sábado, 13 de septiembre de 2008

Seminario para el esclarecimiento histórico de los orígenes y desarrollo de la Deuda Externa Argentina -Entrega 3era. (Parte 1.-)

Seminario para el esclarecimiento histórico de los orígenes y desarrollo de la Deuda Externa Argentina

Facultad de Ciencias Económicas

Universidad Nacional de La Plata

Prof. Alejandro Olmos Gaona

Tercera Entrega

Parte Nro. 1.-

LOS EMPRESTITOS DE SIGLO XX

Los comienzos del siglo, no muestran demasiadas variaciones en el endeudamiento externo que se mantiene en valores con cierto equilibrio, porque se siguen pagando puntualmente y se remesan al exterior las amortizaciones comprometidas. EI gobierno del Dr. Quintana y el posterior de Figueroa Alcorta, si bien no presentan alteraciones significativas, disminuyen los montos, debido a la amortización del capital, que siempre responde a los mismos agentes financieros.

Cuando asume Irigoyen en 1916, va a comenzar a acentuarse la baja de los montos de la deuda hasta llegar al fin de su presidencia a la suma de 535.734.657. Durante su presidencia se cortan abruptamente los fines a que se destinaban los créditos, y si bien no puede hablarse de un cambio económico realmente significativo en este tema, la idea del endeudamiento pasa a ser otra, y el Presidente se propone pedir dinero, para destinarlo a la explotación de las reservas de petróleo de Comodoro Rivadavia, la creación de una marina mercante y la constitución de un Banco Agrario; es decir crear riqueza, y no dedicar el dinero a aventuras especulativas, o a nuevas refinanciaciones destinadas a enriquecer a los capitalistas extranjeros que operaban en el país. Pero el Senado de la Nación, en manos de los opositores bloqueó sistemáticamente todos los proyectos presidenciales y nada se pudo hacer. Pero a pesar de todo se pretendió llevar adelante una política distinta, donde se pondría el acento en el capital nacional. Su gobierno fue una excepción a esa vieja concepción política del sometimiento, y de allí surge una gran empresa, un verdadero emblema del poder de decisión de la República: Yacimientos Petrolíferos Fiscales, que solo tuvo como aporte del gobierno la suma de 8.000.000 de pesos, habiéndose financiado exclusivamente con el petróleo que extraía.

EI General Enrique Mosconi que se hace cargo de la Dirección de la empresa, lleva a cabo una admirable y eficiente administración y sienta las bases de lo que va a ser una de las petroleras más importantes, y simultáneamente empieza una lucha con dos colosos de la explotación de hidrocarburos: la Royal Dutch de capitales ingleses y holandeses, y la Standart Oil de propiedad de Rockefeller.

La prudente política de endeudamiento externo de Irigoyen es alterada por Alvear que en su gobierno aumenta la deuda externa hasta la suma de Pesos 1.111.675.585, aunque existen algunas discrepancias sobre los montos, pues algunos autores señalan que la deuda externa se cuadruplicó, con relación a la presidencia anterior.

Vuelto Irigoyen al poder, y condicionado no solo por la situación económica, sino por las fuerzas políticas que pugnaban a su alrededor, controlando a través de un senado opositor los propósitos del gobierno, no es mucho lo que pudo hacer, pero respecto a la política petrolera, además de continuar con el fortalecimiento de YPF, impulsó un proyecto de ley para nacionalizar la totalidad de las reservas de petróleo, el que aunque aprobado por la Cámara de Diputados, nunca fue resuelto por el Senado, controlado por la oposición conservadora. Ese gran pecado del presidente de defender la política petrolera autónoma del país, seria uno de los factores fundamentales de su derrocamiento.

En 1927-28 la Standart Oil de Nueva Jersey consigue un millón de hectáreas para cateo en la provincia de Salta. No las obtienen directamente sino que a través de ciertos personajes de la tradicional sociedad salteña convertidos en testaferros de la compañía, se apoderan de una enorme extensión, y la transfieren con posterioridad, para que la operación se disimulara y no se corrieran riesgos. Esa verdadera apropiación fue anulada con posterioridad, debido a los graves vicios que presentaba.

