitán, el 9 de abril de 1948, desató una serie de conflictos y revueltas urbanas que se prolongaron

durante la década siguiente: se calcula que en ese período fueron asesinadas y resultaron

desaparecidas unas 300.000 personas, en una guerra civil desatada por los partidos Liberal y

Conservador contra el campesinado minifundista.

La segunda época de violencia se extiende hasta nuestros días. A mediados de los años sesenta

se formaron los principales grupos guerrilleros de la historia de Colombia: en 1964, se crearon

las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y, unos meses más tarde, en 1965, salió

a la luz pública el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Además, surgieron el Ejército Popular de

Liberación (EPL), la Organización Indígena Quintín Lame y el Movimiento 19 de abril (M-19). Por

su parte, la respuesta del Estado fue la de crear los llamados escuadrones de la muerte, con el

objetivo de eliminar del mapa cualquier rastro de rebeldía. La violencia se recrudeció en la segunda

mitad de los ochenta, cuando se produjo el exterminio de la Unión Patriótica —partido de izquierda

que había surgido en 1985, producto de los acuerdos de paz entre el Gobierno y la guerrilla de

las FARC— que, tras conseguir 14 escaños en el Congreso en 1986, fue desarticulado: más de

3.000 miembros del partido fueron asesinados, entre ellos y ellas varios candidatos presidenciales,

alcaldes, campesinos, activistas y concejales. En la década de los noventa, varias organizaciones

guerrilleras se desarmaron, pero los procesos de paz no fructificaron ni con el ELN ni con las FARC,

por lo que estos grupos han seguido activos hasta la actualidad. La desmovilización más importante

fue la del grupo guerrillero M-19, la cual dio lugar a un proceso constituyente que consagró varios

derechos sociales y políticos en una nueva Constitución en el año 1991.

Pero las causas estructurales que originaron el conflicto social y armado siguen ahí, lo que no ha

impedido que sí se den otros procesos de desmovilización durante el primer gobierno de Álvaro

Uribe. Éste es el caso de los grupos paramilitares, que supuestamente finalizaron su desarme en

2005. Dicha desmovilización, enmarcada en la llamada Ley de Justicia y Paz, mantiene intacto el

poder de estos grupos así como sus propiedades, arrancadas ilegalmente al campesinado o

financiadas con recursos provenientes del narcotráfico. Este proceso es criticado por las organizaciones

de derechos humanos, pues no lleva aparejadas la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación

a las víctimas.

02.2

El terrorismo de Estado

En la actualidad, Colombia es el segundo país del planeta, tras Sudán, con un mayor número de

desplazados internos. Sólo en los últimos veinte años, más de tres millones y medio de colombianos

y colombianas han tenido que abandonar sus lugares de origen29. Año tras año, las cifras de las

violaciones a los derechos humanos en el país son alarmantes: en 2004, 4.000 personas fueron

asesinadas por violencia política y 182 resultaron desaparecidas, mientras que, sólo en el primer

trimestre de 2005, 62.000 personas tuvieron que desplazarse forzadamente, hubo una media de

once homicidios diarios y 2.100 personas salieron del país por amenazas contra su vida.

En las últimas cuatro décadas del siglo XX, las organizaciones nacionales e internacionales de

derechos humanos registraron más de 40.000 casos de crímenes de lesa humanidad: masacres,

torturas, desapariciones, detenciones arbitrarias y ejecuciones extrajudiciales30. Defensores de

derechos humanos, personas que luchan por mejorar sus condiciones de vida, sindicalistas, militantes

y dirigentes de las organizaciones sociales, maestras, campesinos, estudiantes... todos han sido

considerados peligrosos para el poder. Como explica Aída Abella, ex presidenta de la Unión

Patriótica, «en medio de una democracia, pudieron hacer cosas peores que en una dictadura»31.

____________________________________

29 La cifra de desplazados internos en el período 1985-2006 es de 3.832.257 personas, como queda descrito en: Codhes, Codhes Informa,

nº 69, Bogotá, 2006.

30 Base de datos del proyecto Colombia Nunca Más.

31 Vladimir Carrillo y Tom Kucharz, Colombia: Terrorismo de Estado, Barcelona, Icaria - Paz con Dignidad, 2007.

Es un hecho que las zonas donde se produce el mayor desplazamiento en Colombia coinciden

con aquellas que disponen de recursos estratégicos atractivos para la inversión extranjera32: en el

Putumayo y en Caquetá, que disponen de petróleo; en el Chocó, la región con un mayor índice

de biodiversidad del planeta, donde se está arrasando la selva para cultivar la palma africana para

utilizar su aceite como combustible; en Cali, con el agua; en Arauca y Casanare, con grandes

reservas de petróleo; en el sur de Bolívar, con las minas de oro; en La Guajira, con las mayores

minas de carbón del país. Todas estas áreas poseen riquezas naturales de gran valor para el

mercado mundial, por lo que no resulta extraño que se encuentren totalmente militarizadas y que

se produzca en ellas la mayoría de las violaciones de los derechos humanos antes relatadas.

Por otra parte, se han fortalecido los grupos armados ilegales que, en sus disputas territoriales,

han disparado las cifras de violencia política (56 homicidios por cada cien mil habitantes), el

desplazamiento forzado, los niveles de impunidad y la emigración al exterior33. Los grupos

paramilitares —que, en los últimos diez años, son responsables de casi el 65% de las violaciones

a los derechos humanos— han contado con la complicidad o el apoyo del Estado. En la actualidad,

las estructuras del paramilitarismo se encuentran en una fase de legitimación de sus organizaciones

sociales y políticas en el marco de un proceso de desmovilización, en el cual mantienen el control

de muchos de los estamentos del Estado a nivel regional y local así como todas sus actividades

económicas, en un área que cubre cerca de dos terceras partes del país34.

El fenómeno de la parapolítica ha saltado a las portadas de los medios de comunicación nacionales

e internacionales a finales de 2006. Y es que, con la incautación de un ordenador propiedad de

Rodrigo Tovar Pupo —alias Jorge 40—, uno de los jefes del Bloque Norte de las Autodefensas

Unidas de Colombia (AUC), se ha podido demostrar la asociación entre los grupos paramilitares,

el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y varios miembros de la policía y el ejército

para acabar con la vida de quienes ellos mismos consideraban que tenían vínculos con la insurgencia35.

En ese ordenador se recogía información sobre más de 500 asesinatos cometidos en la Costa

Atlántica desde 2005, de los cuales la gran mayoría permanecían impunes36. De momento, el

escándalo de la parapolítica ha salpicado a altos cargos de la administración de Uribe, como la

ministra de Asuntos Exteriores, María Consuelo Araujo —que tuvo que dimitir tras el encarcelamiento

de su hermano y de su padre—, y otros ocho congresistas y gobernadores de la Costa Atlántica37.

02.3

Las recetas neoliberales

A mediados de la década de los ochenta, se empezaron a poner en marcha una serie de reformas

estructurales de la economía colombiana, enmarcadas dentro del modelo neoliberal. Entre 1990

____________________________________

32 Luis Alfredo Burbano, “Las multinacionales españolas en Colombia”. Boletín OMAL, nº 15, diciembre de 2005.

33 En el transcurso del Gobierno de Álvaro Uribe salieron del país 760.000 personas [”Aumenta éxodo de colombianos”. El Tiempo, 3 de

octubre de 2006].

34 El cobro de un impuesto del 10% a todas las actividades económicas en las regiones que controlan [Semana, 9 de febrero de 2006;

El Tiempo, 29 de septiembre de 2004].

35 “La fuerza para-pública”. Semana, 18 de noviembre de 2006.

36 “El computador de ‘Jorge 40’ puede ser el inicio de un nuevo proceso 8.000”. Semana, el 10 de octubre de 2006.

37 “Los cinco congresistas capturados por sus nexos con los ‘paras’ son trasladados a la cárcel”. Semana, 15 de febrero de 2007.

y 1994, durante el mandato de César Gaviria y con el lema Bienvenidos al futuro, se introdujeron

profundas reformas en el Estado, sobre todo en los sistemas tributario y arancelario. Así, por

ejemplo, mientras el arancel promedio era del 44% en 1989, en 2000 era del 12%. En esa primera

etapa de reformas se privatizaron muchos de los activos estatales en los sectores de la electricidad,

la banca, el agua y la sanidad.

La aplicación de las recetas neoliberales tenía como objetivo insertar a Colombia en la globalización.

En este sentido, se trataba de internacionalizar su economía para conseguir que el país desempeñara

un nuevo papel en el mercado global, lo cual suponía pasar de tener una economía de

autoabastecimiento a convertirse en un proveedor de materias primas y servicios a nivel internacional,

importando de otras economías más competitivas la mayoría de bienes. El proceso trajo como

resultado la desindustrialización y la crisis del aparato productivo colombiano, y dejó a casi un

millón y medio de personas sin empleo38, mientras el área de campo cultivada se redujo en 700.000

hectáreas y se comenzó a importar unos 8.000 millones de toneladas de alimentos al año.

