lunes, 26 de mayo de 2008

ACERCA DE LA ECONOMÍA LIBERAL O IDEOLOGÍA DEL EGOÍSMO

ACERCA DE LA ECONOMÍA LIBERAL

o IDEOLOGÍA DEL EGOÍSMO

“La economía y el libre mercado son sólo afirmaciones para el consumo de los tontos e ignorantes. La economía nunca es libre, o la controla el Estado en beneficio del pueblo, o la controlan las grandes corporaciones en perjuicio de éste”.

Tte. Gral. Juan Domingo Perón

* La economía liberal, basó su fundamento sobre el elemento más negativo de la naturaleza humana: el egoísmo.

* Trató de demostrar que el actuar espontáneo del interés individual bastaría para aumentar la riqueza de las naciones, si los gobiernos de las naciones no intervenían con medidas que la limitaran.

* A más de doscientos años de su aplicación, teniendo en cuenta la importancia adquirida por esa escuela económica en los países más importantes del mundo occidental, y considerando el estado actual de las relaciones humanas a nivel mundial, se hace necesaria esta pregunta:

¿CUALES SON LOS FRUTOS DE LA ECONOMÍA LIBERAL?

ARNALDO SALVINI

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EL LIBERALISMO, O EL EGOÍSMO COMO MÓVIL DE LA ACTIVIDAD HUMANA

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En 1776, Adam Smith, economista nacido en 1726, publicó en Londres, su obra más importante,“Ensayo sobre la riqueza de las naciones”, Esta obra, síntesis de un gran número de elementos preexistentes en el pensamiento económico, se convirtió en su trabajo más difundido. Representó el primer gran trabajo de economía política clásica y liberal. En ella se aplicaron a la economía los principios de investigación científica, en un intento de construir una ciencia independiente. Continuó el tema iniciado en su obra filosófica y trató de demostrar “que el actuar espontáneo del egoísmo humano bastaría para aumentar la riqueza de las naciones, si los gobiernos lo dejaran actuar libremente y no intervinieran con medidas de control.”

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Adam Smith sostenía que los factores sociales de la economía debían actuar libremente teniendo en cuenta únicamente sus propios intereses y persiguiendo sus objetivos utilitarios.

En la Alta edad media estos principios violaban los conceptos vigentes, ya que disposiciones de la Iglesia, aceptadas socialmente, consideraban esos actos, en

especial el interés por el préstamo de dinero, como un pecado de usura.

La revolución francesa, el comercio en las grandes ciudades y la revolución industrial fueron resultados de nuevos esquemas de pensamiento, donde el interés individual empezó a tener más relevancia en las actividades del hombre. Las industrias, los bancos y las inversiones comenzaron a debilitar el sistema medieval y comenzó a surgir el capitalismo como sistema de relación económica del hombre y la libre empresa.

La teoría de Smith sostiene que en la naturaleza humana existe un egoísmo intrínseco, a causa del cual, el mejor sistema para garantizar la necesidad de libertad en la actividad económica y en todos los campos de la vida, de la manera más ordenada y con los mejores resultados, es el capitalismo.

Pero, más de dos siglos de experiencia nos han demostrado que ese individualismo y su consecuente egocentrismo, han llegado a extremos tales que han llevado a la humanidad a situaciones críticas.

El hambre, la miseria, la explotación de los más débiles, la alta concentración de poder en ciertos grupos que llevan a cabo planes mesiánicos de dominio global,

la desastrosa distribución de beneficios.

Vivimos en un mundo lleno de peligrosos conflictos, el ambiente presenta irreparables deterioros, grupos humanos enteros están en peligro, los puestos de trabajo disminuyen, no sólo en los países del tercer mundo; la pobreza aumenta, la riqueza queda en manos de pocos, la competencia entre empresas y grupos económicos es feroz; en definitiva, crea mucho más perjuicios que beneficios.

Es aquí donde surgen las preguntas ¿Qué pasa?

¿Es esto lo que previeron los que impusieron este modelo económico?

Si no cuestionamos la buena fé en la teoría de Smith - que no es el objeto de este trabajo - podemos responder diciendo que tal vez, cuando éste formuló su teoría, creyó que la humanidad tenía un potencial de desarrollo dormido y bloqueado por las ideas que sobre la vida humana regían en la edad media.

Tal vez no imaginó que después de 227 años el hombre llegaría a desarrollar la capacidad tecnológica que actualmente tiene y que la utilizaría sin la responsabilidad necesaria y que como consecuencia llegaría a alterar los ecosistemas naturales; tampoco imagino que el hombre podría relacionarse económicamente con regiones tan lejanas instantáneamente, que los mercados de las industrias se considerarían desde una óptica global y que las consecuencias de las crisis económicas y financieras se extenderían a lugares remotos en tiempo real.

Adam Smith, no tuvo en cuenta, en ese momento que la utilidad, el interés y la conveniencia como mecanismos de relación


económica no llegarían a tener la capacidad de brindar los elementos necesarios hoy día para lograr un estado de bienestar general, y de justicia.

Nunca imaginó que el hombre libre de ataduras conceptuales y de condicionamientos económicos llegara a conformar el escenario desastroso del mundo actual, del cual todos somos responsables, y también es posible que nunca haya imaginado que sus seguidores no tendrían la suficiente altura moral como para evitar que esa ideología genere todos los males que ha causado.

Surge ahora otra pregunta:

¿Cómo integrar la realidad del mundo actual con la necesidad de libertad económica y trascendente del hombre?