Cae Irigoyen en circunstancias que son conocidas de sobra, y el tema del petróleo vuelve a tornar una relevancia inusitada, porque para el capital extranjero resultaba un verdadero despropósito que existiera una empresa que a comienzos del año 1930, era el décimo productor mundial de ese combustible. Además, y según cálculos efectuados por irreprochables técnicos desde 1926 hasta 1934, YPF le ahorró al país la suma de 1.052.000.000 de pesos que hubiera debido girar al exterior si el petróleo hubiera sido explotado por compañías extranjeras. Y así comienza una lucha entre la Royal Dutch-Shell y la Standart para obtener la preeminencia en la explotación de los hidrocarburos, debiendo esta última abandonar el país, debido a la política probritánica, que va a continuar, luego del breve y nefasto gobierno de Uriburu.

En 1932 asume la presidencia de la República el Gral. Agustin P. Justo, con un nuevo proyecto económico distinto al de Irigoyen, y retornando de alguna manera la gran tradición conservadora respecto al capital extranjero. En 1933, y debido a la presiones ejercidas por Gran Bretaña se firma el desgraciadamente célebre Tratado Roca-Runciman, por medio del cual accedimos a todas las pretensiones que se nos impusieron a cambio de que cuando ellos lo considerasen necesario, nos comprarían determinados cupos de las carnes destinadas a la exportación. Como no podía ser de otra manera, por el art. 20 del tratado, se establecía que la suma de las exportaciones se destinaría “al pago del servicio de la deuda publica externa argentina”, pero además, y según señalara Scalabrini Qrtiz, había algunas cláusulas secretas, que nunca se dieron a conocer. Lisandro de la Torre pulverizando las razones de los defensores del Tratado dijo en el Senado: “En estas condiciones no podría decirse que la Argentina se haya convertido en un dominio británico, porque Inglaterra no se torna la libertad de imponer a sus dominios semejante humillación... Inglaterra tiene por esas comunidades de su imperio más respeto que por el gobierno argentino”.

Nunca pudieron encontrarse las pruebas, pero algunos papeles que jamás fueron publicados, y que fueron confiados a mi custodia, confirmarían que tales acuerdos secretos realmente existieron. Uno de esos documentos es una carta confidencial reservada que envía Sir Eugene Millington Drake, Encargado de Negocios de Gran Bretaña en nuestro país al Dr. Carlos Saavedra Lamas, Ministro de Relaciones Exteriores, donde le dice que apure de inmediato en el Congreso la Ley de Coordinación de los Transportes, y que quede bien claro que los intereses británicos deben quedar bien consolidados en esa ley. En otra nota también le pide, o podríamos decir le exige, que en las próximas licitaciones se prefiera a las empresas de capital británico.

En 1935 se creó el Banco Central como un organismo mixto controlado en un 50% nominalmente por el estado nacional, y el otro 50% por bancos extranjeros. La idea teórica era que, al no estar el Banco sometido a la órbita del gobierno, sus decisiones no iban a estar sujetas a Los vaivenes políticos que pudieran ocurrir. Que las decisiones en ese Banco se tomaban en Gran Bretaña, lo da el hecho que un político argentino, el Dr. Manuel Fresco, que fuera gobernador de la provincia de Buenos Aires, se enteró en Londres a través de Mister Follet Holt, directivo de los ferrocarriles ingleses quién iba a ser el gerente, y quiénes ocuparían los cargos directivos, cuando nada se sabia en Buenos Aires. Fresco se asombró, pero eso no podía resultar extraño, porque el banco fue estructurado en Europa, y Sir Otto Niemayer, director del Banco de Inglaterra, viajó a Buenos Aires, para entregar el proyecto y discutir su instrumentación

En 1935, todos los activos del estado y la deuda que manejaba el Banco de la Nación pasaron al nuevo Banco, que aunque en manos extranjeras, comienza a ser el nuevo agente financiero de la República. Cuando se efectúa la transferencia se hace constar, entre otras operaciones que en ese año se ha pagado al gobierno de Gran Bretaña la suma de Pesos 66.682.902 en concepto de intereses de la deuda con ese país, y la suma de Pesos 28.636.363.63 en concepto de cancelación de un préstamo de la Casa Baring.

