martes, 13 de enero de 2009

De quién es la naturaleza - Prefacio

a vida

¿De quién es la naturaleza?


El poder corporativo y la frontera final en la mercantilización de la vida


Communiqué - Número 100 - Noviembre 2008

Grupo ETC

www.etcgroup.org

Prefacio

Problemas, fascinaciones y oportunidades

Hace treinta años la humanidad tenía un problema, la ciencia tenía una fascinación, y la industria tenía una oportunidad. Nuestro problema era la injusticia. Las masas de hambrientos crecían y al mismo tiempo la cantidad de campesinos y agricultores menguaban. La ciencia mientras tanto, estaba fascinada por la biotecnología –la idea de que podríamos manipular genéticamente los cultivos y el ganado (y la gente) para insertarle características que supuestamente superarían todos nuestros problemas. La industria de los agronegocios vio la oportunidad de extraer las enormes ganancias latentes en toda la cadena alimentaria. Pero el sistema alimentario tremendamente descentralizado les impedía llenarse los bolsillos. Para remediar esta enojosa situación había que centralizarlo. Todo lo que la industria tuvo que hacer fue convencer a los gobiernos de que la revolución genética de la biotecnología podía poner fin al hambre sin hacer daño al ambiente. Pero, dijeron, la biotecnología era una actividad con demasiado riesgo para pequeñas empresas y demasiado cara para investigadores públicos. Para llevar esta tecnología al mundo, los fitomejoradores públicos tendrían que dejar de competir con los fitomejoradores privados. Los reguladores tendrían que mirar para otro lado cuando las empresas de agroquímicos compraran compañías de semillas que, a su vez, compraron otras compañías de semillas. Los gobiernos tendrían que proteger las inversiones de las industrias otorgándoles patentes, primero sobre las plantas y luego sobre los genes. Las reglamentaciones de inocuidad para proteger a los consumidores, ganadas arduamente en el transcurso de un siglo, tendrían que rendirse ante los alimentos y medicamentos modificados genéticamente.

La industria obtuvo lo que quiso. De las miles de compañías de semillas e instituciones públicas de mejoramiento de cultivos que existían treinta años atrás, ahora solo quedan diez transnacionales que controlan más de dos tercios de las ventas mundiales de semillas que están bajo propiedad intelectual. De las docenas de compañías de plaguicidas que existían hace treinta años, diez controlan ahora casi el 90% de las ventas de agroquímicos en todo el mundo. De casi mil empresas biotecnológicas emergentes hace 15 años, diez tienen ahora los tres cuartos de los ingresos de esa industria. Y seis de los líderes de las semillas son también seis de los líderes de los plaguicidas y la biotecnología. En los últimos treinta años, un puñado de compañías ganaron el control de una cuarta parte de la biomasa anual del planeta (cultivos, ganado, pesca, etc.) que fue integrada a la economía del mercado mundial.

Actualmente, la humanidad tiene un problema, la ciencia tiene una fascinación y la industria tiene una oportunidad. Nuestro problema es el hambre y la injusticia en un mundo de caos climático. La ciencia tiene fascinación con la convergencia a escala nanométrica –incluyendo la posibilidad de diseñar nuevas formas de vida desde cero. La oportunidad de la industria radica en las tres cuartas partes de la biomasa del mundo que aunque se usa, permanece fuera de la economía de mercado global. Con la ayuda de nuevas tecnologías, la industria considera que cualquier producto químico fabricado a partir del carbono de combustibles fósiles puede hacerse a partir del carbono encontrado en las plantas. Además de cultivos, las algas de los océanos, los árboles de la Amazonía y el pasto de las sabanas pueden ofrecer materias primas (supuestamente) renovables para alimentar a la gente, hacer combustibles, fabricar aparatos y curar enfermedades, a la vez que eludir el calentamiento global. Para que la industria haga realidad esta visión, los gobiernos deben aceptar que esta tecnología es demasiado cara. Convencer a los competidores de que corren demasiado riesgo. Hay que desmantelar más reglamentos y aprobar más patentes monopólicas.