Además de continuar con la producción clásica del país para la exportación —Colombia sigue

estando entre los tres mayores exportadores de café del planeta—, esta gran transformación de

la economía ha hecho que se haya empezado a promover la producción local de materias primas

básicas para que puedan ser competitivas internacionalmente: frutas, hortalizas, aceite de palma,

cacao y caucho, en el caso del sector agrícola; petróleo y carbón, en el sector energético; así como

maderas y especies exóticas de fauna y flora extraídas de las selvas que todavía existen en el país39.

La reorientación de la economía hacia el mercado exterior ha hecho que, entre 1990 y 2004, las

exportaciones tradicionales hayan crecido el 82% y las no tradicionales el 284%. Dentro de estas

últimas cabe destacar a la industria de las flores, en la que Colombia es el segundo mayor exportador

del mundo, después de Holanda.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del Gobierno colombiano y, especialmente, del ejército de

los Estados Unidos, el más exitoso proceso agroindustrial de exportación en Colombia sigue siendo

el de la cocaína: en 2005, este negocio movió unos ingresos anuales de cerca de 3.000 millones

de dólares, es decir, tuvo la misma magnitud que las divisas provenientes de las exportaciones de

petróleo40. En sintonía con la lógica del libre mercado, el narcotráfico se ha expandido

ininterrumpidamente en los últimos veinte años, llegando a consolidar una estructura horizontal

que funciona en red, sumamente dinámica, adaptable y efectiva, que ha logrado mantener el

suministro constante de drogas hacia Europa y Estados Unidos y abrir nuevos mercados en el Cono

Sur y en Europa del Este.

En paralelo a las pérdidas del sistema productivo, se empezaron a generar grandes beneficios en

el sector bancario y financiero. En la década comprendida entre 1992 y 2002, este sector registró

ganancias netas superiores a los 1.500 millones de dólares41. En la consolidación del poder de las

corporaciones financieras tuvieron mucho que ver tanto los cobros generalizados por todas las

____________________________________

38 Según el Departamento Nacional de Estadística (DANE), el 43,4% de la población económicamente activa (16,5 millones de personas)

de Colombia está desempleada o subempleada. En 1992, la tasa de desempleo fue del 8,7%, mientras que en 2002 pasó a ser del

16%.

39 Dirección Nacional de Planeación, Plan Nacional de Desarrollo 2002-2006, Bogotá, 2002.

40 Amylkar D. Acosta, “Los dineros calientes”. Indymedia, 6 de febrero de 2006.

41 Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Fusiones y adquisiciones del sector financiero colombiano, 2006.

transacciones bancarias como la concesión —en clara contradicción con los preceptos de la

ideología neoliberal— de subsidios estatales en aquellos casos en los que las corporaciones

financieras registraron pérdidas o se declararon en quiebra por los fraudes cometidos por sus

directivas.

Como consecuencia de todo ello, en menos de un lustro se agravaron los indicadores de empleo,

pobreza y distribución del ingreso, lo que contribuyó a crear el escenario propicio para el

fortalecimiento de los grupos armados irregulares y la intensificación del conflicto armado

colombiano.

02.4

Las inversiones extranjeras en Colombia

A mediados del siglo XX, los países andinos mantenían una actitud muy abierta hacia el capital

extranjero y muchos de ellos no contaban con una legislación específica sobre la materia. Con la

nacionalización de las empresas extractivas —especialmente de hidrocarburos— y de servicios

públicos, el capital foráneo vio restringidas sus áreas de inversión en Colombia y en sus países

vecinos42. El tratamiento que había que dar a la IED no se modificó hasta el año 1987, en el que

se permitió que cada país del Pacto Andino legislara de forma individual en materia de inversión

extranjera. Cuatro años más tarde, la recién aprobada constitución colombiana dejó el campo

libre para la circulación de capitales, puesto que se eliminó la discriminación entre inversores

nacionales y extranjeros y se introdujeron importantes modificaciones para ir eliminando

progresivamente los obstáculos a la inversión extranjera.

La modernización del país sirvió para promover la llegada de los capitales transnacionales, y tuvo

lugar a través de dos procesos complementarios: las privatizaciones de las empresas públicas y

los cambios legislativos. En esta fase de reformas estructurales se incluía, además de la venta de

los activos del Estado, la liberalización, la desregulación y la apertura comercial. Posteriormente,

con el primer Gobierno de Álvaro Uribe (2002-2006), esta dinámica se vería acentuada con un

segundo paquete de medidas: reforma laboral, modificaciones tributarias y reforma de la seguridad

social. Del grado de cumplimiento del credo neoliberal da fe el propio Banco Mundial, que llegó

a afirmar en 2005 que Colombia era el segundo país del mundo que había tenido más éxito en

implantar reformas para mejorar la atracción de inversiones43. Y es que, según los informes del

organismo de Naciones Unidas que estudia las inversiones mundiales, Colombia es la quinta

economía de América Latina más favorable para la IED, por detrás de Brasil, México, Argentina y

Chile44.

Los grupos económicos que se habían venido consolidando en la segunda mitad del siglo pasado

emprendieron un proceso de internacionalización, mediante fusiones, ventas y articulaciones a

las grandes corporaciones globales. Los carteles del narcotráfico no son las únicas organizaciones

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42 CEPAL, La inversión extranjera en América Latina y el Caribe, 2002, Santiago de Chile, Naciones Unidas, 2003 .

43 Banco Mundial, Doing business in 2005: Removing obstacles to growth, Washington D.C., 2005.

44 UNCTAD, Informe sobre las inversiones en el mundo 2005, Nueva York y Ginebra, Naciones Unidas, 2005.

económicas internacionalizadas que tuvieron presencia en el país: las empresas transnacionales

—especialmente las de origen norteamericano, británico y español— aparecieron con fuerza en

las actividades extractivas de hidrocarburos y en el sector servicios (finanzas, salud, telecomunicaciones,

medios de comunicación, construcción, turismo y seguros). Además, todas estas inversiones

extranjeras, que se limitaban a la compra de las compañías estatales, no cumplieron con las

expectativas de servir para mejorar la calidad de vida de la población colombiana, puesto que no

crearon nuevos empleos ni generaron un aumento de la capacidad productiva.

El máximo registro de inversión extranjera en Colombia tuvo lugar en el año 1997, cuando se

privatizó la Empresa de Electricidad de Bogotá (EEB), que fue vendida por 2.170 millones de

dólares. Después de ese máximo de entrada de inversiones, en los sucesivos años la IED decreció

y se mantuvo estable en torno a los 2.000 millones de dólares anuales. De hecho, cuando el resto

de la región latinoamericana se vio arrastrada por la crisis de Argentina en el año 2001 —que

repercutió en los flujos de entrada de capitales en la mayor parte de los países—, Colombia siguió

registrando los mismos niveles de inversión extranjera45.

Por regiones, entre 1994 y 2003 las inversiones se centraron en la zona del Altiplano y los

Santanderes (73,5%) —ya que la mayor parte de las multinacionales eligen la capital como su

base de operaciones en el país—, seguidas de la Costa Atlántica y Pacífica (10,5%), la región del

Valle del Cauca (10,0%) y el Eje Cafetero (6,1%)46.

En los últimos dos años, las inversiones han aumentado y son equiparables a las que tuvieron lugar

en la segunda mitad de los años noventa, coincidiendo con la apertura y la liberalización económica

del país. Así, en el año 2005 Colombia experimentó un crecimiento récord de las inversiones: con

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45 Los flujos de IED en la Comunidad Andina se mantuvieron muy estables esos años, con cifras del orden de 8.800 millones de dólares

anuales de media entre 1999 y 2002.

46 Estas cifras corresponden al total de las inversiones sin contar el petróleo. [Banco de la República, 2006].

un aumento del 227%, se convirtió en el país de América del Sur donde más había crecido la IED,

seguido por Venezuela (95%) y Uruguay (81%)47, y alcanzó el valor de inversión extranjera más

alta de su historia, con 10.192 millones de dólares. Las responsables de este impulso han sido las

grandes compras en el sector industrial, como la adquisición de Bavaria por parte de la multinacional

cervecera SABMiller y la venta de las acciones de la Compañía Colombiana de Tabaco a la

transnacional Phillip Morris. Pero el país no sólo atrajo grandes flujos de IED, sino que también

se convirtió en uno de los más grandes inversores de la región junto con México, Brasil y Chile.

02.5

Del petróleo a los servicios

En los años ochenta, la mayor parte de las inversiones extranjeras que se efectuaban en Colombia

se centraban en el sector de los recursos naturales: entonces, el 63% de la IED se dedicaba a la

minería y al petróleo. Sin embargo, en la década del auge de la inversión extranjera en el país, la

situación dio un vuelco y, en el período comprendido entre 1996 y 2003, los servicios fueron el

destino del 70% de los flujos de IED en Colombia. Como prueba del cambio del patrón de las

inversiones, sólo hay que observar que, en esos mismos años, únicamente el 5% de la entrada

de capital extranjero tuvo como objetivo los recursos naturales48.