La política bancaria es otro tema que se encuentra pendiente de una investigación, y en forma especial las operaciones del Banco de la Nación. En una investigación que llevé a cabo por un tema relacionado con la neutralidad en la guerra del Chaco, revisé los libros de actas del Directorio del banco y me llamo la atención que en los años revisados (1932 a 1935), el 80% de los préstamos que daba el banco no iban a los pequeños productores, a los agricultores, al desarrollo de los pueblos de las provincias, donde el Banco tenia una enorme red de sucursales, sino a un amó ejecutarlo, a través de un juicio manejado muy morosamente, donde se liquidaron algunos campos, pero la mayor parte de la deuda quedó impaga.

Otro ejemplo realmente paradigmático del manejo bancario del régimen conservador, es el Ingenio San Martín de Tabacal, de Robustiano Patrón Costas, prominente hombre del régimen, que fue construido con préstamos del Banco de la Nación, aunque las operaciones figuraban a nombre de sus socios. Pero la historia oficial, falseando deliberadamente la verdad, nos muestra otra cosa, y si se consultan las publicaciones del banco, especialmente las dedicadas a la celebración de sus 50 y 75 años puede verse cómo se expone la política crediticia de la institución como destinada a favorecer a los sectores productivos de menores recursos, cuando la realidad es muy otra. Un historiador muy serio como el Dr. Ricardo Ortiz, en su Historia de la Economía Argentina, indica que la mayor parte de los préstamos fueron a la gran industria ganadera, pero nada mas, porque evidentemente no consultó los libros del directorio, y no pudo ver que ese era sólo un aspecto de las operaciones que se hacían. Después de analizar esos tres años me quedé con algunas dudas razonables, porque no podía creer en tanta discrecionalidad, me parecía demasiado. Tratando de indagar sobre otras fuentes vinculadas a ese tema,, me encontré con una obra muy rara, impresa por el Congreso Nacional, que se titula “Investigación sobre el Banco de la Nación”. Al leer ese libro, me di cuenta que me había quedado corto en mis primeras impresiones. Ese trabajo era el resultado de una investigación efectuada por el Dr. Juan B. Justo en el Senado, en 1926, donde hace una radiografía del Banco desde 1901 basta 1926, documentando como había sido la política crediticia. Esa investigación, como la actual de la deuda extrema, no prosperó y fue archivada. Nadie le llevo el apunte en ese año, ni después. Presentó pruebas, pero en esos documentos estaban involucrados ministros, senadores, diputados. Era investigar al régimen, y por supuesto las posibilidades de llegar a alguna conclusión eran inexistentes. Hoy nadie se acuerda de esas conclusiones.

Otro hecho que tiene que ver específicamente con nuestro endeudamiento, demuestra la habilidad de los acreedores, y la canallería de nuestros gobernantes, tiene que ver con la conversión de la deuda pública externa de la Provincia de Buenos Aires. Intervinieron el Dr. Pedro Groppo, como Ministro de Hacienda del Gobernador Díaz, y los banqueros Bemberg. La conversión se hizo sobre cinco empréstitos con vencimiento el ultimo de ellos en el año 1955, donde a través de un procedimiento de refinanciación de la deuda, el estado provincial tuvo un perjuicio de 503.000.000 de pesos, además de haberse pagado a Bemberg, la suma de 12.500.000 dólares en concepto, de gastos, sellados y comisiones. Si bien el Banco de la Provincia de Buenos Aires, era el natural agente financiero del estado provincial, se prefirió a una banca extranjera para realizar las operaciones. Este hecho fue denunciado por José Luis Torres un patriota injustamente olvidado en su obra “Algunas Maneras de Vender la Patria”, aunque nadie se atrevió a desnudar los mecanismos de la operación. Recurrió a legisladores amigos, pero nadie quiso hacerse cargo de efectuar la denuncia, y todo quedó en el olvido. Años después el Instituto de Finanzas Argentinas de la facultad de Ciencias Económicas de la universidad de Buenos Aires, hizo un análisis de la conversión y llego a las mismas cifras que había denunciado Torres. Curiosamente esa conversión y el negociado consiguiente no figura en ninguno de los libros de historia económica en los que se trata el periodo, y lo más significativo es que los detalles de la conversión no figuran en los tres tomos de la Memoria del Ministerio de Hacienda de la Provincia. Estas son cifras concretas, datos objetivos. Saque el lector sus propias conclusiones.

