domingo, 30 de marzo de 2008

GRUPOS MAFIOSOS ORGANIZADOS POR DUHALDE, TOMA Y J.J. ALVAREZ- SANTA FÉ HACIA LA DERECHA -


30-03-2008
Aunque algunos meten púa
Quiere primar la cordura

Ezequiel Meler
En una muestra más de su desprecio por la vida humana, grupos mafiosos armaron, en exacta réplica de los eventos de 2001, una oleada de rumores respecto a la inminencia de saqueos generalizados, que culminaron de hecho en el sitio a un local de la cadena Wall Mart por bandas de desocupados. (DUHALDE, TOMA, J.J.ALVAREZ Y UNA PANDILLA)

La jornada del jueves estaba destinada a ser decisiva en la cadena de eventos que se desató desde el inicio mismo del lock out patronal del campo. En primer lugar, porque se cumplían quince días de la medida. En segundo lugar, porque los hechos ocurridos cuarenta y ocho horas antes, en especial en la Ciudad de Buenos Aires, demostraban a las claras que algunos estaban, para así decirlo, llevando harina para su molino. La naturaleza política del evento había quedado a la vista, para bien o para mal.

El intento de condicionar a un gobierno electo había sido repudiado por sindicalistas, industriales y dirigentes oficialistas de todo el país. Finalmente, porque el peronismo todo –o, casi- se congregó en Parque Norte, y había expectativa por lo que pudiese decir la presidenta de todos los argentinos, designada única oradora del acto.

Tanta expectativa había, que algunos se adelantaron a la cita. El primero, el ex presidente Eduardo Duhalde. Tras una serie de declaraciones inconexas, inconsistentes con su propia acción de gobierno, Duhalde trató de mostrarse como un defensor de los cortes de rutas y del campo en general. Luego de sus declaraciones, como es costumbre, llegó su operación. Coordinados por Miguel Ángel Toma y Juan José Álvarez, dos miembros de su entorno de larga trayectoria en la SIDE, algunos grupos cercanos al duhaldismo residual del conurbano trataron, en la jornada de ayer, de acompañar el boom cacerolero de Recoleta como corresponde. En una muestra más de su desprecio por la vida humana, estos grupos mafiosos armaron, en exacta réplica de los eventos de 2001, una oleada de rumores respecto a la inminencia de saqueos generalizados, que culminaron de hecho en el sitio a un local de la cadena Wall Mart por bandas de desocupados.

Según pasaban las horas, el rumor cobraba fuerza: “la policía no los puede parar”, decían los comerciantes, arma en mano, todavía bajo los efectos de la traumática experiencia de seis años atrás. En Lomas de Zamora, La Matanza y el sur de la Capital, la gente, acicateada por la cobertura mediática de América y Canal Nueve –ambos canales, propiedad del empresario Francisco de Narváez, muy cercano al peronismo disidente y ex candidato a gobernador por el derechista PRO- se preparaba para lo peor. El gobernador Scioli, alertado de esta maniobra, movilizó a todas las fuerzas de seguridad. Lo mismo hizo el Ministerio del Interior. En pocos minutos, había una camioneta de la policía, federal o bonaerense, en casi cada esquina. Y, aunque finalmente nada sucedió, para las seis de la tarde todos los comercios estaban cerrando, con sus dueños, armados, adentro.

Mientras tanto, en la otra punta de la ciudad, Cristina Fernández había comenzado su discurso. Defendiendo su gestión. Defendiendo las instituciones. Convocando al diálogo, pero condicionando su posibilidad al cese de los piquetes. En un tono por momentos didáctico, por momentos emotivo, Cristina señaló que no podía negociar con una pistola en la cabeza. Cuando terminó su exposición, dos de las cuatro entidades agrarias, Sociedad Rural Argentina y CONINAGRO, que habían anunciado horas antes su voluntad de negociar, consideraron positiva la medida, y razonable el pedido. Las otras dos, Federación Agraria Argentina y Confederaciones Rurales Argentinas, convocaron a asambleas en todo el país para decidir el curso a seguir. Por el tono general de sus dirigentes, puede esperarse una tregua de 48 horas que habilite al diálogo.

Hasta aquí, las noticias eran, digamos, relativamente buenas. Después, se podrá discutir el equilibrio entre política de cámaras –hacia la gente- y de antecámaras –esto es, las negociaciones y mediaciones que todos negaban conducir, pero que evidentemente hicieron-.

