miércoles, 2 de abril de 2008

REFLEXIONES CRITICAS SOBRE LOS AGRONEGOCIOS-AGRICULTURA INDUSTRIAL Y MINERIA QUÍMICA

Relaciones entre agricultura industrial y minería química, un mismo modelo de apropiación de los recursos naturales por parte de las corporaciones.




Jorge Eduardo Rulli

http://horizontesurblog.blogspot.com/

www.grr.org.ar


Creo entender que estas reflexiones están sugeridas para que los cumpas pensemos desde una posición más propia, y también acorde con lo que ocurre hoy en el imperio, ciertas cuestiones globales, económicas, ideológicas y políticas, sin hacernos trampas.

Hoy, en estos días, "O SE ESTÁ CONTRA EL "lockaout" o SE ESTÁ A FAVOR".-

MÁS ALLÁ DE ESTA DEFINICIÓN O CONTRADICCIÓN QUE ES INEXCUSABLE, ME PARECE QUE TENDRÍAMOS REVISAR ALGUNAS CUESTIONES RELATIVAS A LOS LLAMADOS "AGRONEGOCIOS", QUE HAN ESTADO SILENCIADAS POR ESTOS ÚLTIMOS AÑOS.-

Les hago llegar un documento que realizó un compañero de la resistencia peronista, que luego vivió muy contradictoriamente el período de lucha de los setenta, por que siempre consideró que el proyecto tenía que ser de "pueblo peronista", y no militar.-
Hoy milita muy fuertemente en lo que ha titulado "La soberanía alimentaria".-
Es Ingeniero Agrónomo, es profesor de la Facultad de La Plata, y es el cooordinador de un grupo que se titula:

www.grr.org.ar (Grupo de Refleción Agraria)



Trató de asesorar a Kirchner sobre la cuestión imperial-hoy de los agronegocios.- Tuvo varias reuniones con él...y no fué escuchado.-

También tuvo muchas reuniones -él y su grupo- con Chavez y sus grupos "alimetarios", para transmitirles sus ideas de como viene en la globalizacion imperial la "cuestión del agro"...y finalmente, Chavez, terminó negociando con GROBOCOPATEL (Rey de la soja) por consejo de Kircher.-

Kirchner hoy está enfrentado al "Rey de la soja"...en fin, "a veces es dificil comprender a los adultos", diría Mafalda.-

Les hago llegar un reciente documento que sacó este grupo, tratando de explicar que pasa hoy, en Argentina con los agronegocios, (así como en otros países) y su posición crítica al gobierno.-


Lo que me parece, que más allá de las críticas, lo que sustenta este compañero, es como para pensarlo.-


Les mando un abrazo fraterno

Pedro Bugani





Durante años explicamos que ciertas políticas productivistas tanto cuanto la instalación de ciertos modelos de negocios relacionados con el agro, eran consecuencia de una paulatina inserción de nuestro país en las nuevas sumisiones del Capitalismo Global. Explicamos y denunciamos las relaciones entre agricultura industrial y minería química, como la aplicación impiadosa con el medio ambiente, de un mismo modelo de apropiación de los recursos naturales por parte de las corporaciones.

Una y mil veces repetimos que las viejas configuraciones mentales de la izquierda y de las luchas antiimperialistas y revolucionarias de los setenta, dificultaban ver con claridad los actuales riesgos, que esos riesgos implicaban amenazas para nuestra soberanía infinitamente mayores que todas aquellas que habíamos conocido hasta el presente.

Dijimos que era inevitable un gradual corrimiento del nivel de los agronegocios instalados, hacia mayores y mayores escalas, y que como en una carrera aciaga e inexorable, los últimos participantes iban quedando en el camino, o mejor dicho, resultaban fagocitados por la necesidad de mayor escala de uso del territorio de los restantes.

Que los perdedores serían cada vez más, y que así como se había desplazado la apicultura hacia zonas de esteros y de islas o acaso a zonas de pedemonte, donde los cultivos de soja resultaban imposibles, lo mismo estaba ocurriendo con la ganadería que era empujada hacia zonas marginales, zonas de fronteras y de tierras bajas o de inundación, tierras en las que a veces, les era preciso a quienes se esforzaban por permanecer en el modelo, el desecar espacios luego de endicarlos, y que estas prácticas provocaban desastres difíciles de cuantificar, en especial porque se producían en zonas frágiles, tales como las islas del Paraná o las zonas de reserva de los Esteros del Iberá, que eran lugares con delicados equilibrios y que se relacionaban a su vez con la biodiversidad de zonas geográficas vecinas a las que servían con sus aguas.