Otra de las modalidades para usufructuar el esfuerzo del ahorro de los argentinos, fueron las operaciones de redescuento que hacia el Banco de la Nación antes de 1935, cuando manejaba la totalidad de las finanzas del estado. EI Banco otorgaba generosos redescuentos, por cifras que iban desde 1.000.000 de pesos en los casos más pequeños hasta sumas que excedían los 40.000.000, a bancos extranjeros que realizaban grandes inversiones, y después refinanciaban sus obligaciones, a través de nuevas operaciones de similar contenido, a tasas menores, a las que prestaban con el dinero del Estado. Esas operaciones tampoco han sido materia de ninguna investigación ni de ningún análisis, y accedimos a muchas de ellas a través de la búsqueda de documentos para otra cuestión histórica.

A través de estos ejemplos se puede ir articulando, que el tema de la Deuda externa y el sometimiento a los centros financieros del poder transnacional no es cosa nueva, sino que viene desde el fondo de nuestra historia. Hay una multiplicidad de antecedentes, donde no solo intervinieron los banqueros, sino fundamentalmente_ nuestra dirigencia política que participó en esas operaciones, las usufructuó y colaboró en lo que lisa y llanamente era una estafa habitual a la Nación..

La deuda externa en la época de Justo siguió creciendo y aunque se hacen pagos rigurosos en cuanto a los intereses y amortizaciones se eleva desde 1932 que era de 942.251.900, a 1.224.027.685 en 1936, sin contar la elevada deuda interna. que excedía los 2.853.160.368 afines de 1937.

Durante este gobierno que señala el comienzo de la llamada ‘década infame’ empiezan a movilizarse las cuantiosas inversiones de los Estados Unidos, y la presión constante de sus diplomáticos, que quieren sumar a la Argentina a su esfera de influencia. Cuando se realiza la Conferencia Panamericana de Montevideo en 1933, la delegación de los Estados Unidos presidida por el Secretario de Estado Cordell Hull, lleva un proyecto para pan- americanizar la legislación y tratar de crear un órgano consultivo liderado por su país, para mediar en los conflictos que puedan plantearse. Como primera medida, se pretende que la Argentina, ratifique cinco pactos internacionales sobre solución de conflictos. Se hacen algunas negociaciones con el canciller Saavedra Lamas, y se llega a un acuerdo, mediante el cual la Argentina apoyará las pretensiones de Estados Unidos, más allá de cierta retórica verbal, donde se enjuician algunas de sus posiciones.

Precisamente en esa conferencia, y debido al estado de insolvencia financiera de los países americanos, el Delegado de México, Dr. Puig Casauranc, presenta un proyecto de moratoria general de las deudas, al que se opone Estados Unidos. Ante el compromiso asumido por Hull de firmar el pacto antibélico de procedencia argentina, nuestro país se opone a la moratoria, sosteniendo la inviabilidad de tal propuesta y la necesidad de honrar las deudas. Las relaciones con Estados Unidos parecen que pueden encaminarse y es así que se convoca a la Conferencia Interamericana de Consolidación de Paz que se realizará en Buenos Aires en diciembre de 1936.

Meses antes de la fecha convenida el Secretario de Estado de estados Unidos, Cordell Hull, envía al Embajador argentino en Washington, Felipe Espil, una carta confidencial reservada, acompañándole el proyecto, de lo que años después seria el Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca. La idea trasmitida por Espil al canciller Saavedra Lamas, era que la Argentina lo presentara como suyo en la Conferencia, y Estados Unidos lo apoyaría. Como el ministro no comulgaba con los propósitos norteamericanos, sino que entendía que los países de Europa eran nuestros aliados naturales, no respondió la nota, y esperó basta que se realizara la Conferencia.