Las nuevas tecnologías no tienen por qué ser socialmente útiles o técnicamente superiores para ser rentables.

Y, así como ocurrió con la biotecnología, las nuevas tecnologías no tienen por qué ser socialmente útiles o técnicamente superiores (es decir, no tienen por qué funcionar) para ser rentables. Todo lo que tienen que hacer es eludir la competencia y coaccionar a los gobiernos a que se rindan a su control. Una vez que el mercado está monopolizado, poco importa cuáles son los resultados de la tecnología.

¿De quién es la naturaleza?

En este número 100 del Communiqué de ETC actualizamos Oligopolio S.A. – la serie en la que hacemos un seguimiento de la concentración del poder corporativo en las industrias de la vida. También analizamos los intentos de las últimas tres décadas del agronegocio por monopolizar el 24 por ciento de la naturaleza que ha sido mercantilizada, y denunciamos una nueva estrategia que procura captar las tres cuartas partes restantes que, hasta ahora, han permanecido fuera de la economía de mercado.

El Contexto

El número 100 del Communiqué del Grupo ETC brinda una actualización de la concentración empresarial de las industrias de las ciencias de la vida. Durante treinta años hemos monitoreado el poder corporativo en la comercialización de los alimentos, la agricultura y la salud. Hace diez años, el Grupo ETC monitoreó el control y la propiedad de la biotecnología. Actualmente, la biotecnología se está convirtiendo en “ingeniería genética extrema”. La convergencia de la tecnología está redefiniendo las ciencias de la vida. Llegamos a un punto en que es difícil hablar acerca de la biotecnología sin hablar de la nanotecnología y la biología sintética. Todas las biociencias están impulsadas por la tecnología de la información o la bioinformática –el análisis del material biológico a través de la computación. Como consecuencia, no podemos comprender el poder corporativo si no entendemos el concepto de convergencia – tecnologías convergentes y capital convergente.

… no podemos comprender el poder corporativo si no entendemos el concepto de convergencia – tecnologías convergentes y capital convergente.

La convergencia está dando impulso a nuevas alianzas sin precedentes entre empresas de todos los sectores industriales y está armando el escenario para una transformación drástica de la economía mundial en lo que algunos llaman la “economía del azúcar” o la “economía de los carbohidratos”. Las plataformas biológicas alimentadas por azúcares vegetales ofrecerán a la industria el incentivo de capturar y mercantilizar la restante biomasa vegetal del planeta a una escala colosal.

Inmersos en una crisis alimentaria mundial, ecosistemas en colapso y caos climático, una vez más las instituciones internacionales, los gobiernos y la gran empresa promocionan tecnologías nuevas como la fórmula mágica para alentar la producción de alimentos y salvar el planeta. La idea de un arreglo técnico para el desarrollo agrícola no es algo nuevo, pero ahora los gobiernos se están haciendo a un lado e invitando a las empresas a figurar en el reparto como los principales actores de la lucha contra el hambre y la pobreza. En lugar de cuestionar o cambiar las estructuras que generan pobreza y exacerban la desigualdad, los gobiernos están trabajando codo a codo con las empresas para reforzar las mismas instituciones y políticas que son las causas estructurales de la actual crisis de la alimentación agroindustrial.

La concentración en las industrias de la vida permitió que un puñado de empresas poderosas coparan la agenda de las investigaciones, dictaran acuerdos de comercio nacionales e internacionales así como políticas agrícolas, y manipularan la aceptación de tecnologías nuevas (la solución “basada en la ciencia”) para aumentar los rendimientos de los cultivos, alimentar a los hambrientos y salvar el planeta. Los gigantes de la genética nos dicen que si la agricultura se ve amenazada por condiciones climáticas extremas, lo que necesitamos son genes “resistentes al clima” (genes patentados) para manipular los cultivos de modo que puedan aguantar la sequía, el calor y los suelos salinos.