Dijimos que la situación había escapado de madre, tal como los ríos salidos de su cauce, y que mientras la izquierda continuaba aferrada a visiones y discursos del pasado, visiones y discursos que enmascaraban un respaldo profundo al modelo de los Agronegocios y a la inserción global de la Argentina en las nuevas sumisiones corporativas, el Gobierno, fascinado por las posibilidades de perpetuarse indefinidamente, que le aseguraba la entrada por tributo de exportación de ingentes cantidades de dinero, permanecía ajeno a todo riesgo, en especial a las amenazas ambientales que significaba el alarmante deterioro de los suelos y las amenazas sociales que implicaban el continuar apostando a un modelo de país con profundos desequilibrios humanos, tanto territoriales como sociales.

Y como era previsible, el país estalló. El país estalló, tal y como ha estallado periódicamente tantas veces en los últimos años y desde que comenzara el período que llamamos generosamente democrático, sencillamente porque la sociedad argentina pareciera no hallar otras vías para obtener cambios o ajustarse a nuevas condiciones, porque no existen debates en esta Democracia, ni mecanismos de diálogo ni de adaptación al cambio, y lamentablemente, el estallido y la catástrofes parecieran haberse convertido en el modo natural de superar etapas por parte de los argentinos.

No estoy seguro de que podamos juzgar a los sucesivos estallidos de nuestro país en categorías de buenos o de malos, que los podamos pensar como progresivos o como regresivos, pero si lo hiciéramos, creo que tendríamos razón en que éste, se llevaría las palmas de lo negativo.

Esta dirigencia progresista es, por lo demás, históricamente responsable de frustrar en los años setenta con su maximalismo, los momentos de mayor ascenso popular de la historia de los argentinos, y a esos deméritos le añadiría ahora, por un minimalismo también extremo, probablemente consecuencia del escarmiento histórico del que provienen, este nuevo escenario de derrota popular al que nos han conducido y en que todavía es temprano para poder evaluar las posibles consecuencias.

Recuperemos, por favor la memoria de los últimos años de esfuerzos de la FAA por abrir un espacio donde los pequeños productores sobrevivientes al modelo y en especial la agricultura familiar, pudiesen expresarse o encontrar acaso un modo de participar en las políticas públicas. Repetidas promesas y las traiciones sistemáticas de esas promesas y de esos acuerdos por parte de los funcionarios y en especial de los sucesivos secretarios de agricultura, fueron la única respuesta que obtuvieron.

Hace seis meses Buzzi se habría conformado probablemente con una subsecretaria de Agricultura familiar bajo los bigotes solemnes del boxeador De Urquiza, ahora negocian con él, el futuro de la Argentina….

Con la Sociedad Rural ocurre algo peor, en la época en que Grosso era el Intendente de la Capital Federal, estaban consiguiendo el manejo ilegítimo de varias salas de cine en el predio ferial de la Sociedad Rural en Palermo y tocaban el cielo con las manos, pero los progresistas se dedicaron a acosarlos en nombre del pasado revolucionario y tal vez con el tremendo complejo, de que compartieron con ellos las manifestaciones del 45 tomados del brazo con el Embajador Braden.

Reiteradamente se habló y despotricó contra la oligarquía vacuna como si acaso existiera, cuando esos viejos oligarcas habrían sido felices tan solo si el Gobierno los hubiese respaldado en su puja por fijarle un precio a la carne frente a los frigoríficos que sí, eran expresión del nuevo poder del Agronegocio. Se llegaron a realizar “escraches” no hace mucho, frente al edificio histórico de la Sociedad Rural en la calle Florida, cosa que resulta tan valiente y significativa como ir a denunciar en el presente a Massera frente al edificio de la ESMA.

Ahora la foto de tapa de los diarios lo muestra a Miguens junto a Buzzi negociando con el Gobierno en la Rosada.

No solo fue un mérito juntarlos sino que es aún mucho más mérito tenerlos por interlocutores del conflicto, en un rol protagónico, que a ellos mismos debe dejar azorados….Da la impresión que si alguna vez estos muchachitos leyeron algo de estrategia o acaso algo sobre la teoría del conflicto, quizá alguno de los estudiosos clásicos de Tucídedes y Sun Tzu, o acaso Maquiavelo, y especialmente Marx y Von Clausevitz, no los habrían entendido demasiado o tal vez no los entendieron…

Algo similar pero contrario sensu, ha hecho el gobierno con sus muy amigos de ayer, el Senador Urquía y el conocido como Rey de la Soja Gustavo Grobocopatel. Ambos fueron durante largo tiempo escuchados con repeto en círculos gubernamentales cuando exponían sus teorías acerca de la revolución productiva en la Argentina, las tecnologías de punta y el Poder del conocimiento.

De hecho durante años y muy cerca de las decisiones, fueron la guía espiritual de una Argentina que decididamente optó por convertirse en Republiqueta Sojera con Monsanto como gran proveedor de semillas y con Cargill, Bunge, Dreyfus y ADM como exportadores de sus cosechas record.