____________________________________

47 UNCTAD, Informe sobre las inversiones en el mundo 2005, Nueva York y Ginebra, Naciones Unidas, 2006.

48 CEPAL, La inversión extranjera en América Latina y el Caribe, 2004, Santiago de Chile, Naciones Unidas, 2005.

Las privatizaciones de las empresas públicas de servicios resultaron fundamentales para coadyuvar

en este cambio de tendencia, porque el 57,2% del total de la entrada de inversión extranjera en

el país en 1997 fue gracias a la venta de activos estatales. Además, se puede hacer una distinción

entre los diferentes tipos de servicios: desde 1994 hasta 2004, los servicios financieros acapararon

el 23% de la inversión extranjera y las inversiones en agua, gas y electricidad el 16%. Eso sí, en

realidad, Colombia sólo es un caso particular de una preferencia global, puesto que las corrientes

mundiales de IED han cambiado a favor de los servicios. Por eso, mientras este sector recogía una

cuarta parte del monto mundial de inversiones extranjeras a principios de la década de los setenta,

en 1990 ya representaba casi la mitad y para 2002 había aumentado su participación a cerca del

60% del total.

Actualmente, se está dando de nuevo la vuelta a esta tendencia, y es que cabe destacar el aumento

de la entrada de capitales destinados al sector de los recursos energéticos en los dos últimos años:

en el primer semestre de 2005, las inversiones relacionadas con el petróleo se incrementaron un

134% —con un total de 1.200 millones de dólares—, mientras que en la industria minera la subida

fue del 60% y se llegó a los 2.000 millones. El agotamiento de las reservas de crudo de Colombia

y el consiguiente impulso a la realización de actividades relacionadas con la exploración petrolera

influyeron de forma decisiva en que el sector de los recursos naturales resultase ser el destino del

67% de la IED que arribó al país en el año 200549.

02.6

España, el segundo mayor inversor en Colombia

Existe una relación de correspondencia entre los países inversores y los sectores en que éstos

centraron sus esfuerzos en el país. Hasta que no comenzaron a desarrollarse las reformas estructurales

en los noventa, las inversiones que se realizaban en Colombia provenían fundamentalmente de

los Estados Unidos y se dirigían a los sectores del petróleo y las manufacturas. Sin embargo, con

la apertura y la liberalización económica la situación sufrió un cambio y las inversiones europeas

adquirieron una gran importancia. Así, mientras en la primera mitad de la década de 1990 la IED

europea significaba un 22,9% del monto total para Colombia, entre 2001 y 2004 pasó a suponer

el 47,1%50. Si se echa un vistazo a la lista de los mayores países que han invertido en Colombia

en la última década (véase para ello la tabla 3), se puede observar cómo Estados Unidos sigue

ocupando la primera posición —con el 16% de la IED registrada en ese período—, aunque

proporcionalmente sus inversiones han ido decreciendo según aumentaban las provenientes de

los países de la Unión Europea. España ha sido el segundo mayor inversor en Colombia y el principal

inversor europeo, seguida por Holanda y el Reino Unido, ya que sus empresas jugaron un papel

destacado en la transferencia de los activos estatales a manos privadas, sobre todo en los sectores

de la energía eléctrica, la banca y las redes de telefonía. Y otro hecho que resulta destacable es

la gran proporción de capitales que ingresa al país desde diferentes paraísos fiscales, tales como

las Islas Caimán, las Islas Vírgenes y las Bermudas.

____________________________________

49 CEPAL, 2006, op. cit.

50 UNCTAD, Investment Policy Review, Ginebra, Naciones Unidas, 2006.

En 2005, el último año del que se dispone de registros, esta situación se ha modificado ligeramente,

ya que la adquisición de la cervecera colombiana Bavaria —la segunda mayor de Sudamérica—

por parte de la corporación transnacional SABMiller, con sede en Londres, ha hecho que el Reino

Unido pase a ser el segundo país que más inversiones ha realizado en Colombia en la última

década, superando ligeramente a España.

02.7

Las razones para invertir en Colombia

Las grandes compañías transnacionales y los organismos financieros internacionales lo tienen muy

claro: Colombia es actualmente un valor en el que hay que apostar para realizar las inversiones.

Según los analistas extranjeros, existen razones de peso para confiar en la bonanza del país. La

estabilidad macroeconómica es una de ellas, y es que Colombia ha tenido unos niveles de crecimiento

económico (el 5,13% en 2005) por encima del promedio de la región. Además, el hecho de tener

uno de los regímenes laborales más flexibles de América Latina51, así como el haber cumplido con

el pago de la deuda externa cuando otros países latinoamericanos afrontaban una crisis, hacen

que el país sea objeto de confianza para la inversión foránea. Finalmente, otros argumentos que

se utilizan con frecuencia en los documentos oficiales de promoción de las inversiones son la

situación estratégica del país —que dispone de un fácil acceso marítimo a los mercados

____________________________________

51 En Colombia, la jornada laboral diurna extendida desde las 6 de la mañana hasta las 10 de la noche permite al empleador contratar

dos turnos de trabajo sin necesidad de pagar horas extras ni recargos nocturnos.

4%

17%

norteamericano, asiático, latinoamericano y europeo—, el que haya firmado tratados de libre

comercio con la Comunidad Andina de Naciones, con México, con el Mercosur, con Chile y con

EE.UU., y el gozar de preferencias arancelarias tanto con la Unión Europea como con EE. UU.

En cuanto a la regulación de la IED, se puede decir que Colombia posee una legislación bastante

favorable para la inversión extranjera, que a todos los efectos es tratada igual que la inversión

nacional. Además, para favorecer las exportaciones se pusieron en marcha diez zonas francas52

—que ofrecen beneficios tributarios y en las que no hay impuestos a la importación y exportación53—

cinco zonas económicas especiales de exportación —que proporcionan incentivos cambiarios,

fiscales, aduaneros y laborales— y el Plan Vallejo, que ofrece a las multinacionales exenciones

fiscales y garantías para la comercialización de productos y materias primas.

En definitiva, el índice de apertura del país, que mide el grado de integración comercial en el

mercado global, pasó de un 34% del PIB en 1992 al 41% en 200254 y, sin embargo, a pesar de

la propaganda oficial, la masiva llegada de capitales transnacionales no ha traído de la mano ese

progreso y bienestar que se prometía. De hecho, al comparar el crecimiento de los flujos de IED

con la tasa de desempleo y los niveles de pobreza, se observa que los supuestos beneficios sociales

que llevan asociadas las inversiones extranjeras no aparecen por ningún lado. Así, la tasa de paro

ha crecido —las políticas de reestructuración tras la compra de las empresas públicas por parte

de las multinacionales conllevaron despidos masivos—, el índice de pobreza por ingreso también

ha ido aumentando y Colombia es uno de los países del mundo con mayor desigualdad económica

____________________________________

52 En la actualidad, las zonas francas que existen en Colombia son las diez siguientes: Bogotá, Barranquilla, Pacífico, Quindío, Cúcuta, La

Candelaria, Palmaseca, Rionegro, Santa Marta y Cartagena.

53 Éstas son Buenaventura, Valledupar, Ipiales, Tumaco y Cúcuta.

54 Banco Mundial, Indicadores de Desarrollo Mundial, 2006.

100

N DEL INGRESO [GINI]*

0,52

0,53

0,54

0,55

0,56

0,57

entre sus habitantes, como se observa en el aumento del índice de concentración del ingreso

(gráfico 4). Así pues, se constata que los flujos de capitales que mueven las empresas transnacionales

no sólo no sirven para superar el conflicto sino que únicamente contribuyen a ahondarlo.

02.8

La irreal imagen de seguridad

Pero, sin duda, el argumento más repetido por el gobierno colombiano para favorecer las inversiones

es el de la mejora en la seguridad del país. Esta idea se ha transmitido por todo el planeta gracias,

entre otros, a los organismos financieros internacionales, que han difundido esta propaganda

diciendo que Colombia ocupa el primer lugar dentro de los países de la región en términos de

consistencia y transparencia de sus políticas gubernamentales55. Además, según el Instituto Español

para el Comercio Exterior (ICEX), «Colombia ha experimentado una considerable mejoría en todos

los datos relativos a la seguridad, fruto de la denominada política de Seguridad Democrática

impulsada por el recientemente reelegido presidente Álvaro Uribe»56.

El actual presidente de la República, que tras reformar la ley electoral fue elegido de nuevo para

un segundo mandato en 2006, ofrece sus mayores logros a la opinión pública: reformas impositivas

y de la legislación laboral, reducción del gasto público y reforma del sistema de pensiones. Además,

dado que, según la versión oficial, entre el 1,5% y el 4,5% del PIB del país se pierde a causa del

conflicto armado57, se requiere un constante aumento del gasto militar. Todo con el objetivo a

medio plazo de mejorar la imagen del país de cara a los inversores extranjeros. Y, para profundizar

en esta línea, las previsiones de la política del Gobierno colombiano para el futuro, que se recogen

en la Visión Colombia 2019, suponen, entre otras medidas, la creación de grandes infraestructuras

para el transporte de carga, la recuperación de las redes ferroviarias del Atlántico y Pacífico, y el

dragado y habilitación de cinco puertos. Como dice Santiago Montenegro, Director del Departamento

Nacional de Planeación, «la Visión Colombia 2019 establece una prioridad: transformar la economía

colombiana en una economía abierta capaz de generar un crecimiento importante de las

exportaciones, importaciones y de la inversión»58.

