viernes, 6 de junio de 2008

"¿Cómo se explica que importe más alimentar a los autos que a la gente?", o...La FAO no logra fijar medidas reales para reducir el hambre en el mundo.





La FAO no logra fijar medidas reales para reducir el hambre en el mundo



Eduardo Galeano

"¿Cómo se explica que importe más alimentar a los autos que a la gente?"

Como ya nos tiene acostumbrados, una vez más, el genial escritor y pensador uruguayo, en pocas frases nos explica mejor que todo un conjunto de presidentes y cancilleres, reunidos en Roma, por las Naciones Unidas, para debatir "El problema del hambre en el mundo"
El canciller argentino,Jorge Taiana, también estuvo lúcidamente crítico con las posturas ya repetidas de la Unión Europea y los Estados Unidos.


"El escritor uruguayo pone también la lupa en «el reino del petróleo» y el auge de los biocombustibles. «Para EEUU, fue un error de Dios poner el petróleo bajo las arenas de Medio Oriente, en vez de ponerlas donde debía». «El petróleo sigue siendo el producto rey. ¿La prensa europea le dedicaría tanta importancia a Chávez, como un Satán siempre disponible, si Venezuela en vez de petróleo exportara lechuga?». Y otro tanto dice de Irán: «Ahora va a resultar que las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki las tiró Irán, y no, las tiró nada menos que un Gobierno demócrata de EEUU.

Galeano concluye: «El mundo gira alrededor de su majestad el auto. «¿Cómo se explica que importe más alimentar a los autos que a la gente? Si el petróleo es insuficiente o muy caro, vamos a darle de comer soja, maíz, azúcar. ¿Cuál es el miembro más importante de la familia?: Sin duda el que duerme en el garaje».
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Críticas por los subsidios

El canciller Jorge Taiana estuvo ayer en todas las reuniones que mantuvo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en Roma. Luego explicó que con el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva la Presidenta habló de las “distorsiones que en el mercado de alimentos ponen los enormes subsidios y trabas que tienen los países desarrollados para su producción”. Hubo críticas para Estados Unidos y la Unión Europea, con cuyas autoridades se reunieron el mes pasado en la cumbre de Lima sin llegar a ningún acuerdo. Taiana apuntó también a “las políticas que llevaron adelante los organismos financieros multilaterales, que en muchos países con las condicionalidades que imponían a sus préstamos buscaron desactivar sectores enteros de la producción afectando la seguridad alimentaria”. Con el secretario general de las Naciones Unidas, el coreano Ban Ki-moon, en cambio, el tema principal fue Haití, donde la Argentina integra el Grupo de Amigos y mantiene fuerzas militares –Minustah– para ayudar al país así como también el Plan Pro Huerta que asiste a 20 mil personas y ahora, con logística argentina y financiamiento de Canadá, se ampliará a 200 mil.



Entrevista al escritor Eduardo Galeano

"¿Cómo se explica que importe más alimentar a los autos que a la gente?"



Tras cuatro años sin acudir a la cita con sus lectores, el comprometido intelectual uruguayo consigue en las 350 páginas del nuevo libro que presentó ayer en Madrid, 'Espejos', presentar una historia casi universal a través de 600 relatos


«Vistos desde el aire todos los humanos somos enanos; desde abajo gigantes. Por eso es necesario verse desde la horizontalidad, desde la igualdad, respetando la diversidad, que es lo más rico que tenemos».

Eduardo Hughes Galeano (Montevideo, Uruguay, 1940), conocido universalmente como Eduardo Galeano, que hoy presenta en Casa de América de Madrid, a las 19.30 horrs. Espejos, una historia casi universal (Editorial Siglo XXI), reconoce que el cáncer contra el que tuvo que combatir hasta hace poco, le impidió seguir con sus obligaciones rutinarias, pero le dejó mucho tiempo para hilar las 600 pequeñas historias que desarrolla en su nuevo libro.