Pero entonces, sin alterar mucho el resultado, llegó el dato de color –pardo, claro está-. Nuevamente se batieron cacerolas en los barrios más pudientes de la Capital. Los opositores citadinos, esta vez, ya no salían a apoyar a un campo que aceptaba negociar con el gobierno, en aras de aguas más calmas. Salían, más que nada, a rechazar, por enésima ocasión, el veredicto de las urnas. Esta vez, como para que quedara todavía más claro el componente antiperonista, visceral y racista de la movilización, a los coquetos carteles de “Estoy con el campo”, los batidores de una batalla inexistente agregaron otros más explícitos. “Videla volvé”, pude leer en uno de ellos.

Es una pena, pero no sorprende, que el trotskista Partido Obrero (PO), se colgara en medio de esa turba maligna, pidiendo por la reforma agraria, cuando sus colegas de manifestación, poco interesados en la calidad de la compañía, estaban pidiendo en realidad el fin de las retenciones al agro. Para variar, la izquierda tradicional argentina mostró, una vez más y con toda claridad, no sólo su carácter funcional a la oligarquía más reaccionaria, o su nulo compromiso democrático, sino que, en el fondo, no entiende nada.

Volvamos a la dinámica de la (bizarra) protesta urbana. Bastaba escuchar las declaraciones de los “vecinos” autoconvocados para comprender, no sólo que lo que menos les importaba era el campo, sino que se trataba, ni más ni menos, de un rechazo a la política de derechos humanos del gobierno. Carrió, Macri y Pando eran los escasos referentes que mencionaban. Movilizados a la vez como antiperonistas y como defensores de los genocidas, habían mostrado, con una transparencia pocas veces vista, lo poco que vale el discurso “republicano”, la “defensa de las instituciones” o cualquiera de las consignas de las fórmulas políticas que votaron, en la práctica concreta de sus creencias.

En suma, el gobierno parece haber encauzado el camino de la negociación con el sector agropecuario, sorteando –las horas que sigan serán decisivas en este sentido- la neta intencionalidad golpista de sus interlocutores. Pero lo que ha aflorado en estos días de piquetes y cacerolas es muy distinto del paisaje conocido. La polarización política que describí no fue causada por la protesta agropecuaria: al contrario, la protesta misma puede verse como un resultado de la polarización. En su método violento, en los piquetes por tiempo indefinido, en el intento –parcialmente exitoso- de desabastecer a las ciudades, aparecen los signos de un malestar que no explica la economía. Este no ha sido un conflicto más. La derecha ha mostrado como nunca su virulencia, su capacidad de convocatoria, su estado de movilización, etc. Han expresado con claridad imborrable su rechazo a la modernización, su repudio a la política social, al ejercicio de una justicia para todos, a los ideales democráticos. La República, ha quedado en claro, es su refugio discursivo: las instituciones no pueden interesarles menos.

Ahora sabemos, sin lugar a dudas, que vivimos en un país dividido como pocas veces, desbordante de violencia contenida, repleto de odio sectario. Los cambios que sigan serán resultado de la sabiduría del gobierno a la hora de evaluar el terreno, de encontrar aliados, de reconstruir un campo progresista que vaya mucho más allá del peronismo, venciendo los prejuicios, para seguir viviendo en democracia. Para que no nos gane la violencia.

zequimeler@yahoo.com.ar

zequimeler@gmail.com


"La mutación del peronismo hacia una mera cáscara electoral".

H-Verbitsky

LA PROTESTA DEL CAMPO LOGRO "QUEBRAR" AL PJ EN LA PROVINCIA DE SANTA FE

Una disputa con final abierto ya comenzó

Con Reutemann al lado de Binner por el documento pidiendo a Cristina que ceda y retrotraiga las retenciones; Rossi se encamina a encolumnar al PJ santafesino detrás de su figura.