En resumen, el Gobierno colombiano está tratando de proyectar una imagen internacional del

país que sea propicia para la llegada de los capitales extranjeros. En este sentido, no es de extrañar

que el Ministro de Hacienda y Crédito Público, Alberto Carrasquilla, sostenga que «la confianza

en nuestra política económica ya ha producido extraordinarios logros, compañías multinacionales

ya establecidas en el país están reinvirtiendo y otras nuevas empiezan a hacerlo para sacar provecho

del enorme potencial»59. Porque la seguridad para las inversiones no está relacionada con la

seguridad para las personas, como podemos ver en los informes que se publican en España:

Colombia fue el país de América Latina con unas mejores perspectivas de negocio para las empresas

españolas en el año 200660. De lo que se trata es de generar la imagen de un país confiable, cosa

____________________________________

55 World Competitiveness Center, World Competitiveness Yearbook, 2006.

56 Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX), “¿Por qué Colombia?”, 2006.

57 Lucy Amis, Adrian Hodges y Neil Jeffery, Desarrollo, paz y derechos humanos: una agenda para las empresas, Londres y Bogotá,

International Business Leaders Forum (IBLF), 2006.

58 Departamento Nacional de Planeación, Visión Colombia II Centenario: 2019, Bogotá, 2006.

59 Citado en: Proexport, Colombia sorprendente, el lugar para ir, Guía de Inversión extranjera, 2006.

60 Cámaras de Comercio, Perspectivas empresariales para 2006, 2006.

que en gran medida se ha logrado: mientras en 1995 la IED apenas llegaba a los mil millones de

dólares, diez años después ésta superaba los 10.000 millones. Al mismo tiempo que el gobierno

alardea del cumplimiento de los índices macroeconómicos, de la credibilidad de su gestión ante

la opinión pública internacional y de su estrategia para combatir la delincuencia, el Banco Mundial,

el Banco Interamericano de Desarrollo, la Corporación Andina de Fomento y el Fondo Monetario

Internacional han dado su aval a las reformas y han confirmado que en el período 2003-2006 iban

a otorgar un crédito a Colombia por un valor de 10.300 millones de dólares61.

Sin embargo, en ninguno de estos informes oficiales se hace referencia a los índices de violaciones

de los derechos humanos, que bajo el gobierno de Álvaro Uribe han seguido registrando cifras

escandalosas. Así, en su primer mandato, entre julio de 2002 y junio de 2006, un total de 11.282

personas fueron asesinadas o desaparecieron en Colombia por causas sociopolíticas, lo que significa

una media diaria de 7,8 personas, mientras el promedio de los seis años precedentes era de nueve

personas cada día. En los casos en que se conocen los presuntos autores de los hechos, el Estado

tiene la responsabilidad sobre el 75,2% de las muertes y desapariciones, ya sea por acción directa

de agentes estatales (14,2%, 908 víctimas) o por tolerancia o apoyo a los grupos paramilitares

(61,0%, 3.907 víctimas)62. Además, las detenciones arbitrarias se han convertido en una práctica

generalizada, masiva y sistemática: en relación con las cifras correspondientes a los seis años

precedentes, durante la administración del presidente Uribe el número de personas detenidas

arbitrariamente se incrementó un 240,9%63.

Estos datos desmienten la propaganda oficial y sirven para comprobar que Colombia sigue siendo

uno de los países más peligrosos del mundo, especialmente para quienes defienden un modelo

alternativo de sociedad.

02.9

Las multinacionales en Colombia

La presencia de multinacionales en Colombia no es un fenómeno exclusivo de los últimos años

porque, desde que, a comienzos del siglo pasado, se comenzó a desarrollar el sistema capitalista

en el país, los diferentes gobiernos siempre han buscado a las empresas extranjeras. En los años

veinte, por ejemplo, se desarrolló el enclave petrolero del Magdalena Medio con la compañía de

capital norteamericano Tropical Oil Company y se empezaron a poner en marcha algunos proyectos

de desarrollo agroindustrial por parte de la United Fruit Company. En este sentido, en esa primera

etapa de inserción de Colombia en la economía mundial se desarrollaron economías de enclave,

se impusieron dinámicas de sobreexplotación de la fuerza de trabajo y también se dio lugar a

procesos de resistencia de los trabajadores, y es que el nacimiento de la clase obrera colombiana

se relaciona con el desarrollo de las corporaciones transnacionales norteamericanas en el Magdalena

y Magdalena Medio64.

____________________________________

61 Proexport, 2006, op.cit.

62 Comisión Colombiana de Juristas, Colombia 2002-2006: Situación de derechos humanos y derecho humanitario, Bogotá, 2007.

63 Observatorio de Derechos Humanos y Derecho Humanitario, “Persiste grave situación de derechos humanos y derecho internacional

humanitario en Colombia”. Bogotá, 2006.

64 L. Alfredo Burbano, 2005, op. cit.

Sin embargo, fue a partir de la década de los ochenta cuando se generalizó la presencia de las

empresas multinacionales en el país. A la sombra del modelo de apertura económica, con la política

de privatización de las empresas estatales y la estrategia de fusiones y ventas de las compañías

colombianas para enfrentar la fuerte competencia internacional, se instalaron en el país las

transnacionales españolas (como se detallará más adelante), canadienses (como Cerromatoso),

mexicanas (Cemex), brasileñas (Petrobras) y francesas (Carrefour), por citar sólo algunas y sin

mencionar a las norteamericanas, que fueron las primeras en llegar. Así hasta llegar a la situación

actual, en la que, de las 5.000 mayores empresas del país, 291 son multinacionales y concentran

el 22% del PIB65.

Los negocios empresariales se expanden en Colombia: en 2005, las ventas de las mil compañías

más grandes aumentaron el 16% y sumaron 217 billones de pesos (unos 80.000 millones de

euros), lo que equivale al 76% del PIB, es decir, tres cuartas partes de la producción total del país.

___________________________________

65 “Así comenzó la inversión extranjera”. Semana, 28 de octubre de 2006.

Telefónica

La proporción de empresas transnacionales entre las mayores de Colombia tiende a aumentar con

el paso de los años, mientras la participación estatal se va haciendo cada vez más pequeña: hace

siete años, 20 de las 100 empresas más grandes eran del Estado, mientras este año apenas 14

son de naturaleza pública66. En todo caso, la estatal Ecopetrol67 todavía se mantiene a la cabeza

de la lista de las mayores empresas del país, seguida por una serie de compañías multinacionales

(véase la tabla 4) como ExxonMobil, Comcel, General Motors (GM) y British Petroleum (BP).

Además, cuatro multinacionales españolas —Endesa, Telefónica, Unión Fenosa y Gas Natural—

sitúan a siete de sus filiales entre las 30 primeras transnacionales en Colombia. Pero, si se sumasen

las ventas de cada una de estas subsidiarias y se computasen como un único valor total, se podría

ver cómo Endesa —propietaria de Emgesa y Codensa— es la cuarta mayor corporación transnacional

del país y Unión Fenosa —dueña de Electricaribe, EPSA y Electrocosta— es la novena.

En cuanto a las entidades financieras, es aún más acusada la posición predominante que ocupan

las empresas españolas: el BBVA es el cuarto banco de Colombia por ingresos —el primero si sólo

se tienen en cuenta las corporaciones transnacionales— mientras el Santander ocupa el noveno

lugar.

02.10

Los efectos de las actividades de las multinacionales

El desembarco de las corporaciones multinacionales en Colombia no ha estado exento de graves

impactos sobre las poblaciones locales y el medio ambiente. Petroleras y mineras, agroindustrias,

compañías eléctricas y del sector de la alimentación... muchas de ellas han estado involucradas

____________________________________

66 Esta tendencia decreciente seguirá en este año 2007, cuando se contabilice Telecom como una empresa extranjera y no estatal, y se

concreten algunas de las privatizaciones que están todavía pendientes.

67 Estatal no se sabe por cuánto tiempo más, ya que, en el año 2006, el ejecutivo de Álvaro Uribe anunció la decisión de iniciar la

privatización del 20% de la Empresa Colombiana de Petróleos (Ecopetrol).

697.880 104.194

en casos que ponen de manifiesto las relaciones entre las empresas transnacionales y las violaciones

de los derechos humanos. Por ejemplo, compañías agroindustriales como Multifruits, filial de la

multinacional norteamericana Delmonte, que ha desarrollado el cultivo ilegal de banano, caucho

y palma, se ha beneficiado del asentamiento de las estructuras paramilitares en el Chocó y, por

todo ello, tiene responsabilidad en el desplazamiento de más de 2.500 afrocolombianos, así como

en el saqueo de bienes de supervivencia y la utilización de este lugar como centro de diversas

operaciones paramilitares que dejaron 85 víctimas de esta comunidad68. Y también multinacionales

extractivas como Drummond, acusada de utilizar los servicios de militares colombianos para

proteger sus instalaciones y de permitir la libre entrada de conocidos paramilitares a las mismas,

así como de instigar a estos grupos armados para asesinar a tres dirigentes sindicales69. O Anglo

Gold Ashanti que, a través de su filial colombiana Kedahda, opera en el Sur de Bolívar, donde,

mientras ejercía su actividad en el período comprendido entre 1988 y 2006, se ha denunciado la

ejecución extrajudicial de 330 personas y la desaparición de más de cien70.