Es un hilo misterioso como el que tantas veces ha utilizado este comprometido intelectual a través de su cuarentena de libros para dar unidad, armonía y coherencia a historias aparentemente tan disímiles como hablar en una misma obra de Aristóteles, George W. Bush, Barck Obama, Mahoma, el Quijote, Mark Twain, el medioambiente, mujer, la inmigración, el libre mercado y mil cosas más. Temas profundos contados sencillamente y con un omnipresente toque de ironía y humor. «'No te tomes en serio aquello de lo que no te puedas reir', me aconsejó una vez un amigo brasileño», dice sonriendo, claro, este narrador incansable. Cuando publicó en 1971 una de sus obras más emblemáticas, Las venas abiertas de América Latina, en esa región del mundo comenzaba una oleada de golpes de Estado y sangrientas dictaduras militares. «En nombre de la libertad de mercado limitaron la libertad de la gente. El mercado libre significó para Milton Friedman un Premio Nobel, y para países como Chile, un Pinochet».

«Eran dictaduras nacidas para castrar», dice, «para aniquilar a lo más 'peligroso' de una generación entera, a la voluntad de cambio. Tenían miedo a que esa energía de cambio pudiera traducirse en peligro real para sus intereses».

Galeano es optimista sobre la nueva situación en América Latina. «En los últimos años por suerte surgieron gobiernos con voluntad de cambio, están empezando a hacer cosas, es muy diverso el panorama político latinoamericano, porque Latinoamérica es un reino de la diversidad, y eso es lo mejor que tiene. Ojalá logre reunirse y unirse esa energía de cambio para generar la posibilidad de defendernos mejor.

Eduardo Galeano es crítico con algunas actitudes de gobiernos europeos ante esos procesos. «Subrayo lo de la diversidad porque en Europa no se termina de entender. No siempre es fácil ver y entender esa diversidad desde afuera. Y más difícil es verla con los ojos de las naciones que han sido dominantes durante el periodo colonial y que de alguna manera lo siguen siendo. Desprecian lo que ignoran, desconocen cuál es la verdadera realidad de países sobre los cuales se sienten todavía con derecho a emitir sentencia, a decir esto es bueno, esto es malo, esto es democrático, esto no es democrático».

«Cuando se dicen cosas como que Bolivia es un país ingobernable, o incomprensible, en realidad quieren decir que es un país invisible para sus ojos, ojos envueltos en telarañas coloniales, que les impiden ver». Este eterno joven rebelde, capaz como pocos de aglutinar estos días alrededor de su libro a 1.500 personas, mayoritariamente jóvenes, en sus presentaciones en Galicia y Cataluña, dice que con Espejos «quiere mostrar la diversidad del mundo, que es una diversidad negada por la mirada del poder, porque la mirada del poder es mutiladora del arcoiris terrestre. Este tiene muchísimos más colores que los que le reconocen».

«¿Qué autoridad tienen países que ni se han autocriticado de haberse enriquecido en el pasado con la esclavitud?», pregunta Galeano. «Se intenta ocultar que la venta de carne humana duró tres siglos; fue el negocio más próspero de las coronas europeas». Y en su libro Galeano relaciona ese pasado con la intolerancia actual, intolerancia ante el otro, ante el inmigrante, intolerancia ante aquel de color de piel distinta. «¿Y si Adán y Eva eran negros?, planteo en el libro. Porque los humanitos venimos todos de Africa, en eso no hay divergencia de los expertos. Somos todos africanos emigrados, y el que se ocupó del reparto de los colores fue el Sol, y fue blanqueando a los que se alejaban del lugar de origen, que era Africa».