Cuando el hambre es vista a través de la estrecha lente de la ciencia y la tecnología, los alimentos manipulados genéticamente son el arreglo rápido que ofrecen las empresas. Cuando la crisis del petróleo se aborda como un problema técnico, los agrocombustibles industriales son la respuesta obvia. Cuando la tecnología se promueve como una solución indolora para afrontar el calentamiento global, los planes de la geoingeniería radical se convierten en ideas razonables (por ejemplo, fertilicemos el fitoplancton del océano para [supuestamente] secuestrar carbono, o disparemos partículas de sulfato a la estratosfera para desviar la luz del sol y bajar las temperaturas, y otras por el estilo).

Promovidas en el nombre de la lucha contra el hambre, el aumento de la producción y el freno al cambio climático, las tecnologías que refuerzan el poder corporativo profundizan las desigualdades existentes, aceleran la degradación ambiental e introducen nuevos riesgos para la sociedad.

Todo se desmorona: para los millones de personas que gastan entre el 60 y 80 por ciento de sus ingresos en comida, los impactos del aumento fuera de control de los precios de los alimentos y los combustibles en 2006-2008 no tienen precedentes en cuanto a “su escala y brutalidad”.1 En 2006-2007, la cantidad de personas en condiciones de inseguridad alimentaria aumentó de 849 millones a 982 millones. La evaluación de julio de 2008 del Departamento de Agricultura de Estados Unidos pronostica que la cantidad de personas que padecen hambre en 70 países del Sur aumentará a 1 200 millones para el año 2017.2 En otras palabras, en lugar de reducir a la mitad la cantidad de gente con hambre para el año 2015 (el objetivo que los gobiernos reiteradamente prometieron cumplir), ahora se proyecta que la cifra aumentará un 50%. Se calcula que el gasto de la importación de alimentos de 82 países pobres (designados Países de Bajos Ingresos y con Déficit Alimentario) alcanzará los 169 mil millones de dólares en 2008, un 40 por ciento más que en 2007.3 (Para ponerlo en perspectiva, los gobiernos reunidos en la Cumbre de la Alimentación de la FAO en junio de 2008 comprometieron tan solo 12 mil 300 de dólares para ayudar a los países del Sur –y la mayoría de eso se evaporó con los colosales rescates corporativos).

Según Planet Retail, el gasto mundial en alimentos alcanzó los 7 billones de dólares en 2007 y trepó un 14% para llegar a los 8 billones en 2008. Se calcula que los gastos mundiales por concepto de alimentos llegarán a 8.5 billones en 2009 –un aumento proyectado del 21% entre 2007 y 2009.4

La emergencia alimentaria no apareció de la noche a la mañana, y no comenzó con el alza exorbitante de los precios. Durante décadas, las políticas estadounidenses y europeas favorecieron el agronegocio corporativo manteniendo bajos los precios de los productos básicos, desmantelando los obstáculos comerciales y marginando a millones de agricultores a pequeña escala que no pudieron competir con una avalancha de importaciones de alimentos subvencionados. Las tendencias del comercio mundial de alimentos cambiaron radicalmente en los últimos 40 años. Según un informe de la FAO del año 2004 sobre mercados de productos básicos, a principios de la década de 1960, los países en desarrollo tuvieron un excedente comercial agrícola general cercano a los 7 mil millones de dólares anuales5. Para fines de la década de 1980, el excedente había desaparecido. Esta tendencia se revirtió en el curso de casi veinte años que transcurrieron desde entonces, y hoy los países del Sur son importadores netos de alimentos. En países categorizados como “menos desarrollados”, las importaciones de productos básicos agrícolas aumentaron a más del doble del nivel de las exportaciones.6 La tragedia actual se origina en décadas de precios deprimidos de los productos básicos, liberalización del comercio, desmantelamiento de las inversiones en programas agrícolas nacionales y dominio creciente del sistema corporativo agroindustrial de alimentos.

En la segunda mitad de 2008 los mercados financieros se desploman y los titulares de las noticias pasan de la crisis alimentaria a la crisis financiera. Hay impresionantes semejanzas entre el derrumbe de los mercados y la crisis alimentaria:

Tanto el sistema financiero como el sistema alimentario sufrieron décadas de desreglamentación. La diferencia es que los bancos en bancarrota reciben toda la atención de los políticos, pero no así las filas cada vez mayores afuera los bancos de alimentos.