Siempre ha habido sospechas de que muchas de las empresas transnacionales que operan en

Colombia están involucradas en la financiación de los grupos paramilitares y, en algunas ocasiones,

se ha podido confirmar que efectivamente es así. Tal es el caso de la multinacional bananera

Chiquita Brands —antigua United Fruit Company—, que ha reconocido en marzo de 2007 que

pagó a los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia en Córdoba y Urabá, para que

le proporcionaran seguridad en sus operaciones71, y se ha demostrado que, en el año 2001,

transportó 3.000 fusiles AK-47 y cinco millones de proyectiles con destino a esos grupos ilegales72.

Pero los casos que han adquirido mayor relevancia internacional son los de las empresas Nestlé y

Coca-Cola, a quienes se atribuye una responsabilidad directa o indirecta en el asesinato de varios

dirigentes sindicales: en concreto, se acusa a la empresa suiza de la muerte de diez personas y a

la estadounidense de nueve73. Uno de los casos denunciados, por ejemplo, es el del asesinato de

Isidro Segundo Gil, trabajador de Coca-Cola y dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores

de la Industria de los Alimentos (Sinaltrainal), que fue asesinado por paramilitares el 6 de diciembre

de 1996 dentro de las instalaciones de la embotelladora de la trasnacional, ubicada en el Urabá

antioqueño. Su esposa fue asesinada dos años después. Y, mientras, los responsables de todas

estas muertes siguen impunes.

Todo esto sin citar ni las consecuencias ambientales ni sobre los pueblos indígenas de la actividad

que han desarrollado, sobre todo, las multinacionales mineras y petroleras.

____________________________________

68 Tribunal Permanente de los Pueblos - Capítulo Colombia, “Sentencia de la Audiencia sobre biodiversidad”, 2007.

69 En 2001, Valmore Locarno y Víctor Hugo Orcasita, presidente y vicepresidente del sindicato de la empresa, fueron asesinados por grupos

paramilitares. Unos meses después, Gustavo Soler, quien reemplazó a Locarno, resultó asimismo asesinado. [”A juicio en Alabama”.

Semana, 10 de marzo de 2007; “Oscuridad en la mina”. Semana, 24 de marzo de 2007]

70 Tribunal Permanente de los Pueblos - Capítulo Colombia, “Sentencia de la Audiencia sobre la minería”, 2006.

71 ”Bananera Chiquita Brands buscó aval de Departamento de Justicia de EE.UU. para pagar a ‘paras’”. El Tiempo, 16 de marzo de 2007.

72 Tribunal Permanente de los Pueblos - Capítulo Colombia, “Sentencia de la Audiencia sobre agroalimentación”, 2006.

73 Ibíd.

29

LAS INVERSIONES ESPAÑOLAS EN COLOMBIA

Como se señaló anteriormente, España fue el segundo mayor inversor extranjero en Colombia

en la década en que el país entró en los procesos de globalización. Las inversiones españolas

prácticamente se equipararon a las de la mayor economía del mundo, lo que es muy destacable

si se tiene en cuenta las diferencias de tamaño del PIB de uno y otro país: el de Estados Unidos

es 15 veces el de España. Además, cabe destacar que, entre 1992 y 2001, España aportó el 40%

del total de los 6.600 millones de euros de IED que invirtió la UE más EE UU en Colombia74.

03.1

El desembarco: años y sectores

Las empresas españolas empezaron a tomarse en serio la posibilidad de invertir en Colombia a

partir de 1996, cuando el BBVA adquirió el 40% del Banco Ganadero. En los años posteriores se

produjo el desembarco del resto de grandes compañías: en 1997, Endesa compró la Empresa de

Energía de Bogotá; ese mismo año, Gas Natural se introdujo en el país mediante la compra de la

empresa estatal del mismo nombre y el Banco Santander compró más de la mitad de las acciones

del Banco Comercial Antioqueño; y posteriormente, en 2000, le llegó el turno a Unión Fenosa,

que adquirió las empresas distribuidoras de electricidad de la Costa Atlántica y la compañía eléctrica

EPSA. Con la crisis que tuvo lugar en toda América Latina en 2001, las multinacionales españolas

no realizaron grandes compras en Colombia en ese año ni en los sucesivos, sino que se dedicaron

a mantener y consolidar sus capitales en la región. En los últimos años, estas inversiones han vuelto

de nuevo al país con fuerza, ya que el BBVA compró en 2005 el banco Granahorrar, de propiedad

estatal, mientras Telefónica realizó la adquisición de la empresa pública Telecom en el año 2006.

____________________________________

74 William Chislett, 2003, op.cit.

Si se observa la composición de las inversiones españolas por sectores, se puede comprobar que

el grueso se concentra en sólo dos de ellos: la energía (45% del total de la IED del Estado español

entre 1992 y 2005) y los servicios financieros (43%)75. Mientras tanto, otros sectores, como las

comunicaciones (6%) y la construcción (2%), son minoritarios. Por lo tanto, se pone de manifiesto

que éste no es sino un caso más dentro del comportamiento generalizado de las multinacionales

españolas en la región, esto es, que se trata fundamentalmente de empresas de servicios orientadas

hacia el mercado interno.

03.2

La presencia de las multinacionales españolas

Prácticamente todas las grandes multinacionales españolas tienen negocios en Colombia: Repsol

YPF, Cepsa y Gas Natural en el terreno de los hidrocarburos; Unión Fenosa y Endesa en el sector

de la electricidad; Ferrovial y ACS en el campo de la construcción; BBVA y Santander entre los

bancos más poderosos del país; Telefónica con una posición de fuerza en el sector de la telefonía

fija y móvil; además de otras empresas como Aguas de Barcelona, PRISA, Sanitas, Prosegur y

Mapfre.

La compañía española Aguas de Barcelona (Agbar) —propiedad del grupo francés Suez y de La

Caixa— tiene inversiones en Colombia desde 1995, fecha en la que se creó una empresa mixta

público-privada para prestar los servicios de suministro de agua y saneamiento en la ciudad de

Cartagena y Agbar fue la única que se presentó al concurso. La compañía afirmaba que, en 1999,

más del 90% de la población cartagenera estaba conectada a sus servicios, mientras que un

informe del Banco Mundial de ese mismo año sostenía que «casi un tercio de la población, la

mayor parte en los vecindarios pobres, carece de agua corriente y de servicios básicos de

saneamiento». Básicamente, la compañía no tuvo en cuenta en sus cálculos a quienes no residieran

en la zona del municipio que se considera como urbanizada según la ley76. El resultado ha sido

que, aparte de incumplir su obligación de extender el servicio a los barrios empobrecidos, ha

causado un grave impacto ecológico y sanitario por el vertido de aguas residuales sin tratar a las

lagunas, ciénagas y lagos que son utilizados como fuente de agua en las zonas periféricas, además

de las repercusiones sociales que tendrá el que las tarifas del agua habrán subido un 570% para

el año 201077.

En el sector del agua están presentes asimismo la empresa pública madrileña Canal de Isabel II y

la valenciana Tecvasa, que son copropietarias de la compañía Canal Extensia. A su vez, esta última

es socia mayoritaria del Grupo Empresarial Triple A, que adquirió a Agbar antiguas concesiones

que tenía en Barranquilla, Santa Marta, Soledad y Puerto Colombia78, y consiguió con su gestión

que las tarifas se disparasen y que muchos usuarios no pudieran pagarlas.

____________________________________

75 Registros de inversión extranjera, Departamento Nacional de Planeación, 2006.

76 David Hall y Emanuele Lobina, La privatización del agua en América Latina, Londres, PSIRU, 2002.

77 Tom Kucharz, “El comercio con los servicios y la privatización del agua. Tendencias globales”. Ecologistas en Acción, 2005.

78 María García y Gonzalo Marín, “Una mirada al sector del agua”. Pueblos, nº22, julio de 2006.

En 1996, el BBVA, que entonces aún era el Banco Bilbao Vizcaya, adquirió una participación del

40% en el Banco Ganadero por un valor de 329 millones de dólares. Poco a poco, continuó

incrementando su porcentaje accionarial en la entidad financiera: en 1998 compró otro 15%; en

2000 llevó a cabo una ampliación de capital con la que se convirtió en el propietario del 85,1%

de las acciones; en 2001 realizó una OPA para lograr el control de un 10% adicional, lo que le

llevó a convertirse en uno de los mayores grupos financieros del país. Posteriormente, en 2005

el BBVA se convirtió en el líder del mercado hipotecario colombiano tras la compra del banco

estatal Granahorrar por 423 millones de dólares. Como dice Luis B. Juango Fitero, presidente del

BBVA en Colombia, «los bancos tuvimos un buen año en 2005», y para el futuro pronostica que

«las adquisiciones y fusiones en el sector continuarán y el resultado serán entidades más grandes

y fortalecidas»79.