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Reutemann y Rossi juntos. En el campo de Lole en 2005, para una foto para la campaña. Hoy las cosas son diferentes y Rossi lo criticó: "A la primera dificil, ¿se pasa de bando?".
Por Pablo Feldman

La firma que estampó Carlos Reutemann al documento que elaboró la Casa Gris pidiendo la "suspensión de las medidas que provocaron la crisis con el sector agropecuario" desató una serie de especulaciones acerca del futuro del ex piloto de fórmula uno y del PJ en Santa Fe. "Hasta hace tres días el Lole era el candidato a Senador" dijo a Rorsario/12 un dirigente kirchnerista de primera línea. "Eso ya no existe", sostiene Agustín Rossi que se mostró dispuesto a encolumnar al PJ detrás de su figura. Junto a las firmas de Hermes Binner y de Reutemann figuran la de la mayoría de los intendentes y jefes comunales del PJ y de la totalidad de los senadores departamentales. Ningún otro legislador nacional del PJ firmó y algunos dirigentes jugaron a "dos puntas". Una disputa con final abierto que ya comenzó.

Gobierno y oposición

Sin que se haya resuelto todavía el conflicto con las entidades que nuclean a los productores agropecuarios, ya hay derivaciones políticas tan impensadas como la intensidad del conflicto que lleva casi 20 días. Y no sólo en el tablero que enfrenta a gobierno/oposición, sino también en las filas del partido justicialista, donde hasta ahora sólo había subordinación a los deseos de Néstor Kirchner.

Los dos gestos políticos más relevantes a lo largo de la crisis tuvieron epicentro en Santa Fe: Hermes Binner fue el único gobernador en funciones que elaboró y firmó un documento en el que le solicitaba al gobierno no sólo la convocatoria al diálogo sino la "suspensión de las medidas que provocaron esta situación" según reza el documento de 3 puntos que rubricaron la mayoría de los Intendentes y Presidentes de comuna, incluidos los electos por el Frente para la Victoria.

Esto probablemente modifique el vínculo entre la Casa Rosada y la Casa Gris, aún cuando no se esperen "represalias' inmediatas -sería torpe y grosero- sobre todo porque entre otras cosas terminaría de empujar al Gobernador socialista a los brazos de Elisa Carrió a quien le atribuye el gobierno haber propiciado los cacerolazos -junto a Mauricio Macri- después del primer discurso de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Hasta el jueves pasado, Binner era un "opositor amigo", según le dijo a este cronista un dirigente kirchnerista de primera línea. Habrá que ver si ahora le retiran el "amigo" y va a la columna que encabezan Macri y Carrió. Hasta el jueves al menos, y no hay nada que indique lo contrario, Binner se sentía bastante cómodo en su propia columna y más allá de haber protagonizado el gesto institucional más claro en contra del aumento indiscriminado de las retenciones, no estaba contento con el tintineo de las cacerolas. Si bien el Presidente del bloque de diputados nacionales del FPV lo fustigó por haber asumido esa posición, Agustín Rossi le dedicó lo más pesado de su artillería a Carlos Alberto Reutemann a quien acusó de "pasarse de bando ante la primera difícil". La posición de Binner en favor de segmentar y reducir las retenciones no es nueva ni pudo sorprender al gobierno; el ex?intendente rosarino había intercedido -sin ningún éxito- ante el gobierno nacional a los pocos días de haber asumido en la gobernación y Cristina la presidencia. Por entonces nadie pensaba que la situación podía derivar en la crisis que aun mantiene en vilo a los argentinos, y la posición de Binner sobre el asunto no despertó ninguna inquietud en el kirchnerismo.

Astilla, ¿del mismo palo?

Diferente a lo hecho por Binner es la conducta asumida por su antecesor Carlos Reutemann, quien el mes pasado había "cerrado" con Nestor Kirchner su pertenencia al sector en una visita a las oficinas del ex-presidente en Puerto Maderos. Allí el Lole no sólo sostuvo que "hay casi unanimidad para que Kirchner sea el Presidente del PJ" sino que avanzó en su candidatura a la reelección como Senador por Santa Fe, y la de Rossi para la cámara de diputados conformando el "dream team" para enfrentar a los candidatos de Binner.