Las instituciones y políticas responsables de crear el desastre son las primeras en beneficiarse de la crisis.

Los gobiernos trabajan codo a codo con la industria para ignorar el origen del colapso y evitar los cambios estructurales.

Sin embargo, la reacción política ante la crisis financiera es reclamar una vuelta a la regulación, mientras que la respuesta política a la crisis alimentaria es presionar por una mayor desreglamentación. Cuando la crisis alimentaria se define como escasez de alimentos y gente con hambre, la receta es liberalizar más los mercados e impulsar la producción agrícola con grandes dosis de tecnologías nuevas. El verdadero desastre es el sistema alimentario agroindustrial controlado por las empresas. Este sistema afianzó el poder corporativo a la vez que debilitó la capacidad de los productores a pequeña escala para producir alimentos para sus propias comunidades. No importa cuánta tecnología nueva se emplee en aras de impulsar la producción de alimentos, el sistema alimentario agroindustrial es incapaz de alimentar a los pueblos y comunidades con hambre. Y eso es porque el hambre y la pobreza son las consecuencias de sistemas injustos, no de la escasez de alimentos o de tecnologías inadecuadas.

El verdadero desastre es el sistema alimentario agroindustrial controlado por las empresas.

Totalmente absurda: la desreglamentación del sistema alimentario controlado por las empresas ha dado lugar a una cornucopia de calamidades: está haciendo al ser humano más enfermo, más gordo y más vulnerable. Los productos alimenticios insalubres y peligrosos y los desastres ambientales relacionados son un recordatorio permanente de que la cadena alimentaria en control de las corporaciones es totalmente absurda. Algunos de los ejemplos recientes:

Escándalos por la (in)seguridad de los alimentos: en setiembre/octubre de 2008, leche en polvo infantil adulterada con un producto químico industrial, la melamina, afectó a 53 mil niños chinos y mató a cuatro. El escándalo involucró a todas las grandes compañías lácteas chinas y se propagó a marcas mundiales de productos alimenticios (chocolates, queso, galletitas, etc.) en todo el mundo –provocando retiros masivos de las estanterías de los almacenes, que representaron miles de millones de dólares. Después de haberse descubierto en la alimentación animal, el escándalo creció hasta incluir cantidades desconocidas de huevos y productos cárnicos con trazas de melamina.

Los productos alimenticios insalubres y peligrosos y los desastres ambientales relacionados son un recordatorio permanente de que la cadena alimentaria en control de las corporaciones es totalmente absurda

En octubre de 2008, 20 personas murieron y cientos más resultaron enfermas por la contaminación de fiambres en Canadá, dejando en evidencia que prácticamente todos los fiambres de Canadá provienen de una única fábrica procesadora de propiedad de una única compañía, independientemente de la marca o el destino.

En febrero de 2008, en Estados Unidos se retiró del mercado un récord de 64 millones de kilos de carne de hamburguesas cuyo consumo presentaba riesgos. Según los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos, en este país 76 millones de personas enferman todos los años, 325 mil quedan hospitalizadas y 5 mil mueren por situaciones originadas en los alimentos. Los costos económicos de las enfermedades graves y de la muerte como consecuencia de los cinco patógenos más comunes originados en alimentos llegó a casi 7 mil millones de dólares en 2000.7

El peligro del plástico: en octubre de 2008, Canadá confirmó que el bisfenol A (BPA) –un producto químico utilizado para fabricar biberones y botellas de agua de plástico (y encontrado en el revestimiento de casi todas las latas de refrescos y en alimentos enlatados) – es una sustancia tóxica, especialmente peligrosa para infantes. Solo en Estados Unidos anualmente se producen más de 6 millones de libras (3.000 toneladas) de productos que contienen BPA.

Exceso, disparidad y desigualdad del sistema corporativo

Según el economista Tom Pizzigati, el valor neto combinado de los 1 125 billonarios ($4.4 billones) seguramente excede la riqueza combinada de la mitad de la población adulta mundial.16 Puesto de otra forma, el valor combinado de las 1 125 personas más ricas del mundo supera el ingreso nacional bruto alemán de 2007.