Por su parte, el Banco Santander compró en 1997 el 60% del Banco Comercial Antioqueño

(Bancoquia) por 151 millones de dólares. Actualmente, el Santander posee el total de su subsidiaria

en Colombia y junto con el BBVA tienen un 11% de los activos del sistema bancario80.

En cuanto a los medios de comunicación, el Grupo PRISA adquirió Caracol Radio en 1999 en

circunstancias peculiares. Julio Mario Santo Domingo, que quería un socio estratégico minoritario,

le había vendido al grupo español el 19% de las acciones de Caracol Radio, pero el contrato de

dicha transacción contenía una cláusula de ajuste de precio por la cual el propietario tenía que

pagar a sus socios en función de los resultados financieros de los tres años posteriores a la firma.

Como esos años coincidieron con la recesión y el ajuste de precio fue tan cuantioso, Santo Domingo

tuvo que entregar la totalidad de la compañía a PRISA para poder cumplir el contrato81. Actualmente,

la empresa es la segunda operadora de radio en Colombia, detrás de RCN.

Por otra parte, Telefónica es el segundo operador de telefonía móvil en Colombia y en el año 2006

adquirió el 50% de la empresa pública Colombia Telecomunicaciones (Telecom), propietaria de

las redes de telefonía fija, por 370 millones de dólares. Dos años antes, Telefónica Móviles había

comprado las operaciones latinoamericanas de la compañía estadounidense Bellsouth, incluidas

la de Colombia, y fusionó todas sus filiales de móviles bajo la marca Movistar. Y, además, desde

el año 2000 ya estaba presente en el país con su filial de atención telefónica, Atento, que tiene

más de 4.500 trabajadores82. Así, si se suman los ingresos de todas las compañías participadas por

Telefónica (Telecom, Movistar, Telefónica Data y Atento), se puede certificar que el grupo español

es el líder absoluto en el sector colombiano de las telecomunicaciones, por delante incluso de

Comcel (propiedad del grupo mexicano Telmex).

Por último, hay otras compañías más pequeñas que se han hecho fuertes en Colombia. Éste es

el caso de Mapfre, que tiene cerca de un millón y medio de clientes, o de la empresa de seguridad

Prosegur, que en febrero de 2007 anunció la compra del 60% de la empresa colombiana Thomas

Greg & Sons, con más de 1.400 empleados, y se situó en el segundo puesto del ramo en el país83.

____________________________________

79 Proexport, 2006, op.cit.

80 Mauro F. Guillén, 2006, op.cit.

81 “Colombia Inc.”. Semana, 28 de febrero de 2005.

82 “1.600 empleos generará la tercera plataforma de Atento Colombia”. Dinero, 12 de abril de 2006.

83 “Prosegur compra la segunda firma de seguridad de Colombia”. Cinco Días, 20 de febrero de 2007.

03.3

Las multinacionales españolas de los hidrocarburos: el caso de Repsol

El primer contrato firmado por Repsol en Colombia data de 1987, cuando adquirió una participación

del 5% en la Asociación Cravo Norte84. Su primera escritura pública en el país tuvo lugar en 1991,

y no fue hasta ocho años más tarde, en 199985, que empezó a expandir sus actividades en el

departamento de Arauca mediante la compra de las participaciones de la empresa Arco en los

contratos de San Miguel y Capachos. Según la compañía, en 2006 su producción neta en Colombia

____________________________________

84 William Chislett, 2003, op.cit.

85 Registros de inversión extranjera, Departamento Nacional de Planeación, 2006.

fue de 2,1 millones de barriles de petróleo, es decir, 5.845 barriles diarios (el 1,1% del total de

su producción mundial), mientras sus reservas probadas de crudo eran de 5,7 millones de barriles

(el 0,6% del total de sus reservas globales). Así, Repsol posee aproximadamente una participación

del 1,1% en la producción diaria de petróleo de Colombia y, a ese ritmo, sólo tiene para producir

durante tres años y medio. Aunque la compañía ha ampliado su presencia en el país en los últimos

años —asumiendo contratos de evaluación técnica, exploración y explotación tanto en los Llanos

Orientales como en la Costa Atlántica—, las operaciones de Repsol YPF se desarrollan principalmente

en el departamento de Arauca.

Si se compara con las áreas contratadas y con las ganancias que tienen otras corporaciones

transnacionales, se puede afirmar que la mayor compañía petrolera de América Latina, Repsol YPF,

no desarrolla una gran actividad en Colombia. Sin embargo, esto es así porque hasta ahora se ha

dedicado fundamentalmente a la exploración —que es el paso previo que necesariamente hay

que dar antes de poder obtener grandes beneficios— y la mayoría de sus operaciones se han

llevado a cabo en el departamento de Arauca, donde está presente en casi todos los bloques

petroleros que cubren la región. Arauca ha sido un caso paradigmático de lo que significan las

actividades de las multinacionales: después de más de veinte años de explotación petrolera, el

departamento ha sido testigo de las consecuencias que la presencia de las empresas Occidental

y Repsol ha tenido sobre el medio ambiente, los pueblos indígenas y los derechos humanos.

En Arauca, la petrolera ha asumido la exploración y explotación de hidrocarburos dentro de los

territorios indígenas u’wa y guahibo, en los que se encuentran preocupantes coincidencias entre

la entrada de la empresa y la aparición de grupos paramilitares. A pesar de que Repsol extrae en

la actualidad una importante cantidad de petróleo, no cuenta con una sede oficial en Colombia.

Por eso, el caso de Repsol en Arauca sirve para poner de manifiesto una paradoja aparente: la

mayor multinacional petrolera de América Latina trabaja en Colombia en la clandestinidad. Así,

la misma compañía que en el Estado español patrocina el motociclismo y el pronóstico del tiempo

y que en sus informes anuales recoge su presencia en el país, opera a través de una subcontrata

en Bogotá y carece de cualquier tipo de logotipo o identificación en sus oficinas y pozos, con lo

que se diría que parece una empresa fantasma. Este hecho evidencia la gran capacidad de

adaptación al medio que poseen las empresas transnacionales. En Arauca, donde más de veinte

años de actividad petrolera apenas han dejado beneficios para la población, Repsol sabe de sobra

que no es bienvenida y que sus operaciones pueden repercutir en daños a su imagen corporativa.

Por eso, mientras perfora nuevos pozos y engorda sus ganancias, opta por no dar la cara. Esto,

que podría resultar paradójico al compararlo con la publicidad que da a sus actividades en otros

países, no es sino otra forma de construir un imaginario paralelo, pero esta vez mediante la técnica

de borrarse del mapa y operar en secreto.

Repsol opera en esta región de tres maneras diferentes pero complementarias: asociada a la

empresa estatal Ecopetrol, en consorcio con la transnacional estadounidense Oxy y en solitario.

En todas las modalidades, la presencia de la multinacional española se caracteriza por beneficiarse,

aunque sea indirectamente, de la persecución a la que somete el ejército a los dirigentes sociales

—combinando las estrategias de judicialización con el encubrimiento de los grupos paramilitares—

y por su poco respeto hacia los pueblos indígenas y el medio ambiente.

TABLA 7 LOS CAMPOS PETROLEROS DE REPSOL YPF EN COLOMBIA [2006]

A La extensión se expresa en hectáreas.

Fuente: Informes anuales de Repsol YPF (de los años 2000 a 2006) y Agencia Nacional de Hidrocarburos (2006).

Con la entrada en la participación de la producción de los campos Rondón y Caño Limón, este

último perteneciente a la Asociación Cravo Norte, Repsol ha asumido los beneficios de la extracción

hasta su agotamiento de un campo ya consolidado. En cambio, con esa misma lógica, no ha hecho

suyos los antecedentes de Occidental como operadora del campo. Esto es, se ha desentendido

de la responsabilidad en crímenes de lesa humanidad al financiar compañías de inteligencia

mercenarias, en el apoyo al ejército norteamericano, en la presión para propiciar la aprobación

del Plan Colombia y en la financiación de unidades militares con un pésimo historial en materia

de derechos humanos.

Desde 2002, año en que Repsol anunció la existencia de petróleo en Capachos, Tame comenzó

a sufrir el auge del paramilitarismo, por lo que se incrementaron los crímenes contra la población

civil y los índices del desplazamiento forzado. Después de que las acciones de los grupos paramilitares

se intensificaran en los dos años siguientes, Repsol comenzó a perforar y a producir petróleo.

Resulta paradójico que, siendo la empresa más importante que opera en el municipio, no se haya

visto afectada por los niveles de violencia que registró la región en la que opera. El silencio de la

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86 Aquí se recoge la información oficial publicada por la compañía en sus informes anuales (del año 2000 al 2007), así como los datos

suministrados por la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH). En cualquier caso, más allá de la participación exacta de la compañía

en cada campo -que es difícil de conseguir porque no hay transparencia en estas informaciones-, lo importante es constatar la participación

de la empresa Repsol en la mayor parte de los campos petroleros de Arauca.

empresa, en relación con los crímenes de lesa humanidad cometidos en Tame en esos años, puede

originar serias dudas sobre una posible complicidad pasiva por lo ocurrido. Porque, después del

clima de terror impuesto por el paramilitarismo, el ejército y las judicializaciones masivas, Repsol

puede entrar a explorar en áreas con potencial petrolero sin encontrar ningún tipo de oposición

social. Y es que el ejercicio sistemático de represión y violencia en la región, que ha incrementado

enormemente el número de casos de violaciones a los derechos humanos en los últimos cuatro

años, ha tenido pocos efectos sobre la capacidad militar de los grupos insurgentes, mientras el

mayor daño lo han sufrido las organizaciones sociales.