Roosevelt, llegó el 6 de diciembre a Buenos Aires, en el acorazado Indianápolis, y después de los homenajes de rigor dejó el país, quedándose la delegación norteamericana encabezada por el secretario Hull. Allí Saavedra Lamas se opuso a todas las pretensiones de hegemonía norteamericana, y esto sorprendió a Hull, que no esperaba esa reacción. La zancadilla sufrida por el estadounidense, lo hizo volver a su país, con su proyecto frustrado, y con una furia descomunal, contra el gobierno argentino. En sus memorias publicadas años después, Hull sostiene que la Argentina era intratable, un país intolerable, y que a los argentinos no había manera de encauzarlos en lo que era el proyecto político de Estados Unidos. En 1938, la Argentina se vuelve a oponer a los proyectos norteamericanos en la Conferencia de Lima. La influencia británica era considerable, y después del alejamiento de la Standard Oil, Gran Bretaña utilizó gran cantidad de recursos para no perder una influencia que era cada vez más declinante.

Cuando se produce la segunda guerra mundial, Estados Unidos necesitaba que nuestro país abandonara su posición neutral. Políticamente era importante que la Argentina asumiera una conducta frontal de enfrentamiento a las potencias del eje. Ese era el aspecto visible formal, pero la realidad era la instalación de bases militares en el Atlántico y en el Río de la Plata, que conservarían después de la contienda, y les servirían como avanzada militar en esta parte del continente a la que nunca habían tenido acceso. En junio de 1940, el Embajador de Los Estados Unidos, presenta una nota confidencial a la cancillería, preguntando cuál seria la actitud del gobierno argentino en el caso de una agresión de Alemania a su país, y si se podía contar con colaboración militar. La respuesta no es demasiado clara, pero se preserva la tradicional política argentina de neutralidad en un conflicto en el que no teníamos parte y tampoco podía afectarnos, y ello no porque hubiera una posición pro nazi, sino porque era una vieja postura diplomática que había tenido su más definido expositor al presidente Yrigoyen. Unos meses después llegan dos militares estadounidenses, en una misión confidencial a los fines de conversar con militares argentinos sobre la posibilidad que fuera planteada anteriormente. Traían un dossier donde hablaban dé una supuesta agresión alemana a la República Oriental de Uruguay, y eso significaba ponerse a las puertas de una agresión a la Argentina. Querían saber cual seria la reacción en ese caso, y si se podía contar con colaboración militar, y contribuir al establecimiento de bases para operaciones. El Gral. Márquez, Ministro de Guerra, dio una opinión favorable al pedido, pero el Almirante León Scasso, que era el Ministro de Marina, envió un informe al canciller José María Cantilo, oponiéndose completamente al establecimiento de las bases pedidas, y en un análisis admirable, hace una verdadera radiografía de la política norteamericana, de su actitud imperialista, de sus proyectos reales, y se refiere a cómo a través del tiempo se ha apoderado de una gran cantidad de países americanos. Indica que la instalación de Las bases militares supone que nunca las abandone, convirtiéndose en un innegable centro de poder en nuestro espacio marítimo, y que el supuesto ataque al Uruguay es una pretexto, porque La realidad demuestra que si ese país fuera atacado, la Argentina no va a necesitar que le digan lo que tiene que hacer, puesto que reaccionaria en su ayuda por un elemental principio de solidaridad americana.

Para los Estados Unidos La posición argentina es cada vez más intolerable, y a medida que la guerra Europea y la intervención norteamericana se hace más presente, las presiones sobre el gobierno son cada vez mayores. Circulan las imputaciones de nazismo contra el gobierno de Castillo, y especialmente contra los militares que sostienen enfáticamente la posición de neutralidad.

El avance norteamericano, no sólo es político sino económico, y a través de una especie de pacto tácito con Gran Bretaña, con quienes están aliados en la guerra, se reparten diversas áreas del comercio y de las finanzas, aún cuando estas siguen mayoritariamente en manos europeas.