Según el Institute for Policy Studies, el pago a los directivos de las 500 empresas más grandes con sede en Estados Unidos tuvo un promedio en 2007 de 10.5 millones de dólares, 344 veces la paga de trabajadores estadounidenses típicos. Los administradores de los 50 primeros fondos de cobertura y de capitales privados promediaron los 588 millones de dólares cada uno en 2007, más de 19 mil veces la cifra percibida por el trabajador estadounidense típico.17 Incluso mientras los cofres estatales están rescatando a los bancos, los directivos de las empresas continúan cobrando cheques prodigiosos. El director de la institución ahora en quiebra Lehman Brothers, se embolsó 17 000 dólares por hora en 2007 –aproximadamente 45 millones de dólares – por hacer que su compañía se pusiera en la vanguardia.18

En agosto de 2008, ExxonMobil, la segunda mayor empresa del mundo, arrojaba ganancias récord a un ritmo de 90 000 dólares por minuto.19 En referencia al directivo de Exxon y otros gigantes de la industria petrolera, el climatólogo de la NASA Dr. James Hansen le dijo al Congreso de Estados Unidos que esos ejecutivos “deberían ser enjuiciados por crímenes de lesa humanidad y contra la naturaleza” por generar dudas sobre el calentamiento global y obstruir la aplicación de medidas correctivas.20

En 2007, los ingresos de Wal-Mart fueron mayores que el ingreso nacional bruto de Grecia o Dinamarca. Los ingresos de 2007 de BP superaron el ingreso nacional bruto de Sudáfrica; las ganancias de Toyota en el 2007 fueron mayores que las de Venezuela.

En 2004, el 1% más rico de la población de Estados Unidos obtuvo el 35% de la riqueza total del país –por encima de 2.5 billones de dólares más en valor neto que el 90% más bajo.21

Un informe de la OCDE de 2008 revela que Estados Unidos tienen las tasas más altas de desigualdad y pobreza de 20 países de la OCDE, después de México, Turquía y Portugal.22

La carga de la obesidad: la epidemia global de obesidad es uno de los mayores problemas de salud pública del mundo. Un nuevo estudio revela que casi un tercio de la población adulta del mundo es obesa o tiene sobrepeso.8 En 2005, se estimaba que un 23% de la población adulta mundial tenía sobrepeso (937 millones), y casi el 10% era obesa (396 millones).9 De los 396 millones de gente obesa, el 53% vivía en los países en desarrollo. Si las tendencias continúan, habrá 1.200 millones de personas obesas y entre el 62 y el 68 por ciento de ellas vivirán en el Sur global.10 En Estados Unidos solamente, en el año 2000 el costo económico de la obesidad fue de aproximadamente 117 mil millones de dólares por año.11

Zonas muertas: la contaminación con fertilizantes químicos es la principal causa de las “zonas muertas” costeras que ahora abarcan una superficie de 245 mil km2 (el tamaño del Reino Unido o Ghana). Las aguas marítimas con agotamiento del oxígeno aumentaron un tercio desde 1995.

Sabor manipulado: . El sistema corporativo del rubro alimenticio redefinió la noción de comida fresca superando los obstáculos que alguna vez impusieron la naturaleza o las leyes. El autor holandés Jan Douwe van der Ploeg describe cómo la suavidad y el sabor del pollo industrial, por ejemplo, no están necesariamente relacionados con su cría, alimentación o tratamiento, sino que puede ser el resultado de “la inyección de agua, proteínas adicionales, suavizantes y saborizantes en cualquier raza de pollo”.12 La carne oscura del pollo, añade van der Ploeg, “se tritura, se mezcla con agua en una carne rezumada, centrifugada y cocinada, después de lo cual … se obtiene un filete de pollo blanquecino”.13 Él estima que el 80 por ciento de la investigación en la industria alimenticia se orienta a la manufactura de ese tipo de “cambios de límites”.