Eduardo Galeano reconoce que se ha avanzado en los derechos de la mujer en el mundo, «o en parte del mundo, de forma muy desigual, pero no porque los machos se los hayamos regalado sino porque ellas lo han conquistado en un proceso muy duro». Pero advierte: «Todavía son vistas por la ideología dominante como objetos de propiedad masculina. La forma más repugnante de la propiedad privada es la propiedad de las personas, como ver a la mujer como propiedad del hombre».
"El escritor uruguayo pone también la lupa en «el reino del petróleo» y el auge de los biocombustibles. «Para EEUU, fue un error de Dios poner el petróleo bajo las arenas de Medio Oriente, en vez de ponerlas donde debía». «El petróleo sigue siendo el producto rey. ¿La prensa europea le dedicaría tanta importancia a Chávez, como un Satán siempre disponible, si Venezuela en vez de petróleo exportara lechuga?». Y otro tanto dice de Irán: «Ahora va a resultar que las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki las tiró Irán, y no, las tiró nada menos que un Gobierno demócrata de EEUU.

Galeano concluye: «El mundo gira alrededor de su majestad el auto. «¿Cómo se explica que importe más alimentar a los autos que a la gente? Si el petróleo es insuficiente o muy caro, vamos a darle de comer soja, maíz, azúcar. ¿Cuál es el miembro más importante de la familia?: Sin duda el que duerme en el garaje». "

La FAO no logra fijar medidas reales para reducir el
hambre en el mundo

Una declaración final que sólo recoge viejos compromisos y ninguna medida concreta para erradicar el hambre en el planeta, que se pretende reducir a la mitad para 2015 a pesar de la actual crisis alimentaria mundial, ha constatado otro fracaso de los líderes mundiales, reunidos esta vez a instancias de la FAO en Roma. No obstante, su director general asegura que los resultados han colmado las expectativas.

El proyecto de declaración final de la cumbre sobre seguridad alimentaria de la Agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) que se ha celebrado durante tres días en Roma fue aprobada ayer por el Plenario con los viejos y vacíos compromisos de eliminar el hambre del mundo y de no utilizar los alimentos como un instrumento político y económico.

La declaración en la que instan a tomar medidas urgentes para frenar el aumento de los precios de los alimentos que empuja a millones de personas al hambre, pero no recoge actuaciones concretas.

«Nos comprometemos a eliminar el hambre y a asegurar alimentos para todos, hoy y mañana», señala la declaración, que cuenta, sin embargo, con la objeción de Argentina y las duras críticas de Venezuela y Cuba, que consideran que en el documento no se adoptan medidas reales para acabar con el hambre en el mundo.

A esas críticas se unieron, tras la aprobación del proyecto, Ecuador, Nicaragua y Bolivia, después de lo cual el presidente del plenario cortó la palabra a las delegaciones.

La representante ecuatoriana manifestó que «son muchos los países que no están de acuerdo» con el proyecto de declaración, pese a lo cual ninguno impidió que el documento fuera aprobado por todos los participantes, con la excepción de Argentina que ha hecho objeción al texto completo.

En la declaración, los líderes de los países que han participado en la cumbre se comprometen nuevamente a eliminar el hambre del mundo y a no utilizar los alimentos como un instrumento de presión político y económico.

Así, se reitera que es «inaceptable que 850 millones sigan malnutridas y reiteran el objetivo de conseguir la seguridad alimentaria a través de un esfuerzo constante para erradicar el hambre».

Pero el compromiso adoptado por los líderes mundiales reunidos en Roma se limitó a fijarse como meta la reducción a la mitad del hambre mundo para 2015, a pesar de la crisis alimentaria y el alza de los precios de los productos básicos, según señaló a France Presse una fuente próxima a las negociaciones de la declaración final.

«Nos reafirmamos en las conclusiones» de las cumbres sobre alimentación realizadas en 1996 y 2002 de «alcanzar la seguridad alimentaria» y de «reducir a la mitad, como máximo para 2015, el número de personas subalimentadas», recoge la declaración, según la misma fuente.

El martes, el director general de la FAO, Jacques Diouf, indicó que «con las tendencias observadas actualmente, este objetivo se logrará en 2150 en lugar de en 2015».

Seguridad alimentaria

La misma fuente consultada por France Presse manifestó que los gobiernos participantes en la cumbre, «al adoptar esta declaración, nos comprometemos a hacer de la seguridad alimentaria una cuestión permanente de la política nacional, y renovamos nuestro compromiso en cuando a la materialización de los Objetivos del Milenio», fijados en 2000 por la ONU.