La deuda externa no cede, y a pesar de los pagos efectuados al exterior, se mantiene casi a niveles constantes desde 1938 que es 1.003.696.072 de pesos basta el año 1942 donde el monto es de 1.012.735.966 de pesos, siempre de acuerdo a las cifras oficiales, que como hemos visto anteriormente a veces no reflejan estrictamente la realidad.

Mientras las clases obreras registran enormes niveles de exclusión social, y la pobreza se acentúa con caracteres cada vez más dramáticos, que llevan a un deterioro físico de la población, que se encuentra subalimentada; la corrupción política y administrativa, las especulaciones fraudulentas de la clase política, y una falta de rumbo definido a cuanto a tener un verdadero proyecto nacional, el ejército conspira para acabar con ese estado de cosas. Además de enfrentar las prácticas corruptas de los dirigentes, tiene en su propio seno la comprobación del estado miserable del pueblo, al ver los problemas físicos que presentan las clases que se incorporan año tras año.

Se produce la revolución del 4 de junio de 1943, donde empieza a sobresalir la figura de Perón a través de su actuación en la Secretaria de Trabajo y Previsión, donde se ocupa de atender los reclamos de los más carenciados. Luego asume la Presidencia de la República, y traza un nuevo proyecto económico mediante el cual se impulsaran grandes transformaciones: la nacionalización del Banco Central, de los ferrocarriles, de las empresas de gas y teléfonos, son instrumentos de una nueva política que va a poner en manos del país el manejo de los resortes fundamentales de su economía. Todo este proceso, producirá escozor en los Estados Unidos, que ya han sustituido a Inglaterra en la influencia continental.

La Argentina no se adhiere al Fondo Monetario Internacional, creado en Breton Woods en 1944, y se aparta de cualquier organismo multilateral de crédito para observar una política independiente. La desclasificación de importantes documentos de los archivos norteamericanos, ha demostrado sin lugar a dudas, como se bloqueó económicamente a la Argentina desde 1945 basta 1952 por lo menos, utilizándose todos los recursos disponibles para tal propósito.

En 1946 la deuda de Estado Unidos e Inglaterra con la Argentina era de 2.000 y 3.500 millones de dólares respectivamente. Esa suma a valores de hoy exceden los 50.000 millones. Ambos países se negaron a pagar no sólo los créditos sino los intereses respectivos A través de trabajosas negociaciones se consiguió que nuestro país pudiera comprar en Estados Unidos, haciendo uso de las libras bloqueadas en Gran Bretaña. Aprovechando tal situación, se produjeron importantes importaciones en esa nueva política de reactivación. Cuando se pretendió hacer uso de las libras, Gran Bretaña decretó la inconvertibilidad de su moneda, y entonces la Argentina se convirtió en deudor de Estado Unidos, al no poder hacer uso del dinero bloqueado. Perón celebró nuevos arreglos, poniendo a disposición el gobierno norteamericano parte de las divisas existentes y se pudieron cancelar las obligaciones. Pero hay más sobre la habilidad de nuestros prestamistas; como en la década del treinta, los pagos por las importaciones, eran depositados en una cuenta que nuestro país tenia en el Banco de Inglaterra, y se convertían en oro cuando nuestro país necesitaba hacer uso de ellas, esas libras que quedaban en Gran Bretaña eran nominalmente nuestras. Ello dio lugar a la emisión de unos bonos de congelación para evitar la emisión de moneda. Dichos bonos que emitía el gobierno devengaban un interés que la Argentina debía pagar. Debido a ello Miguel Miranda, Ministro de Hacienda durante la primera presidencia de Perón dijo en una reunión del Consejo Económico y Social: “Sobre el dinero bloqueado el país no cobraba un solo centavo de interés, pero para disimular su emisión se emitían bonos de congelación y se pagaba interés. Yo he sacado como consecuencia que los ingleses con gran habilidad, nos cobraban interés por el dinero que nos debían”

Durante el gobierno peronista, por primera vez en la historia, la deuda externa desaparece de los registros porque es cancelada en su totalidad. En 1945 las obligaciones con el exterior importaban la suma de 519.910.262 de pesos, en 1946 baja a 114.196.498, en 1950 es de apenas 41.086.681, y en 1952 es totalmente pagada, no existiendo ninguna obligación basta la caída del régimen en 1955.