Su apuesta por asegurarse nuevas reservas de crudo se ha centrado en unas áreas de exploración

que se superponen con resguardos indígenas u’was y guahibos, a pesar de lo cual no se conoce

ningún pronunciamiento público de la multinacional definiendo su posición sobre la exploración

petrolera en esos territorios. El Estado colombiano se ha encargado de amoldar la normativa para

que la extracción petrolera cuente con menos restricciones y requisitos legales. En este contexto,

Repsol se ha aprovechado de las contradicciones de la legislación para intervenir en los bloques

petroleros de Capachos y Catleya, coincidentes con territorios indígenas. A pesar de la manifiesta

oposición de las comunidades u’was a que se lleve a cabo cualquier tipo de actividad petrolera,

Repsol está asociada con Ecopetrol en el bloque Catleya. En él, donde es la empresa estatal la que

asume la operación, se incluye todo el piedemonte araucano, en el que se asientan las comunidades

indígenas u’wa, por lo que la exploración en esta zona conlleva que se vea afectado su modo de

vida y su cultura. En este caso, Repsol YPF de nuevo es corresponsable de las actividades petroleras

que desarrolla en dichos territorios, contraviniendo los acuerdos internacionales de la OIT y de la

ONU, así como sus propias políticas de Responsabilidad Social Corporativa.

Pero Repsol también debería asumir las consecuencias ecológicas relacionadas con la explotación

petrolera en los últimos veinte años al ser copartícipe, junto a Ecopetrol y Oxy, de la Asociación

Cravo Norte. Repsol forma parte de este consorcio, pero, a pesar de beneficiarse de su producción,

nunca ha asumido la responsabilidad social y ambiental que conlleva. La participación en el segundo

mayor yacimiento petrolero de la historia de Colombia representa un importante beneficio para

la empresa española, pero también una responsabilidad por los pasivos ambientales que dejan sus

operaciones. Impactos entre los que destaca el riesgo de extinción de importantes especies del

ecosistema de Lipa, la pérdida del sustento para cientos de familias pescadoras y la progresiva

desaparición de las comunidades guahibas, cuyo modo de vida estaba unido a la conservación

del medio natural.

Por lo tanto, con la participación de Repsol en los dividendos derivados de la actividad petrolera

en Arauca, la compañía ha adquirido una corresponsabilidad, directa o indirectamente, en el

incremento del conflicto social, político y militar, la destrucción de los ecosistemas de la región y

el acoso a las culturas indígenas. Del mismo modo que otras corporaciones transnacionales

petroleras, ni ha contribuido a aportar soluciones al conflicto armado ni ha aportado su granito

de arena para paliar las desigualdades. De hecho, ha sucedido justamente lo contrario: la situación

se ha agravado en aquellos lugares que disponen de petróleo.

Además, junto a Repsol, en Colombia también están presentes otras dos multinacionales españolas

de los hidrocarburos: Cepsa y Gas Natural. Cepsa, petrolera controlada por el gigante francés Total

y, en menor medida, por el Banco Santander, fundó su filial colombiana en el año 2000 e inició

su actividad en 2001. La compañía firmó un acuerdo con la francesa Hocol para adquirir una

participación del 33,3% en tres bloques de exploración petrolífera situados en el valle superior

del río Magdalena y, en la actualidad, tiene una participación del 15% en un consorcio con la

brasileña Petrobras y Ecopetrol. Además, Cepsa desarrolla trabajos de exploración en el bloque

Espinal Profundo, en el que tiene una participación del 50%, y opera asimismo en el bloque

Torbellino, situado también en el valle superior del río Magdalena, en el que es dueña del 100%87.

A comienzos de 2007, Cepsa, Hocol y Petrobras anunciaron el hallazgo de petróleo en un pozo

situado en una zona rural del departamento de Huila, donde las reservas de crudo podrían llegar

a ser de 41 millones de barriles88.

Por otra parte, Gas Natural adquirió el negocio de la distribución y comercialización del gas en

Bogotá, su área metropolitana y Bucaramanga. Esta multinacional opera en el país a través de sus

subsidiarias Gas Natural del Oriente, Gas Natural Cundiboyacense y Gases de Barrancabermeja.

Tiene más de un millón y medio de clientes y sus ventas aumentaron el 113% en los últimos cinco

años, como consecuencia del incremento de hogares con este servicio y de un mayor número de

vehículos movidos con el gas como combustible. Frente a la estrategia de invisibilidad que ha

seguido Repsol YPF —que, por otra parte, es la principal accionista de la empresa gasista—, Gas

Natural ha desarrollado una amable imagen corporativa en Colombia, patrocinando actos públicos

y eventos culturales. Además, en este mismo sentido, Gas Natural ha registrado en el país un

proyecto de mecanismo de desarrollo limpio (MDL) —el primero de la empresa española y el

primero que se registra en el sector gasista colombiano—, que consiste en la sustitución de

fuel-oil por gas natural en varias plantas industriales de Bogotá y la región de Cundinamarca89.

03.4

Las multinacionales españolas de la electricidad:

el caso de Unión Fenosa

El 93% de la generación hidroeléctrica de Colombia está en manos de cinco empresas (Endesa,

Unión Fenosa, ISAGEN, AES y EPM). De ellas, tres son corporaciones transnacionales, que controlan

prácticamente la mitad de la producción de electricidad del país. El dominio de las empresas

españolas en el mercado de la electricidad en Colombia es abrumador: si se suman los ingresos

de las generadoras y de las distribuidoras, se puede comprobar que Endesa es la mayor transnacional

del sector y Unión Fenosa es la segunda.

Así pues, según sus ventas y la capacidad de generación instalada, Endesa es la primera multinacional

de la electricidad energía en Colombia. Sin embargo, mientras Endesa distribuye electricidad

únicamente en Bogotá y Cundinamarca, que concentran la mayor parte de la actividad comercial

e industrial del país, Unión Fenosa tiene la misma actividad en nueve departamentos y, en gran

medida, vende el servicio eléctrico a una población más empobrecida.

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87 “Cepsa compra el 33,3% de tres bloques petroleros en Colombia”. El País, 5 de febrero de 2006.

88 “Cepsa halla petróleo en el sur de Colombia”. El Tiempo, 16 de febrero de 2007.

89 “Gas Natural registra un proyecto de mecanismo de desarrollo limpio en Colombia”. Noticias de la Fundación Entorno, 22 de noviembre

de 2006.

Endesa posee tres filiales en Colombia, dos dedicadas a la generación (Emgesa y la Central

Hidroeléctrica de Betania) y una encargada de la distribución eléctrica (Codensa). Hasta que llegó

el auge de las privatizaciones, la Empresa de Energía de Bogotá (EEB) era pública y se encargaba

de la generación, transporte y distribución de electricidad a la capital del país. En 1996, se inició

un plan de reestructuración de la empresa, que fue dividida en tres compañías: la generadora

Emgesa, la distribuidora Codensa y la transportadora EEB. Una vez confirmada la separación de

las actividades, se puso a la venta el 48,5% de las acciones de las dos primeras, y el grupo

transnacional Endesa-Enersis se adjudicó la compra por 2.170 millones de dólares90. Posteriormente,

con la absorción de las actividades de Enersis por parte de Endesa, las dos compañías se integraron

definitivamente bajo el paraguas de la primera corporación transnacional eléctrica española. A

raíz de estas adquisiciones, Endesa se ha consolidado en una posición de liderazgo en el sector

de la electricidad en Colombia: en el año 2005, sus beneficios en el país ascendieron a 209 millones

de euros. Sin embargo, esta bonanza económica contrasta con los efectos negativos de su gestión.

Porque ya desde la privatización se vinieron produciendo algunas maniobras irregulares, como la

eliminación de las acciones de los trabajadores para que no tuvieran la posibilidad de acceder a

las decisiones sobre el proceso. Además, en su plan para hacer rentable el negocio, Endesa pasó

por alto los derechos de los trabajadores y trabajadoras: deterioró el convenio colectivo y 2.000

empleados fueron despedidos o tuvieron que acogerse a un retiro voluntario. Por otra parte, los

usuarios de los barrios empobrecidos denunciaron que se les habían trasladado las inversiones en

la renovación de la infraestructura como un cargo más de la factura91.