Además, animan a la comunidad internacional a mantener sus esfuerzos en materia de liberalización de los mercados internacionales a los productos agrícolas, reduciendo los obstáculos al comercio y las políticas que son la causa de las distorsiones en los mercados». Esto, dicen los firmantes, «dará a los agricultores, sobre todo en países en vías de desarrollo, nuevas posibilidades de vender sus productos en los mercados mundiales y apoyará sus esfuerzos de aumentar la productividad y la producción».

En relación a la producción de biocombustibles, acusados de ser en parte responsables del encarecimiento de los alimentos que junto a los subsidios agrarios y las barreras a la exportación ha sido uno de los ejes sobre los que ha girado la cumbre, la FAO apela con prudencia a «estudios en profundidad» sobre esta nueva forma de energía. Durante las sesiones, Estados Unidos y Brasil, principales productores de agrocarburantes, defendieron con empeño su producción.

Una cuestión controvertida como es la de los alimentos genéticamente modificados no está presente en el texto.

Expectativas cumplidas

Al término de la cumbre, el director general de la FAO, Jacques Diouf, aseguró que los resultados obtenidos han estado «a la altura de las expectativas».

Para Diouf, «esta reunión ha servido para demostrar la cohesión de las agencias de las Naciones Unidas» y «la voluntad de los países de trabajar juntos». Reconoció que «no ha sido fácil llegar a un acuerdo», pero agregó que esta cumbre ha servido para localizar «los desafíos que se tienen que afrontar para resolver el problema más importante de nuestra época: El hambre en el mundo». A su juicio, el desafío ahora será «doblar la producción mundial antes de 2050» para poder obtener más alimentos.

Señaló que aunque en esta cumbre no se pretendía recoger fondos, «la sorpresa ha sido el anuncio de donaciones por parte de países e instituciones, que han superado cualquier expectativa». Como otro de los logros citó «la toma de conciencia que el hambre no es un problema unitario sino algo mundial que golpea a cada país».


«La cumbre no va a llenar un solo plato de comida»

Al menos 900 organizaciones de pueblos indígenas, campesinos, pescadores, pastores y ONG, reunidos en un foro paralelo en Roma, consideran un fracaso la cumbre de la FAO, ya que mantiene «las mismas políticas» que han llevado a la actual crisis alimentaria. Para ellos, que elaboraron un documento con propuestas concretas para combatir el hambre, la declaración final de la FAO mantendrá un sistema alimentario mundial que «favorece la especulación» y «beneficia sólo a las grandes corporaciones». Para ellos, hay que acabar con la especulación financiera y con el mercado de futuros de los alimentos que «juega a la ruleta con nuestras vidas».

Aseguraron que la cumbre y su declaración «no van a llenar un solo vaso de comida» y señalaron que «las recomendaciones que hace para continuar liberalizando el comercio llevarán a una mayor violación del derecho a la alimentación». Indicaron que la crisis «es el resultado de décadas de políticas enfermas del BM y el FMI» y añadieron que «las soluciones que se proponen en el documento final de la cumbre son las mismas que nos han traído aquí».

«Los reclamos de los movimientos sociales, de tener más protección y apoyo a los productores en pequeña escala sostenibles, de reforma agraria y de medidas concretas contra la especulación financiera han sido totalmente ignorados por los gobiernos», criticaron. Los representantes de la sociedad civil censuraron también las recomendaciones que surgieron en la cumbre de Roma, que abogan por abrir más los mercados del Sur, subvencionar las importaciones de alimentos con ayudas al desarrollo y una nueva «revolución verde» en África.

Frente al actual sistema alimentario, propusieron «un cambio radical de las políticas» que devuelva a los pueblos la soberanía alimentaria, que es «el derecho a la alimentación y el control local de los alimentos, tanto en su producción como en su distribución», para los millones de personas que pasan hambre en el mundo. Además, significa su derecho a decidir qué se cultiva y de qué forma, es decir, de una que sea compatible con el medio ambiente, tal y como defienden.