Sin lugar a dudas que la investigación sobre la época de Perón todavía está en los umbrales, y lo que se conoce son enfoques muy parcializados, que van desde encendidos ditirambos y apologías carentes de todo rigor critico, basta versiones que sólo enfatizan los aspectos negativos del peronismo y no han penetrado un el fenómeno histórico que representó en esos años. Hubo muchas dificultades, presiones de todo tipo para entorpecer la marcha del gobierno. Importaciones esenciales para el desarrollo industrial fueron cortadas de raíz, no hubo la menor posibilidad de contar con algunos insumos básicos que se necesitaban. Hubo que hacer algunas concesiones y la de la Chade es una de ellas. La Chade era un consorcio internacional que manejaba la electricidad. Tenia un contrato con fecha determinada de vencimiento, operada la cual todos los bienes de la compañía pasaban a poder del estado. El Contrato fue prorrogado por 50 años más por el Consejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, después de haber coimeado a los concejales radicales y conservadores, quienes sin ningún escrúpulo se complicaron en la maniobra. Cuando se produjo la revolución del 43, se creo una comisión investigadora que presidió el Coronel Matías Rodríguez Conde. A través de esa pesquisa se individualizaron todos los personajes que intervinieron en el negociado, no sólo los representantes políticos, sino los abogados, economistas, contadores y consultores, además de otros funcionarios que se complicaron en el fraude. Se encontraron desde las cuentas corrientes basta las cajas de seguridad en los bancos, y los bienes que compraron con el dinero espúreo. Esa investigación, que se convirtió en una radiografía del régimen fue archivada por Perón, sin que se tuviera noticias públicas de ella hasta que fue reimpresa por la Editorial Universitaria de Buenos Aires en 1972. Este es un tema que debería profundizarse y que presenta aspectos no muy claros. Hay algo que es evidente y es la fuerte presión del capital extranjero que se había apoderado de los resortes fundamentales de la economía. Uno de los directivos de la Chade, el Ingeniero René Brossens era amigo de Perón, y cuando estaba preso en Martín García, le envió a Eva una carta donde le dice que ante cualquier dificultad recurra a él que “es un buen amigo” La carta fue publicada por Felix Luna en “El 45”. Cuando este autor entrevistó a Perón en Madrid, le preguntó por el tema y según cuenta, Perón le respondió que efectivamente Brossens era su amigo, y que no era culpable, porque los que se dejaron coimear fueron los políticos que intervinieron, y que la Chade no tuvo otra alternativa, para continuar con la prestación del servicio eléctrico.

Explicación muy simplista por no decir insostenible, pero que da cuenta de la presión que ejercían estos holding. Cabe aquí una digresión. La Chade era simplemente una subsidiaria de Sofina, consorcio internacional en el que había representantes de la banca judía, la banca española, el gran consejo Fascista, banqueros alemanes, es decir una increíble mixtura de capitales quienes carecían de cualquier prejuicio ideológico a la hora de hacer negocios.

En esa suerte de bloqueo efectuado por Estados Unidos, uno de cuyos inspiradores fue el Embajador Spruille Braden, las consecuencias fueron muy serias para nuestra economía, pero la voluntad política de los que estaban al frente del gobierno, pudo más que las presiones recibidas y a pesar de todo se empezó un proceso de industrialización creciente, mientras el estado soberano tenia por primera vez en décadas poder de decisión autónomo

En el año 1952, el bajo crecimiento de la economía, sumado a problemas en el sector agrícola y a cuestiones estructurales que todavía no se habían podido superar, llevó a Perón a tomar una serie de medidas y a vislumbrar la posibilidad de recurrir a los Estados Unidos para que colaborara en la reactivación del país. Llegó al país en esa época Milton Eisenhower, hermano del presidente norteamericano, con el que se realizaron conversaciones para analizar diversos proyectos de inversión.