El idilio parecía ir de mil maravillas a tal punto que los negocios de ambos y de sus socios prosperaron y comenzaron a extenderse, en el caso de Urquía a los ferrocarriles y a los puertos, y en el caso del Gordo Grobocopatel, tal vez por la visión bolivariana de sus agronegocios, al resto de los países enlazados por un mismo ardor de cambios progresistas.

En Venezuela y con respaldo del Gobierno argentino, desembarcó Gustavo Grobocopatel en el 2007 como el gran solucionador de la crónica carencia venezolana en alimentos y firmó contratos por cientos de millones de dólares.

Para sorpresa de muchos también, su ardor empresarial y su entusiasmo lo llevaron a Cuba, donde ofreció asimismo, sus tecnologías y en especial las sojas transgénicas de Monsanto, sus métodos de siembra directa y su discurso sobre el poder del conocimiento que, según noticias de los periódicos en los primeros meses del año anterior, fascinaron tanto a venezolanos como a cubanos.

Y de esa manera la Soja transgénica que en Brasil se la conoce como la soja Maradona, por ser argentina, bajita y rendidora, continúa extendiéndose por el continente en nombre del socialismo del siglo XXI y, tal como alguna vez nos desafiara el mismísimo Grobocopatel en Carlos Casares, y no estaba bromeando, para resolver la unidad revolucionaria y bolivariana de América Latina.

Cómo ahora llegaron ambos empresarios a sobrevenir enemigos del gobierno y objetivos de la dura diatriba del Senador Piccheto, nos resulta arduo comprenderlo. Los periódicos, con fecha 27 de marzo, destacan que el presidente del bloque oficialista, se mostró enojadísimo por la posición pública que adoptó Gustavo Grobocopatel. Solo le faltó calificarla como una traición al gobierno, “así nos responden'', añadió… Qué les parece? Amores de estudiante, flores de un día son….

Enojado o no el Gobierno con Grobocopatel, continúa siendo éste por lejos, el dirigente más lúcido y que mejor sabe lo que necesita tanto para él como para los otros muchos socios de que dispone gracias a sus fondos de fideicomiso para pequeños productores.

Qué nos propone ahora este personaje del nuevo campo argentino?

Nos propone la renta diferencial de la tierra en lugar de las retenciones. O sea, el ajustar la renta según la extensión y la eficiencia del campo respectivo, y por supuesto la eficiencia se la mide por la escala de los cultivos, por las tecnologías, por la compra masiva de insumos y por la minimización de gastos en personal.

De aprobarse estas propuesta de Grobocopatel o acaso otra que está en danza del ingeniero Enrique Martinez del INTI y que refiere a retenciones diferenciadas según la distancia a puerto, y que desgravaría la plantación de soja en las zonas interiores, tendremos una consolidación enorme del modelo sojero biotecnológico y realmente deberemos prepararnos para estallidos de mucho mayor alcance que los habituales.

Tengamos presente cómo, ante los primeros síntomas de desabastecimiento, comenzaron los saqueos en el gran Buenos Aires, recordándonos que, tanto los sojeros como el gobierno están jugando con fuego, y que la estructura social de la Argentina del 2001 no ha cambiado significativamente y que continuamos siendo un país al borde mismo de la catástrofe. El Gobierno, luego de la hazaña de unir el agua con el aceite en las banquinas y en los piquetes de la ruta, de la otra mayor hazaña de expulsar a los caceroleros de la Plaza de Mayo con la trouppe circense de DElía y de lograr que todos los protagonistas digan verdades a medias y que nadie mencione a los verdaderos gananciosos del modelo rural, y nos referimos a los exportadores que son los que tendrían que pagar las tasas de exportación y que en realidad, operan como entes tributarios del estado, comienza a enriquecer sus discursos con palabras operativas que usa seguramente más por necesidad que por convencimiento.

Somos plenamente conscientes de ello, porque así esta configurada la política actualmente.

Pero de hecho, pareciera por ciertas expresiones de los discursos que muchos funcionarios han descubierto recientemente nuestra página del GRR y nuestros documentos, tal vez buscando en ellos munición con que castigar al adversario para llevarlo al terreno de la negociación.

De tal manera, nos alegramos de la decisión sorpresiva de la conducción de Radio Nacional, de que permanezcamos en la grilla a partir del próximo mes de abril, aunque, con un leve cambio de horario y con un pequeño recorte en el tiempo en el aire. Habremos de estar según se nos informa, de once a once y cincuenta como hasta ahora los domingos.

Nos alegramos por ello, porque podremos continuar poniendo a disposición de los crecientes interesados y con la esperanza de que lo hagan útil, una experiencia de muchos años en la predica contra los nuevos modelos de la apropiación corporativa, por la recuperación del rol del Estado y a favor de una comunidad argentina con justicia social y con soberanía alimentaria.

Jorge Eduardo Rulli

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