En este sentido, recomendaron la creación de una comisión de la ONU encargado de velar por ese derecho.

Una de estas organizaciones, Vía Campesina -la mayor ONG internacional de agricultores-, criticó además que esta cumbre de la FAO ha dado «poca voz» a la sociedad civil. «Muy poco se escuchó la voz del movimiento social, que es el que más tiene que decir en estos foros, porque es el que sufre las consecuencias del hambre, la pobreza y las crisis sociales». Señaló que lo único positivo es que ha puesto en la agenda mundial el tema de la alimentación.


La cumbre de la verguenza



Cualquiera diría que el hambre acaba de ser descubierta y que los ahítos países europeos la desconocen. Al buscar causas puntuales se oculta el hecho de que la mayor hambruna afrontada por la humanidad ocurre en momentos en que el balance mundial de alimentos y las capacidades para producirlos arrojan excedentes como para alimentar a otro planeta.

Nadie recuerda ahora que las grandes hambrunas no surgieron en el Tercer Mundo, sino todo lo contrario. Envuelta en coyunturas históricas que propiciaron el aumento de la población y la urbanización acelerada, Europa se tornó incapaz de alimentar su población que durante siglos fue diezmada por el hambre.

En los mil años que median entre 850 y 1850 ocurrieron en Europa más de 500 grandes hambrunas que ocasionaron millones de muertos. Las causas de tales fenómenos se relacionaron sobre todo con la incapacidad del modo de producción feudal para dar respuestas al crecimiento de la población. El hambre figura entre las razones por las que los europeos se rebelaron frente a la nobleza y apoyaron a la burguesía en la lucha antifeudal.

La solución llegó de América con el maíz, los frijoles, el tomate, el pavo pero sobre todo con la papa y de la propia Europa que al establecer nuevas relaciones de producción produjo cambios estructurales capaces de aumentar la producción y producir los alimentos necesarios.

No obstante, todavía en 1845 la perdida de la cosecha de papas en Irlanda ocasionó un millón y medio de muertos, dio lugar a la emigración en masa a Estados Unidos, diezmando la población de la Isla que descontenta se sublevó contra la dominación británica. Para hacer frente a aquel desastre Inglaterra importó alimentos de la India.

Uniendo a su cultura agrícola, el dinamismo aportado por el modo de producción capitalista y el saqueo de las colonias, entre otras cosas de su biodiversidad, los europeos avanzaron en la solución de la carencia de alimentos y, con la obtención de abonos formados por el salitre y el guano de Sudamérica, desterraron el hambre.

La inmensa mayoría de las naciones reunidas en la Cumbre de Roma, al menos en términos de subsistencia son capaces de producir los alimentos que necesitan y de generar los recursos para adquirir aquellos que no pueden producir. Entre los países pobres figuran algunos productores de petróleo, diamantes, oro, plata, uranio, bauxita, coltán, cobre y otros materiales con suficiente valor como para financiar políticas de desarrollo agrícola. Algunos de ellos exportan alimentos.

Las causas del hambre no son coyunturales, sino estructurales, no son exclusivas de un país y ni siquiera consustanciales al sistema. Al capitalismo no le interesa que la gente muera de hambre, sino que compren. El problema estructural y sistémico es de otra naturaleza por derivarse del subdesarrollo, un fenómeno inducido por el colonialismo y el neocolonialismo.

¡Nadie! Ni siquiera los literatos más inspirados, los narradores más imaginativos o los técnicos más competentes, pueden describir el hambre que debilita, desfigura, humilla y mata. Nadie tiene sensibilidad para colocarse en el lugar de una madre que impotente para mitigar el hambre de sus crías que debilitadas por la falta de alimentos gimen y mueren en medio de atroces sufrimientos. Cada una de los mil millones de personas que padecen hambre, debía ser un motivo de vergüenza para las civilizaciones.