Tendencias de la consolidación: Según analistas industriales, en 2007 el valor agregado de las fusiones y adquisiciones de la industria mundialc de alimentos (incluidos los fabricantes, distribuidores y vendedores al público) fue de aproximadamente 200 mil millones de dólares, comparado con la cifra de 2005, que ascendía a la mitad.14 Las fusiones en este sector reflejan la tendencia mundial de las fusiones y adquisiciones.

En 2003, el valor mundial de las fusiones y adquisiciones totalizó un récord de 1.38 billones de dólares. En 2005 se disparó a 2.7 billones –y luego trepó un 27% para llegar a los 4.48 billones de dólares en 2007.

“Nuestra mundo no está en venta.” 23

Quien tiene la semilla, tiene el poder

En el mercado globalizado, para estar arriba es necesario controlar lo de abajo. El mayor poder reside en el nivel más básico. Desde la perspectiva del agronegocio, en las tres últimas décadas el poder ha pasado de la semilla al gen y de ahí al átomo. Mañana, el poder puede ir a manos de quienes controlan las bases de datos genómicas. Solíamos decir que quien controla la semilla controla el primer eslabón de la cadena alimentaria. En ese entonces, las patentes de genes de la década de 1990 socavaron las patentes de variedades vegetales de la década de 1970. Ahora, las patentes de la nanobiotecnología amenazan con usurpar el control a nivel atómico.

Pero no estemos tan seguros de que el mundo nanológico es la respuesta para todo. Siembren una bolsa de átomos y verán que las posibilidades de que crezcan abonos verdes (y el suelo se regenere) son remotas. Pongan a cocinar un puñado de genes y la cena podría demorarse siglos. Las plantas brindan semillas y alimentos a la humanidad. En las tres últimas décadas aprendimos que los genes cumplen apenas un pequeño papel en la creación y que los átomos están muy lejos de ser la base del universo físico. Pero las semillas (mezcladas con suelo, agua y sol) son, de verdad, el primer vínculo de la cadena alimentaria. La semilla es la fuente fundamental del poder político que los gobiernos no deben olvidar y los agricultores deben proteger.

La lucha mundial por la alimentación

Las estadísticas y los análisis de este informe brindan una instantánea de la convergencia de la tecnología y la concentración corporativa en las industrias de las ciencias de la vida. Es difícil exagerar el poder y el alcance de los actores empresariales en el escenario mundial de la salud y la alimentación. Al mismo tiempo, existe una enorme y creciente resistencia a la alteración y devastación provocada por el sistema alimentario agroindustrial. Millones de personas luchan por sistemas alimentarios controlados desde sus comunidades y socialmente justos. Eso es la “Soberanía Alimentaria”, como lo define la Vía Campesina, o lo que otros han llamado movimientos de recampesinización mundial.24 Los agricultores campesinos, la sociedad civil y los movimientos sociales están creando activamente sistemas alimentarios y de salud construidos sobre la capacidad de las comunidades para resistir las agresiones, la sustentabilidad y la soberanía.

“La compañía más grande no es Wal-Mart o General Motors; la compañía más grande es la naturaleza”.

-Ahmed Djoghlaf, Secretario Ejecutivo del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, 18 de mayo de 2008

En la lucha mundial por la Soberanía Alimentaria, el campo de juego no es parejo, pero el alcance y la escala de la resistencia es masiva y se extiende del ámbito local al internacional. Con todo el poder que tienen, las empresas no logran monopolizar la innovación y el conocimiento. Aún décadas después de ser marginados por los sistemas alimentarios corporativos, son los agricultores campesinos, los pescadores artesanales, los pastores y pueblos indígenas quienes producen la vasta mayoría del alimento mundial en las economías locales. Ellos son la columna vertebral del sistema alimentario mundial. Los agricultores campesinos realizan más investigación científica y cultivan muchas más variedades vegetales que las empresas. Colectivamente, constituyen un depósito de conocimiento e innovación que rivaliza con todas las oficinas de patentes del mundo. Si bien la lucha mundial por la tierra, el alimento y la justicia transcurre en un escenario asimétrico, también es cierto que nuestra opinión del poder corporativo a menudo está distorsionada. Mucho depende de la perspectiva:

Si bien Wal-Mart es el mayor comprador y vendedor de alimentos del planeta, representa tan solo el 3.5% de los 5.1 billones de dólares gastados en la distribución mundial de alimentos en 2007. Se estima que un 85% de los alimentos mundiales sigue produciéndose relativamente cerca de donde se consumen25 –escapando en gran medida del sistema formal del mercado. De los 450 millones de establecimientos agrícolas del mundo, el 85% son predios pequeños de menos de 2 hectáreas.26

Si bien el mercado de semillas patentadas representa más del 80% del suministro de las semillas comerciales, aproximadamente las tres cuartas partes de los agricultores del mundo siguen guardando habitualmente semillas de su cosecha y cultivan variedades mejoradas localmente. Por lo menos 1 400 millones de personas dependen de las semillas guardadas por los agricultores. En 2007, los fitomejoradores institucionales monopolizaron la protección de variedades vegetales de más de 72 mil variedades en todo el mundo (muchas de ellas flores y plantas ornamentales). Pero los agricultores en pequeña escala crearon millones de variedades producto del mejoramiento campesino, en su gran mayoría cultivos alimenticios.27

La mitad de la población mundial vive ahora en ciudades, y los problemas asociados con la pobreza urbana son profundos. Sin embargo, cálculos conservadores estiman que entre el 15 y el 20 por ciento de los alimentos mundiales se producen en áreas urbanas, y 800 millones de residentes urbanos participan en cierta forma de agricultura.28 El sesenta y cuatro por ciento de los residentes de Nairobi cultivan por lo menos algo de sus propios alimentos.29 En Katmandú, el 37% de quienes producen alimentos cultivan todos los vegetales consumidos en sus hogares y el 11% de los productos animales.30 En Hanoi, el 80% de los vegetales frescos, el 50% de carne de puerco, ave y pescado de agua dulce, así como el 40% de huevos, se originan en zonas urbanas.31 En Accra, el 90% de los vegetales frescos de la ciudad se producen dentro de la ciudad.32

Las 10 primeras compañías de medicamentos acaparan el 55% de las ventas mundiales de productos farmacéuticos, pero aproximadamente el 70% de la población mundial depende de medicamentos tradicionales, basados en hierbas, para gran parte del cuidado de su salud.

Para la mayoría de la población mundial, los cultivos mejorados por los agricultores y los medicamentos tradicionales son mucho más accesibles y asequibles. Son diversos, están libres de patentes, están descentralizados y adaptados a miles de condiciones culturales, ambientales, climáticas y geográficas. Las comunidades de campesinos agrícolas son quienes tienen la mano de obra, los recursos, el conocimiento y la resiliencia para sostener prácticas agrícolas agroecológicas –y esa es la gente que será responsable de adaptar la agricultura a condiciones climáticas extremas. Son los verdaderos expertos en las “ciencias de la vida”, y es su ciencia y sus tecnologías las que merecen apoyo y reconocimiento. Tengamos en cuenta que la lucha global por el alimento no ha terminado.

Notas

1 Olivier De Schutter, “Building resilience: a human rights framework for world food and nutrition security,” Informe del Relator Especial sobre el derecho a la alimentación, Asamblea General de las Naciones Unidas, 8 de septiembre de 2008.

2 Stacey Rosen, et al., “Food Security Assessment 2007,” USDA, Economic Research Service, julio de 2008.

3 FAO, “Perspectivas Alimentarias. Análisis del Mercado Mundial,” junio de 2008. http://www.fao.org/docrep/011/ai466s/ai466s00.htm

4 Comunicación personal con Boris Planer y Sarah Herriein, Planet Retail, mayo de 2008.

5 FAO, El estado de los mercados de productos básicos agrícolas 2004, p. 14. Esta estadística no está ajustada a la inflación. En Internet: http://www.fao.org/ docrep/007/y5419s/y5419s00.htm

6 Caroline S. DeWaal, y David W. Plunkett, “Building a Modern Food Safety System: For FDA Regulated Foods,” Center for Science in the Public Interest White Paper, octubre de 2007. En Internet: http://www. cspinet.org/new/pdf/fswhitepaper.pdf

7 Ibidem

8 T. Kelly, et al., “Global burden of obesity in 2005 and projections to 2030,” International Journal of Obesity (2008) 32, 1431–1437; publicado en línea el 8 de julio de 2008.