Eso sí, de todas las denuncias de la actividad de Endesa en Colombia, quizás la más conocida sea

la que tiene que ver con el impacto ambiental del embalse de Muña, en el departamento de

Cundinamarca. Esta presa, que pertenece a Emgesa, bombea agua del río Bogotá para producir

energía. Pero el río arrastra las aguas residuales de la capital, con lo que el resultado final es que

el embalse se encuentra muy contaminado. Con el fin de evitar la difusión de los malos olores

cercanos a la presa, Emgesa decidió cultivar una planta acuática denominada buchón, lo que no

hizo sino empeorar la situación, ya que favoreció que se incrementara espectacularmente el número

de mosquitos. Así, éstos han llegado a impedir la actividad normal en la zona y han contribuido

a la proliferación de enfermedades entre los habitantes de Sibaté, la población más cercana al

embalse92. Como siempre, mientras la Defensoría del Pueblo plantea el cese del bombeo de las

aguas del río Bogotá o la limpieza del mismo y la compañía se niega rotundamente argumentando

que no es su responsabilidad, es la población que vive en la zona la que sufre los problemas

ambientales generados por la contaminación del embalse de Muña.

Por su parte, Unión Fenosa comenzó a desarrollar sus operaciones en Colombia en noviembre de

2000, cuando adquirió la empresa Electrificadora de la Costa Atlántica (Electrocosta) y la Electrificadora

del Caribe (Electricaribe), ambas dedicadas a la distribución y comercialización de electricidad. Un

mes más tarde, completó su presencia en el país con la compra de la Empresa de Energía del

Pacífico (EPSA), dedicada a la generación, transporte, distribución y comercialización de electricidad.

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90 En realidad, la empresa española Endesa adquirió el 26,4%, mientras las chilenas Enersis y Chilectra se hicieron cargo del 12,5% y el

9,1%, respectivamente.

91 CENSAT, GATS, liberalisation and privatisation of the power sector in Colombia. The Endesa case , Bogotá, noviembre de 2002.

92 David Llistar y Tatiana Roa, “El caso del embalse del Muña: inversión pestilente en manos de Endesa”. Ecología Política, nº 30, Barcelona,

Icaria, diciembre de 2005.

Al principio, las electrificadoras de la Costa Atlántica sólo le supusieron pérdidas. Pero esta situación

se ha terminado: en el año 2006, Electrocosta ha comenzado a generar beneficios. Por el contrario,

EPSA, el otro eje del negocio de Unión Fenosa, siempre fue rentable y le sirvió para sostener el

crecimiento de sus negocios en el país. Por lo tanto, a día de hoy, las actividades económicas de

la multinacional eléctrica española en Colombia se centran en dos zonas –la Costa del Caribe y

el Suroccidente– y gozan de muy buena salud: el año pasado sus beneficios por explotación en

el país se incrementaron el 53,9%93.

Una vez que se estableció en Colombia, Unión Fenosa incrementó la flexibilidad laboral, puso en

marcha una reducción de los salarios y eliminó las pensiones contempladas en los convenios

colectivos. Además, contribuyó al debilitamiento de los sindicatos, mediante las ofertas de

prejubilaciones y de privilegios a algunos cargos. Al igual que vienen haciendo tantas corporaciones

transnacionales en otros lugares del mundo, su estrategia ha sido la de externalizar el máximo

número posible de tareas. Así, la subcontratación ha servido para acentuar la precariedad laboral

y para evadir la responsabilidad de la empresa en los accidentes y en los enfrentamientos entre

las cuadrillas y la comunidad, que se han venido produciendo en un contexto de tensión por la

mala calidad del servicio.

Como la prioridad consistía en obtener beneficios en todas y cada una de sus actividades, Unión

Fenosa se sirvió de su posición como única empresa prestadora del servicio eléctrico en la Costa

del Caribe. Con la excusa de la existencia de una cultura del no pago —lugar común que esconde

otros motivos muy distintos al cultural para la falta de pago—, se produjo un gran incremento

de las tarifas del consumo de electricidad. El aumento del gasto familiar en los servicios públicos,

desde que se produjo la privatización, ha sido tan elevado que, en el año 2002, una familia

empobrecida del departamento de Atlántico tendría que destinar la mitad de sus ingresos, ya de

por sí bajos, a pagar la factura de la luz a Electricaribe.

____________________________________

93 Unión Fenosa, “Informe de Resultados enero-diciembre de 2006”, 2007.

%

Atlántico, Magdalena,

La poca recaudación de las filiales de Unión Fenosa se debe también al descontento social que

ha generado la mala calidad del servicio eléctrico, que ha dado lugar a un proceso de resistencia

al pago. Y es que la anteposición del beneficio económico a la calidad del servicio se tradujo en

la reposición irregular de contadores, la sobrefacturación o la imposición de multas económicas

por fraude. Además, la reducción de los gastos de las filiales de Unión Fenosa se ha realizado a

través de los cortes masivos de luz como forma de racionamiento, deteriorando así gravemente

los servicios de agua, sanidad y educación. Y en las zonas rurales se ha carecido de cualquier

atención hasta que no han existido fondos públicos que hiciesen rentable la inversión.

Todo ello dio lugar a una serie de protestas ciudadanas que, en 2003, fueron el factor determinante

para que Electrocosta, Electricaribe y las instituciones públicas no tuvieran más remedio que reunirse

en las mesas de concertación. Sin embargo, los acuerdos que ahí se tomaron no fueron ninguna

solución, porque los problemas más graves continuaron existiendo. Además, se produjo una fuerte

atomización de las protestas ciudadanas, fundamentalmente como consecuencia de la ausencia

de cumplimiento de los acuerdos, la connivencia de las instituciones de control con las filiales de

Unión Fenosa y, por último, las amenazas a varias personas que encabezaban las denuncias. En

este sentido, tuvo una importancia central el que la Costa del Caribe fuera una región con una

fuerte implantación de la parapolítica: la actuación de los grupos paramilitares ha dejado tras de

sí el asesinato de 27 líderes sociales. Por su parte, la multinacional española, contraviniendo el

compromiso con las personas al que alude en sus informes de Responsabilidad Social Corporativa,

nunca ha denunciado esta situación.

Cuando, en el 2003, se declaró el estado de inviabilidad financiera de las filiales de Unión Fenosa,

la administración tomó una serie de medidas para evitar su quiebra: la capitalización de las empresas

y el incremento de los subsidios al consumo y de las inversiones públicas en la infraestructura.

Precisamente, el aporte de dinero con fondos estatales ha sido el factor clave para la recuperación

económica de la empresa. Es decir, el Estado colombiano ha asumido el peor papel tras la privatización

de las compañías distribuidoras de electricidad de la Costa: siendo el socio minoritario del accionariado,

es el que menos beneficios se lleva de su actividad pero, al mismo tiempo, es el que realiza la mayor

parte de las inversiones para que las compañías generen más ingresos.

Pero, sin duda, la medida que ha terminado de posibilitar la superación de la crisis de Electrocosta

y Electricaribe ha sido la creación de Energía Social. Esta empresa ha llegado, incluso, a ganar un

premio de Responsabilidad Social Corporativa a la innovación porque, según su propia publicidad,

«supone crear una empresa dimensionada en función de las necesidades de los más pobres». Eso

sí, detrás de esa cara amable se encuentra una compañía que deja en manos de la población con

menores recursos económicos la responsabilidad del funcionamiento de un servicio básico. Y,

además, ha servido como un factor de desmovilización social, ya que, a cambio de una remuneración

económica, muchos líderes sociales han pasado a ser la representación de la empresa en el

vecindario. Así, se han producido enfrentamientos en los barrios y se ha extendido una desconfianza

sobre las organizaciones comunitarias. A pesar de que el objetivo declarado de Energía Social es

construir un modelo de gestión sostenible, esta compañía sólo tiene sentido si se sigue prolongando

el sistema de subsidios.

En cuanto a los impactos ambientales de Unión Fenosa, éstos se localizan especialmente en la

región del Suroccidente de Colombia. Allí, las plantas hidroeléctricas de su filial EPSA han ocasionado

un grave deterioro ambiental y social. Como ejemplo, se han analizado dos casos paradigmáticos.

El primero, el de la presa de Bajo Anchicayá, en el que EPSA actuó con negligencia al realizar, el

23 de julio de 2001, un enorme vertido de lodo al río. Actitud negligente por cuanto nunca llegó

a realizar un estudio previo de las posibles consecuencias, ni consultó a las comunidades

afrodescendientes que viven en la zona ni a la autoridad ambiental. Además, Unión Fenosa ha

adquirido una corresponsabilidad por los pasivos ambientales del embalse de Anchicayá, construido

hace más de veinte años. El segundo caso es el de la población afectada por el embalse de Salvajina.

Este embalse inundó el territorio de la población indígena, afrodescendiente y campesina que

habitaba la zona, provocando su desplazamiento. Y, de la misma manera, afectó a la economía

local y modificó las redes de comunicación fluvial. Aunque Unión Fenosa afirma que no tiene nada

que ver con ello porque había iniciado sus operaciones después de la construcción de la presa,

la compañía incluye en su cuenta de resultados lo que ingresa por la generación de la central,

luego debe responder por los efectos negativos que permiten su lucro. Sin embargo, no sólo no

se responsabiliza de sus pasivos ambientales sino que en un futuro cercano puede incrementarlos,

ya que tiene en proyecto el desvío del río Ovejas al embalse de Salvajina, que agravará aún más

la situación de desplazamiento y destrucción del territorio de esta área.