El drama de los hambrientos es tanto más trágico porque ellos no hablan ni actúan por si mismos. Son demasiado pobres y demasiado débiles para gritar y rebelarse. Los hambrientos son también los analfabetos y los enfermos que no interesan a los políticos porque no votan ni eligen, no sirven para la guerra, ni siquiera como carne de cañón y de tan grande que es su desdicha ignoran que son el eje de una tragedia universal.

Las grandes televisoras de Europa y los Estados Unidos recomiendan a sus productores, no abusar de las imágenes de los hambrientos del Sahel, Etiopia, Tchad, Mauritania, Haití y otros lugares donde además de no haber comida tampoco hay agua, techo donde cobijarse, lechos donde descansar, médicos ni medicinas. Algunos sitios de Internet, al mostrar fotos e imágenes filmadas advierten a los espectadores que las escenas no son apropiadas para los jóvenes y los niños.

Muchos europeos, incluyendo a los gobernantes, se relacionan con los cuadros de pobreza extrema vigentes en el Tercer Mundo, únicamente por las imágenes de los hambrientos que huyen y desesperados arriban a sus costas, donde son recibidos por patrulleros equipados con mascaras y guantes diseñados para la guerra biológica, que los protegen de los olores nauseabundos de la pobreza.

La bolsa o la vida en la Cumbre de la FAO

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Otra cumbre absurda que no sirve para nada. Todos se reúnen en Roma con gesto grave, haciendo intensas declaraciones a la prensa, pero regresarán a sus países sin haber logrado nada, a comer como posesos mientras los pobres y los hambrientos que por cierto, no han ido a esa cumbre, miran desde el más absoluto silencio.
Dicen los grandes dignatarios que están preocupados por los 900 millones de personas que pasan hambre, aunque en realidad están más preocupados por no ser ellos los próximos en ser agregados a esa lista. Ningún país de los que comen quiere dejar de hacerlo, pero una sombra de crisis planea sobre la moribunda economía en regiones supuestamente en desarrollo e incluso en países bastante desarrolladitos. Está en juego la comida de los que comen, no el hambre de los que mueren.
Los millones de hambrientos que hay en este planeta no han surgido ayer, ni son producto del precio del arroz de hoy. Existen desde hace décadas, la cifra va en aumento y no hay cumbre hasta ahora que haya logrado cambiar ni un ápice dicha situación.
Ahora la crisis ha subido aún más el precio de los alimentos, sin que haya una razón lógica, y los pobres, los más pobres, serán como siempre los que paguen el verdadero precio de esta masacre, de este genocidio constante del que nadie se quiere hacer responsable. En esa cumbre nadie quiere asumir la responsabilidad, que por desgracia acabará en el cambio climático o en alguna otras estupidez mediática. Nadie quiere ser culpable de los millones de personas que mueren de hambre cada año y parece que se reúnen para que todo siga igual. Culparán a un inerte barril de petróleo, a un precio abstracto en la locura de la bolsa. La bolsa o la vida. Claro que la bolsa ya sabía de esta gran especulación de los precios. Estaba planeada, pensada, calculada. La cumbre estaba en una agenda, en muchas agendas. Los discursos estaban ya escritos en alguna oficina. La cumbre estaba presupuestada. Parecería que todo no es más que un teatro gigante y carísimo. Los hambrientos son solo una cifra más, un cero a la izquierda.
Se reúnen para soltar al aire miles de millones en supuestas ayudas, miles de millones que nunca llegan, que no sirven para nada, que son tan ligeros como las palabras que les acompañan. Se alimenta el ego de presidentes que van a las cumbres sintiéndo que marcan el destino de la humanidad, y la hipocresía sale tan gorda, que si los pobres pudieran alimentarse de ella el problema estaría resuelto. Si pudieran alimentarse de mentiras y promesas…
Al final, volvemos a escuchar que con lo que ha costado la guerra de Irak se habría podido acabar con todo el hambre y la sed del planeta. Con lo que se gasta el mundo en armas solo en un año, no volvería a pasar hambre nadie jamás. ¿Cuántas décadas vamos a continuar escuchando lo mismo? Pero la humanidad sigue creciendo a un ritmo insostenible, y crece la locura y el despilfarro, el abuso, el egoísmo… Y mientras el 30 % del planeta consume el 70% de todos los alimentos que se generan, el 70% de los hambrientos se tienen que repartir el miserable 30 % que les queda. ¿Hambre o locura?
Algo muy grave debe estarle pasando a la humanidad para que unos países consideren la obesidad como un mal general al que hay que atacar, y en otros no tengan ni un diminuto puñado de arroz.
Me pregunto si darán de comer en esta cumbre de la FAO que nos restriegan en la cara. ¿Cuál es el presupuesto para restaurantes de los equipos de gente que acompañan a los importantes jefes de estado? Sea cual sea la cantidad les puedo asegurar que es obscena. Seguro que el presupuesto de gastos de todos esos poderosos, presidentes y políticos, todos esos guardaespaldas, policías y arrastrados que les acompañan es mucho más de lo que haría falta para acabar con la urgente necesidad de comida en África hoy. ¿Y quién paga todas esas comidas de “empresa”?
Una vez más, las promesas incumplidas y el olvido serán el menú en el tercer mundo, que verá como siempre, con horror y muerte, la pasividad hipócrita y cruel del resto de países que una vez reunidos y televisados, tienen la conciencia tranquila. Las bolsas seguirá llenándose gracias a las vidas de los más necesitados.