9 Ibidem

10 Comunicación personal con Tanika Kelly, Universidad de Tulane, 29 de octubre de 2008.

11 Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Etados Unidos, Oficina del Cirujano General. “Overweight & Obesity: At a Glance.” En Internet: http://www. surgeongeneral.gov/topics/obesity/calltoaction/fact_glance.htm

12 Jan Douwe van der Ploeg, The New Peasantries: Struggles for Autonomy and Sustainability in an Era of Empire and Globalization, Earthscan: Londres, 2008.

13 Ibidem

14 Grant Thornton Corporate Finance. Comunicación personal con Brian Basil, 24 de octubre de 2008. Por más información ver Grant Thornton’s “Food Industry Snapshot,” Verano, 2008.

15 Las estadísticas sobre el valor mundial de las fusions y adquisiciones son de Thomson Financial Securities.

16 Ver “Too Much” – una página Web que explora el exceso y la desigualdad en Estados Unidos y el mundo, editado por Tom Pizzigati. http://www.toomuchonline.org/inequality.html

17 Instituto de Estudios Políticos, “Corporate Excess 2008,” http://www.ips-dc.org/reports/#623

18 Nicholas Kristof, “Need a Job? $17,000 an Hour. No Success Required,” New York Times, 17 de setiembre de 2008.

19 Clifford Kraus, “Exxon’s Second-Quarter Earnings Set a Record,” New York Times, 1 de agosto de 2008.

20 Robert Weissman, editor de Multinacional Monitor, “Crime, Punishment and ExxonMobil”. En Internet: http://multinationalmonitor.org/editorsblog/index.php?/archives/90-Crime,-Punishment-and-ExxonMobil.html

21 Ver “Too Much” – una página Web que explora el exceso y la desigualdad en Estados Unidos y el mundo, editado por Tom Pizzigati. http://www.toomuchonline.org/inequality.html

22 Andrew Taylor y Chris Giles, “Rich-poor divide widens, says OECD,” Financial Times, 21 de octubre de 2008.

23 “Nuestro mundo no está en venta” es una red mundial de organizaciones (incluido el Grupo ETC), activistas y movimientos socials comprometidos con la denuncia de los acuerdos de comercio e inversion que defienden los intereses de las empresas más poderosas del mundo a expensas de la gente y el ambiente.

24 Ver la página Web de La Via Campesina, el movimiento campesino internacional: http://viacampesina.org/ Ver también, Jan Douwe van der Ploeg, The New Peasantries: Struggles for Autonomy and Sustainability in an Era of Empire and Globalization, Earthscan: Londres, 2008.

25 Jan Douwe van der Ploeg, The New Peasantries: Struggles for Autonomy and Sustainability in an Era of Empire and Globalization, Earthscan: Londres, 2008.

26 Joachim von Braun, Director General, International Food Policy Research Institute, “High and Rising Food Prices,” presentación ante U.S. A.I.D., Washington, D.C., 11 de abril de 2008. http://www.ifpri.org/presentations/20080411jvbfoodprices.pdf

27 Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV), “Estadísticas sobre la protección de las obtenciones vegetales para el período 2003-2007,” Documento elaborado por la oficina de la UPOV, 19 de octubre de 2008. http://www.upov.int/export/sites/upov/es/documents/c/42/c_42_07.pdf

28 Ver la página Web de RUAF Resource Centres on Urban Agriculture and Food Security: http://www.ruaf.org/node/513

29 William Rees, “Why Urban Agriculture,” Notas para el Foro de Desarrollo del CIID sobre “Cities Feeding People: A Growth Industry, Vancouver”, BC, 20 de mayo de 1997. Publicado por City Farmer, Oficina de agricultura urbana de Canada.

30 Ibidem

31 RUAF Resource Centres on Urban Agricultura and Food Security: http://www.ruaf.org/node/513

32 Ibidem