Entendemos que la respuesta está en admitir que la solidaridad y la justicia deben ser límites necesarios a la libertad humana, económica y en todo sentido, para que se generen beneficios reales para todos los seres humanos en su conjunto y hacer desaparecer los puntos de críticos que hacen peligrar la vida en el planeta.

¿Debe el hombre contemporáneo actuar en la sociedad guiado solamente por sus deseos de conveniencia, interés y utilidades económicas, o debe hacerlo teniendo en cuenta otros principios que van más allá de sus intereses egoístas, teniendo en cuenta la solidaridad y la justicia?

Christian Chaler


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ANEXO 1

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EN EL CORAZÓN DEL CAPITALISMO

UN TESTIMONIO:

“Durante los años 1968 y 1969 viví en los Estados Unidos.

Un día en que meditaba y me preguntaba por qué sentía lo que sentía, tomé la pluma y escribí:

U.S.A. Nº 1


“He visitado el país de los muertos,
la tierra del dólar, del no-sentimiento,
la tierra del frío, del frío de adentro.
Estados Unidos: el gran cementerio.

Y en aquellos días preguntaba siempre:
Dios mío ¿Por qué es que te siento tan lejos?

Las calles desiertas. Los parques sin juegos.
Los ojos helados en las caras huecas.
Andando de prisa, de prisa y silencio,
mascando la goma que les come el tiempo.

Y en aquella tarde me encontré diciendo:
Dios mío ¡Qué pobres los hace el dinero!

¿La tecnología? Es fin y no medio.
¿La gran democracia? Palabras, por cierto.
¿La estatua y la antorcha? Sin llama ni fuego
que entibien siquiera su corazón de cemento.

Y en aquel vacío me encontré llorando.
Dios mío ¡Qué feo es vivir entre muertos!


Ing. Fernando M. Fluguerto Martí

8 de febrero de 2006

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ANEXO 2

¿APLICARON LOS PAÍSES CAPITALISTAS LA ECONOMÍA LIBERAL?

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Estados Unidos de Norteamérica:


En 1865, mientras la triple alianza anunciaba la próxima destrucción de Paraguay, el General Ulises Grant celebraba en Appotamox, la rendición del General Robert Lee. La guerra de secesión concluía con la victoria de los centros industriales del Norte, proteccionista a carta cabal, sobre los plantadores librecambistas de algodón y tabaco en el Sur. . .

Convertido poco después en presidente de los Estados Unidos, Grant afirmó:

"Durante siglos Inglaterra ha confiado en la protección, la ha llevado hasta sus extremos y ha obtenido de ello resultados satisfactorios. No cabe duda que debe su fuerza presente a este sistema. Después de dos siglos, Inglaterra ha encontrado conveniente adoptar el comercio libre porque piensa que ya la protección no puede ofrecerle nada. Muy bien, entonces, caballeros, mi conocimiento de mi país me conduce a creer que dentro de doscientos años, cuando América (del Norte) haya obtenido de la protección todo lo que la protección puede ofrecer, adoptará también el libre comercio". . .


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Inglaterra:

". . . La expansión de los mercados latinoamericanos aceleraba la acumulación de capitales en los viveros de la industria británica. Hacía ya tiempo que el Atlántico se había convertido en el eje del comercio mundial, y los ingleses habían sabido aprovechar la ubicación de su isla, llena de puertos, a medio camino entre el Báltico y el Mediterráneo, y apuntando a las costas de América. Inglaterra organizaba un sistema universal y se convertía en la prodigiosa fábrica abastecedora del planeta. Del mundo entero provenían las materias primas y sobre el mundo entero se derramaban las mercancías elaboradas.

El imperio contaba con el puerto más grande y el más poderoso aparato financiero de su tiempo, tenía el más alto nivel de especialización comercial, disponía del monopolio mundial de los seguros y fletes, y dominaba el comercio internacional del oro. Friedrich List, padre de la unión aduanera alemana, había advertido que el libre comercio es el principal producto de exportación de Gran Bretaña.

Nada enfurecía a los ingleses tanto como el proteccionismo aduanero y a veces lo hacían saber en un lenguaje de sangre y fuego, como en la guerra del opio contra China. Pero la libre competencia en los mercados se convirtió en una verdad revelada para Inglaterra solo a partir del momento en que estuvo segura de que era la más fuerte, y después de haber desarrollado su propia industria textil al abrigo de la legislación proteccionista más severa de Europa.

En los difíciles comienzos, cuando todavía la industria británica corría con desventaja, el ciudadano inglés al que se sorprendía exportando lana cruda, sin elaborar, era condenado a perder la mano derecha, y si reincidía lo ahorcaban; estaba prohibido enterrar un cadáver sin que antes el párroco del lugar certificara que el sudario provenía de una fábrica nacional. Todos los fenómenos destructores suscitados por la libre concurrencia en el interior de un país, - advierte Marx - se reproducen en proporciones más gigantescas en el mercado mundial. El ingreso de América latina en la órbita británica, de la que sólo saldría para incorporarse a la órbita norteamericana, se dio en el marco de este cuadro general, y en él se consolida la dependencia de los independientes países nuevos. La libre circulación de mercaderías y la libre circulación del dinero para los pagos y transferencias de capitales tuvieron consecuencias dramáticas. . .”


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FUENTE:

EXRAÍDO DE LA OBRA:“LAS VENTAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA”

De Eduardo Galeano - Pág. 3293/336 y Pág. 293/295.