Cumbre de la FAO y crisis alimentaria
Las claves de un sistema que se despedaza





El Secretario General de la ONU Ban Ki-moon llamó este martes último en la conferencia de líderes en la FAO sobre Seguridad Alimentaria, a levantar restricciones como impuestos y control de precios, que han ayudado a provocar la mayor alza de precios de los últimos 30 años.

Hace bien en citar ese período, aunque omite el cuadro completo. Esa alza de precios citada se produce como resultado de la crisis financiera de los años 70, que a su vez fue gavillada por el estallido del alza del precio del petróleo en los años 73 y 74. Esta crisis obligó a las instituciones de Brettonwoods y a las economías mayores como las de EEUU y el Reino Unido, a replantear el sistema de bienestar post crisis de 1929. Reducir el rol y el costo para el estado, y hacer que las personas tengan ingreso para “comprar su bienestar”.

Como era previsible, el foco de la conferencia fue sobre impuestos, aranceles y comercio, que están más anclados en el efecto y no en la causa del problema. El diagnóstico de la conferencia señala que alrededor de 850 millones de personas están al borde de la hambruna, involucrando en la línea del frente a 22 países identificados en una situación de vulnerabilidad y de hambruna crónica.

El informe central señala una combinación de factores donde predominan los altos niveles de desnutrición sostenidos en alrededor de un 30 por ciento de la población, a lo que se agrega el hecho de que esos países son importadores de alimentos y combustibles.

Las propuestas claves de la conferencia parece un regreso a la década de los años 70 y 80, con paquetes de emergencia conteniendo desde la distribución directa de alimentos, el otorgamiento de subsidios para la compra, acciones específicas para la generación de ingresos, hasta los programas de alimentación especial para las escuelas, las mujeres embarazadas y el adulto mayor. La suma requerida es de 775 millones de dólares. También se cruza el tema de la propagación de los biocombustibles, forzando a los países embarcados en esta estrategia a suspender los subsidios que los multiplican.

La raíz del sistema

Los que planificaron la revolución económica de la década de los 80, que consistió en ajustar las economías con un foco en la privatización, la desregulación y la apertura a ultranza de los mercados, no previeron que 25 años más tarde el sistema tendría una crisis alimentaria global, que se reflejaría en los países más pobres ¿Está relacionada esa revolución con la actual crisis?

Claro que sí. Un sistema socioeconómico y político, basado en el consumo y el crecimiento, obsesionado con la dinámica de la función insumo-producto, no podía menos que estallar en la variable más sensible. Esa variable es la alimentación. Y en este sentido, es más que probable que la utilidad de este llamado mundial a preocuparse por los alimentos, apunte a redescubrir, o sacar de la tumba de los conceptos al tema de la nutrición propiamente tal y de cómo funciona el sistema alimentario.