Es un esos años, cuando deben acentuarse las importaciones de petróleo, porque el que extraía YPF, no resultaba suficiente para abastecer las necesidades del mercado interno. En 1954, se realizan conversaciones con representantes de la Estándar Oil de California para efectuar inversiones en Comodoro Rivadavia. El Ministro de Industrias, Dr. Orlando Santos, firmó una carta intención con la compañía petrolífera estableciéndose un área de explotación de poco mas de 45.000 kilómetros cuadrados, donde se construirían aeropuertos, caminos, verdaderas ciudades, y toda la infraestructura necesaria para llevar adelante una obra de tal magnitud. El contrato fue arduamente discutido en su momento, porque se sostenía que era volver a la vieja política de sometimiento, y resultó célebre la conferencia que pronunció el Dr. Adolfo Silenzi de Stagni, Profesor titular de Derecho Agrario y Minero en la facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde impugnó las cláusulas del contrato, sosteniendo que era un verdadero escándalo que llevaba a la enajenación de nuestro petróleo. Su clase fue mimeografiada y distribuida clandestinamente, y se formaron ciertos movimientos de opinión respecto al tema, mientras la Argentina vivía momentos extremadamente difíciles por los enfrentamientos políticos entre el gobierno y una oposición que crecía cada día más.

Seria una ingenuidad suponer que Perón iba a tirar por la borda toda una política sostenida hasta ese momento. Efectivamente el proyecto era algo muy serio, pero lo que no se dice es que fue enviado al Congreso para que se realizara una discusión amplia, y tal debate la diera un arma para modificar algunos términos del contrato. Se precisaba de una inversión importante, y ésta era una gran oportunidad. No puede desconocerse, que el Congreso era incondicional a las decisiones y a los proyectos del presidente. Si hubiera querido que se aprobara tal cual había sido redactado, hubiera ordenado que se votara sin discusión, y no se hizo así.

Se produce la revolución de 1955, y las nuevas autoridades le encargan al Dr. Raúl Prebisch, celebrado economista, que redactara un informe sobre la situación argentina. Las conclusiones de éste fueron dramáticas, pero producto no sólo del desconocimiento de lo que realmente ocurría sino de una imposición de las autoridades revolucionarias para justificar buena parte del proceso en el que se habían involucrado. Al poco tiempo de conocerse dicho informe Arturo Jauretche, en páginas luminosas, desnudó una a una las falencias del informe y puso en descubierto su inconsistencia. Pero ya la situación era irreversible, y las influencias extranjeras volvían a hacerse presente en la Argentina. Así se decide la incorporación del país al Fondo Monetario Internacional, y los convenios bilaterales que se habían firmado, se empiezan a renegociar con los países que se nuclean en torno al llamado Club de París.

En el gobierno revolucionario aparece por primera vez un personaje destinado a ser un símbolo de los mercados y de su proyecto de país: el Ingeniero Alvaro Alsogaray, que fue Ministro de Industria durante la presidencia de Aramburu, y que luego implementaría un plan económico durante la presidencia de Frondizi, siendo Embajador en los Estados Unidos durante la presidencia de Ongania. La mejor descripción de la persona de Alsogaray que conozco la hizo Aramburu en unas confidencias publicadas hace algunos años. En ella cuenta cómo debió echar al célebre ingeniero, su forma particular de ver la cosa pública y hacer negocios en función del poder ministerial del que gozaba.. El proyecto de país que Alsogaray proponía era achicar al estado, y aumentar el poder privado, para que controlara todos los resortes de la economía.

Con la presidencia de Frondizi se empieza la explotación intensiva de los recursos petroleros, a través de contratos que en su momento fueron impugnados y declarados nulos, por los graves vicios de procedimiento. En ese momento el endeudamiento externo no era demasiado significativo y su crecimiento obedecía en general a las reales necesidades de financiamiento. En 1961 la deuda era de 11.606.139.000 de pesos moneda nacional y al finalizar la década había crecido ocho veces, llegando a los 80.000.000.000. Si bien no podemos decir que nuestra política era independiente de las decisiones de los centros de poder, todavía estábamos muy lejos de lo que vendría después.