"Eso ya no existe" dijo tajante un dirigente K que se sumó a las declaraciones de Rossi que lo ubica al ex-piloto de fórmula uno "fuera del FPV". Esto no pareció importarle demasiado al Lole que asumió que "me pueden mandar a Siberia o hacerme la cruz". Reutemann rodeó su definición -de firmar el documento elaborado por el gobierno socialista- con un discurso que reivindicaba su representatividad; "a mi me eligieron en Santa Fe, no en la Casa Rosada " dijo el Lole con una actitud que no siempre tuvo. Para Rossi -y tal vez para el kirchnerismo- lo de Reutemann es imperdonable, no así lo de los jefes comunales que "tienen una situación especial, sobre todo en el interior donde la presencia del sector agropecuario es importante" dijo el diputado que adelantó que "la firma del documento no generó ninguna división en el PJ, salvo lo que hizo Reutemann" insistió el "Chivo"

La indulgencia de Rossi se explica de cara a los comicios del año que viene, en los que probablemente superado este episodio, se pase por alto aún cuando en el "comando K le tomaron la patente" a más de uno como el Intendente de Venado Tuerto a quien dicen haber visto en los cacerolazos, u Omar Perotti que mandó a un funcionario de su gabiente a firmar el documento la Casa Gris, y él viajó a Buenos Aires para estar en el acto de Cristina. El Intendente rafaelino era otro de los nombres que se barajaban para las nóminas de legisladores nacionales, habrá que ver qué efecto surte su ubicuidad que lo llevó también a compartir el seminario de la Fundación Libertad (de mercado) que trajo a Rosario a "próceres" como Roger Noriega, José María Aznar y Vicente Fox, entre otros.

Pero para sustento de los jefes comunales hay que decir que todos los senadores departamentales suscribieron el documento de la Casa Gris, y eso tiene una doble lectura: Por un lado, reportar a sus votantes de cada pueblo de la provincia, y por otra coincidir con su "jefe" político, Reutemann. Es por eso que lo que viene en el PJ de Santa Fe tiene final abierto pero principio cierto: Rossi va a salir a "buscar" a Reutemann y a sus herederos. Lo que no se sabe todavía es si este sector dará batalla, en rigor lo que hay que dilucidar es si Reutemann va a seguir o no en la política. A partir de eso, los otros verán. "Si el Lole no juega qué sentido tiene enfrentar a Kirchner", sostiene razonablemente un reutemista que vuelve a hablar de "alambrar la provincia". No va a pasar mucho tiempo para que esto se defina. Antes, y eso es realmente importante, se tiene que encaminar la solución del conflicto que desarmó un tablero que parecía ordenado, sobre todo en el peronismo. Cerca del Lole sostienen que la vuelta al campo del hombre de Llambí Campbell está vez será definitiva, otros sostienen que esto lo reposiciona otra vez frente al electorado santafesino. Habrá que ver desde qué espacio, porque una cosa es ser el candidato del peronismo y otra es serlo contra. Este último casillero parece bien cubierto por el socialismo, el primero está vacante. El último que lo ocupó protagonizó la primer derrota electoral en un cuarto de siglo y eso que Rafael Bielsa era el candidato del FPV.

"La política santafesina se corrió a la derecha"

Lo dijo el diputado provincial Brignoni, del Frente Progresista que criticó a Binner por su documento de apoyo a la protesta de los chacareros por las retenciones.

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El diputado Marcelo Brignone, aliado de Binner ahora "desencantado" por la posición del gobernador.
Por Juan Carlos Tizzian

Desde Santa Fe

"Lo más preocupante es que el sistema político santafesino se haya corrido hacia posiciones de derecha", dijo ayer a Rosario/12 el diputado Marcelo Brignoni, que llegó al Frente Progresista por el partido del intendente de Morón, Martín Sabatella. La crítica tiene su blanco: La decisión de Hermes Binner de apoyar el lock out del campo con un documento de tres puntos que propuso una mesa de diálogo, pidió la suspensión del último aumento de las retenciones, pero no dijo nada sobre los piquetes y cortes de rutas. El gobernador definió el texto sobre la marcha, el miércoles pasado en la Casa Gris, donde se reunió con más de 150 intendentes, presidentes comunales y legisladores y hasta recibió un llamado de adhesión de Carlos Reutemann. Al día siguiente, logró el aval del Senado de la provincia -con algunos retoques-, en el debut del acuerdo político socialista?reutemista, impensado hace una semana. Pero no pudo repetir en Diputados, donde tropezó con una geografía política más compleja: la oposición del bloque del Frente para la Victoria y la disidencia de Brignoni en la propia bancada del Frente Progresista que ya comenzó a crujir por lo que el legislador definió como un desliz "hacia posiciones de derecha".