En el año 1984 la UNICEF, la FAO y The London School of Hygiene and Tropical Medicine, produjeron un libro seminal titulado Nutrición y Desarrollo Agrícola. Su contenido es una visión anticipada de lo que sucedería 24 años más tarde con el sistema mundial de producción de alimentos, cuya falla radical es la premisa básica de la micro economía neo clásica sobre la cual se sostiene el sistema: “The more is preferred to less”, o sea “Más es mejor”. Este principio válido en teoría de precios, es letal en nutrición humana, particularmente en zonas de escasez crónica, con problemas de acceso a recursos básicos, y con agricultura subdesarrollada.

En el libro, cuyo contenido estuvo basado en investigaciones desarrolladas en India, y en discusiones de expertos multidisciplinarios en un taller de 15 días en el país asiático, - una matriz de experiencia en este campo-, queda claro que la conexión clave entre nutrición y agricultura no está establecida puramente a través del eje económico. El hambre y la desnutrición en sus causas es multifactorial, y entre las más claves se encuentran la desigualdad de acceso a recursos, la pobreza prolongada, y la discriminación social. Los cambios en el sistema de producción de alimentos, no solo no alteran positivamente estas condiciones, sino que las agravan. Los países pueden ser exportadores netos de alimentos e igualmente mantendrán zonas con riesgo de desnutrición crítica e inclusive propensa a exponerse al hambre.

El núcleo del problema, por una aplicación indiscriminada del principio “más es mejor”, reside en que los requerimientos básicos nutricionales están asociados al metabolismo de cada persona y a su rendimiento ‘óptimo’. Es decir, el requerimiento nutricional (el consumo) basado en la ingestión de calorías, es desigual en cada persona, existiendo un mecanismo adaptativo del organismo para ofrecer el óptimo rendimiento. Así como existe una enorme carencia en la educación ecológica, en el campo nutricional esa carencia puede ser mayor. Curiosamente ambos campos están estrechamente ligados. El profesor indio P.V. Sukhatme, desarrolló prolongados estudios sobre el tema que son ya clásicos. En resumen: no hay que comer demasiado o más, para funcionar bien. Planteaba que la persona con un rango de ingestión de 1800 a 2000 calorías diarias, sería igualmente eficiente y productiva. El Dr. Gonzalo Donoso, un especialista chileno en nutrición de acreditada experiencia internacional, con realismo dice: “La tesis de Sukhatme no tiene viabilidad frente a los principios sobre los cuales se sustenta el crecimiento económico de la actualidad”.

En la coyuntura global actual, cuando estalla esta crisis en el sector de los alimentos, es válido preguntarse si es una crisis de producción, acceso, y consumo, o más bien una crisis del sistema alimentario total, sobre el cual gravitan factores nutricionales propios, ecológicos, y de desarrollo. El alza en el costo de los alimentos no necesariamente debe desembocar en una crisis alimentaria y es más que probable que al revisar el problema con más profundidad, se observe que el asunto es más político que económico.

La raíz del problema generado con la revolución económica de los años 80, no es un problema solo de los 22 países que sufren de escasez crónica o propensión a la hambruna. Es un problema del sistema mayor, que es político: el sistema político no responde a las demandas del sistema económico.

Más que otra crisis con raíces económicas, podría verse como otro aspecto de la crisis del estado liberal que no se sustenta ni en el sistema económico, ni en el sistema político que debe hacerlo funcionar. La alimentación es el eslabón más delgado, mientras prevalezca el principio de que “más es mejor”. Los países más vulnerables, también son el eslabón más delgado para detectar esa crisis en el sistema mayor. La ONU son todos los países del mundo, pero intrínsicamente los problemas del mundo son mas bien los problemas de los países más pobres y con mayores desventajas para revertir las bases del colonialismo. Si se revisa el mapa coloreado, las zonas rojas con escasez crítica prolongada, y propensión al hambre corresponden a zonas donde hasta hace poco existía un sistema colonial.